Por Carlos Tórtora.-

A tal punto está complicado el gobierno en su rumbo político que sus metas económicas de corto plazo empiezan a chocar con sus planes electorales. En la tercera semana de junio vencerá el plazo para la inscripción de las candidaturas y hasta entonces es posible que Cristina Kirchner mantenga el suspenso acerca de su candidatura. Si ella confirmara que va por la presidencia, el oficialismo cuenta con que los mercados y el público en general tendrán reacciones fuertemente negativas. Una elección polarizada entre CFK y Macri seria para este mucho más fácil si hay una convulsión económica motivada por la posibilidad del retorno de aquella. Pero este escenario es incompleto Una corrida cambiaria, por ejemplo, debilitaría hasta el límite al gobierno sin importar demasiado si la causa principal es la candidatura de la ex presidenta. Con la economía estancada, el macrismo debería tratar de mantener al dólar lo más distanciado posible de 51 pesos, el límite superior de la actual banda cambiaria. Una cosa seria que, con una economía funcionando normalmente, hubiera un pico de crisis ante la candidatura de Cristina y otra muy distinta seria la agitación cambiaria sumada a la actual recesión.

No es menos cierto que, si Cristina oficializa su candidatura y la reacción de los mercados es intrascendente, el macrismo habría perdido tal vez su mejor arma para ganar las elecciones: el miedo de la clase media al retorno kirchnerista.

El escenario B es el del paso al costado de ella. En este caso se le abriría una fuerte oportunidad a Roberto Lavagna. En planteo casi utópico, si este consiguiera ser el candidato de unidad del peronismo el macrismo tendría escasas chances de ganar.

La división como costumbre

Hasta ahora, desde el célebre congreso nacional del PJ realizado en Lanús en el 2002, nunca hubo menos de dos o tres candidatos presidenciales peronistas. En el 2003 fueron Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá y Néstor Kirchner. En el 2007, Cristina Kirchner, Alberto Rodríguez Saá y Roberto Lavagna y en el 2011 Cristina Kirchner, Alberto Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde. Finalmente, en el 2015 estuvieron Daniel Scioli y Sergio Massa. Ahora, este último y Juan Manuel Urtubey se niegan a dar un paso ante el avance de Lavagna. Ambos especulan con que este seguirá exigiendo un acuerdo de unidad para impulsar su candidatura y que, cuando no lo consiga, abandonaría la carrera presidencial.

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