Por Sebastián Dumont.-

Los docentes de la provincia de Buenos Aires volvieron a rechazar la oferta salarial del gobierno de María Eugenia Vidal. El comienzo del ciclo lectivo está en duda para el 29 de febrero, aunque todavía hay tiempo. Por ahora, la puja la gana el polémico Roberto Baradel, quien está siendo investigado por un manejo raro de fondos en la obra social de IOMA. Pero además, el resto de los gremios no quiere saber nada con la oferta del gobierno provincial. El fantasma de Scioli sobrevuela la provincia de Buenos Aires. Todos los años la misma historia. El problema es quién paga el costo político si el ciclo lectivo no arranca en tiempo y forma.

El conflicto con los docentes fue una constante durante el gobierno de Daniel Scioli. Tuvo episodios realmente emblemáticos cuando estuvo a punto de no poder pagar el medio aguinaldo. El entonces gobernador lograba, aun en la incomodad de tener que convivir con ello, que el costo político lo pagara la presidente Cristina Kirchner. Y entonces, cuando la situación se hacía insoportable, llegaban los fondos necesarios para parar la bronca. Con un adicional, el polémico Baradel era parte del Frente para la Victoria. Y si llegaba la orden, frenaba. Ahora la historia es distinta, pero al mismo tiempo con muchas similitudes.

La fuerte figura del presidente, en tiempos del kirchnerismo, hizo que el gobernador quedara invisibilizado. Que los costos de los problemas graves fueran adjudicados por la sociedad al poder ejecutivo nacional o, en su defecto, a los intendentes. Ésta fue una de las razones, sin dudas, de que muchos alcaldes terminaran perdiendo en las elecciones pasadas. Debieron hacerse cargo de responsabilidades que les reclamaban sus vecinos, pero sin los recursos para ello.

Ahora, con el nuevo esquema del poder, donde Cambiemos gobierna el país, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, esa situación se profundiza. Es cierto que Macri tiene otros modales y no está pendiente de quedarse con todo el poder para limar a la gobernadora y establecer él su vínculo con los municipios. Pero su figura es tan notoria que, si le va mal a Vidal, indefectiblemente lo pagará el presidente. De allí que se observe en los últimos días un notorio cambio de perfil de la gobernadora.

Con el conflicto docente, geografía habitual de estos momentos del año, Macri terminará pagando el costo político si hay un paro. Claro que Vidal no es Scioli. Al menos hasta ahora, no muestra signos de querer ir por el sillón de Balcarce 50.

De todas maneras, el fantasma Scioli sobrevuela en la ciudad de las diagonales. Un gobierno que prometió cambiar las formas, no tendría que arrancar igual que su antecesor. Debería ir a fondo y animarse a denunciar las “cuevas” de algunos sindicalistas. ¿O no es cierto que Baradel maneja nada menos que la carga de los datos para la liquidación de los salarios de los docentes de toda la provincia? Hace y deshace. Sólo para dar un ejemplo.

Son tiempos donde se observa la muñeca política. Y muchas cosas llaman la atención. En muchos ministerios todavía sobreviven funcionarios del gobierno anterior. Se da en casi todos los rubros. Y además, no está mal poner técnicos en las áreas más sensibles. Pero la política es la política. Se requiere experiencia y manejo. El Estado no es una empresa.

Por ahora, Vidal y Macri tienen crédito. Pero deben empezar a devolver con razones la confianza que depositó la gente en ellos. El tema docente en Buenos Aires es una buena oportunidad para arrancar y mostrar la firmeza necesaria.

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