Por Guillermo Cherashny.-

El gobernador de la provincia de Buenos Aires está muy molesto con la intervención que le impusieron con Martín Insaurralde a la cabeza y otros intendentes y cree que después de la derrota en las generales los mini gobernadores vendrán por más ministerios y por tanto, al saber que su reelección está muy difícil, quiere dar el salto al ministerio de economía nacional desplazando a Martín Guzmán y dejando a Verónica Magario al frente de la gobernación. Espera contar con el apoyo de la vicepresidenta y el cristinismo duro, que acusa a Guzmán de ser proclive a las recetas del FMI para el arreglo de la deuda.

La receta de Kicillof es la misma receta de fines del 2103, que sería devaluar el 30% y poner la tasa de interés por encima de la inflación y demorar unos meses el acuerdo con el FMI y finalmente arregla un acuerdo más honorable que el que propone Martín Guzmán. Aunque esta situación parece disparatada, contaría con el apoyo de Cristina, La Cámpora y algunos gobernadores que responden al cristinismo y en ese caso el poder del presidente sería aún más opaco que el que tiene ahora.

Share