Por Carlos Tórtora.-

La elección porteña, cuya presentación de listas cerró ayer, por su intensidad parece marcar el ritmo de la política nacional en las próximas semanas. Y uno de los principales efectos de la confrontación entre el PRO y La Libertad Avanza es que Mauricio Macri está estabilizando un discurso cada vez más crítico de la gestión de Milei. Al apuntar contra el entorno presidencial, el expresidente sabe perfectamente que la distancia con Milei se va ensanchando. Éste no perdona que le critiquen a Karina.

Pero el reposicionamiento de Macri también obedecería a otras causas. Sobre todo a la aparentemente imparable corrida cambiaria que se va afirmando mientras las reservas del BCRA languidecen. Hay bastantes elementos como para deducir que, aunque el acuerdo con el FMI se concrete como dice el gobierno, los dólares de libre disponibilidad que lleguen no serán suficientes para contener la presión alcista, que ya se nota en las cotizaciones diarias.

Con una inflación que empieza a repuntar a caballo del alza de la divisa, sería obvio que Macri especula con que muchos votantes del oficialismo se alejarían del mismo.

En otras palabras, que habría espacio para que el PRO recupere votantes en octubre si se presenta separado de LLA.

Un distrito que refleja hasta qué punto Macri se aleja de la Casa Rosada es Córdoba. Allí está tejiendo la posibilidad de una alianza electoral con los radicales de Rodrigo de Loredo, otro que está sensibilizado por el creciente malestar de la clase media con el gobierno. La realidad es que en todo el país no se registran avances de negociaciones entre el PRO y LLA prácticamente en ningún distrito.

En síntesis, sobran indicadores de que Macri empieza a abandonar su estrategia pendular de crítica y aproximación a Milei para cambiarla por otra de confrontación electoral.

Todo depende de Buenos Aires

Pero la clave de este desenlace sigue siendo lo que ocurra en Buenos Aires.

Macri tiene allí una pelea difícil, porque sus dos piezas mayores en la provincia, Cristian Ritondo y Diego Santilli, juegan del lado de Milei y sostienen la necesidad de una alianza para octubre. No se equivocan en el sentido de que, sin alianza, los libertarios parecen condenados a perder la elección contra el PJ. En este punto Macri, si consigue maniobrar, puede hasta llegar a acorralar a Milei. Sin los votos del PRO, LLA perdería en Buenos Aires y esto tendría un efecto multiplicador en un escenario de declive económico del gobierno.

Después de lo que está ocurriendo en la Capital y sin vistas de alianzas en casi ninguna provincia, la alianza PRO-LLA en Buenos Aires es cada vez más compleja.

Repotenciado por la crisis económica del gobierno, Macri cuenta ahora con mejores condiciones de negociación con Milei para imponer sus candidatos a diputados en Buenos Aires. Esto gracias a que crecen las chances de que el PRO pueda competir en octubre contra la LLA.

La crisis cambiaria y el nerviosismo de los mercados le abren entonces a Macri un espacio para recuperar poder.

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