Por Hugo Morales.-

Una muestra más de su alineamiento con el presidente Mauricio Macri lo dio este viernes 26 el senador nacional y secretario general del Sindicato de Trabajadores Privados de La Pampa, Neuquén y Río Negro, Guillermo Pereyra. Ese día, después de las 16, en la residencia de Olivos, el gremialista tranquilizó a Macri al garantizarle que la adenda del Convenio Colectivo de Trabajo de la Industria petro-gasífera para las extracciones no convencionales no será modificado. Pereyra, acudió a la cita presidencial en su triple rol de presidente de la estratégica comisión de Energía del Senado, jefe del gremio más poderoso del sector en La Patagonia, y hombre clave en el Gobierno neuquino, que basa su supremacía política en el celoso manejo de los beneficios presentes y futuros de Vaca Muerta.

La reunión entre Gremialista y Presidente fue a solas. Según prensa del sindicato tuvo como objetivo “realizar un seguimiento del desarrollo de la actividad de la industria en la cuenca neuquina y poner en conocimiento al primer mandatario sobre la correcta aplicación de la nueva adenda del Convenio Colectivo de Trabajo en el área de la explotación de los ‘no convencionales”. Precisamente este acuerdo con las grandes empresas multinacionales convirtió a Pereyra en el niño mimado de la reunión de Macri con los empresarios petroleros en Houston al punto que el circunspecto ministro de Energía, Juan José Aranguren, lo llamaba por su nombre de pila. O sea Guillermo. Poco falto para que los CEOS de las mas poderosas multinacionales lo llamaran “Willie”.

Después de ese encuentro presidente y ministro en sintonía con el gobernador Omar Guttierrez, otro aliado presidencial, hablaron de miles de millones de dólares destinados a la Cuenca Hidrocarburífera Neuquina. Quizá, más por motivos de política local y para no quedar fuera del juego, el intendente neuquino, jefe de Cambiemos en Neuquén, visitó también la Meca Petrolera norteamericana en compañía de la senadora emepenista Lucila Crexell (enfrentada a Gutiérrez) y del diputado nacional por el PRO Neuquén, Leandro López. Quiroga no ve con simpatía las fluidas relaciones entre Macri y Gutierrez, conocedor de hasta donde es capaz el MPN para desplazarlo de un cargo que busca con suma insistencia: la intendencia de Neuquén y quitar a Quiroga como posible competidor a la Gobernación en el futuro. Este alineamiento de Pereyra con Macri viene como perilla al dedo a los objetivos del partido provincial.

Pereyra le dijo a Macri que “la modificación sobre el CCT (Convenio Colectivo de Trabajo) se realiza con total normalidad y descartó inconvenientes y trascendidos infundados sobre su aplicación”. Al mismo tiempo y para desmentir problemas internos en su gremio, el sindicalista también informó que “una comitiva de delegados gremiales del área de Servicios Especiales viajará a Houston, enviados por el Sindicato, para interiorizarse sobre alternativas de la explotación del shale y exponer sobre los nuevos avances logrados en la cuenca neuquina”.

De esta manera desmintió que haya problemas con dos de sus hombres de mayor confianza como son Marcelo Rucci (intendente de Rincón de los Sauces) y Ricardo Astrada (Adjunto). Estas diferencias en el pasado impidieron que Pereyra deje la conducción formal del sindicato y lo obligó a continuar por tiempo indeterminado. Por si fuera poco, y en coincidencia, con esta trascendencia que tomó en la política, en el gremialismo, y en la actividad petrolera, se vio envuelto en una fuerte polémica con el principal medio gráfico de la región que publicó sociedades familiares gestadas en torno al sindicato que dirige. Pereyra al principio devolvió el golpe, denunciando que se trataba de “una (supuesta) operación mediática” pero luego se desdijo y le pidió disculpas a los periodistas que lo investigaron.

Para Macri, el gremialista no es un aliado menor. Con la llave sobre la industria a partir del manejo monolítico que tiene sobre los trabajadores afiliados, puede paralizar a la industria y con ello generar pérdidas enormes, además de dejar al sindicato a manos de duros opositores internos que se identifican con la izquierda más recalcitrante como el Partido Obrero y otros que abrevan en las aguas del ex piquetero Ramón Rioseco, que fluctúa entre su alianza política con Quiroga, jefe del macrismo provincial y sus amores políticos que se retrotraen al kirchnerismo residual. Por eso para el Presidente no hay otras y mejores opciones que recostarse en este impensado aliado gremial, que para completar el cuadro, es el segundo de Hugo Moyano, “un desaparecido” de la era Macri.

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