Por Carlos Tórtora.-

La reaparición -carteles en la calle mediante- del perfil presidencial de Mauricio Macri conmocionó estos días a Juntos por el Cambio. Tal vez el primero en reaccionar frente a una eventual candidatura de aquél fue Horacio Rodríguez Larreta, que dejó trascender que no confrontará en lo inmediato con el ex presidente. En primer lugar, el larretismo entiende que Macri dividiría sus votos con Patricia Bullrich, que no aceptaría en modo alguno bajar su candidatura. En segundo término, Macri afianza una franja electoral que podría irse en otro caso con Javier Milei, lo que refuerza al PRO. En el círculo áulico de Macri, mientras tanto, se entusiasman con la candidatura a partir de ciertos indicadores. Por ejemplo, que Gerardo Morales haya desplazado a Larreta como la figura protagónica de JxC. Que el jujeño se consolide más allá de la UCR sería una señal de las dificultades de Larreta para ser candidato. En el mismo ambiente se prevé que, llegado el caso, Patricia Bullrich eludiría la confrontación con Macri en una PASO.

Preferencias K

Hasta el momento, serían mayoría los dirigentes del PRO que creen que el ex presidente está jugando con su candidatura como un método para no perder poder y seguir teniendo voz y voto dentro de la alianza opositora.

La otra especulación es que el gobierno podría estar interesado en que prospere la candidatura de Macri porque es un adversario ya desgastado. Y dentro de este análisis está un punto en particular: Macri tiene malos números en la Provincia de Buenos Aires, donde el kirchnerismo duro tiene su bastión decisivo, lo que le permitiría conservar la gobernación en el 2023. Algunos asesores de campaña de Alberto Fernández sueñan con repetir la confrontación del 2019.

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