Por Luis Alejandro Rizzi

El Plan de Inteligencia Nacional -PIN- pondría énfasis, según dio cuenta el diario “La Nación” en una suerte de “batalla cultural por controlar el relato”, un concepto y una prédica muy afín a lo que parecen ser intenciones de la administración “libertina”.

El periodista Hugo Alconada Mon, que firmó la respectiva nota el pasado domingo, sufrió diversas amenazas, y si bien su autoría no puede, por lo menos aún, imputarlas al gobierno, habría indicios suficientes para sospecharlo.

LLA y el gobierno tienen una concepción vertical del poder político, que subordinan al logro y concreción de sus objetivos, que vendrían propuestos por “las fuerzas del cielo”.

Un relato que, por su primitivez, nos recuerda a los viejos radioteatros de radio “porteña” de la década del 40.

LLA es un partido civil militar, muy vertical, en el que los de arriba mandan y los demás acatan y obedecen. El “Triángulo de hierro” es dueño de un código “militar” no escrito, de caprichos y antojos.

Los incumplimientos, son sancionados según los humores de sus integrantes, movidos por el odio, la desmesura y su gula neurótica, que se exhibe como una suerte de súper yo, por supuesto ejemplar, impulsado por un recóndito “ello” de ambiciones, avasallante.

En el bar del barrio, dirían “están locos”.

Milei ha convertido al congreso en una suerte de benevolente “junta consultiva” o “comisión de asesoramiento legislativo”, la famosa “CAL”; la primera, modelo de la revolución del 55 y la otra del 76.

La diferencia es que Milei tiene las agallas que no tuvieron los militares para arrasar con la institucionalidad.

Aparentemente habría “República”, pero como diría Gabriel Marcel, no se la escucha funcionar, la Corte no resolvió aún sobre el DNU 70, diputados no lo trató ni lo tratará, otros DNU duermen en ese limbo tolerante en el que se negocian miserabilidades y el Congreso, como tal, languidece en sus tribulaciones intrascendentes.

La Argentina vive una paradoja digna de Chesterton, tenemos un gobierno “de facto” con formato republicano y espíritu imperial.

Milei logró convertir a la sofística en teología y filosofía; es un emperador sin uniforme.

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