Por Mario Meneghini.-
Este es un tema que pocas veces se trata. San Martín, pese a tantos libros nefastos que se han publicado en los últimos años, conserva una imagen indiscutida para la mayoría de los argentinos. No ocurre lo mismo con Rosas, que presenta una imagen polémica; no puede desconocerse que los primeros historiadores pertenecieron al sector político que se enfrentó con él.
Por eso, para tratar de ser objetivos es necesario arriesgarse a una exposición árida, analizando la cuestión en base a hechos y documentos concretos.
Los antecedentes que hoy se conocen, demuestran que hubo una relación de admiración mutua entre estos próceres, de los cuales es posible advertir una suerte de vidas paralelas. San Martín, llevando la libertad a tres pueblos. Rosas, consolidando la obra del Libertador. Resulta explicable que los dos hayan experimentado esa atracción recíproca, que suele existir entre aquellos dirigentes de empresas semejantes.
En varios de los mensajes a la Legislatura de Buenos Aires, para informar sobre la marcha del gobierno, que Rosas dirigía anualmente pese a tener Facultades Extraordinarias, menciona elogiosamente a San Martín.
Cuando muere el Libertador, la Gaceta de Buenos Aires, por orden de Rosas, publica durante diez días una biografía muy bien escrita del Padre de la Patria. La firma “un argentino”, pero se sabe que el autor era el joven Bernardo de Irigoyen, que trabajaba para el Gobernador.
La misma disposición favorable, encontramos en San Martín respecto a Rosas, siendo de destacar el mayor gesto de aprecio y admiración consistentes en legarle su sable, en el párrafo tercero de su testamento ológrafo, firmado el 23-1-1844 y depositado -como era costumbre de la época- en la Legación Argentina en París:
“El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina, don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República, contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.
Esta decisión ha sido motivo de comentarios y de dudas. Una interpretación, que ha sido compartida por muchos, la hace uno de los biógrafos más conocidos de San Martín, don Ricardo Rojas, que, en artículos periodísticos en 1950, expresó que San Martín le hizo el legado a Rosas únicamente por su política exterior. Resultaría, entonces, que Rosas fue un patriota cuando defendió a su país de la agresión externa, pero fue un tirano cuando combatió a los unitarios, que promovieron y cooperaron con esa misma agresión.
Resulta, sin embargo, que el mismo prócer, en carta que le escribe a Rosas, el 10 de junio de 1839, le dice:
“…porque lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”.
Como se advierte, no es posible separar los dos aspectos de la política, porque son partes de una misma gestión pública. Lo que ocurre, es que se insiste en presentar a San Martín, sin debilidades ni pasiones, como a un Santo de la Espada, al que no se puede involucrar en definiciones políticas. Esto es imposible en los dirigentes que quieren a su patria y, si bien es cierto, que el Libertador no quiso participar en las luchas fratricidas, nunca ocultó su opinión y la manifestó con franqueza.
Surge de la lectura de las siete cartas personales que le escribió a Rosas, en doce años de intercambio epistolar recíproco, así como en la correspondencia a Guido y a otras personas, que San Martín nunca permaneció neutral ni indiferente ante las situaciones que vivía el país.
San Martín sostuvo que, para cortar de raíz los males argentinos, era necesaria una mano fuerte, para establecer el orden. Y en la última carta a Rosas, del 6-5-1850, tres meses antes de su muerte, le expresa:
“…como argentino me llena de un verdadero orgullo al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor restablecido en nuestra querida Patria; y todos estos progresos efectuados en circunstancias tan difíciles en que pocos Estados se habrán hallado. Por tantos bienes realizados yo felicito a Ud. sinceramente como igualmente a toda la Confederación Argentina. Que goce Ud. de salud completa y al terminar su vida pública sea colmado del justo reconocimiento del pueblo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. éste su apasionado amigo y compatriota que besa su mano.”
Se puede advertir que, de los cuatro logros alcanzados por Rosas, según San Martín, los tres primeros: prosperidad – paz interior y orden, son inherentes a la política interna; y el cuarto: honor nacional, sería un logro de la política externa.
Además, San Martín hace abstracción de esa dicotomía, aplaudiendo la gestión global del Restaurador.
