Por Guillermo Cherashny.-

Las elecciones en cinco provincias mostraron que donde ganaba Cambiemos, o el radicalismo para ser más exactos, la diferencia fue basta, menor que en el 2015, por caso Gerardo Morales perdió el 15% en relación a la anterior y en Mendoza Rodolfo Suárez, el delfín de Cornejo, ganó por el 8%, cuando casi superó el 20% en el 2015. Estas dos victorias podrían adelantar problemas para el gobierno nacional, aunque demuestran por qué Morales y Cornejo decidieron separase de la elección presidencial y a la vez muestran el desatino de Durán Barba-Peña de impedirle a María Eugenia Vidal hacer lo mismo, como le pidiera Sergio Massa hace un tiempo y que la gobernadora clausuró a fin de enero de este año. En ese momento, el dólar estaba bajando lo mismo que la tasa de interés de las LELIQs pero a mitad de febrero y en marzo la devaluación del peso y el crecimiento de la inflación demostraron que la unificación fue completamente desacertada. Otra vez la economía le pegó un golpe duro a Macri como en el 2017, que sigue hasta nuestros días y todavía sin recuperación, de ahí que las elecciones provinciales resultaron contrarias al gobierno nacional. En cuanto a las derrotas en las capitales provinciales, sólo en Santa Rosa demuestran un retroceso de Cambiemos, porque en Córdoba los radicales fueron divididos y en Paraná el candidato radical fue muy malo y procesado por lavado de dinero. El domingo hay elecciones en la provincia de Santa Fe y en la capital el socialismo en las PASO le gano fácilmente a la UCR y es muy probable que esa derrota sí tenga mucha importancia. El retroceso en Tucumán, Chubut y Entre Ríos es importante y debe tenerse en cuenta, es decir, que donde ganó Cambiemos esta vez ganaron por menos y donde perdían lo hicieron esta vez por más.

En síntesis, estas elecciones provinciales crearon un clima adverso para el gobierno nacional, pero no pueden determinar una derrota en las PASO de agosto. En efecto, el gobierno tiene el aparato del estado nacional, el gobierno de CABA y el de la provincia de Buenos Aires, motivo suficiente para no considerar derrotado de antemano a Macri, quien junto a Marcos Peña y Durán Barba son un equipo probado en ganar elecciones y en instaurar la «política del miedo».

Así, las cosas, las elecciones presidenciales, pese al retroceso del gobierno nacional, son todavía una moneda al aire.

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