Por Carlos Tórtora.-

¿Qué puede pasar si Martín Menem no convoca a una sesión especial para tratar el DNU 70/23? Esta es la pregunta que se harían en la Casa Rosada ante la eventualidad de que el gobierno elija este rumbo. De acuerdo al artículo 35 del Reglamento de la Cámara de Diputados, la sesión especial puede ser pedida por un número no inferior a 10 diputados. Fuentes del bloque de UxP señalan que este no le reclama a Menem la convocatoria a una sesión porque no está seguro de contar con mayoría para el rechazo del DNU.

Por la misma razón, el gobierno tampoco toma la iniciativa y se genera una situación que favorece al oficialismo. Mientras ambos bandos estén navegando en la incertidumbre, el Decreto sigue vigente y el ajuste y la desregulación están a salvo. El actual empate en Diputados, de prolongarse, generaría una situación de tensión que tal vez paralice las negociaciones para el Pacto de Mayo, el cual no fue ni mencionado en los últimos días. Y de más está decir que un cuadro semejante haría inviable cualquier intento de sancionar la nueva versión de Ley Ómnibus que preparó el oficialismo.

Demasiado complicado

Claro está que todo el planteo cambiaría en caso de que el gobierno consiguiese afianzar una mayoría que le permita aprobar el mega DNU. Pero esto es sumamente incierto y Milei desconfiaría al máximo de cómo votaría el bloque de la UCR, que es la clave de todo. El abrazo entre Martín Lousteau y Facundo Manes parece poner en jaque a Rodrigo de Loredo y nadie tendría un número claro acerca de los votos.

Todo esto abona la hipótesis de que el gobierno jugaría a no tratar el DNU y dilatar así la votación el máximo posible.

En el bloque de Miguel Ángel Pichetto surgió la iniciativa de sancionar leyes espejo con los principales temas del DNU pero esto no es fácil de instrumentar.

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