Por Luis Alejandro Rizzi.-

“REVÉS. El Gobierno logró media sanción del Presupuesto, pero no pudo derogar la ley de discapacidad y el financiamiento universitario”.

Era el título que el gobierno no quería ver y ahora ya circuló la versión de que se vetaría la ley de presupuesto si se mantienen las dos leyes que se pretendían derogar.

Este hecho pone en evidencia que hay oposición no obstruyente; algunos de los diputados que facilitaron el quórum votaron en contra del gobierno.

Es un avance en la calidad del sistema político institucional, que desde 1983 a la fecha oscilaba entre el aplazo con tres y el aprobado con cuatro.

Anoche hubo una muestra de sensatez, al dar quórum y votar en línea con ciertas ideas muy caras a la sociedad, como es la Universidad pública y la mejor atención a la discapacidad.

Es posible que en la Universidad pública haya algunas irregularidades, pero para ello están los organismos de control, que evidentemente funcionan mal o no funcionan.

Lo de anoche muestra que el triunfo del gobierno en las pasadas elecciones del 26 de octubre, se debe ubicar en su justa medida; sólo logró el 27% de votos del padrón, con una abstención del 34%.

El 41% es real, pero es un dibujo que quedó en evidencia anoche.

El gobierno también mostró sus males artes, ya que en vez de “negociar”, buscó comprar votos o cuando menos incentivarlos en una dirección.

Es curioso, esos métodos en las competencias deportivas son penados, pero en la política parecen ser lícitos.

El famoso 9 de octubre fue el día en que el tesoro de los EEUU se introdujo en la política interna argentina para sostener al gobierno, que parecía fatalmente en caída libre. Lo dijo Trump sin pelos en la lengua, al “comprar pesos” para mantener al tipo de cambio dentro de las bandas de los “Morgan’s boys”.

Scott Bessent evitó la Asamblea Legislativa, que podría haber elegido a Gerardo Zamora como presidente de la República, ya que se daba por seguro que Victoria Villarruel, pese a las disputas personales, se iría junto a Milei.

Al margen, lo que se daba por hecho era que el fracaso del plan arrastraba a Milei al helicóptero o a una moto de Uber, ya reservada.

Anoche el gobierno despertó, fue duramente golpeado en la legitimidad del juego institucional.

En el país hay dos vectores, uno es el pago de la deuda externa y en esa línea presionan los acreedores, la banca internacional, el FMI y sus jugadores estrellas los “Morgan’s boys”. Es lógico, quieren cobrar.

El otro vector es el derrumbe de la actividad, la pobreza, la IED negativa y el costo o la imposibilidad de acceder al crédito.

Una vez más se confunde superávit fiscal con una adecuada administración y gestión de los recursos.

De Pablo le decía a Morales Solá que el presidente y el equipo económico están convencidos sobre el superávit fiscal, lo que no quiere decir que sean funcionarios idóneos.

El gobierno, como dice Pagni, hoy en el diario “La Nación”, está en guerra, la primera batalla la perdió.

Con monotributistas que se comportan como funcionarios de hecho, y funcionarios reales que representan intereses ajenos, aparecen los “Vazquez”, llevados a las categorías de “buenos evasores”, los héroes de Milei.

Esto no es lo que pretendían ni Scott Bessent ni el propio Trump; la neurosis y la hybris están en el ADN de los hermanos Milei.

Les espera un destino fatal, porque este gobierno ya es tragedia.

Share