Por Carlos Tórtora.-

El próximo viernes, en la Casa de Cultura y Artes de Malvinas Argentinas, el Concejo del PJ bonaerense se reunirá para dar por finalizado el mandato de Máximo Kirchner como presidente del peronismo bonaerense y convocar, para febrero o marzo, a elecciones internas para elegir su sucesor.

No se trata de una cuestión menor, porque el que controle el PJ de Buenos Aires tendrá la última palabra acerca de quién será el candidato a presidente en el 2027. El caso es que ni los axelistas ni los cristinistas parecen dispuestos a una confrontación en las urnas. Los dos bandos apuestan a una negociación y la proclamación de una lista única. La negociación fue el método en todos los acuerdos alcanzados recientemente para la designación de las autoridades de ambas cámaras legislativas, el directorio del Banco Provincia, la ley de endeudamiento y otros temas.

Pero en este caso, la negociación tiene algunos límites importantes. El cristinismo consiguió negociar bastante bien con Kicillof y no quiere admitir que la salida de Máximo sería un paso atrás. Y Kicillof, cuestionado por algunos de sus seguidores debido a su postura contemporizadora, necesita mostrar algún avance de su proyecto presidencial. En este tira y afloje, los «Federicos» aparecen como alternativas para un acuerdo. Se trata de los intendentes de Lomas de Zamora y Pilar, Federico Otermin y Federico Achaval. Aunque más axelista, corre también la vicegobernadora Verónica Magario y la amiga de Máximo e intendenta de Moreno Mariel Fernández.

Sin crisis

La negociación que se viene puede tomar casi todo el verano. Pero las posibilidades de que haya una crisis son hoy por hoy remotas. Si Javier Milei consiguiera en tanto imponer su reforma laboral en el Congreso, el peronismo en general estaría a la defensiva y las posibilidades de una crisis entre Kicillof y Cristina serían sólo maniobras de acción psicológica.

Ahora, en buena medida, los ojos de la dirigencia peronista están puestos en la incipiente crisis que se está dando entre el PRO y LLA en Buenos Aires. Si esto se profundiza, el horizonte electoral de los libertarios se llenaría de nubarrones.

No hay que olvidar que, por ejemplo para la elección del gobernador, gana el que tiene un voto más y no hay ballotage.

Con un criterio realista, el PJ intentaría asegurarse la gobernación, aun cuando pierda la presidencial.

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