Por Maxi Pérez (Agencia NOVA).-

A Macri y Vidal no les queda mucho tiempo para la llegada del segundo semestre en el que prometieron mejoras en la economía (Dibujo: NOVA).

La gobernadora María Eugenia Vidal realizó esta semana su primera gira económica por los Estados Unidos, dónde se reunió con empresarios y funcionarios del gobierno local, que según fuentes del oficialismo bonaerense, recepcionaron muy bien la propuesta de la provincia.

Sin confirmar inversiones directas, desde el equipo económico calificaron como «muy positivos» los encuentros que mantuvo la mandataria, que en tono auspicioso remarcó «todo esto significará mas obras y más trabajo, pero por sobre todo significa que los bonaerenses vamos a vivir mejor”.

Lo que no está claro todavía es que significa «todo esto», en este caso. Es que con el antecedente nacional de la lluvia de dólares que no se produjo y la inversión productiva que jamás llegó y obligo a los referentes de la cartera económica a admitir que fueron «algo ingenuos», es mejor ser precavido y buscar mayores precisiones.

La primera chance es que los anuncios sobre la llegada de inversiones se dilaten hasta tener confirmación plena y evitar algún tipo de papelón, como los que muchas veces protagonizaron funcionarios argentinos, presentando como un hecho créditos, inversiones, obras y desarrollos que nunca fueron.

Otra posibilidad es que la hasta ahora firme decisión del gobierno provincial de ir por una recomposición del fondo del conurbano obligue a retacear la información sobre la economía provincial y esto tiene que ver con una cuenta sencilla, porque mas allá de la injusticia por el congelamiento de ese fondo, todo lo que de aumento consiga la provincia deberá quitárselo a alguien, sea el Estado Nacional o el resto de los Estados Provinciales.

El reclamo dejaría de parecer justo si de repente el éxito de la gira por el norte le garantiza a Vidal un flujo constante de dólares, máxime si se tiene en cuenta que no todas las provincias tienen el potencial bonaerense para atraer inversiones o para endeudarse en la plaza financiera internacional.

La otra posibilidad es que a pesar de las sonrisas y expresiones de buenos deseos, Vidal y su equipo no hayan logrado convencer a los inversionistas del Tío Sam y vuelvan con las manos vacías y quizá con alguna indicación sobre qué tipo de modificaciones se deben realizar para que, de una vez por todas, los dólares empiecen a venir.

Desde la Casa Rosada también miran con atención lo que ocurra en las arcas bonaerenses, Mauricio Macri sabe que en el segundo semestre deberá mejorar si o si algunos de los indicadores de la economía para llevar tranquilidad y contagiar esperanza a los argentinos, y en ese sentido, que la provincia no siga dependiendo de la inyección económica de Nación se vuelve fundamental, además cualquier inversión o préstamo en dólares, termina siempre engrosando las reservas del central, lo que en si mismo puede constituir un dato positivo para la economía en el mediano plazo.

Oposición vs. oposicionismo

Desde el 10 de diciembre varios analistas sostiene que el gobierno bonaerense tiene la chance de demostrar por primera vez que es posible gobernar la provincia sin el peronismo, pero el desafío real lo tiene el propio peronismo que deberá probar que puede ser oposición o lo que es lo mismo, que es posible gobernar la provincia sin el peronismo.

En este sentido el debate primigenio pareció instalarse en torno a la continuidad o no del kirchnerismo al frente del PJ bonaerense, sin embargo con el correr de las semana empieza a quedar en claro que eso es solo parte de la verdadera discusión interna que atraviesan hoy los referentes del partido fundado por Juan Domingo Perón.

Sin demasiado ejercicio como opositores, salvo en el breve periodo de Armendariz, los peronistas corren el riesgo de convertirse en «oposicionistas», una suerte de nueva «Opo», como le gustaba decir a los productores del programa 678 para referirse a los espacios políticos no oficialistas que enfrentaban sistemáticamente cualquier iniciativa del gobierno, sin importar se beneficiaba o no a la sociedad.

Desde el ultracristinismo algunos están a apenas unos pasos de convertirse en «la máquina de impedir» que tanto criticaron durante los 12 años anteriores, mientras que otras expresiones del kirchnerismo entienden que la búsqueda de consensos no es sólo un requisito del gobierno, sino también de todo el arco político.

Es decir que la disputa por la renovación del PJ no tiene que ver con el kirchnerismo y el peronismo, sino con formas de posicionarse frente al espacio gobernante, y en ese sentido de un lado y del otro los actores comparten opiniones.

Por eso en las próximas semanas veremos sin dudas a un peronismo muy activo, construyendo fusiones hasta hace unos meses imposibles, devolviendo además el poder real a los dirigentes que tienen peso y anclaje territorial y relegando a un segundo plano a aquellos que solo poseen fuerza simbólica.

Irrumpe con fuerza en este escenario, un grupo de intendentes, legisladores y ex funcionarios que con muy poco esfuerzo termina ubicado del lado de la renovación. Se trata, por ejemplo de Martín Insaurralde, Eduardo Bucca, Marisa Fassi, Walter Abarca, Andrés Quinteros, Valeria Amendolara, entre otros.

Por su edad, por su buena imagen y por sobre todo porque han elegido reivindicar algunas de las políticas del gobierno anterior sin por eso dejar de acompañar iniciativas positivas de esta gestión como el pedido de actualización del fondo del conurbano.

Es muy probable además que el referente nacional que todos esperan en el peronismo, el ex ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, se incline en primer término por este grupo, más fresco, mas inexperto y por eso mismo menos problemático a la hora de pensar una armado provincial.

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