Por Jorge Azar Gómez.-

El domingo 27 de octubre, muchos orientales fuimos, convencidos, con entusiasmo y con esperanza a votar al Gral. Guido Manini Ríos para la presidencia de la República. Hoy, pasadas las elecciones, nos sentimos satisfechos con el resultado, pues fue el ÚNICO triunfador pleno de estas elecciones, en lo que respecta al aumento de la masa electoral y expectativas futuras.

Hoy seguimos con el mismo entusiasmo, en lo que respecta a la esperanza de que nuestro Uruguay tenga un presidente que levante la ilusión del pueblo y asuma con respeto y valor las responsabilidades del cargo.

Luego que los politólogos, encuestadores, numerólogos, hasta la noche del 27 de octubre, nos iban dando proyecciones erróneas de los resultados electorales, hasta que finalmente comunicaron que Lacalle y Martínez deberían presentarse el último domingo de noviembre a un balotaje para decidir quién será nuestro próximo presidente.

Hoy compartimos lo dicho por el Gral. Manini y apoyamos al Dr. Lacalle en su camino a la Presidencia de la República.

Lo hacemos porque el Uruguay necesita un presidente que tenga autoridad para manejar los hilos del gobierno, que tiene claro cuál es su responsabilidad al ser presidente, que tiene la firmeza para aplicar las medidas necesarias para poner el Uruguay en marcha luego de 15 años de corrupción e ineptitudes.

Conociendo su trayectoria, debo reconocer que será un presidente activo, que pensará permanentemente en iniciativas que activarán al País, que seguirá paso a paso la gestión de su gabinete y de los entes autónomos, con su capacidad de mando incuestionada.

Ahora se ha elaborado un conflicto con relación al debate entre el Dr. Lacalle y el presidenciable Martínez, Lacalle quiere, y con razón, debatir sobre la base de como actuarán los candidatos y como encaminarán los proyectos en vista al futuro, mientras que el presidenciable Martínez, sin argumentos y sin bases firmes, quiere debatir comparando gestiones.

No entendemos que gestiones quiere comparar Martínez, si la única gestión que tuvo, aparte de la de guerrillero, fue la de Presidente de ANCAP. donde sembró el camino para que Sendic se aprovechara de su cosecha y hasta hace pocos meses, Intendente de Montevideo, donde fue un flan en medio de los conflictos con ADEOM, dejando una intendencia hundida en la mugre de la ciudad, en la corrupción, en el amiguismo y con un déficit irrecuperable.

El Dr. Lacalle, en todo caso podría discutir gestiones, con el Dr. Vázquez o con el Dr. Lacalle Herrera o el Dr. Sanguinetti o con Mujica, que sí ejercieron la Presidencia de la República y por lo tanto tienen una gestión para presentar, con el presidenciable Martínez sólo puede debatir sobre la base de sus experiencias personales y a sus expectativas futuras.

Estas elecciones le demostraron a Martínez que su partido no es invencible, que sus propuestas de reformas «virtuales» el pueblo no las aceptó, que los votos del 27 de octubre no son rehenes de su partido y pueden apoyar la candidatura del Dr. Lacalle, el pueblo no se traga más sapos y culebras.

Sabe muy bien Martínez, que muchos sectores de su multicolor partido, nunca apoyaron su candidatura a la presidencia y por lo tanto son votos “flotantes” que pueden salir de su partido, ya votaron por sus parlamentarios y ahora están libres de compromiso dentro del Frente Amplio.

Sabe muy bien el presidenciable Martínez que el presidente Vázquez no compartió ni comparte su candidatura ni la de su candidata a vice presidente y sabe que el entorno del presidente apuntará su voto para otro lado.

Sabe muy bien el presidenciable Martínez, que al presidente y a su partido no le sirve su candidatura pensando en el proyecto político del futuro Frente Amplio derrotado.

Sabe muy bien el presidenciable Martínez, los porque por los cuales el presidente Vázquez, ni lo saludó ni le llamó por teléfono, ni tampoco lo hará antes del balotaje.

Y sabe muy bien el presidenciable Martínez, que los que promovían la candidatura de Cosse a la vicepresidencia, y que ya tienen su banca asegurada en el Parlamento, no le perdonarán el haber elegido en forma inconsulta a la liceal Villar para ese cargo, y que por lo tanto un gran porcentaje de esa gente no lo votará.

Quizá la pereza intelectual de Martínez no le permita ver más allá de la sombra de la parra y de ahí que piense en coleccionar votos colorados y blancos, por los cuales clamó en la noche del 27 de octubre, sin pensar en un momento que votarlo en el balotaje, sería para los orientales que luchan por recuperar nuestros valores y estilo de vida, un acto de «traición a la Patria».

El pueblo ya lo está clamando, en noviembre ¡¡Lacalle Presidente!!

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