Por Hernán Andrés Kruse.-
“Sin embargo, el líder peronista volvió convencido de que su tarea fundamental era “poner de acuerdo a los argentinos”. Se trataba de un esquema de poder en el que sólo tendrían cabida todas las “fuerzas sociales que se colocaran dentro de la ley y accionaran dentro de ésta”. El peronismo radicalizado y la guerrilla urbana quedaban excluidos. Si alguna vez había elogiado a las organizaciones armadas revolucionarias peronistas, eso era cosa del pasado, ahora se iniciaba una nueva etapa cuyo propósito era la armonía, la paz y la tranquilidad del país. El 2 de agosto, en una reunión con los gobernadores provinciales, Perón adelantó su futura estrategia política: “Estoy empeñado en una tarea política: llamar a todos los políticos, cualquiera sea su ideología, cualquiera sea su orientación, para que se pongan en esta obra, que será la tarea común. Pero dentro de la ley. Cuidado con “sacar los pies del plato”, porque entonces tendremos el derecho de darle con todo. No admitimos la guerrilla, porque yo conozco perfectamente el origen de esa guerrilla” (Rossini, 1988).
Mientras estas premisas eran recibidas por los adversarios como promesas de un orden político estable, los seguidores desconfiaban de su proclividad a la conciliación. Por cierto, fue esta lógica de acción la que fundamentó el Pacto Social, pilar de la nueva política económica y social de “concertación”, que procuraba reorganizar las relaciones entre Estado y sociedad civil. Esta reorganización se basaba también en la propuesta de la “democracia integrada”, un sistema que pretendía combinar la representación política-partidaria con la participación corporativa. En rigor, el proyecto de liderar una política de pacificación y ordenamiento institucional se vio obstaculizado por la profundización de la lucha entre los grupos antagónicos que convivían dentro del movimiento peronista, la izquierda revolucionaria y la derecha política-sindical”.
Perón procuró disciplinar a sus filas, armando un arco de ofensiva que abarcó desde la reestructuración partidaria, la reorganización de los cuadros de gobierno y la alianza con los sectores ortodoxos del movimiento obrero. Los objetivos finales procuraban la depuración ideológica, la desmovilización política y el disciplinamiento de los actores sociales. En esta línea de acción el Consejo Superior del Movimiento Nacional Justicialista (CSMNJ) emitió un documento interno por el cual se impartieron directivas para enfrentar «la guerra desencadenada contra nuestras organizaciones y nuestros dirigentes por los grupos marxistas, terroristas y subversivos”. El decálogo de instrucciones fue acompañado, en el mismo mes, con el anuncio de la reestructuración del Movimiento Justicialista, cuyo objetivo expreso era desmantelar y depurar aquellos espacios ocupados por los sectores radicalizados aplicando la más rígida disciplina en su interior. Se determinó que ninguna entidad peronista, o agrupación que se denominase peronista, podría actuar sin la expresa autorización y reconocimiento del CSMNJ, al mismo tiempo que prohibió la constitución de unidades básicas mixtas, como así la clausura de todas las unidades y organismos de la rama femenina. La reestructuración partidaria se completó con la reforma de la Carta Orgánica, por la cual se prorrogó el mandato a los congresales por dos años hasta tanto lo determinara un nuevo Congreso partidario.
Paralelamente, se fue estructurando el terrorismo para estatal conocida como la Alianza Argentina Anticomunista (Triple A), organización parapolicial que contaba con los fondos y armamentos que le proporcionaba el Ministerio de Bienestar Social, a cargo de José López Rega. Lo integraban oficiales de las Fuerzas Armadas y policías en actividad, ex policías dados de baja por antecedentes delictivos, delincuentes de frondoso pasado, matones sindicales, miembros de la Juventud Sindical Peronista y de la Juventud Peronista de la República Argentina. Si bien eran reclutados bajo un imperativo ideológico, cada asesinato o atentado era suculentamente pagado con fondos reservados del Estado. (Biffano, 2005) En enero de 1974 la Triple A difundió una lista negra de personalidades que debían “ser ejecutadas inmediatamente donde se las encuentre”. Este “terror Blanco”, pese a su clara dependencia estatal, poseía como característica diferenciadora de la etapa posterior, en que no hubo una participación global activa en él de los aparatos represivos del Estado en forma institucional. (Duhalde, 1999)
De todos modos, y en cualquiera de sus denominaciones, estas organizaciones realizaron en todo el país más de 400 asesinatos y secuestros de personalidades políticas, culturales, abogados de presos políticos, periodistas, dirigentes juveniles, reconocidos sindicalistas y activistas obreros, y militantes de organizaciones revolucionarias, cifra que para algunos autores ascendía a 900. Entre julio y agosto de 1974, se contabilizó un asesinato de la AAA cada 19 horas. Se había iniciado la práctica de la desaparición de personas. La represión a la guerrilla fue razón para reprimir igualmente la protesta sindical de grupos opuestos a la conducción central del sindicalismo. La violencia creció de manera inusitada. La derecha y la izquierda del peronismo peleaban a muerte sus espacios en el movimiento. Mientras la guerrilla multiplicaba su accionar armado, los grupos parapoliciales incrementaban los atentados y secuestros de militantes, cuyos cuerpos torturados y sin vida aparecían días después. La revista El Caudillo, financiada por el gobierno, ostentaba como lema: “El mejor enemigo, es el enemigo muerto”.
El 1° de julio de 1974 falleció el Presidente Perón. Le sucedió la vicepresidenta, María Estela Martínez, viuda de Perón. Desde entonces, se acentuó el proceso de derechización del gobierno y su progresivo aislamiento, lo que profundizó la crisis política. El grupo de López Rega y los sectores más conservadores avanzaron sobre las principales áreas del Estado. Las acciones de la Triple A agravaron el clima de persecución y violencia. Un año después, la violencia había cobrado 503 víctimas fatales, de ellas 54 eran policías, 22 militares y las restantes 427 militantes. En marzo de 1976, la casi totalidad de los grandes empresarios y los militares estaban convencidos de la necesidad de tomar el poder. El reclamo de orden se extendió a vastos sectores de las clases medias urbanas, quienes brindaron un implícito consenso a la intervención militar. El 24 de marzo las Fuerzas Armadas interrumpieron el ciclo constitucional e instauraron una dictadura militar”.
