Por Alfredo Nobre Leite.-

Parece que los promotores de la despenalización del consumo de drogas volvieron por sus fueros: la diputada Carolina Gaillar, que preside la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, inició el tratamiento sobre la rehabilitación del uso de marihuana para aliviar el sufrimiento (dolores) de personas, la socialista Myriam Bregman, rechazó la ley de estupefacientes, atacando el prohibicionismo y otra legisladora, kirchnerista, cuestionó la ley, calificándola de «vetusta, retrógrada y autoritaria». Lo que no consideran esas legisladoras, son los efectos nocivos y letales que causa el consumo de la «cannabis sativa», consignando algunos de ellos a fin de evitar opiniones livianas y superficiales sobre una cuestión tan seria, por el mal que afecta a la población: «Produce ilusiones (distorsiones de la realidad), alteraciones de la memoria reciente, curso de pensamiento y atención ataxia (dificultad de coordinación de los movimientos); disminución de la fuerza muscular y disminución de coordinación motora gruesa. Estos últimos efectos pueden favorecer la ocurrencia de accidentes de tránsito. En altas dosis o en personas vulnerables pueden ocurrir episodios de despersonalización, delirio, alucinaciones y crisis de pánico. El adolescente es más vulnerable a los efectos de consumo crónico; en este grupo produce con frecuencia un síndrome amotivacional caracterizado por astenia (sensación generalizada de cansancio, fatiga y debilidad física y psíquica), disminución de la atención, trastornos de la conducta y de la relación con los padres.

En el sistema nervioso central la marihuana inhibe la liberación e neurotransmisores y modifica la respuesta inmune e inflamatoria. Los efectos en el consumo crónico se manifiesta con déficits cognitivos de aprendizaje. Se la relaciona además con síndrome amotivacional, con apatía y desinterés. Produce alteración en las defensas, disminución de la fertilidad en el hombre, alteraciones menstruales en la mujer y disminución de ovulación. La marihuana contiene más partículas que llegan a la vía respiratoria inferior que el humo del tabaco, y muchas de ellas tienen efectos carcinogenéticos, relacionándola con cáncer pulmonar (entre otros efectos letales y nocivos).

Además, produce cambios conductuales y cognitivos que afectan las relaciones del individuo, y disminuye su capacidad productiva. El consumo de marihuana, está asociado al consumo de otras drogas y con ello se asocia un aumento de conductas delictivas, accidentes de tránsito y dificultades para mantener una familia.

La marihuana se la llama «la puerta de entrada a las otras drogas», y su uso está asociado a consumo de alcohol y otras drogas ilícitas; genera adicción por ser una droga psicoactiva y produce un síndrome de abstinencia leve, que se manifiesta con insomnio, irritabilidad e inquietud». (*)

Los integrantes de la Comisión de Salud de la Cámara baja, deberían ser prudentes en sus aseveraciones sobre la marihuana, que no se trata de una sustancia inocua, y menos liviana, siendo «la puerta de entrada» a la cocaína, la heroína y las drogas de diseño, como se vio en Costa Salguero en que fallecieron cinco jóvenes en un «festival electrónico», vínculo para el consumo de drogas, que el Estado debe prevenir y combatir, pues por sobre cualquier otra consideración, está la salud integral de nuestra juventud.

* Basado en el artículo «Marihuana, sin pena peo con riesgo», por Agustina Sucri, diario «La Prensa» del 29 de abril de 2012.

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