Por Carlos Tórtora.-

Luego del triunfo peronista en Río Cuarto, Elisa Carrió apareció anteanoche sugestivamente para acusar al trío compuesto por Jorge Macri, Gustavo Posse y Sergio Massa por sus supuestas vinculaciones con el narcotráfico. Esta operación de Carrió no parece casual: está destinada a ensanchar la brecha entre el macrismo y el peronismo, dinamitando los puentes con Sergio Massa. De este modo, la usina de Carrió, con el respaldo de Marcos Peña y Emilio Monzó, intenta evitar que Mauricio Macri ceda a la tentación de un acuerdo electoral con el grueso de los intendentes peronistas, campo en el que se destaca la Liga que integran entre otros los alcaldes Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Mariano Cascallares (Moreno), Gabriel Katopodis (San Martín), y Martín Insaurralde (Lomas de Zamora). Éstos se mueven en el espacio que va desde Massa a Florencio Randazzo y quieren evitar una polarización entre Carrió y CFK en la batalla electoral (en este caso, por la senaduría nacional por Buenos Aires).

Pero con tanto tiempo por delante, hay factores que pueden ser decisivos en un sentido o en otro. Uno es la reforma electoral que maquina el gobierno y que se centraliza en la boleta electrónica. Pero dentro de este nuevo sistema, hay sutilezas que importan. Por ejemplo, en el PRO se está diseñando un modelo de boleta en que se destaca con caracteres gigantes la palabra CAMBIEMOS y, por lo escaso del espacio que resta, las fotos de los candidatos apenas se verían. Esto es justamente lo contrario de lo que pretende Massa, que es que su foto domine la boleta y el menos atractivo Frente Renovador figure con tipografía pequeña. Si triunfa la primera postura, la figura del tigrense quedaría minimizada y predominaría la fuerza de la alianza oficial.

La clave es la UCR

Éste es un aspecto importante aunque no el único que está en juego. Por ejemplo, los radicales ya adelantaron que se opondrán a la idea macrista de que el voto en las PASO no sea obligatorio, por su casi evidente inconstitucionalidad. En la práctica, el tratamiento legislativo de la reforma electoral se dilata en el tiempo, tal vez porque antes hay que resolver la designación de dos nuevos miembros de la Corte Suprema y discutir si la misma se ampliará a siete o a nueve miembros. En esta operación se juega mucho el balance de la relación entre el PRO y la UCR y, por lo tanto, también el futuro de la reforma electoral.

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