Por Luis Américo Illuminati.-

No hay peor cosa en política que satisfacer a la masa cuyos gustos e inclinaciones nunca coincidirán con los intereses de la Patria. La masa no tiene ideales, dignidad ni identidad, solamente tiene apetitos y bajas pasiones. Aborrece la excelencia y acata el «pensamiento único del populismo». El desplazamiento de 100 mil, 200 mil o un millón de individuos no es ninguna garantía de soberanía ni de legitimidad. Es una aglomeración o amontonamiento de seres ambulantes que Schopenhauer, Nietzsche y Bertrand Russell repudiarían. Eso fue la Marcha «universitaria». La concentración del vulgo errante. Una masa informe, una multitud innominada e inducida, manifestándose por una causa equivocada, ignorando que su reclamación es su propia ruina.

Sobre materia rebañística así opinaba Schopenhauer: «Lo que más odia el rebaño es aquel que piensa de modo distinto. No es tanto la opinión en sí, sino la osadía de querer pensar por sí mismo, algo que ellos no saben hacer». Y en el mismo orden de ideas Epicuro, decía: «Nunca quise complacer a la multitud: porque lo que sé no lo aprueban. Y lo que aprueban no lo quiero saber».

Cabe destacar que hay una idea equivocada sobre el epicureísmo en el sentido que se ha dicho que sólo procura el puro placer (hedonismo), sino por el contrario, es una filosofía práctica que busca la moderación en todos los órdenes de la vida, incluido el placer, además de la búsqueda de la verdad y el cultivo de la amistad. Así se lo transmite a Meneceo en una de sus cartas: “Ni por ser joven demore uno en interesarse por la verdad ni por empezar a envejecer deje de interesarse por la verdad. Pues no hay nadie que no haya alcanzado ni a quien se le haya pasado el momento para la virtud del alma. Así pues, cuando afirmamos que el gozo es el fin primordial, no nos referimos al gozo de los viciosos y al que se basa en el placer, como creen algunos que desconocen o que no comparten nuestros mismos puntos de vista o que nos interpretan mal, sino al no sufrir en el cuerpo ni estar perturbados en el alma».

Milei lo mismo que Epicuro podría dirigirles estas palabras como mensaje a la turbamulta antojadiza que se cree la voz del pueblo argentino: «No voy a complacer a una multitud inducida. Porque lo que sé no lo aprueban. Y lo que ellos pretenden es todo contrario al bien común y a la razón. La multitud sin brújula es la imbecilidad al por mayor celebrándose a sí misma».

Por su lado, Nietzsche en «Así habló Zaratustra» proponía contra el conformismo el Übermensch (Superhombre) que contrasta con la mentalidad de rebaño. El Übermensch de Nietzsche no es el hombre de acero, un superhéroe de fantasía de Marvel. Ese modelo de hombre o prototipo del que habla Nietzsche es el ser que rechaza lo que dice el vulgo que carece de amplitud de miras. Los altos ideales y la nobleza de alma, son cosas que a la masa -el vulgo- le son completamente ajenas. Lo que abunda es la mentalidad de rebaño que no analiza ni medita, sólo suma, es la lucha de lo cuantitativo contra lo cualitativo y sin saberlo conspira contra la grandeza y marcha adonde lo lleven.

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