Por Juan José de Guzmán.-

Tras el anuncio de Mauricio Macri de no presentarse como candidato a las elecciones presidenciales 2023, ha queda flotando en el aire el desconcierto que produjo en el gobierno. El vacío (palpable), los silencios y la no respuesta a la jugada del líder de Juntos nos obliga a pensar que los tiempos deben acortarse tanto como sea posible.

Saliendo de la escena el factor aglutinante del Frente de Todos, el latiguillo “Ah pero Macri” dejará de tener sentido y, como este gobierno ha perdido credibilidad en todos los aspectos, sólo cabe pensar como única solución (para evitar más sufrimiento) en el adelantamiento de las elecciones presidenciales.

Argentina, así como pasan los días hoy, no puede esperar hasta finales de 2023. Todo está parado a la espera de un próximo gobierno que, por el sólo hecho de ser nuevo, va a recibir el apoyo que se le suele dar a todo aquello que “comienza”.

Esperar que pasen los días, semanas y meses hasta que se cumplan los plazos electorales en cada distrito sólo nos llevará a ahondar la crisis, que es terminal y que debemos, entre todos, comenzar a revertir cuanto antes.

No hay tiempo que perder; si el gobierno sigue en esta anomia que agobia, es la oposición quien debe plantearlo sin temor a ser tildada de golpista, en el lugar que sea (mejor en el Congreso).

No perdamos valiosos meses sin hacer nada; es tiempo de marcar la cancha, con firmeza y convicción.

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