Por Luis Alejando Rizzi.-

CRISTINA MÁS PRESA.

Mas allá de la opinión que cada uno pueda tener de la sentencia final dictada en el llamado juicio “Vialidad”, lo cierto es que “la política” tiene mucho que ver y es probable que, si el 26 de octubre el resultado hubiera sido otro, hoy Cristina estaría igual de presa que antes de la reunión con un grupo de economistas.

Pero no, el peronismo perdió, como le viene ocurriendo en casi todas las elecciones de medio término, pero para mal de muchos, Julio de Vido puede dar fe, perdió en muchos casos contra sí mismo, que es lo que les resulta intolerable.

El bloque del Senado se fragmenta, lo que hace a la normalidad argentina de la que vengo hablando, más que hacerse amigo del juez, es el juez quien se amiga con la política, y hoy ajustar a Cristina a reglas que debieron imperar desde el inicio de su encierro es “cool”, esa forma de ser que atraviesa a todas las culturas y en esta Argentina normal es una de sus peores mejores costumbres.

Es una apuesta sin riesgo y cae bien en el mundo de snobismo de la sofística, ese vicio cultural que se culturizó. Un oxímoron de los tiempos post modernos.

El ajuste penitenciario de Cristina dependerá de que el plan del gobierno “no se trabe”, como piensa Marina dal Poggetto, hay una relación inversa entre la suerte de Cristina y la de Milei, son los opuestos de la Argentina normal, en los años pares, en los impares -los de las elecciones- la relación se estrecha, a Cristina le viene un año duro, menos balcón y más soledad.

Son las reglas de la prisión.

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LA CORRUPCIÓN.

Forma parte de nuestra normalidad, pero agregaría, en general, de todo negocio que se concreta entre los estados y “los privados”.

Ya lo he contado alguna vez, un “ceo” me explicó cómo funciona la corrupción, y las reglas del “compliance” son un gasto necesario, es el costo de “la piel del cordero”.

Señalaba, entre no más de cuatro o cinco países, que la Argentina “K” había roto todas las reglas de la “corrupción”; aquí diríamos sus “códigos”, ya que no se trataba de un porcentaje, sino de participar en el negocio, “así es imposible cualquier conversación”, concluía.

Nuestra “casta” empresaria, lo muestra el juicio de los cuadernos, parecería que se habría formado invirtiendo el dinero del estado y pagando una “tasa de corrupción” que no superaba el 5%.

En la reciente licitación de la “ruta del Mercosur”, el estado financiaría hasta el 70% de la inversión por medio del BICE.

¿Es un negocio al que se pudo ingresar sin capital?

Así habrían nacido varios “grupos”, tomo la expresión en su sentido más lato, de la RAE y del vulgo y asimismo se fue creando nuestra complaciente burguesía.

El gobierno de Milei no se pudo sustraer a este clima, y si bien en algunos casos, como ANDIS, el dinero malhabido podría haber llegado al transporte aéreo, hay un apellido que sería el hilo conductor. Aún no hay pruebas de que la cosa haya llegado a la familia Milei, que, no obstante, se ven golpeados por su “enfermizo espíritu endogámico”, viven aún dentro de un “útero” que no es ni más ni menos que la casa de gobierno. Ven la vida desde su cordón umbilical.

Por ese mismo vicio quedaron enganchados en el caso $LIBRA, lo que es tan grave como si hubieran participado en esa estafa.

Fue un caso grave de ingenuo “mal desempeño”.

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SIN 20 MIL MILLONES.

Este crédito no le salió a Caputo y a sus “Morgan’s boys”, apenas “repo”, “repo” mediante cinco mil millones, para pagar los cuatro mil que vecen en enero, algo es algo.

Caputo ahora dice que no le importaban esos “20 mil” porque mercado se está abriendo, pero el riesgo país parece tener un piso de “600”, alto, por cierto.

Es posible que esta frustración modifique el contenido de la reforma impositiva. No se podría abolir el provisorio “impuesto al cheque”, pero además, como la economía no crece, no hay posibilidades de que se incremente nominalmente la recaudación y la actual presión fiscal limita la recuperación del consumo. Los círculos viciosos son una suerte de dilema fatal. Las soluciones siempre son igualmente malas, ni aplica la regla del “maximin”.

¿Se traba otra vez el plan…?

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