Por Luis Américo Illuminati.-
Matías Rolfi tenía 27 años y su familia denuncia que fue víctima de acoso por parte de compañeros en la Facultad de Medicina. Su trágica muerte expuso una problemática silenciosa: la falta de contención, el bullying y la indiferencia ante los problemas de salud mental. Matías, que había sido diagnosticado con autismo, compartía con su hermana Rocío la carrera de Nutrición y ambos deseaban recibirse y poder trabajar juntos. Ahora, el sueño se convirtió en una pesadilla para la joven, que en las últimas horas compartió su dolor en las redes. Escribió Rocío estas palabras en su cuenta de Instagram: “El mundo todavía está muy roto como para poder proteger a personas como vos, y aunque hice de todo para poder protegerte yo, no fue suficiente. Perdón por estar todo el tiempo, en todos lados, tratando de salvar a todo el mundo, cuando en el único lugar y para la única persona para la que yo debí estar aún más presente, eras vos. Papá te recibe en el cielo“ (TN, 05/11/2025).
Así es de perversa la raza humana, sobre todo los estudiantes de la Facultad de Medicina de Buenos Aires. ¿Qué clase de seres humanos son estos estudiantes que van a ser médicos? Me hacen acordar a los rugbiers que asesinaron al chico Fernando Báez Sosa, si bien no le tocaron un pelo, pero la burla permanente hiere y mata igual que una puñalada o una patada. A nadie le preocupa lo suficiente -ni le duele ni le angustia como los familiares de las víctimas- como se expande exponencialmente el bullying, síntoma grave de que nuestra sociedad está en plena descomposición. Hace poco me decía un amigo jubilado de la justicia. A lo largo de 37 años de labor judicial he visto tanta maldad que hay veces que uno se avergüenza de pertenecer a la raza humana, y piensa que en el reino animal el hombre es la especie más peligrosa de la Tierra. Como contraargumento de esta alarmante acusación -quizá como un tranquilizante general de conciencias- se objetará que no todos los jóvenes son perversos, que éstos constituyen una «minoría», por lo que no se puede generalizar, a lo que cabría contestar: ¿Se acuerdan -sobre todo los positivistas, teilhardistas y tercermundistas de antaño- de aquella juventud -un puñado de chicos algunos esnobistas, otros trasnochados, y otros, los más osados y atrevidos, unos peligrosos psicópatas como Firmenich, alias, el «Comandante Pepe» -un apellido que siempre será asociado al odio y al terror- quien junto a sus compañeros de ruta, en nombre de no se sabe qué libertad y cuál justicia», secuestraron, mataron y pusieron bombas. Y que después de tanta efusión de sangre para justificarse al retornar la democracia que ellos mismos quisieron destruir dijeron que habían sido unos «jóvenes idealistas». Pero la culpa no fue enteramente de ellos. Pues nadie, ni sus padres, ni sus preceptores o maestros prestaron atención a sus planteos revolucionarios ni le pusieron freno a tiempo a sus tropelías. Sus mentores y guías escolares eran falsos pastores por cuya influencia impugnaron todo orden y toda jerarquía. Su ideal y objetivo fue una causa equivocada. El crimen. Esta comparación parece inapropiada, pero a poco que se medite, la analogía es pertinente. En los ’70 la plaga letal fue la guerrilla urbana, el objetivo era imponer una ideología foránea (el comunismo); hoy día si bien no hay guerrilla hay mafias, el crimen organizado operando a su anchas. El objetivo: inundar la Argentina de droga. Más allá del conocido refrán del arbolito torcido, sucede lo mismo que con la manzana podrida, si no se la separa, pudre todo el cajón. Después es tarde, el arbolito se sale de sus raíces y se convierte en un gólem imparable, como el de la leyenda judía, un coloso desalmado al servicio no de una buena causa (defender la ciudad de los que pretendieran destruirla), sino al servicio del mal, destruir su propia