A MODO DE CIERRE
“El 17 de marzo de 2008 la Cámara Federal ratificó el carácter de crímenes de lesa humanidad a los cometidos por la Triple A entre 1973-1976. El expediente, actualmente a cargo del juez federal Norberto Oyarbide, se había iniciado en 1975, pero cobró impulso cuando, a instancias del fiscal federal Eduardo Taiano, el magistrado declaró que los asesinatos, privaciones de la libertad y persecuciones de la organización paraestatal eran causas imprescriptibles. La fundamentación del fiscal estimó que a partir de 1973 “se consolidó un brutal y sistemático aparato represivo que, con el accionar de la Triple A, buscó aplastar los conflictos sociales” y “desactivar las redes de solidaridad”. La organización difundía “amenazas, lo cual instalaba el terror y provocaba el aislamiento de sus víctimas”. La “marca registrada” consistía en “exhibir los cuerpos torturados y destrozados”, luego de matar.
Esta inaudita resolución del poder judicial abrió un nuevo escenario para pensar los hechos de violencia de los años setenta. Recuperada la institucionalidad democrática en 1983, los diferentes gobiernos que se sucedieron llevaron adelante decisiones contradictorias y ambiguas con respecto a la cuestión de la violación de los derechos humanos. Pero los esfuerzos estuvieron centrados en revisar, política y judicialmente, los crímenes ocurridos durante los años de la última dictadura militar (1976-1983) soslayando, desde el Estado, una política de investigación del período previo, en el que, casualmente, el partido gobernante de ese entonces, es el mismo que gobierna la Argentina desde 1989, con un breve interregno entre 1999 y 2001. En ese tiempo, el mismo Estado aseguró la impunidad del accionar de los grupos parapoliciales. Igualmente, los distintos actores involucrados fueron definiendo posiciones plurales y polisémicas con respecto al pasado inmediato. Se trató de un campo de conflictos entre quienes procuraban mantener el recuerdo de los crímenes del Estado y quienes proponían pasar a otra etapa.
La disputa por la revisión de la violación a los derechos humanos estuvo centrada, primero, en el “reclamo por la verdad, es decir por el destino de las víctimas y la información sobre los crímenes; segundo, pero no inmediatamente, la demanda de justicia que apuntaba a que esta vez, a diferencia de otras dictaduras, los delitos cometidos desde el Estado no quedaran impunes; finalmente, el imperativo de memoria, es decir, la lucha contra formas históricas o institucionales de olvido o de falsificación de los sucedido” (Vezzetti, 2002). Estas demandas constituyeron la base para la construcción de una –o varias– memoria colectiva. Por cierto, como toda construcción social, no estuvo exenta de tensión por los significados del pasado que implicaba –e implica aún actualmente– necesariamente debatir sobre las “memorias de la política”, es decir, los sentidos y los sinsentidos que tuvo la acción para los actores del pasado y del presente.
En palabras de Nora Rabotnikof, las memorias de la política refiere a “las formas y las narraciones a través de las cuales los que fueron contemporáneos de un período construyen el recuerdo de ese pasado político, narran sus experiencias y articulan, de manera polémica, pasado, presente y futuro”. Desde esta perspectiva, es posible afirmar que no existe una interpretación única del pasado para la sociedad. Se trata de memorias en pugna, donde se entrecruzan la memoria oficial, la de los organismos de derechos humanos, la de los militantes, la de los actores principales y secundarios, la de las generaciones siguientes (Jelin, 2002). En este hacer, existe actualmente una importante producción de voces testimoniales, fundamentalmente de los militantes que recuerdan e instalan una polifonía narrativa sobre los significados y representaciones de los acontecimientos sucedidos. La pluralidad de memorias militantes son distintas formas de intervenir sobre ese pasado sin otro respaldo de veracidad más que su propia narración. En tanto sujetos y narradores pretenden comunicar algo que merece ser preservado y transmitido: su propia verdad.
Como víctimas del terrorismo de Estado y como militantes políticos, construyen, en un permanente presente, una memoria política desde su experiencia personal. En consecuencia, la decisión del Poder Judicial de revisar la actuación de la organización parapolicial y paraestatal Triple A permite transformar los datos históricos y los relatos testimoniales en pruebas y evidencias que no sólo conllevan interrogantes sobre el horror antes del horror sino que, además, contribuye a tejer una relación de continuidad en la estructuración de un plan sistemático para el exterminio y desaparición de personas. De allí la importancia de los testimonios, una importancia que favorece al sentido cualitativo del conocimiento histórico –lo que nos sumerge al universo de las representaciones y los significados de los actores de la época– y también un valor político que nos recuerdan lo que oficialmente se trata de olvidar, esto es, la trama de un proceso histórico de violencia estatal que debe ser investigado en sus formas, etapas, responsables y condiciones de producción que terminó convirtiéndose en “terrorismo de Estado” mucho antes de que se produjera el golpe militar en marzo de 1976. Como historiadores, ese es nuestro máximo desafío: sacar a la luz lo que se pretende ocultar”.
(*) Alicia Servetto titulado “Memorias de intolerancia política: las víctimas de la Triple A (Alianza Argentina Anticomunista)”.
31/03/2025 a las 12:55 AM
Si los pueblos no «se ponen de acuerdo» y «conciertan» la vida se convierte en anárquica: «Las consecuencias más frecuentes de la anarquía son las de producir un tirano» (José de San Martín).
31/03/2025 a las 8:37 AM
Y si, lo prescriptible y olvidable son los crímenes de la izquierda revolucionaria. En eso todos de acuerdo. Como dijo Nestor, ser de izquierda da fueros.
