Por Manuel Lichtenstein.-
Naciste Grande con Mayúsculas, y como Grande, hace no más que un soplo, ya andás navegando por los dulces cielos donde te aguardaba tu amada.
Naciste grande y, en el trotar por tu mundo, hiciste más grandes a los grandes y juntos hicieron más grande a nuestro más que amado tango, que se universalizó más aun con tu inspiración a lo Marianito.
Recuerdo que con mis primeros pasos de milonga y tango, escrachando a cuanta mina abrazaba con tus acordes, con tu Cuartito Azul, padre de una música que vaya uno a saber desde cuándo la tenias anidada en tu corazón, con tu Taquito Militar, que dio más veces la vuelta al mundo que la música ronca de la viejas calesitas de barrio, los milongas le sacamos viruta al piso a cuanta milonga salpicada de vida porteña, desde el trocen pasando por los barrios que supieron de tu potencia de músico de alma y raza.
Te vi por vez primera cuando con mis primeros 19 añitos, allá por el año 1943 en el viejo Luna Park, en los inolvidables e imperdibles bailes de carnaval, junto al yorugua más porteño y argentino que otra cosa, el Pirincho dueño del Halcón Negro, mirándote a los ojos mientras se chamuyaban cual si fueran padre e hijo cruzándose los pensamientos como almas gemelas que el destino cruzó para deleite y suerte de los orres enroscados al tango que como yo, tenemos más que sangre en las venas, la sagrada música que abrazando a una mina, nos floreamos hasta que las velas no ardan.
Hoy Marianito, bien Mores y bien tango, te fuste pero para los que llevamos enancados tantos recuerdos en nuestras alforjas, te fuiste pero no nos dejaste y allí en alturas andarás compadreando con tu amado Nito, con el Pirincho de todos los tiempos, con el Pichuco que nunca se fue, y por encima de todo, de la mano con tu amada Mirna, seguramente fuente brava de tu inspiración, desde que el día que se cruzaron y se anudaron hasta la eternidad de todos los tiempos.
Marianito, no me sale un adiós, más bien me refugio en los acordes de Tanguera, himno de un presente en la tierra, con la ilusión para el día que me toque, me encontraré contigo en tus propios cielos, Amén.
14/04/2016 a las 11:49 AM
GRACIAS TROESMA POR TANTO ARTE.
Lancero del «2» de Caballería
14/04/2016 a las 12:03 PM
BELLAS PALABRAS, DON MANUEL. GRACIAS.
16/04/2016 a las 4:52 AM
què hermosa, y sentida despedida,gracias Manuel. Al maestro Q.E.P.D., y gracias,por su arte,su creatividad ,su humildad y responsabilidad,por representarnos en todo el mundo. Que Dios,lo lleve en la palma de su mano…..
16/04/2016 a las 9:42 AM
Dentro del tango fue un compositor extraordinario.
Puede corroborárselo observando la minuciosidad
y explicitud que despliega en sus partituras, caso
único donde, según creo no fue superado.
Con el monumental GRICEL, quizá el menos
ostentoso de sus tangos, ya estaría justificado.
Su penoso «agujero negro» fue haberse pegoteado
al nefasto peronismo. Echado el «huevoduro» Perón
en 19 55, Marianito debió «exiliarse» en Uruguay,
desarmó su orquesta, y desensilló hasta que
aclarara. Fue un triste y extenso interregno.
Mas cuando un artista exhibe el talento que el
desbordaba, se le perdona todo. Como al nazi
Richard Wagner.
Muy conmovedor su homenaje compadre
Lichtestein. Lústrese nuevamente los
«encharolaos» de Grimoldi (con «Taquito
militar») y salga a rastrear alguna milonga
barriera donde pueda reverdecer sus
habilidades, que por lo que narra no han
de ser escasas.
16/04/2016 a las 12:05 PM
POCHITO
Andate a la concha de tu hermana; el sobrenombre cambialo, te queda muy grande.