Por Luis Alejandro Rizzi.-

Candor, falta de malicia, son las primeras acepciones de la palabra “ingenuidad”, que denotan inexperiencia y diría hasta dificultad para entender la realidad de las cosas y de la vida.

Me animo a ir más lejos, es una expresión de “incultura”, porque la ingenuidad, como las buenas intenciones, son los caminos más directos al infierno, dicho para los no religiosos, a un lugar de males.

La ingenuidad puede ser también un medio artero para arrastrar a otros en la creencia y práctica de una o más virtudes, mediante el culto al vicio.

El gobierno de Milei y todo ese esquema de funcionamiento formal de LLA, cuyo mayor emblema o eslogan es una puteada, que expresa un descontento y a la vez una ineptitud para alcanzar el bien.

La libertad no es sinónimo ni de bien ni de mal, pero desde una visión moral, la libertad es un medio del que disponemos los seres humanos para hacer las cosas bien.

Por eso no se puede entender el ejercicio de la “libertad” sin una escala de valores que permita ponderar sus resultados.

La “ingenuidad”, como la “culpa”, debe ser ponderada según las circunstancias de tiempo, espacio y responsabilidad y, en la medida que es mayor la responsabilidad, también es mayor el rigor con el que se las debe calificar y juzgar.

En el caso $LIBRA es inadmisible escindir a Milei como persona y como presidente, y la “propaganda” que hizo de esa moneda virtual, no se la puede ponderar desde el concepto de ingenuidad sino de culpa, nunca lo debió hacer.

Si lo hizo en pago a un beneficio, ya directamente estaríamos en el ámbito del derecho penal.

Otro caso fue el de ANDIS. Más allá de lo que surja del proceso judicial, es obvio que “algo hubo” y otra vez el ángulo de ponderación debe ser desde la sospecha de “culpa” y no desde la eventualidad de una “ingenuidad”.

Ahora tenemos el caso “Espert”. No resiste escrutinio de razón alguno en una persona que se postuló a presidente de la República y que se excusa invocando su ingenuidad en el financiamiento espurio de la política.

Es hasta grotesco que se confiese como un pobre “pelotudo”, porque si realmente lo fuera, no debería postularse como candidato a nada.

Para colmo de males, Milei fue su propulsor y exigió que fuera el primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, lo que significa que tampoco el propio “Javo” sabe distinguir, no ya entre el bien y el mal, sino en la calidad de sus colaboradores.

Con el tema “Machado”, políticamente Espert no puede ejercer la función de diputado y mucho menos la de presidente de una comisión de la Cámara de Diputados de la Nación.

Milei se conduce como un presidente de un régimen de “facto”, que es lo que se votará el 26 de octubre.

Votar a los candidatos de LLA es hacerlo por un régimen de “facto”, es decir, es votar contra la vigencia de la Constitución Nacional; implicaría legitimar a un presidente que recurre a medios excepcionales prohibidos por el artículo 29.

El menú electoral ofrece postulantes para votar por alternativas que ratifican la vigencia de la Constitución Nacional y el respeto por una representación capaz de alcanzar consensos.

Se manejan alternativas para anunciar luego del regreso de Milei de la Casa Blanca, posiblemente el próximo 15 o 16 de octubre, una coalición de gobierno que respondería a “sugerencias” del gobierno de los EEUU, con el objetivo de condicionar a la ciudadanía.

Se crearía una imagen de sana ingenuidad para cubrir y ocultar la grave culpa de la ineptidud de ejercicio del gobierno nacional.

La eventual coalición de gobierno deberá consensuarse luego de conocidos los resultados y en especial los lógicos condicionamientos que impondría la “ayuda” de Donald Trump que, por otra parte, no creo que sea la única posibilidad de “salvación”.

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