Por Carlos Tórtora.-

El escaso éxito de Eduardo Wado de Pedro parece ser el último de una serie de graves errores de Cristina Kirchner que conducen al kirchnerismo al borde de quedar tercero para empezar en las PASO del próximo 13 de agosto. El Ministro del Interior no consigue despertar entusiasmo ni en las propias filas de La Cámpora y sus números en las encuestas son por demás bajos.

A una semana de cerrarse las listas, Daniel Scioli se muestra cómodo como presidenciable, mientras que Sergio Massa deshoja la margarita acerca de presentarse e intentar sacar al kirchnerismo de su actual clima de abulia. La vicepresidenta, por su parte, está pagando en carne propia el no haber contenido a los sectores que ahora sustentan la alianza entre Scioli y Alberto Fernández. En una actitud soberbia, Cristina subestimó la capacidad de daño que puede tener cualquiera que ocupe el cargo de presidente. Al error inicial de haber elegido a Alberto para presidente, ella le sumó una permanente subestimación de su figura, lo que todavía puede serle fatal.

Con relación a la dirigencia peronista, la expresidenta la trató con una creciente indiferencia, sobre todo desde que el año pasado percibió que los dirigentes del PJ no ponían el grito en el cielo ante el atentado que casi le costara la vida.

Luego vino la condena en la causa de Vialidad, que pareció indicar el final de un ciclo. Y a continuación la segregación de 5 senadores del bloque del Frente de Todos. A estos embates, CFK respondió cerrándose sobre su núcleo duro en vez de pactar con las estructuras históricas del peronismo. Esto es, los gobernadores, la CGT, etc. Con este rumbo, el desafío de Scioli y Alberto la encuentra semiaislada y debilitada. En su actual situación, le será difícil conservar el dominio de la lapicera y digitar a su antojo las listas de diputados y senadores nacionales.

Game over

Ahora Cristina afronta su hora más difícil porque, si bien no será candidata, tendrá la responsabilidad de bendecir al que resulte candidato y su carta más fuerte, Axel Kicillof, se niega enfáticamente a postularse a presidente, sabedor de que se trata de una empresa casi inviable. Como están las cosas, si Unión por la Patria queda fuera del ballotage, el peronismo la hará responsable a ella y esto sería game over.

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