Aunque resulte curioso, San Martín y Rosas nunca se conocieron personalmente; y la relación a distancia, se inicia con motivo de la intervención armada que el reino de Francia inicia en el Río de la Plata, en 1838, cuando el Libertador llevaba ya quince años en el exterior.
Fue en ese momento que San Martín se dirige al gobernador de Buenos Aires, a cargo de las relaciones exteriores de la Confederación, dando comienzo a la relación entre ambos. La carta está fechada en Gran Bourg, el 3-8-1838, y en ella se expresa:
“…ignoro los resultados de esta medida; sin son los de la guerra, yo sé lo que mi deber me impone como americano…esperar…sus órdenes si me cree de alguna utilidad…inmediatamente de haberlas recibido, me pondré en marcha para servir a mi Patria en la guerra contra Francia en cualquier clase que se me destine.”
Desde su retiro, en 1823, fue ésta la primera y única vez que San Martín ofreció regresar al país y tomar las armas. Es gesto del Libertador es de mayor valor, si se tiene en cuenta el análisis técnico que había hecho en carta a Guido: “…temo mucho que el gobierno pueda sostener con energía el honor nacional y se vea obligado a suscribir proposiciones vergonzosas”. Es decir, que estuvo dispuesto a volver no para sumarse a una victoria segura, sino para defender la bandera aún previendo una derrota.
La habilidad diplomática de Rosas consigue capear el temporal, y se suscribe un tratado que representa un triunfo para la Argentina.
En 1845, Francia inicia una segunda intervención, aliada ahora con Inglaterra. Otra vez se establece el bloqueo, por la flota anglo-francesa, y se toma la isla de Martín García. En esta ocasión, el 11-1-1846, San Martín escribe a Rosas para manifestarle que si no fuera por insuperables motivos de salud:
“…me hubiera sido muy lisonjero poder nuevamente ofrecerle mis servicios que, aunque conozco serían inútiles, demostrarían que en la injustísima agresión y abuso de la fuerza de Inglaterra y Francia contra nuestro país, este tiene aún un viejo defensor de su honra e independencia”.
Pese a no poder trasladarse físicamente, San Martín colabora redactando un informe profesional sobre la intervención, advirtiendo que no dudaba que las potencias podrían apoderarse de Buenos Aires, pero que no podrían sostenerse mucho tiempo y esto hace técnicamente inviable la operación. El informe fue publicado en un diario londinense que destaca que el autor es el militar que logró la liberación de Buenos Aires, Chile y Perú, del yugo español.
En 1849 insiste en carta a un ministro francés que los gastos y dificultades serán inmensos, debido a la posición geográfica del país, al carácter de sus habitantes y a la distancia desde Francia, y que es deber de estadistas pesar las ventajas que deben compensar los sacrificios. Esta carta contribuyó al nuevo triunfo diplomático de Rosas, pues fue leída en el Parlamento y tenida en cuenta para decidir el cese de hostilidades.
El mismo Alberdi, en su estudio titulado “La República Argentina, treinta y siete años después de la Revolución de Mayo”, rectifica su opinión, criticando la colaboración de los unitarios con el extranjero invasor, y aunque sigue viendo en la mano de Rosas la vara de la dictadura, dice que ve también en su cabeza la escarapela de Belgrano.
Quiero terminar esta reflexión, recordando un editorial del diario El Tiempo de Buenos Aires, de 1897, escrito con motivo de la repatriación del sable del Libertador, por Leopoldo Lugones, en el que afirma que Rosas:
“…hizo pelear a su pueblo y batiéndose -ambidiextro formidable- con un brazo contra la traición que ponía en venta la propia tierra por envidia de él, y con el otro contra la invasión que venía a saquear en tierra extraña…” “Y por segunda vez se salvó la independencia de la América…” “San Martín sintió que sus canas eran todavía pelos viriles, comprendió toda la grandeza del esfuerzo del Dictador, y dijo que en mejor mano no podía caer la prenda heroica. Redactó su testamento partiendo la herencia en dos: dejó su corazón a Buenos Aires, y su sable a Don Juan Manuel de Rosas”.
