Por Carlos Tórtora.-

Los intendentes justicialistas del conurbano, arrastrados por el éxito de Cristina Kirchner y Axel Kicillof, tienen, casi sin excepciones, aseguradas sus reelecciones el 27-O. Pero la fluidez de la política hace que 47 alcaldes peronistas estén ya inquietos por el futuro. Es que está vigente la nueva ley que prohíbe una segunda reelección y muchos ya se plantean el problema para el 2023. En realidad, este problema del futuro repercute en el presente, porque en muchos distritos la seguridad de que el intendente local no tiene reelección debilitaría la gestión de éste desde ahora, produciendo todo tipo de complicaciones. Tener asegurada la sucesión es, entonces, vital para gobernar. Algunos intendentes, como Jorge Ferraresi (Avellaneda), Verónica Magario (La Matanza), Mario Secco (Ensenada) y Francisco Durañona (Areco), tienen bastante resuelta la sucesión a través de familiares que ya están vigentes políticamente, pero la mayoría, por ejemplo Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Gustavo Menéndez (Merlo) no tienen preparado un sucesor.

La preocupación de estos dirigentes los llevó a intentar plantear en las últimas semanas la revisión de la ley en cuestión. A tal efecto, consultaron con Axel Kicillof, que se manifestó de acuerdo con la ley, lo mismo que Sergio Massa, que fue uno de sus impulsores. Tampoco Máximo Kirchner dio su apoyo para cambiar la norma.

LA OLA DEL RECAMBIO

Algunos conocedores de la política municipal aseguran que la existencia de tantos intendentes sin reelección potenciará la disputa por las candidaturas a gobernador y vice, agitando la política distrital.

Pero hay otro factor en danza. Muchos jefes comunales temen que la no reelección sea una base interesante para que La Cámpora proyecte sus dirigentes a las intendencias y se presente como la ola del recambio en el Gran Buenos Aires. Por lo pronto, en casi todos los distritos hay concejales de La Cámpora con ambiciones de crecer. Kicillof podría ser, obviamente, el gran motorizador de este recambio.

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