Por Sebastián Dumont.-

Reina la incertidumbre a pocos días de las PASO. Al menos eso es que trasciende de fuentes oficiales que descreen en las encuestas publicadas durante toda la campaña, pero al mismo tiempo se niegan a mostrar las propias. La frase es “estamos en empate técnico”. Como no sucedía en mucho tiempo, los principales diarios evitaron publicar sondeos en los días previos al ingreso de la veda electoral. En el tramo final de proselitismo, se reafirman algunas particularidades que hemos contado en anteriores envíos. A saber: en la tercera sección electoral gana Cristina Kirchner. En el interior bonaerense Cambiemos tiene la mayor aceptación, aunque podría bajar los niveles de votos de 2015, y la primera sección electoral terminará siendo la clave para volcar la elección para uno u otro lado. Aunque el escenario de tres tercios hoy continúa más vigente que nunca. Todos van a la captura de los votos “desilusionados”.

La semana pasada, el presidente Mauricio Macri, reunió en la Casa Rosada a distintos candidatos locales que competirán el domingo en las PASO de Cambiemos en el conurbano. Son lo denominados “sin tierra” porque lo hacen en aquellos distritos que gobernados por otras fuerzas políticas. En su mayoría, el gran Buenos Aires está administrado por el peronismo, en algunas de sus tantas vertientes. Allí quedó claro, más que nunca, que la explosión de obras públicas que el gobierno nacional decidió volcar en ese terruño, quizá no alcance para sumar votos adicionales. Sigue prevaleciendo la cuestión económica.

Con las obras, pasa lo mismo que en su momento sucedía y acontece aún, con los planes sociales. El gobierno nacional y provincial invierte en los municipios, pero el rédito político se lo llevan los intendentes locales. Cuando son propios, bienvenido sea, ahora el tema es cuando son adversarios políticos. Para ello, Macri y Vidal, durante un año y medio hicieron lo que había que hacer: no discriminar el envío de fondos entre municipios amigos o adversarios. Y ahora, los propios le reclaman que se les dio mucho a los intendentes K que juegan en contra. Una obviedad que iba a suceder. ¿O en algún momento hubo una ilusión verdadera de sumar alcaldes por esa razón?. Quizá intentos.

Lo mismo con los planes sociales. Se mantuvieron casi todos y fueron a parar a organizaciones que políticamente nunca iban a estar a favor del gobierno nacional. O de Macri. Porque parece que lo que irrita, en muchos sectores del conurbano, es el apellido Macri. Mucho más que sus políticas.

“No hagan terrorismo”, gritó Mauricio Macri cuando terminó la reunión del jueves pasado. Se refería a la previa del encuentro, donde le habían alertado que los candidatos le plantearían un panorama difícil en el conurbano. Lejos de eso, fueron muy pocos los que contaron la “verdad”. Se mencionan a tres de los tantos que estuvieron allí presentes. El clima en el oficialismo, al menos en la provincia de Buenos Aires es de tensa calma.

Pero también subyace una gran incógnita. Y es el rol que tendrá Sergio Massa. En estudios de opinión recientes que mandaron a elaborar intendentes de populosos distritos de la primera y tercera sección, el ex alcalde de Tigre se mantiene segundo en sus territorios encima de los veinte puntos. Será clave para Massa sentar a los fiscales en todas las mesas. Una gran parte de la elección se juega allí. Al menos mientras exista este sistema de votación con boleta de papel, las cuales son habitualmente “hurtadas” de manera sistemática, según la orden que emane del jefe territorial.

Ahora bien. La elección parece que se definirá en el último tramo, en otras variantes también importantes: el nivel de concurrencia ante la falta de atractivo porque las PASO se convirtieron en una gran y costosa encuesta. Allí los aparatos pueden jugar un rol importante. Y otro factor es donde irá el voto de los “desilusionados”. Se trata de aquellos que en balotaje del 2015 votaron por el Cambio, es decir a Macri, y hoy no ven que eso se vea reflejado en su vida cotidiana de manera sustancial. Allí apuntan todos para sacar ventaja final. Por que por ahora, y desde hace unas semanas, ningún candidato crece ni pude “pescar en la pecera del rival”. Final abierto en la provincia de Buenos Aires. La madre de todas las batallas. Que quizá el oficialismo se arrepienta de haberle dado ese tono desde el minuto cero.

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