Por Juan José de Guzmán.-

Esquilmados por “TODOS los gobiernos”, desde hace muuucho tiempo, con un poder de compra cada vez menor, socorriendo a las arcas del Estado con su Fondo de Garantía de Sustentabilidad que administra los activos de ANSES, resulta necesario darle una respuesta a la situación desesperante que vive la clase pasiva. Y esa respuesta debería venir acompañada de una disposición que elimine el pago del IVA a todo aquel jubilado.

Ya sea con el descuento en el mismo momento de la compra o bien, efectuándole una devolución de lo pagado por este concepto.

Sería una forma de atenuar las penurias que viven aquellos que en todas las campañas presidenciales han escuchado promesas de ayuda “para los abuelos” pero que, una vez llegados a lo más alto del poder, lo primero que hacen es volver a meterles la mano en los bolsillos para equilibrar las cuentas que producen el desequilibrio (déficit) fiscal.

La propuesta es muy simple (y clara): junto con el veto (prometido por el Presidente), a la ley que beneficiara a los jubilados pero que pondría en riesgo el equilibrio fiscal, dispongan en el mismo texto del veto que a partir del mismo, los jubilados estarán exentos del pago del IVA en determinados productos de la canasta alimentaria y en lo concerniente a la salud, llámese medicamentos y prepagas.

De esta manera no se pondría en peligro el equilibrio fiscal y se le estaría dando, de manera indirecta, un adicional a las paupérrimas jubilaciones.

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