Por Paul Battistón.-

No sólo de dividir a la oposición gobierna Macri; dividir las consecuencias de su accionar le viene resultando una forma eficiente de cultivar una tendencia de no retorno a modo de compensar su desgaste.

Sabe de su picada en popularidad ante la cual ha optado por edificar la oposición necesariamente dividida incapaz de coagular sin el veneno Cristina.

La Cristina necesaria como antagonista va siendo transformada en elemento separador de una oposición que destila flojera en intentos y reniegues de reconciliación con su pasado inmediato. Quienes habían llegado a negar la pureza peronista del kirchnerismo comienzan a olvidar sus dichos en pos de una recuperación de unidad que parece imposible sin la líder. Sin embargo su presencia en busca de una unidad resignada puede a su vez agrietar como en el 2013.

No sólo hacia sus figuras principales va dirigida la división que Macri lleva adelante con los opuestos, la misma penetra en los planes de lucha llevados contra el gobierno dividiendo las realidades post acontecimiento, tecnología mediante si es necesario.

La realidad de una marcha federal versus la realidad de resultados inconsistentes post marchas más el agregado real tangible de la plaza reconstruida y destruida refuerza la convicción trolleana de no retorno al pasado alimentando la disyuntiva de elegir entre la disconformidad y el pavor. A la habitual guerra informativa (ya casi exclusivamente en redes) con fines de dilucidación de resultados tras un acontecimiento como una marcha o un paro, ahora también se suma la capacidad de división a modo de precuela que los usuarios de redes pro Cambiemos han desarrollado asignando a los acontecimientos opositores autorías, orígenes y financiaciones ocultas.

La estrategia divisora se prolonga a la grieta dejando la capacidad agrietadora casi en exclusividad en manos de CFK, situación detectable en una baja de decibeles de polarización en los habituales espacios televisivos periodísticos o de entretenimiento. Pareciera que una orden de intento de cicatrizado ha sido impartida. Mirtha y Lanata farandulizan buena parte de su tiempo de aire y los análisis económicos se centran en las cuestiones técnicas visualizadas desde los diferentes puntos de vista de los panelistas disertantes más que en cualquier posible cuestión ideológica.

Los fueros de CFK parecen haberse transformado en una vital pieza de apuesta y obtención de réditos para un gobierno sin senado propio, donde cualquier negociación, discusión o retraso pactado de desafuero siempre le da alguna ventaja en alguno de sus frentes. Ya sea la obtención de una votación favorable, un silencio necesario, un desgaste de Pichetto o el cultivo de la bronca troll.

El gradualismo del gobierno acosado por los tiempos de desgaste y desconsuelo se ha sostenido a la par del gradualismo de rearmado de la oposición, sólo que este último no es resultado puramente de estrategia o precaución si no de las divisiones que le han sabido propiciar más allá de las divisiones propias post trauma K.

CFK fue elevada por el gobierno como polo contrario al rumbo de cambio pero ahora es alentada como elemento de división de una oposición inconsistente que no logra cuajar en alternativa. Si finalmente parte de la misma lograra la consistencia de una alternativa creíble a condición de excluir a CFK seria para dejar la oposición dividida en dos nuevamente. Lo cual en cierta forma es el meollo de la cuestión, el titulo de alternativa es incompatible a esta altura con cualquier forma de metamorfosis del kirchnerismo.

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