Por Carlos Tórtora.-

Una parte importante de las causas contra Cristina Kirchner están transitando por un embudo. Los mismos jueces que anularon “dólar futuro” revisarán ahora Hotesur y el pacto con Irán. Son los camaristas de Casación Ana María Figueroa, Diego Barroetaveña y Daniel Petrone y la decisión se conocerá en 2022. Se da por descontado que luego, por un recurso extraordinario que presentaría la defensa o la fiscalía, las causas en cuestión llegarían finalmente a la Corte Suprema. Y es muy probable que otras de las causas que pesan sobre la vicepresidenta sigan el mismo camino. Una estimación -siempre relativa- sobre los tiempos judiciales, indica que la Corte se haría cargo del paquete de causas de CFK ya en la etapa de plena ebullición electoral. Ella se jugaría en esta instancia el todo por el todo, porque en caso de perder el Frente de Todos las elecciones presidenciales, sólo podría esperar una secuencia de fallos adversos.

La ampliación

De ahí que en la agenda de la ex presidente figura con prioridad un tema que no parece ser urgente para Alberto Fernández: la ampliación de la Corte a 7 a 9 miembros. El sobreseimiento de ella en las causas más relevantes que la tienen por imputada sólo sería factible mediante un gran acuerdo político que requeriría un alto grado de consenso en la Corte, lo que implicaría que a la misma lleguen operadores judiciales más decididos que los actuales ministros del tribunal.

Para designar ministros de la Corte, el presidente necesita los dos tercios de los votos de los presentes en el Senado. En otras palabras, que la ampliación de la Corte conlleva un pacto con Juntos por el Cambio o, en otras palabras, que uno o más de los designados representen a la oposición. De más está decir que la actual Corte de 4 miembros está trabada por las profundas disidencias, sobre todo entre Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, una de las causas de la renuncia de Elena Highton de Nolasco. Alberto Fernández congeló durante la etapa electoral la cobertura de la actual vacante, pero del lado de Cristina habría presión para instalar, con la designación del quinto juez, el debate por la ampliación del tribunal. Con la cuenta regresiva del 2023 corriéndole en contra, Cristina sabe que su destino estará en manos de la Corte antes, pero tal vez poco antes, de que las urnas vuelvan a hablar.

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