31/03/2025 a las 10:40 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
A todo o nada entre Milei y Macri
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
30/3/025
La economía es el eje electoral de las elecciones en todos los países, pero más que nada entre los argentinos, viejos veteranos de colapsos económicos y financieros. También faltan las definiciones sobre la provincia de Buenos Aires y sobre la propia Capital en las elecciones nacionales. ¿Será finalmente Cristina Kirchner en octubre una candidata del sufrido y huraño conurbano bonaerense? ¿Será Mauricio Macri candidato a senador nacional por la Capital? ¿Será Karina Milei una candidata a cargos nacionales en la Capital o en la provincia de Buenos Aires? Puede serlo en cualquiera de los dos distritos. El próximo 10 de diciembre se vencerán los mandatos de los tres senadores nacionales por la Capital: Martín Lousteau, Guadalupe Tagliaferri y Mariano Recalde. Los dos primeros fueron candidatos hace seis años por el entonces triunfante Juntos por el Cambio; Recalde fue elegido en representación de la minoría electoral, que le tocó al kirchnerismo. Los candidatos nacionales de este año no están definidos aún. Las elecciones capitalinas serán solo un esbozo del futuro, pero esbozo al fin. Vale la pena detenerse, entonces, en los candidatos a legisladores locales para las elecciones de mayo. La primera conclusión es que todos los partidos eligieron jugar con figuras de primer nivel elecciones que nunca antes habían provocado la curiosidad de nadie. El gobierno de Javier Milei seleccionó la mejor opción que tenía: Manuel Adorni será el primer candidato a la Legislatura porteña; es una persona conocida porque está todos los días bajo los reflectores en el escenario público; se desempeñó hábilmente como vocero presidencial; supo surfear, sin naufragar, entre las escaramuzas internas del mileismo (o prefirió no participar de ellas), y nadie duda de que representa cabalmente al Presidente. El problema de Milei aparecerá cuando deba reemplazarlo como vocero presidencial; Adorni es quien habla en su nombre con los periodistas desde que el jefe del Estado accedió al poder. Pocos funcionarios han perdurado tanto tiempo en un lugar tan estratégico. Solo podrían mencionarse entre los que tuvieron capacidad de durar a Guillermo Francos, a Sandra Pettovello, a Luis Caputo y a Patricia Bullrich, entre pocos más. La designación de Adorni señala claramente la decisión presidencial de conquistar la Capital, en manos de Pro desde hace 18 años. A todo o nada. Pero, al mismo tiempo, Milei deslizó en conversaciones reservadas su proyecto de buscar un acuerdo con el macrismo en la provincia de Buenos Aires, el único lugar del país donde Cristina Kirchner tiene todavía vida política. “Hay que terminar con Cristina y con Kicillof”, lo escucharon decir al Presiente. Pero nada es definitivo en política ni esta responde disciplinadamente a la voluntad de sus protagonistas. “El acuerdo en la provincia será difícil, si no imposible, si Karina Milei sigue destratando a Pro”, lo escucharon, por su parte, a Mauricio Macri. Entre los dirigentes del macrismo está extendida la certeza de que la hermana presidencial no los quiere cerca a ninguno de los Macri ni a sus leales.
Macri, el expresidente y fundador de Pro, eligió como primera candidata para el 18 de mayo a la actual diputada nacional Silvia Lospenatto. Ella dio una prueba irrefutable de su compromiso con el partido de Macri, porque tiene mandato hasta 2027 como diputada nacional y aceptó bajar a la Legislatura de la Capital. Pocos políticos hacen eso. Aunque es muy valorada en los círculos políticos, Lospennato tiene escasas semanas para hacerse popularmente conocida. Nadie olvida aquella imagen de fines del año pasado en el recinto de la Cámara de Diputados cuando el cuerpo se quedó sin quorum para debatir el proyecto de ficha limpia (que les impide ser candidatos a los políticos con doble condena por corrupción) por la ausencia, inclusive, de algunos diputados de La Libertad Avanza. Carismática y buena oradora, Lospennato, autora de ese proyecto, quedó sola cuando se levantó la sesión, sentada en su banca y con lágrimas en los ojos. El proyecto de ficha limpia, con algunas modificaciones, se aprobó por fin en esa Cámara en febrero de este año, pero antes Lospennato había instalado la necesidad política de cerrarles las puertas del Congreso a los políticos corruptos. Mauricio Macri optó, cuando eligió a Lospennato, por una estrategia de renovación porque ella expresa a los dirigentes nuevos de Pro. Las alternativas que tenía eran las de políticos que ya pasaron por varias victorias y derrotas. “La campaña será la campaña de un equipo”, dijeron cerca del exmandatario; es un adelanto de que él se pondrá también la campaña al hombro. Debe subrayarse que en los lugares de la lista de candidatos a legisladores locales inmediatamente posteriores a Lospennatto estarán Hernán Lombardi y Laura Alonso, dos políticos que integraron el comité de campaña de Patricia Bullrich cuando esta fue candidata presidencial. Aunque Alonso y Lombardi acumularon méritos para estar ahí, también es verdad que sus designaciones exponen sutiles venganzas de Macri contra quien fue su ahijada política. Ahora, Bullrich hace campaña por los candidatos de La Libertad Avanza, aunque nunca renunció como afiliada de Pro. “Firmo ya si me dicen que empatamos con la Libertad Avanza”, desliza un alto dirigente de Pro. ¿Por qué se conforma con tan poco? Sucede que también es candidato a legislador local Horacio Rodríguez Larreta y sus votos serán siempre votos de Pro. Raro. Fue jefe de Gobierno de la Capital durante dos períodos y candidato presidencial en las elecciones que entronizaron a Milei. Lo acompañó a Macri a fundar Pro. Ahora es primer candidato a legislador por un partido propio; todos los votos que consiga, aunque sea una cosecha magra, serán desprendimientos de Pro. ¿Por qué lo hace? Nadie lo explicó con argumentos convincentes. Corre el riesgo de quedar ante el electorado de Pro como el autor de una derrota de ese partido en su distrito inaugural. ¿Hay un consuelo para Macri? Sí. Milei tiene su propio Rodríguez Larreta con Ramiro Marra, un exmileista que arrastra simpatías porteñas, y que nació en la política cerca del Presidente hasta que Karina Milei lo echó de ese espacio. De todos modos, Milei sigue teniendo seguidores en los grandes centros urbanos, sobre todo en la Capital, y muchos de ellos vienen de Pro. ¿Los opositores de Milei, que también los hay en territorio porteño, votarían entonces a Pro, que se mostró cercano a las grandes políticas del Presidente? ¿O votarían, en cambio, por una opción más radical, como lo es el kirchnerismo? Silencio. No hay respuesta. El Pro de Macri está en la Capital dentro de esa tenaza. Tal vez por eso, el expresidente endureció su discurso en Córdoba cuando dijo que “pasamos de un proyecto de país a un proyecto de poder”. “Él detesta los proyectos personales en la vida pública”, lo descifró alguien que lo conoce bien. Si bien Macri calificó su relación con Milei como “una linda relación personal”, criticó el desapego institucional del jefe del Estado y hasta la forma de integrar la Corte Suprema, porque pone en riesgo la economía. Difícilmente Macri pueda alejarse de Milei mucho más que lo que dicen esas palabras; lo único que rechaza definitivamente es el regreso del país al populismo kirchnerista. Si bien se lo escucha, su eslogan podría ser: voten a Pro sin abandonar a Milei.
