Por Guillermo Cherashny.-

En mayo de 2016, en un reunión social, el ex marine Joseph Humire, hijo de inmigrantes bolivianos, que es un experto en la penetración de Irán y el hezbolah en América Latina -especialmente en la República Bolivariana de Venezuela-, señaló que Tareck Al Aissami, entonces gobernador de Aragua, era el contacto con Irán y el hezbolah.

Humire -a quien sería muy útil hacer declarar por Skype ante el fiscal Taiano- tiene la teoría de que un comando del hezbolah pudo producir el asesinato de Alberto Nisman.

En estos días, esa teoría se confirmó cuando un arrepentido venezolano que estaba destinado en la embajada de ese país en la República Islámica de Irán declaró en los Estados Unidos que en esa embajada se entregaban pasaportes bolivarianos a miembros del hezbolah o de la fuerza qud, la guardia revolucionaria iraní para operaciones de terrorismo en América Latina y el primer blanco fue en Perú pero pudo ser evitado. En ese entonces, Al Aissami era ministro del interior -antes de ser gobernador de Aragua.

Este escándalo estalló en el congreso de los Estados Unidos con las acusaciones de los senadores Marco Rubio, republicano de la Florida, y Bob Menéndez, demócrata de New Jersey, que motivaron que el gobierno de Donald Trump lo acusara a Tarek Al Aissami de narcoterrorista conectado al cartel mexicano de los zetas, formado por ex militares y policías a los cuales iba la efedrina que se exportaba desde nuestro país.

La denuncia fue acompañada por un embargo de supuestos bienes de Al Aissami en la Florida y otros lugares de los Estados Unidos.

Humire, que es consultado diariamente por el periodista Fernando del Rincón de la CNN en su programa Conclusiones, en su vista a nuestro país en mayo de 2016 señaló que posiblemente un comando del hezbolah con pasaporte venezolano y agentes de la DISIP, la temible policía secreta bolivariana, ejecutaron a Nisman con o sin acuerdo del gobierno de Cristina Kirchner porque venían monitoreando al fiscal Nisman, quien tenía dictada una fatwa, es decir un sentencia de muerte del régimen iraní. De ahí que la zona liberada en el fin de semana que asesinaron a Nisman fuera pactada con las autoridades locales.

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