Por Carlos Tórtora.-

Las precandidaturas presidenciales de las dos principales fuerzas políticas toman rumbos muy distintos. En JxC hay una estampida de candidatos que siguen multiplicándose, mientras que en el Frente de Todos ocurre todo lo contrario y los candidatos eluden definirse como tales con la sola excepción del presidente de la Nación. Las razones de todo esto son varias. En la coalición opositora, candidaturas como las de Elisa Carrió y María Eugenia Vidal florecen en torno a una especulación: que la intensidad de la confrontación entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich lleve a la dirigencia al replanteo de que sería conveniente buscar un tercer candidato de unidad o consenso. Todo depende obviamente de lo que en definitiva haga Mauricio Macri, porque si éste decide candidatearse, es muy probable que casi todos levanten sus candidaturas. En lo inmediato, el fenómeno de los múltiples candidatos debilita en alguna medida la polarización Larreta-Bullrich y desconcierta también bastante al electorado opositor. Nadie cree por supuesto en que tantas candidaturas vayan a llegar a las PASO y la idea predominante es que habrá una PASO de dos o bien un acuerdo de unidad.

Todos unidos

En el oficialismo, sólo el presidente -que no está en condiciones de ser candidato- se muestra como tal. A partir de una versión ficticia de su gestión, Alberto se instala sin contar con el apoyo real de ningún gobernador y tampoco de intendentes de peso. Otra paradoja es que el principal candidato en las expectativas, Sergio Massa, niega su candidatura pero deja que la misma se instale. Con una inflación de enero superior a la de diciembre, el estrellato de Massa está en duda. El caso es que ni el ministro de economía ni los candidatos menores del kirchnerismo como Juan Manzur, Eduardo Wado de Pedro o el mismo Daniel Scioli se atreven a mostrarse mucho por temor a la ira de Cristina, que no ha dicho un no definitivo a su candidatura. Las expectativas dicen que, salvo un derrumbe económico, Massa terminará siendo el elegido para una pelea que tiene pocas chances de ganar.

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