En efecto, el kirchnerismo conserva en la Capital, pase lo que pase, entre el 25 y el 28 por ciento de los votos. Ahora tendrá como primer candidato a Leandro Santoro, un dirigente que comenzó por reconocer que es candidato en un distrito sofisticado y exigente. Criticó y se acercó sucesivamente a La Cámpora, la agrupación política kirchnerista con menos adhesiones porteñas. En sus apariciones por televisión, Santoro se muestra siempre dialoguista. En fin, no es Daniel Filmus, ni Aníbal Ibarra, ni Carlos Heller, los antiguos y sectarios exponentes del kirchnerismo capitalino. Algunos encuestadores no descartan, inclusive, que Santoro pueda ganar las elecciones con un porcentaje módico de votos, gracias a la excesiva fragmentación de sus competidores. “Un triunfo del peronismo cristinista en la Capital o en la provincia de Buenos Aires sería la peor noticia para el gobierno de Milei, porque influirá muy mal en la economía”, aceptó un importante funcionario nacional. De hecho, varios empresarios deslizaron que están esperando las elecciones de mayo y de octubre para decidir sus inversiones, como lo consignó el viernes en LA ANCIÓN la periodista Florencia Donovan. Esas vacilaciones empresariales respaldan las declaraciones de Macri cuando señala que es más importante un proyecto de país que un proyecto personal.
Habrá también otras candidaturas a la Legislatura de la Capital, como la de la valiente Paula Oliveto en nombre de la Coalición Cívica que lidera Elisa Carrió. Oliveto es autora o coautora de muchas denuncias sobre la corrupción política y sobre el uso político de los servicios de inteligencia. El radicalismo, bajo la conducción real de Emiliano Yacobitti y Daniel Angelici, un viejo amigo de Macri que se alejó del expresidente para tejer un acuerdo con Lousteau, se deshace en la nadería. Ellos dos, y sus esporádicas alianzas con Enrique “Coti” Nosiglia, lograron destruir al radicalismo de la Capital, que fue la principal fuerza política del distrito durante 30 años. Hasta la aparición política de Carrió, primero, y de Macri, después. Ni Carrió ni Macri, de cualquier forma, explican semejante derrumbe. Tampoco es una explicación la desaparición política y física de Fernando de la Rúa, el otrora líder radical de la Capital. Mirada a la distancia esa decadencia, parece que Raúl Alfonsín y De la Rúa se llevaron el radicalismo porteño a sus tumbas.
La mayoría de las figuras que disputarán la Capital en mayo (y probablemente en octubre) son importantes, pero la economía será el factor decisivo de las elecciones. El Gobierno y el Fondo Monetario gastaron en los últimos días toda la balacera con la que contaban para estabilizar los mercados bursátil y cambiario argentinos. Nada cambió nada: la intranquilidad pervive. El Fondo le dará al país un préstamo de 20.000 millones de dólares, pero no se aclaró si servirán también para pagar los intereses y el capital de la deuda argentina con ese organismo. Tampoco se notificó si ese monto llegará en tramos al país y qué condicionamientos tendrá. Por ejemplo: ¿le prohibirá al gobierno argentino usar esos dólares para regular el mercado cambiario? ¿Impondrá, al mismo tiempo, cierta flotación del precio del dólar? Si fuera así, estaríamos ante una contradicción del propio Fondo. Un alza en el precio de la moneda norteamericana podría empinar también los índices de inflación. Hay comerciantes y empresarios que remarcan los precios cuando ven que aumenta el dólar porque no saben a qué precio repondrán la mercadería. O por las dudas, simplemente. La oferta electoral es iridiscente y seductora, necesaria pero no suficiente para los argentinos. La estabilidad económica (el gran capital político de Milei) es más importante que el resplandor de los candidatos.
31/03/2025 a las 10:43 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El gobierno de Milei ya no es el mismo
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
30/3/025
Aunque haga esfuerzos denodados por disimularlo, la consistencia de la confianza política que transmite Javier Milei no parece ser ahora la misma que supo exhibir durante el primer año de gestión. En esa mutación confluyeron una conjunción de razones. Por caso, un escenario internacional que casi dio una vuelta de campana desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca. También y, sobre todo, los errores que fue acumulando el gobierno libertario en diferentes terrenos. Se estaría verificando una mayor permeabilidad en la expectativa social.
