Por Sebastián Dumont.-

En medio de la tensión política por la desaparición de Santiago Maldonado, la campaña en la provincia de Buenos Aires toma otra vez envión y comienzan a verse con mayor claridad las estrategias de los candidatos con mayores posibilidades. La más notoria es la adelantada aquí la semana pasada sobre los movimientos de Cristina Kirchner, quien decidió relanzar su vínculo con los intendentes en base a las necesidades mutuas y volcarse a recorrer más que a recibir políticos o dirigentes sindicales en el instituto Patria. Por su parte, el oficialismo envía a sus candidatos por separado a recorrer los distritos y guarda para el sprint final a María Eugenia Vidal. “Esta es la última”, le habría dicho Cristina la semana pasada a los intendentes que la escucharon hacer catarsis en sus visitas al territorio.

En pocas horas, la ex presidente volvió al conurbano -de más está decir que será otra vez el centro de atención de la elección bonaerense- para encabezar diversas actividades vinculadas a la campaña. La primera de ellas fue mostrarse otra vez con Gustavo Menéndez en Merlo en la misa que ofició el obispo local por la desaparición de Santiago Maldonado. Allí además tuvo que enfrentar el cuestionamiento de la madre de una víctima de la tragedia ferroviaria de Once. Riegos de volver al llano. Aunque no tanto, porque sus incursiones están precedidas por alguna logística. El distrito de Merlo es el más populoso de la primera sección electoral y uno de los más grandes de la provincia detrás de La Matanza, Mar del Plata y Lomas de Zamora. Allí, Unidad Ciudadana le sacó la mayor ventaja a Cambiemos. Más de 25 puntos. Reforzar ese número y aumentarlo es clave para la ex presidente. De allí que hasta se anime a posar en un video informal con el jefe comunal y su hermana Karina que encabeza la lista local.

Pero el raid de Cristina Kirchner no se agotó en su incursión a Merlo. Más tarde, estuvo en Escobar junto con Ariel Sujarchuk, el intendente que llegó de la mano de Kolina y que es mirado como uno de los hombres que mejor conoce los pormenores de la gestión de Alicia Kirchner en sus tiempos de Ministra de Desarrollo Social. Para ser jefe comunal de Escobar, Sujarchuk se mudó al municipio y hasta coincidió en un principio en el mismo barrio cerrado que el ex jefe comunal Sandro Guzmán, ahora diputado y con intenciones de participar en la política local hacia el 2019. Allí la realidad de esta elección no fue tan favorable a Unidad Ciudadana. En las PASO quedó a sólo tres puntos de distancia de Cambiemos que lleva a la familia Costa. El candidato a concejal es Leandro, hijo del senador Roberto que preside el bloque en la Cámara Alta bonaerense además de ir por la reelección por la primera sección. La recorrida de Cristina terminó cerca de Escobar, en Exaltación de la Cruz, que ya no es primera sección sino la segunda, donde se mostró con mujeres sindicalistas. La posible reforma laborar como caballito de batalla estuvo en el centro de la escena.

Fueron los intendentes quienes le dieron una buena noticia a la ex presidente cuando blanqueron lo que era un secreto a voces. El apoyo de Juanchi Zabaleta a su candidatura. Para ello, fueron hasta Hurlingham Gustavo Menéndez y Leonardo Nardini, alcalde de Malvinas Argentinas que deberá lidiar con la boleta de Cambiemos encabezada por un Cariglino. También allí repunta la mirada hacia el 2019. “Juanchi” Zabaleta ya había abandonado a Randazzo hace mucho tiempo. De hecho, quienes conoce la interna local aseguran que no hizo mucho para apoyar la lista de Cumplir y sí la de Unidad Ciudadana, cuyo máximo referente es el actual presidente del Concejo Deliberante y cuñado del Cuervo Larroque.

En la recolección de votos por el conurbano, pero sobre todo de la fiscalización, es sabido que Cristina Kirchner también contará con el apoyo de José C. Paz gobernada por Mario Ishii, quien intentó competir con Randazzo y no lo dejó la justicia. El alcalde que promete “revolucionar la salud del distrito” -ayer inauguró un quinto hospital- evitó pronunciarse a favor de la candidatura de CFK. “Les dio libertad de acción a los militantes”. La mayoría irá detrás de Unidad Ciudadana, cuya lista local la encabeza el hermano del secretario de Obras de Ishii, Roque Caggiano. Todo dicho.

En Cambiemos, la realidad de los distritos parece ser diferente en función de la sensación de dejaron las PASO. Los intendentes que se impusieron en sus primarias aseguran que crecerán en función de los nuevos votantes que no fueron a las Primarias y ahora sí lo harán. La estrategia será mostrar muchas obras públicas de aquí a octubre, cuestión que es una realidad incontestable en los municipios del conurbano donde gobierna el oficialismo.

La figura de María Eugenia Vidal se reservará para el final de ser necesario igual que en las primarias. La gobernadora maneja bien los tiempos y administra los posibles choques de egos con otros sectores de su propio espacio político. Cuentan en La Plata que quince días antes del 13 de agosto los números propios le daban una diferencia de 7 puntos debajo de Cristina Kirchner y que Vidal decidió ponerle el cuerpo a la situación y lograr empardar la elección. Un tiro de gracia a quienes aseguraban que todo estaba debidamente planeado con anticipación por el laboratorio de Cambiemos, más allá del manual de estilo que existe y que Jorge Macri, entre otros, repasa con los encargados de la comunicación de los candidatos. La política no deja de ser el arte de lo posible. Y de lo imprevisto. No todo está en manos de Durán Barba. Ni si quiera la campaña que hará Sergio Massa para mantenerse en el escenario. A esta altura, la más interesada en que el tigrense no se caiga es María Eugenia Vidal. La legislatura que viene es el gran tema. De eso no suele ocuparse demasiado Marcos Peña, pero es la clave de su gobernabilidad. La que la pondrá en carrera o no, hacia el 2019. Entre otras grandes cuestiones.

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