Por Sebastián Dumont.-

Poco a poco baja la espuma de las elecciones pasadas, pero crecen las especulaciones en torno a cómo manejará cada sector político lo que arrojaron las urnas. Una vez más, la provincia de Buenos Aires aparece en el centro de la escena y la ola amarilla amenaza con extenderse en el 2019 sobre los terrenos que aún le faltan conquistar. Esto es distritos grandes y muy populosos del conurbano, donde en todos ellos mejoró los números entre agosto y octubre. Las proyecciones ya hablan de posibles triunfos en Hurlingham, Escobar, y Avellaneda entre otros. Pero el peronismo no será un hueso difícil de roer, aunque depende de cómo se reorganice, podrá ser más o menos funcional al gobierno de Mauricio Macri. Por ahora, con los gobernadores por un lado y los intendentes por el otro, el peronismo debe sentarse en una mesa redonda donde nadie ha quedado con la autoridad suficiente para conducir el proceso que viene e incluso convertirse en único interlocutor con el gobierno nacional y provincial.

A medida que pasan las elecciones, el conurbano retrocede como centro neurálgico de exclusiva potestad para el peronismo. Cuando la Alianza ganó en 1999, varios municipios quedaron en manos de radicales o del Frepaso, pero la mayoría de los grandes, siguieron en manos del PJ. El otro gran recambio fue en 2015, y ahora se presume que, de no haber grandes modificaciones en el tablero político, el 2019 podría volver a acentuar la ola amarrilla sobre aquellos sitios donde peronismo y elecciones son sinónimos. Y ello puede estar sustentado en la dificultad para lograr la unidad y del papel que vaya a desarrollar Cristina Kirchner.

Está claro que, por sus declaraciones, la electa senadora por Buenos Aires no está dispuesta a retirarse. Lo dijo el domingo a la noche cuando habló de la continuidad de Unidad Ciudadana. La reacción más rápida llegó de los gobernadores justicialista que, en la voz de Juan Manzur y de Sergio Uñac, hablaron de ciclo concluido para la ex presidente. ¿Será? La mirada más objetiva la aportó Eduardo Duhalde quién sostuvo la idea que al gobierno no le conviene CFK presa ya que su permanencia en la escena lo favorecerá en 2019.

La división que se avecina se observa con mayor claridad en la provincia de Buenos Aires. A ese territorio envió Juan Manzur la cuestión Cristina y el PJ. “Es una cuestión que tendrán que resolver en la provincia de Buenos Aires”, dijo antes de participar de la reunión en el Consejo Federal de Inversiones.

Esa resolución comenzó a tejerse, tímidamente, el jueves por la tarde con el encuentro del PJ bonaerense donde Fernando Espinoza retomó el control tras su licencia y se confirmó que habrá elecciones el 17 de diciembre. Las posturas de los intendentes fueron adelantadas hace mucho tiempo por este medio. Por un lado, los jefes comunales renovadores encabezados por Gustavo Menéndez y Martín Insaurralde que tuvieron su primer apresto cuando el merlense organizó el homenaje a Antonio Cafiero y juntó a varios sectores. Incluidos los K. Como otra señal, horas después de la reunión en la calle Matheu, Menéndez volvió a mostrar una foto interesante con sus pares donde además sumó a Juan Zabaleta (Hurlingham) y Gabriel Katopodis (San Martín). Ambos fueron parte del dispositivo de Randazzo, al menos hasta las PASO. Tanto Randazzo como Massa son invitados a volver. La pregunta es quién se anima a correr a Cristina. Es poseedora de 3 millones de votos. Nada más y nada menos. Y hasta tiene ganas de tallar en la pelea del PJ sin estar ella. Por eso apoyaría la continuidad de Espinoza y tirarían a la cancha nombres como Walter Festa y Carlos Castagneto, muy cercano siempre a Alicia Kirchner. Hay algo seguro, la unidad no será tarea sencilla.

Y ante esa cuasi certeza, muchos peronistas ya piensan que el 2019 tendrán que buscar un objetivo mucho más humilde: construir un espacio que logre sacar más votos que CFK y correrla definitivamente. ¿Quién se pondrá al frente de ello? Nombres puede haber muchos. Y suenan algunos como José Manuel De La Sota, Sergio Massa, Florencio Randazzo y hasta Miguel Pichetto. Se repite en las mesas la idea de tener el Massacesi peronista. La línea Río Negro no parece ser causal.

Share