La Universidad Torcuato Di Tella acaba de ilustrarlo en su último trabajo. El llamado Índice de Confianza registró en marzo un descenso del 5,4% respecto del mes anterior. Representa la cuarta caída mensual consecutiva. Quedó estacionada en 2,42 puntos sobre un máximo de 5. El promedio de sus primeros 16 meses se estacionó en 2,53 puntos. Por encima en igual lapso de Alberto Fernández (2,29). Por debajo del que supo tener Mauricio Macri (2,63).
En las entrelíneas del informe pueden recogerse ciertos datos significativos. Los hombres mantienen una mayor confianza, pero con un declive del 3%. Los jóvenes de 18 a 29 años siguen constituyendo su columna con 2,56. Implica, pese a todo, una baja del 7,9%. Respecto de la distribución territorial no se visualizarían modificaciones estructurales. El gobierno de Milei continúa estando más fuerte en el Interior que en el AMBA. Con una puntuación de 2,60.
Ese panorama podría explicar muchas de las conductas oficialistas de las últimas semanas. En especial una de ellas, que se asemejaría a una carrera contra reloj. El encadenamiento de acciones, palabras y anuncios sobre un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El Gobierno supone que podría consolidar el anclaje de una confianza social que habría empezado a vacilar.
La cuestión es bien concreta. Aquella filtración de la confianza ha causado alteración en los mercados. Abultadas pérdidas de reservas del Banco Central. Repunte de la demanda del dólar paralelo. Aumento del riesgo país. Tres variables que también colocan bajo la lupa el interés que el modelo de Milei supo despertar en el exterior.
Esa realidad impactaría en la línea de flotación del Gobierno cuya estrategia global ha reconocido dos ejes: el equilibrio fiscal y la baja de la inflación. Cartas excluyentes con las que cuenta para la batalla en las elecciones legislativas. La movilidad del dólar ejerce presión sobre el índice inflacionario. El Gobierno no logra perforar el piso del 2% (2,4% en febrero) y se pronostica tal vez un número mayor para marzo. La estantería libertaria se conmueve.
Con evidencia, algunas de las previsiones no salieron bien. El Gobierno supuso que con los ingresos de dólares de la primera etapa del blanqueo (US$ 20 mil millones) tendría tranquilidad para recorrer el camino hasta octubre del 2025. Cuando el drenaje constante de divisas, incluso por medidas propias (importaciones), activó los sensores, Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, salieron a escena de manera desmañada.
Caputo fue artífice de declaraciones célebres. Para no dar el brazo a torcer sobre dificultades que otros advertían en la paridad cambiaria, sostuvo que “el dólar no está atrasado sino los precios adelantados”. Luego recurrió a otro axioma opaco. Declaró que nunca podría haber una demanda alarmante de la moneda estadounidense porque la plaza estaba seca de pesos. ¿Cómo?
Los costurones ensayados por el ministro tampoco arrojaron buenos resultados. Después de asegurar que al acuerdo con el FMI solo “le faltaba el moño”, Caputo pretendió ofrecer algún detalle para sellar con verosimilitud su afirmación. Sostuvo que el nuevo pacto podría incluir algún retoque en el régimen cambiario que “de ninguna manera sería perjudicial para la gente”. Fatal.
Los importadores se apresuraron entonces en aumentar los flujos. Los exportadores se retrajeron. Aquella sucesión de palabras solo fomentó la incertidumbre. Nació como consecuencia la jugada política que el Gobierno consideró que resultaría el tapón definitivo para regenerar la confianza permeada. La aprobación en Diputados del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que otorgó amplias e inciertas facultades a Milei para abrochar el acuerdo con el FMI. El respaldo de los gobernadores resultó, en ese aspecto, crucial. Aquel trabajo de la Universidad Di Tella advierte sobre la buena ponderación presidencial en el Interior. Los mandatarios provinciales saben, antes que nada, proteger sus comarcas.
Los efectos del DNU volvieron a consumirse en un puñado de días. Milei y Caputo recurrieron a gestos políticos que habrían trasuntado cierta desesperación. El embajador argentino en París, el joven Ian Sielicki, fue llamado de urgencia desde la Casa Rosada para que intentara establecer un puente con Emmanuel Macron. El mandatario francés aceptó una bilateral a distancia con el León libertario. Respaldó la alianza entre ambas naciones y comprometió el apoyo a la Argentina en el FMI.
Podrá convenirse que, en circunstancias límite, Milei no duda en canjear su prédica libertaria por un inmutable pragmatismo. Francia es uno de los países que convoca hoy la unidad de Europa para confrontar contra las políticas de Trump. En especial, por la pretensión del líder republicano de poner fin a la guerra en Ucrania celebrando un pacto directo con el autócrata ruso, Vladimir Putin.
El gobierno libertario, en la vorágine de las últimas semanas, también parece haber arriado otras banderas. Milei dijo varias veces que su ambición consiste en celebrar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Fue entendido como un desafío al Mercosur, bloque sobre el cual está ejerciendo la titularidad pro tempore. No se ocupó de convocarlo ni una vez. A comienzos de este mes el delegado de Trump para América Latina, Mauricio Claver Carone, descartó aquella posibilidad. El canciller Gerardo Werthein intentó poner las cosas en equilibrio sin provocar desaires: “No hablaría de un TLC sino de un acuerdo comercial”, apuntó.
Caputo debió encargarse, otra vez, de la tarea menos grata. Pidió autorización a la titular del FMI, Kristalina Georgieva, para revelar la cifra aproximada que cedería el organismo y llevar, de ese modo, serenidad a los mercados. La mujer se avino con una condición: el FMI daría su propia versión. El ministro de Economía comunicó que el desembolso sería de US$ 20 mil millones. Reveló gestiones con el BID y el Banco Mundial para duplicar ese monto. El Fondo resultó muchísimo más parco. Habló de un acuerdo “considerable” solicitado por la Argentina que debe ser aprobado por el directorio.
