Por Guillermo Cherashny.-

El lunes pasado, el ala dura de Cambiemos, liderada por Patricia Bullrich, presidenta del PRO, Mario Negri, presidente del interbloque, y el senador Naidenoff, acusó al presidente de hipócrita porque critica a Techint por los despidos mientras en los organismos oficiales hacen lo mismo, olvidándose de que la mayoría de los cesanteados son cargos políticos que debían renunciar ante el cambio de gobierno. Pero el detonante fue la carta de Naidenoff solicitando al presidente una rebaja temporal de los sueldos del ejecutivo, legislativo y judicial pero de carácter voluntario. Entonces Patricia Bullrich movilizó a sus 50 tuiteros -encabezados por Ricardo Benedetti- y lanzó una campaña en Twitter convocando a un cacerolazo para exigir la baja de los sueldos públicos. Pero en realidad estaban exigiendo que lo hagan el presidente y los ministros, o sea, que rompieron la tregua que había por la pandemia y aprovechando las redes sociales, donde el antiperonismo y antikirchnerismo son muy fuertes, lograron un fuerte cacerolazo en muchos sectores pero de un carácter netamente antipolítica que siempre fue una bandera de los militares y del propio Mauricio Macri, que siempre habla mal de la política y elogia la gestión, que fue muy buena en CABA pero que gobernando el país con los CEOs fue un verdadero desastre.

El sector racional de la oposición, encabezado por Rodríguez Larreta, y el sector del PRO que le responde, con la ayuda inesperada de Elisa Carrió y sus 14 diputados nacionales, se opusieron a la baja de las dietas porque viven de su sueldo, en clara alusión a los duros, que manejarían dinero negro o lo manejaron cuando fueron gobierno y tienen ahorros fuertes.

La posición de Carrió es estrictamente moral y política, porque es una declarada enemiga de la antipolítica y de la demagogia oportunista sobre la cual acusa a los duros. Así fue que el cacerolazo se dio fuerte todos los días, pero desde otros balcones cantaban la marcha peronista o el himno, acentuando la grieta, que fue el objetivo de Patricia Bullrich con el fin de liderar la oposición y ser candidata a presidente en el 2023, con un paso previo como primera en la lista de diputados nacionales de la Capital el año que viene y luego, como dijimos, la candidatura a presidente o a la jefatura de gobierno de CABA.

En el PRO los intransigentes son «Ferminio» Iglesias y Waldo Wolf, y los diputados que puso Mauricio Macri que, ante cualquier posición pacificadora de un opositor, los fanáticos de Cambiemos, desde Twitter, manejados por Patricia Bullrich, Wolf, Iglesias y Darío Lopérfido, le largan lo perros a los propios. Y así fue como Esteban Bullrich, quien felicitó al presidente por su cumpleaños número 61, fue vilipendiado en Twitter. De este modo, el ala intransigente de Cambiemos le mete miedo a quien ose hablar de la unidad nacional. El viernes, con el impacto de los jubilados amontonados en las colas de los bancos, los duros subieron más la apuesta, aunque esta vez la torpeza y la falta de previsión del gobierno les dio un claro motivo para que la política vuelva a su máximo nivel pero desde una postura antipolítica, lo cual parece una contradicción pero no lo es.

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