Por Oscar Edgardo García.-

El votante de Juntos por el Cambio se encuentra frente a un complejo cuadro de situación como resultado del análisis de los antecedentes de los candidatos que se postulan para Jefe de Gobierno en la CABA.

Jorge Macri, que con indisimulado nepotismo tiene a Mauricio Macri como principal impulsor de su candidatura, continúa como Ministro de Gobierno de la CABA, cargo que se ha convertido en circense, porque inexplicablemente lo ejerce sin funciones, en virtud de sus públicas discrepancias con el jefe de gobierno, mientras que hace uso de licencia como Intendente del Partido de Vicente López, donde sus vecinos tienen muy presente el incumplimiento de sus promesas durante la campaña electoral, particularmente sobre las excepciones inmobiliarias, cuando la realidad indica que durante su mandato dichas exceptuaciones, que él calificó como corruptas e injustas en ese momento, fueron superiores a las aprobadas por su antecesor, así como también la escasa transparencia de su gestión en la adjudicación de compras sin licitación pública, en las que hubo familiares suyos que se beneficiaron y, por otra parte, insiste obstinadamente con su postulación a pesar de no poder demostrar fundadamente que cuenta con el tiempo de residencia que requiere la Constitución de la Ciudad.

Martín Lousteau acredita una acomodaticia trayectoria, zigzagueante y entre sombras, desde su gestión como Ministro de Economía de Cristina Fernández, en la que fue el autor intelectual e impulsor de la célebre «resolución 125», a transitar posteriormente con vaivenes en distintos andariveles de la política hasta llegar al presente con la prestación de rentables servicios al Congreso Nacional por medio de su consultora, de la que también es integrante el diputado Emiliano Yacobitti, que podrían encasillarse como negocios incompatibles con el desempeño de la función pública.

Fernán Quirós acredita un buen desempeño como Ministro de Salud pero tiene baja inserción en el electorado por carecer de carrera política y carga con ciertas desconfianzas al contar con el apoyo de Horacio Rodríguez Larreta, que enfrenta el rechazo y las críticas a su gestión de una importante porción de los porteños por su inapropiado y desacertado plan de obras públicas y de urbanización, las que están bajo un manto de sospechas por favoritismos y dádivas en las licitaciones y en las autorizaciones para los desarrollos inmobiliarios, así como también sobre los contratos de concesiones de servicios que son prestados por terceros a la ciudad.

A la lista de postulantes se agregan Ricardo López Murphy y Graciela Ocaña, con una importante, respetable y valorada trayectoria en la política, que representan renovados vientos para el futuro pero que por el momento no alcanzan un caudal de votos que les permita terciar en la contienda.

El escenario se presenta difícil, porque son varias las posibilidades, por lo que se debería decidir con sensatez y criterio cuál de ellas escoger y, dado que algunas son igualmente buenas o malas, el votante de Juntos por el Cambio está frente a un dilema crucial.

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