Las principales dudas no fueron despejadas. Caputo mencionó la libre disponibilidad de los fondos. Voceros del FMI aclararon que las entregas se harían por tramos. Los antecedentes indican que el primer desembolso podría orillar el 20% del total. Son cuestiones que el Gobierno continúa negociando. Tampoco se conoce bajo qué condiciones sería liberado el dinero. ¿Habrá novedades sobre el régimen cambiario actual? Se trata del valor del dólar, faro cotidiano de la vida argentina. La aprobación del acuerdo podría conocerse, con suerte, a mediados del mes que viene. Le queda al Gobierno un desierto por atravesar.
La demora de ese acuerdo, la intranquilidad de los mercados y los fantasmas que sobrevuelan a la inflación también habrían causado alteraciones en el ecosistema político y social que vienen administrando los libertarios. Existe otro elemento estimulante. Se ingresa de lleno en el calendario electoral. El debut será el 13 de abril con las PASO y constituyentes en Santa Fe. El 18 de mayo tocará el turno a la elección doméstica en la Ciudad. Vidriera inmejorable para todas las fuerzas que pretenden ingresar en la competencia.
El Gobierno teme por la inflación. De allí que no puede resignar una reconquista reciente: el control de la calle. Después del fatídico miércoles 12, producto de la subvaloración oficial de las marchas a favor de los jubilados, Patricia Bullrich decidió desplegar grandes operativos policiales. Las cosas no salieron de cauce. La realidad no es la que supo ser: esas manifestaciones adquirirán una dinámica creciente a medida que lleguen las elecciones. Hay otras señales del cambio de clima: la paralización de actividades en varios gremios, la huelga general convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) para el 10 de abril.
El Presidente adjudica todos los problemas que padece al exterior de su gobierno. No existirían dilemas económicos. Abundarían las conspiraciones e intentos de golpes institucionales que ha adjudicado a Cristina Fernández. La figura de la ex presidenta se colocó como eje del discurso de Milei. Hasta ahora venía repitiendo que su suerte por las causas de corrupción debería resolverla la Justicia. Acaba de pronosticar que terminará presa. Cuando le preguntaron sobre las críticas que hizo al acuerdo con el FMI respondió que “se trata de una figura irrelevante”. ¿La misma con capacidad de organizar confabulaciones?
En este contexto el gobierno libertario debe afrontar su primer desafío electoral en la Ciudad. Como sabe de su importancia, catapultó de candidato al portavoz Manuel Adorni. Hará campaña porteña y comunicará las decisiones de la administración de Milei. Probablemente hasta que en diciembre asuma en la Legislatura. Parecido a los vicios de “la casta”.
En esa pelea tratará de liquidar además su competencia con el PRO y Mauricio Macri. Oteará la suerte peronista, con Leandro Santoro, y el efecto que pueda tener en Buenos Aires en octubre. Otra vez cabe preguntarse sobre la conveniencia y la necesidad genuina del adelantamiento de los comicios porteños dispuesto por Jorge Macri. La política sigue jugando demasiado con fuego.
31/03/2025 a las 10:47 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Hay sorpresas en el feudo familiar
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
30/3/025
De acuerdo a las encuestas, claro. Ni siquiera son testeados. Tampoco eran conocidos cuando fueron votados y, menos, cuando abandonan el cargo: son la representación partidaria de una élite menor, los ediles en el pasado, el descarte (o la iniciación, tal vez), para participar en un torneo vecinal, lejos de las ligas mayores.
Pero finalmente no son amateurs: en su ejercicio y cuando culminan la función suelen no necesitar trabajo, menos la necesidad de buscarlo, en particular si obtuvieron una banca en la Capital Federal, en ese edificio soberbio llamado Palacio Ayerza. Justo lo que va a ocurrir el 18 de mayo próximo para la competencia de legisladores porteños, los concejales de antaño, quienes desde 1994 se acomodaban a un campeonato menor históricamente y, ahora, de repente pasó a convertirse en una porfía de orden nacional, un remedo de las suspendidas PASO, la muestra aproximada del incierto tablero político en la Argentina. Casi un banco de pruebas para el gobierno Milei. En otro momento era lo que buscaba su Triángulo de Hierro.
Como el hombre modifica las instituciones, habrá que reconocerle al nuevo Horacio Rodríguez Larreta el cambio de expectativas por el comicio. Y su calidad de participantes. Según dice, quiere empezar desde abajo, desde las bases, asimilando una devaluación personal de quien se creía con derechos presidenciales desde sus cinco años, al anunciar su candidatura a una concejalía en lugar de promoverse como aspirante a diputado o senador. Lo menos. Pero se tiró a una hoguera para caminar sobre las brasas y, de paso, obligar a la quema de otros postulantes que estaban vestidos para una oportunidad jerárquica diferente. Su lanzamiento vino a caballo también de la separación de los comicios capitalinos, anticipando la muestra municipal de la nacional, en apariencia una hábil destreza de los primos Macri para fortalecer su feudo político, el PRO familiar. El sueño de una fortaleza inatacable.
Y justo atacó uno propio, Rodríguez Larreta, con otra bandera, cierto nombre en el ejido porteño por su pasada labor como intendente (o jefe de Gobierno) anticipando de ese modo una lucha que estaba reservada para los concursos mayores de este año. Y quienes se aguardaban como partícipes de experiencias electorales con otro status, superior, caso Manuel Adorni o Silvia Lospennato, ahora deben presentarse para hablar de los baches en Villa Ortúzar o Devoto, la precariedad en la 1-11-14 o la inseguridad en las calles de cualquiera de los 48 barrios porteños en lugar de empinarse a apoyar desde la Cámara de Diputados objetando la designación de un juez de la Corte o el acuerdo con el FMI. La vida te da sorpresas. Macri supuso en una reunión de tres horas en el departamento de un productor de TV que le modificaría la opinión a Rodríguez Larreta, sea por la excelsa unidad del PRO o por la cantidad de funcionarios que en la Municipalidad aún le responden a su excolaborador. No tuvo éxito, del mismo modo que fracasó con Diego Santilli y Cristian Ritondo, que arreglaran en simultáneo ir juntos con La Libertad Avanza en Capital y Provincia: en el territorio porteño ya se evaporó esa posibilidad, no se sabe todavía en el ámbito bonaerense. Por supuesto, Rodríguez Larreta ni siquiera sospechó el alboroto nacional que provocó su aspiración municipal, basada en principio por su obcecación contra Mauricio, contra lo que él siempre imaginó un desdén discriminatorio y negador al considerarlo sin futuro en las alturas por ser “petiso, peludo y pelado”. Macri dixit.
