Por Carlos Tórtora.-

En pocos días y a partir del triunfo de La Libertad Avanza en las elecciones porteñas, se sucedieron diversos hechos que convergen en una sola dirección: el creciente deterioro del funcionamiento del sistema democrático.

En primer lugar, el ausentismo en las elecciones porteñas alcanzó al 47% del padrón del distrito, algo inédito desde el retorno de la democracia en 1983. Semejante ausentismo es más grave todavía por cuanto hubo una sobreoferta electoral compuesta por 17 listas de candidatos.

Para dimensionar la gravedad de lo ocurrido, en las fraudulentas elecciones legislativas de Venezuela ocurridas este domingo, el mismo régimen chavista se vio obligado a reconocer que la concurrencia había sido del 42,76. Esto es apenas 10 puntos menos que en la elección porteña. Así es que el ausentismo electoral es en parte producto de la prédica de Milei contra los partidos políticos y el Congreso. Y no hay duda de que los libertarios procuran una democracia con mínima participación popular y que sólo sirva para convalidar un poder casi absoluto.

En segundo lugar, Javier Milei, a través del DNU 340/2025, impuso importantes limitaciones al derecho de huelga. La nueva norma, de modo inconstitucional y arbitrario, establece que los paros no podrán afectar el 75% de los servicios esenciales y el 50% de las actividades trascendentales.

El DNU 340 obliga entonces a mantener aun con huelga las prestaciones en salud, energía, educación primaria y secundaria, telecomunicaciones, transporte aéreo y fluvial y servicios aduaneros. De este modo, el derecho de huelga pasa a ser poco más que una ficción. Pero es probable que la justicia termine rechazando el DNU.

Espionaje y licuación de la oposición

El domingo pasado, Hugo Alconada Mon reveló en La Nación parte del nuevo Plan de Inteligencia Nacional (PIN) que, entre muchas otras cosas, dispone que la SIDE investigue «a los que manipulen la opinión pública». Y también se investigará a los que erosionen la confianza pública en los funcionarios y en la política económica.

El PIN viola claramente lo dispuesto por los incisos 2 y 3 del artículo 4 de la Ley de Inteligencia Nacional 25520. La norma dice que «ningún órgano u organismo de inteligencia podrá», en el inciso 2, «obtener información, producir inteligencia o almacenar datos de personas por el solo hecho de su raza, fe religiosa, acciones privadas o de opinión política, o de adhesión o pertenencia a organizaciones partidarias, sociales, sindicales, comunitarias, cooperativas, asistenciales, comunitarias o laborales, así como por la actividad licita que desarrollen en cualquiera esfera de acción». Y el inciso 3 le prohíbe a la SIDE «influir de cualquier modo en la situación institucional, política, militar, policial, social y económica del país, en su política exterior, en la vida interna de los partidos legalmente constituidos, en la opinión pública, en personas, en medios de difusión o en asociaciones y agrupaciones legales de cualquier tipo».

El PIN pasa a ser entonces un instrumento para que la SIDE vuelva a ejercer funciones de control sobre los medios de comunicación como en tiempos de la dictadura militar. Una forma indirecta de ir ahogando la libertad de expresión.

La cuarta amenaza reciente para el sistema democrático es el inminente cierre del acuerdo entre el PRO y La Libertad Avanza para las elecciones de septiembre y octubre. Aparentemente el gobierno terminaría aceptando la propuesta que se le adjudica a Cristian Ritondo. Esto es, que en las elecciones bonaerense del 6 de septiembre ambos partidos compitan cada uno con sus listas, pero que para octubre los candidatos del PRO se presenten formando parte de las listas de LLA.

Aunque expresado con eufemismos, esto significa lisa y llanamente la absorción del PRO por parte de LLA y prácticamente la liquidación del partido amarillo.

¿Aceptará toda la dirigencia macrista semejante acuerdo o se romperá el PRO? Si el gobierno consigue su objetivo, estaría consolidando entonces su concentración de poder fagocitándose así a la que fuera hasta ahora la segunda fuerza política del país. Al mismo tiempo avanzan las gestiones libertarias para realizar algo semejante con la UCR. En otras palabras, la creación de un super partido hegemónico sostenido con el poder del estado, quedando el PJ como única fuerza alternativa importante. O sea, un paso adelante hacia la instauración de un partido único. De este modo Milei, a veces legalmente y a veces no, avanza sin descanso hacia la construcción de una autocracia.

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