patria, desangrarla, ahogarla en un mar de sangre. Veamos sino en la actual realidad el demencial accionar de patoteros, patovicas, motochorros y barrabravas. Todos los días nos enteramos de crímenes de ancianos por parte de bandas que son una plaga mortal. Y estos especímenes malignos, una suerte de seres frankensteinianos, que parecen salidos de un cuento de terror, como la «Banda del Millón» o los narcos que mataron -triple crimen- cruelmente a tres mujeres jóvenes en Florencio Varela, nos hace temer que si la sociedad no cambia de actitud y no hace una metanoia general (arrepentimiento), irremediablemente, la incuria, la irresponsabilidad, la locura, los malos ejemplos de la casta o clase política, la desidia y la apatía en defender individual y colectivamente a los más débiles, harán que marchemos hacia la implosión del edificio, desde loa cimientos hasta los últimos pisos. Los pocos vestigios de cordura que quedan desaparecerán y en su lugar, como dijo un viejo escritor ruso sobre el porvenir de su patria -cinco años antes- una visión o profecía cumplida de la sangrienta Revolución de Otubre de 1917. «Si no cambiamos de verdad, reinará la perversión y la locura, tal como la emperatriz fenicia Jezabel que impuso a Israel la adoración de ídolos con cara de puercos y reptiles, como parte de un castigo celestial a un pueblo renuente con los mandatos de Dios». Ningún pueblo está exento de la ira de Dios. ¿Y quién dijo que a la Argentina no le puede suceder lo mismo que le sucedió al pueblo de Israel, cuyos habitantes sufrieron cautiverio cuarenta años en tierra extraña (Babilonia) y luego la pérdida de su territorio por más de dos mil años luego de la destrucción de Jerusalén por los romanos?
Como contrapartida, el bullying trae sus efectos deletéreos que pueden aumentar si no se toman medidas más drásticas. El bullying debe ser tipificado como delito grave y sancionar con sanciones severas a los menores que sean autores (expulsión del colegio y prisión domiciliaria). Porque algunas víctimas se suicidan como el caso de Matías (las estadísticas generalmente no consignan las causas reales de los suicidios de los jóvenes), pero lo preocupante son los casos en los cuales, cansadas las víctimas de soportar burlas, toman la decisión de vengarse de sus compañeros y van con un arma al colegio. Estos episodios se han dado mayormente en EE UU y también en la Argentina, uno ocurrió en Mendoza, la víctima una adolescente de 14 años y otro caso más reciente ocurrido en Caballito, donde un adolescente de 16 años estaba preparando un plan criminal, a tenor de lo que había publicado en las redes, según le advirtió el FBI a la Policía Federal Argentina.
Todos somos uno si un solo ser humano (niño o adolescente) sufre bullying. Y si nadie hace nada, y las autoridades sólo toman medidas burocráticas en lugar de tomar el toro por las astas, estamos irremediablemente perdidos como sociedad. Como hizo la Facultad de Medicina de la UBA en relación a la muerte de Matías. Decretar duelo y declarar: «Extendemos nuestras más sinceras condolencias a los familiares, amigos y compañeros de estudio en este momento de profundo dolor».
07/11/2025 a las 2:11 AM
Jajajajaj dejá de buscar excusas para escribir idioteces, y al menos fungí de nuncio para enviarle mi soneto a la basura de Esclavonia! jajajajajaj
07/11/2025 a las 2:17 AM
Tus logros de hoy en día, tus ‘hazañas’,
son los meros almuerzos y las cenas
en que, cual las hambrientas alimañas,
no sólo el vientre de comida llenas,
sino que así el clamor también refrenas
de un pasado que grita en tus entrañas,
buscando el desahogo de las penas
que sufrías, carente de esas mañas
que hoy esgrimes con lengua viperina
embozada en tu hocico de cordero,
desfilando oriflamas de decencia…
mientras colmillo pule y garra afina
adentro, en tu meollo verdadero
de lobuna avidez, tu vil esencia.