Al margen de la expresión, el ingeniero siempre actuó en ese sentido, ignorando Larreta que esa consideración quizás era igual a todos los que rodean a Macri. Entre ellos, luego de Casa Rosada e Intendencia, aparecieron odios crecientes, marcando otra relación a la tradicional de uno y dos en el liderazgo: Macri se molestó por el cambio de prelación cuando dejó el gobierno y Rodríguez Larreta lo marginó al mundo de los comunes en los actos, como si no hubiera sido mandatario, y se asustó de acompañarlo a la primera cita judicial en La Plata que lo podía complicar con prisión. En cambio, fueron solidarios entonces Ritondo y Patricia Bullrich, quien entró en la máxima cercanía buscando la herencia. Transitoria al fin. A su vez, Horacio se ofendía por nuevas preferencias de Mauricio que le reducían sus aspiraciones. Una pugna de rencores que ahora se expresan con Macri diciendo que Larreta contribuye al gobierno Milei para quitarle votos al PRO con su deserción y generando una explosión de retazos políticos que tal vez beneficien al candidato de un peronismo sui generis encabezado por el Leandro Santoro que tocaba la guitarra con Alberto Fernández y que este jamás premió con un cargo. Casi un símil de Macri-Rodríguez Larreta. La incógnita sobre la futura elección en Capital pasa por resentimientos y, en la etapa previa, asombra por la falta de enfoque de Macri y en el crujido de la estructura porteña. En apariencia, le ha dejado la responsabilidad de la candidatura a Lospennato y a su primo Jorge, mientras confiesa sus pifias por haber acompañado a Milei protestando porque “lo ayudamos en temas troncales y no nos paga”. Arguyendo que le facilitaron la aprobación de ciertas leyes clave y que el círculo íntimo, en particular Santiago Caputo y la hermana Karina, lo bombardean para destruirlo. No son agradecidos, ni buenos socios, estima. Como si el Presidente nada tuviera que ver con ese proceso. Pero lo preserva en la ofensiva para otra oportunidad, fallida. Aunque está más enojado con Milei que Cristina, quien disfruta con esas destrucciones ajenas en un ámbito municipal en el cual ella jamás se interesaría. Ella solo está para Primera A.
31/03/2025 a las 10:50 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El tiempo de Karina
Jesica Bossi
Fuente: Infobae
(*) Notiar.com.ar
30/3/025
“El Jefe” pasó el viernes su cumpleaños número 52 en su despacho, en el primer piso de la Casa Rosada, con la compañía de un círculo pequeño y su perro Thor. Hubo apenas un brindis y deseos de buenos augurios, compartidos por algunos funcionarios que se acercaron a saludar. Karina Milei atraviesa, sin estridencias, el momento de mayor poder dentro del gobierno que lidera su hermano.
La secretaria general de la Presidencia concentra al 100% el armado territorial y la confección de las listas en todo el país. La contracara de esa enorme atribución es que se convierte en la principal responsable de la marcha de la campaña y los resultados, que se irán dando durante el larguísimo año electoral. Recién el 26 de octubre será el cierre de oro, con las legislativas nacionales.
El PRO advirtió tempranamente que Karina puede ser un flanco débil, sobre todo y en lo personal, para Javier Milei. Mauricio Macri y María Eugenia Vidal la responsabilizaron públicamente de haber rechazado una alianza entre ambos sellos y de confundir el enemigo político, en alusión al kirchnerismo. “¿Van a seguir subestimándola? Si lo hacen, seguirán pifiándole”, lanzó el Presidente vía X, al difundir un video que destaca la tarea de ella en la creación del partido.
La centralidad de Karina dejó a un costado la influencia de Santiago Caputo, cuyo valor sustancial ha sido el desarrollo de la estrategia electoral. El asesor se limita a dar su opinión antes de la toma de las decisiones, pero la lapicera está en manos de Karina. No se advierte allí una pulseada, él la perdería, sino más bien un repliegue táctico.
Ella consolidó en el último año su propio “triángulo de hierro”, conformado por otros dos vértices: “Lule” y Martín Menem. A diferencia del triángulo original –que incluye al Presidente y a Caputo- este tiene una característica más verticalista y homogénea: los Menem operan, en realidad, como uno solo, sin fisuras entre ellos, en ninguno de los frentes.
Son los ojos de Karina, y se mueven con excesivo recelo, lo que les vale múltiples críticas internas y externas: “desconfiados”, “mezquinos” y “sectarios”, son algunos de los calificativos que se repiten sobre su accionar. Por caso, un alto funcionario se quejó recientemente por un llamado de “Lule”, en el que le reclamaba no entrometerse en conversaciones con referentes municipales de una provincia del norte. “¡Eran cuatro pelagatos!”, minimizó el increpado.
Patricia Bullrich, la figura de más peso político dentro del Gabinete, tomó nota de esa configuración. Hace diez días reunió a su tropa de legisladores e intendentes en el Ministerio de Seguridad para hacer un análisis de cada distrito. Allí adelantó lo que se empieza a verificar en los hechos: no puede garantizar lugares en las listas. Y, lo más importante, no va a actuar de “puntera”.