Fuentes:
-French, Carlos. “Reciprocidad entre San Martín y Rosas”; revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Nº 60, 2000, pgs. 108/119.
-Fernández Cistac, Roberto. “San Martín y la intervención extranjera”; ibídem, pgs. 120/127.
11/08/2025 a las 2:43 AM
AQUI HAY UNA GRAN CONTRADICCION DE DON JOSE DE SAN MARTIN, EL DIJO: «JAMAS LEVANTARE MI SABLE CONTRA NINGUN COMPATRIOTA» Y ASI LO HIZO EMBARCANDOSE DE NUEVO PARA EUROPA, CUANDO LE FUE OFRECIDO EL CARGO DE PRESIDENTE.
EN REALIDAD, NI SIQUIERA DESEMBARCO, ASI CUENTA LA HISTORIA.
DESPUES SE MANIFESTO ADMIRADOR DE UN TIRANO SANGRIENTO QUE, NO DUDO EN MATAR A CUANTO OPOSITOR COMPATRIOTA TENIA A MANO.
QUIZAS NO ESTABA BIEN INFORMADO DON JOSE, ERAN OTRAS EPOCAS Y OTRAS TECNOLOGIAS Y ESTABA VIEJO Y ALEJADO DE LOS ABATARES DEL PAIS.
EN CUANTO A LA DONACION DEL SABLE AL GENERAL ROSAS, CALCULAMOS QUE DON JOSE, YA VIEJO Y ENFERMO, FUE VICTIMA DEL RELATO A QUE NOS TIENEN ACOSTUMBRADO LOS DICTADORES.
NO HAY QUE OLVIDAR QUE LA BATALLA DE LA VUELTA DE OBLIGADO (1945), FUE POR LA NEGATIVA DE ROSAS EN NO PERMITIR LA NAVEGACION POR RIOS INTERIORES A LA ESCUADRA ANGLO FRANCESA, CUANDO EN REALIDAD FUE UN ACTO ILEGAL, QUE TRATO DE IMPEDIR LA NAVEGACION POR UN RIO INTERNACIONAL COMO LO ES EL PARANA, YA QUE ESA ESCUADRA VENIA A COMERCIAR CON EL PARAGUAY, NO VENIA EN TREN DE CONQUISTA.
COMPUESTA POR 27 BARCOS CON MERCADERIAS CON 7 BARCOS ESCOLTA (CIFRAS APROXIMADAS)
LA AVARICIA DE LA ADUANA DE BUENOS AIRES, PROVOCO EL ENFRENTAMIENTO. QUE DICHO SEA DE PASO, SIGNIFICO UNA APLASTANTE DERROTA DE NUESTRAS FUERZAS EN RELACION DE SUS 500 MUERTOS CONTRA SOLO 7 EXTRANJEROS.
PORQUE QUIEREN CAMBIAR LA VERDAD DE UNA REALIDAD EVIDENTE Y DE ACTITUDES CONTRARIA AL DERECHO INTERNACIONAL, CUANDO NO TUVIMOS RAZON.
PARECE QUE SIEMPRE NOS VICTIMIZAMOS Y NOS CORONAMOS DE GLORIA, CUANDO LA REALIDAD DICE OTRA COSA ?
SERA COSA DE CHAUVINISTAS Y NACIONALISTAS CONSUETUDINARIOS !!
RARO QUE NUNCA PUEDAN EXPLICAR CONVINCENTEMENTE, PORQUE ROSAS SE EXILIO EN INGLATERRA Y MURIO EN SOUTHAMPTON Y AL CONTRARIO DE SAN MARTIN, NUNCA QUISO SER ENTERRADO EN BUENOS AIRES.
12/08/2025 a las 12:45 AM
INTERNET MATA RELATO !!
12/08/2025 a las 8:53 AM
Definitivamente San Martín no forma parte del universo libertario. Se deleitan en las derrotas nacionales, y esperan ansiosos que venga alguna otra nación a ocuparnos. Es evidente que aún sangran por la herida por aquello de que las naves de su graciosa majestad debieron desagravias nuestra banderita en tiempos del tirano sangriento; y los franceses también; imperdonable.