Por Sorge.-

Se dice periódicamente que las comparaciones resultan odiosas; más aún cuando la envergadura de los acontecimientos se presenta diametralmente opuesta a las verdaderas gestas heroicas. Así, por ejemplo, el Mariscal Erwin Rommel -el Zorro del Desierto o Wüstenfuchs, en idioma original- encaró la Operación Sonnenblume con el objetivo estratégico de retomar el control sobre Tobruk, en el teatro de operaciones norafricano durante la Segunda Guerra Mundial.

A fuer de ser bastante más modestos, nuestro General ‘de escritorio’, César Milani (quien también es calificado por entendidos en la materia como un pretendido émulo de Jaime Stiusso) libró una batalla en pos de su exitosa carrera militar. El JEMGE cobijaba un plan que, a la postre, le ameritaría un busto en el panteón de los héroes militares de nuestra nación; pero uno que no pudiera ser contaminado por el desperdicio de las destructivas palomas porteñas. Es que, al decir del recordado historiador Osvaldo Bayer, los monumentos de nuestros uniformados no son defecados por las aves, porque de seguro, la faena de la limpieza sería destinada algún gris soldado voluntario…

De sobra se ha escrito en este medio en relación al desembarco político del General Milani en su propio terruño; léase Cosquín, Provincia de Córdoba. En este subcapítulo, su sobrino buscaba postularse para la intendencia de la localidad de referencia. Se trata de Rodolfo Milani -de profesión, Abogado; conocido en la ciudad como ‘El Rodito’; lleva el mismo nombre que su padre, ‘El Rodi’, a la sazón, hermano del General. Pocos días atrás, el mencionado se acercó hasta la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para visitar a su tío, en la sede del Estado Mayor General del Ejército Argentino. Su misión: solicitar a su encumbrado tío el apoyo respectivo con miras a la campaña electoral en tierra coscoína. Desde luego, la solicitud venía acompañada de un pedido de aporte en metálico para que el joven Rodolfo pudiera competir en condiciones mínimamente favorables por la intendencia en la localidad del Valle de Punilla. El inexperto militante peronista se proponía, de esta manera, correr con el caballo del comisario. Aunque, en este caso, el equino era propiedad del General.

De la cumbre surgió el apoyo explícito de César Milani, quien impulsó con énfasis a su sobrino para la aventura electoral cordobesa. Envalentonado, el dirigente con aspiraciones regresó a su provincia; apersonóse frente al candidato a Gobernador por el Frente para la Victoria, Eduardo Accastello, e intentó imponerle condiciones a este último. Es que Rodolfo Milani contaba con el respaldo de su todopoderoso tío.

Infortunadamente para él, la sorpresa de ‘El Rodito’ no fue poca: descubrió que el FPV local ya contaba con un aspirante para la intendencia coscoína. Se trata del Doctor en Medicina Raúl Cardinali, quien lleva como aspirante para la primera concejalía a Agustín Marcuzzi -hijo, lícito es referirlo, de un ex intendente en su oportunidad adscripto al ignominioso Proceso Militar.

Ipso facto, el sobrino castrense tomó contacto con Operaciones, en el Estado Mayor General Ejército, a grito limpio: Tío; no me dejan ser intendente. Las fuentes de rigor relatan que nuestro Rommel vernáculo le pidió unas horas a su sobrino, a los efectos de elaborar los alcances de la contraofensiva. De lo que se trataba era de obtener apoyo de parte del FPV para su postulación y -de ser necesario acaso, retomar el control de Cosquín, en una suerte de operación blitzkrieg política.

Pero transcurrieron las horas, y las divisiones Panzer prometidas jamás aparecieron. Lo cierto es que el General no tenía quien le atendiese el teléfono en Balcarce 50. La toma del bastión mediterráneo debió abortarse. El sobrino castrense debió capitular y retirarse, cabizbajo, de la contienda.

Lo cual nos conduce a intentar rastrear la identidad de la persona encargada de bajarle el precio a ‘El Rodito’ Milani. Pues bien, el responsable fue -ni más ni menos- que Máximo Kirchner, líder espiritual hecho carne -por mandato matriarcal- del modelo nacional y popular.

Las curiosidades y los personajes de superficie que pujan por el poder en Cosquín no dejan de sorprender. El citado Dr. Cardinali es, en rigor, titular de una firma privada de camiones, en sociedad con el eterno empresario kirchnerista Lázaro Báez. El self made man oficialista del sur comienza a prepararse para el momento en que ya no pueda seguir paladeando las mieles del poder. Esta realidad lo ha empujado a diversificar sus negocios en distritos disímiles; ya se conocía de su llegada a la Provincia del Chaco. Ahora, el público comienza a notificarse de que Báez intenta -por cualquier medio- montar una cabecera de playa en la provincia mediterránea, esto es, los feudos del Gallego José Manuel De la Sota.

¿Cuál será el origen del nutrido encono personal que Lázaro Báez guarda para con el mandamás del Ejército? ¿Qué es lo que lo obliga a promocionar ante la más alta esfera política su afán por destruirlo? El análisis profundo de los motivos del hábil entrepreneur sureño no hace a nuestra crónica. Pero el lector habrá de seguir de cerca los chisporroteos surgidos de esta relación.

Al cierre -y con la humildad que nos ha caracterizado siempre-, nuestra sugerencia para el Excelentísimo General Nac&Pop César Milani es que tome debida nota de la estratagema de aproximación indirecta que en su oportunidad ejecutara el capitán británico Liddell Hart. El uniformado, al servicio de Su Majestad, la Reina, solía recordar este principio estratégico, fundamentado en la importancia de siempre tener en cuenta el objetivo final, persiguiéndolo de forma adecuada a las circunstancias.

Así las cosas, César Milani, en lugar de perder horas de sueño por la intendencia de Cosquín, acaso debería concentrarse con exclusividad en contrarrestar el accionar futuro de la administración de justicia. Por supuesto, la referencia viene a cuento de las causas sobre derechos humanos que lo tienen por protagonista -en tanto la variable del enriquecimiento ilícito tampoco debería quedar fuera de la ecuación estratégica. Habida cuenta de que el personal de las tres Armas ya se ha percatado definitivamente de que su JEMGE no observa interés alguno en mejorar la situación salarial ni de carencia de recursos que hacen al gremio. El personal retirado, que no deja de reclamar ruidosamente en fueros judiciales a raíz de la percepción de haberes que los han depositado en la pobreza, también puede certificarlo.

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