La lógica, según quienes escucharon ese mensaje, es que Karina confía como primer filtro en los delegados que designó La Libertad Avanza en cada provincia, y que quienes se lleven mal con esos dirigentes en el territorio, tendrán pocas chances de integrar una nómina.
En la provincia de Buenos Aires, fue revalidada la función de Sebastián Pareja, quien ocupó el mismo puesto en la campaña presidencial de 2023 y que actualmente es presidente de LLA en esa jurisdicción. De origen peronista y con un paso por el macrismo dentro del esquema de Emilio Monzó, se ganó el visto bueno de Karina y, en simultáneo, el resquemor de “Las Fuerzas del Cielo”, la agrupación auspiciada por Caputo que tuvo un estrambótico lanzamiento en un acto de San Miguel, en noviembre pasado, y con los meses fue perdiendo visibilidad.
“Hay cuatro categorías para ir a pescar en política: los peronistas, los radicales, el PRO y el lumpen, los ‘buscas’ que nadie quiere sumar, en esta última están reclutando”, advierte un dirigente bonaerense desencantado con el rumbo del trabajo en el terreno de Pareja.
Como sea, en gran parte, la suerte de Milei en la provincia está atada a cómo se termine moldeando la oferta electoral. Si el peronismo/kirchnerismo va unido o no; y si el PRO presenta una lista propia, como en la ciudad de Buenos Aires. El Gobierno nunca tuvo en los planes un acuerdo de cúpula con el partido fundado por Macri, sino más bien fichar a sus principales espadas hasta vaciarlo por dentro. Si Diego Santilli, Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro ya tienen decidido en su fuero íntimo pintarse de violeta, la discusión ha finalizado.
A pesar de la volatilidad y la tensión cambiaria en las últimas semanas, La Libertad Avanza mantiene gran expectativa electoral. De lograr sostener el dólar planchado y la inflación a la baja, ostenta una fórmula prácticamente imbatible frente a una oposición sin capacidad de disputarle nada a Milei. Lo que pase el día después y la sostenibilidad del programa económico, es otra historia.
El primer round de la ciudad de Buenos Aires tomó vital relevancia. Los Macri molestaron a los Milei por anticipado. Primero, con la contratación de Antoni Gutiérrez Rubi, ex estratega de Cristina Kirchner y Sergio Massa, a quien el Presidente acusa de “la peor campaña sucia” en su contra. Segundo, con el adelantamiento de la fecha de votación.
El catalán quizá termine siendo no tan mala noticia para los libertarios. Hace poco más de un mes, cuando presentó a la mesa chica del PRO la propuesta de acción, sostuvo que la marca medía 22 puntos sola, más que Vidal y Darío Nieto, ejemplos mencionados. Es decir, debían resaltar la idea de “equipo”. Le sirvió en bandeja el argumento a la ex gobernadora, que en ese mismo instante pronunció su “no” indeclinable. Si el candidato es la marca, que vaya cualquiera, fue el razonamiento. Macri no pudo convencer a Vidal y optó por Silvia Lospennato, quien fue creciendo en la cercanía del ex presidente en el último tiempo.
La apuesta exactamente contraria eligió La Libertad Avanza. Apeló a su figura más taquillera, Manuel Adorni, para librar la pelea. La candidatura se decidió formalmente el martes –aunque se anunció dos días después- pero lo cierto es que nunca hubo una opción superadora sobre la mesa, más allá de las especulaciones. Es cierto que midieron diversas posibilidades –desde ministros hasta outsiders- pero ninguno se acercaba a la efectividad del portavoz: buenos números e identificación directa con Milei.
A Karina le quedó una mala sensación en la selección de candidatos en 2023, con lo cual el requisito determinante en esta vuelta es la incondicionalidad. Las consecuencias de las fallas de aquel momento, coinciden, se ven hoy en el Congreso, con bloques indisciplinados y falta de voceros sólidos, que no aprenden ni con las reiteradas sesiones de coaching.
Lule Menem fue, puertas adentro, de los más insistentes en jugar a Adorni. Karina lo aceptó porque, antes que nada, es “práctica”. Según dijo entre sus íntimos, no quiere testimoniales, con lo cual en diciembre se anunciará cómo continúa la comunicación oficial, una instancia en que la Casa Rosada ajustará el elenco para la segunda mitad del mandato.
Karina, los Menem y Santiago Caputo comparten la aversión a los Macri. Por eso no sorprende que en los primeros siete distritos que van a elecciones no hicieron acuerdos con el PRO, y sí los hicieron en Chaco con el radicalismo. También es cierto que, más allá del signo político, con al menos diez gobernadores hay un “pacto de caballeros”: el Gobierno no los jode en los comicios locales, y ellos no los complican en las legislativas nacionales.
El kirchnerismo, como si fuera un sueño, se ilusiona con un duelo con los libertarios por la Ciudad, en el que imaginan a los “amarillos” relegados a un tercer puesto. Leandro Santoro intentará un discurso local y sin padrinazgos políticos. Si el PRO es el “equipo” y Adorni es Milei, Santoro entonces se autopercibe huérfano.
Ramiro Marra es el cabo suelto en el universo libertario. Puede generarle algún daño en votos a LLA, pero el efecto más directo es en los detractores internos de Karina, quienes mascullan por lo bajo que no debió expulsar a una cara tan instalada, ya que eso hubiera evitado “quemar” a Adorni para una contienda menor. Si no ganan, entonces le pasarán factura; si ocurre lo contrario, la guillotina será aún más temida.
Los K parecen detenidos en el tiempo, en 2019, discutiendo una sociedad de tercios, en este caso, Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof (en lugar de Alberto Fernández). El gobernador está siendo desautorizado para fijar la fecha de una elección –él quiere desdoblar de la nacional, mientras que la ex presidenta no- y la novela lleva meses a la espera del capítulo final que todos más o menos intuyen cual es.
En el medio, dibujan candidaturas en el aire para presionar. Miden a Massa en provincia, y a Cristina en Capital. Una encuesta no se le niega a nadie.