Por Luis Américo Illuminati.-

«Eres más consciente que antes de lo que es importante y lo que es trivial. Vale la pena esperar al futuro» (Henry David Thoreau).

Hoy día ser de derecha no tiene la misma significación que tenía antes de la Segunda Guerra Mundial: identificación con el fascismo o el franquismo o con un conservadurismo cerril, sino que es una clara y nueva posición política y filosófica que pone la Libertad dentro de sus justos límites, sin hipostasiarla, fraguarla y adulterarla. La verdadera libertad no es licencia ni libertinaje, que es una distorsión incompatible con el concepto de democracia. Ha surgido en la Argentina una derecha que se opone a las aberraciones del populismo demagógico como el kirchnerismo (organización delictiva, mezcla de montonerismo, peronismo extraviado e izquierdismo reaccionario) que dio luz verde a los más nocivos y abyectos vicios, como la drogadicción, la impunidad de la corrupción institucional y el nihilismo gansteril de los sindicalistas. Este putrefacto estado de cosas condujo a la Argentina a la más feroz y letal delincuencia de que se tenga memoria. Ser de derecha o libertario, en este momento, significa ser no un militante o prosélito autómata sino partidario de restablecer la ética, la moral pública y el principio de autoridad dentro de cánones razonables. Si hoy Henry Thoreau viviera, diría que la «desobediencia civil» en la actualidad es el voto castigo que recibió el kirchnerismo, acompañado de una vigilancia permanente e intervención de la ciudadanía que impida a CFK y sus esbirros sabotear y boicotear al nuevo gobierno. Es obligación de los buenos ciudadanos respaldarlo y defenderlo. Patricia Soprano, con cuyo pensamiento coincido totalmente, (https://www.facebook.com/reel/184199444418844?s=yWDuG2&fs=e&mibextid=Nif5oz) también entiende que ser «desobediente» hoy en la Argentina significa defender los buenos valores que dieron vida a este gran país y que el kirchnerismo ha pisoteado y denigrado convirtiéndolo en la fallida experiencia de la Granja, la novela distópica de George Orwell, donde los cerdos tomaron el poder y dirigían a los demás animales.

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