Por Carlos Tórtora.-

Elisa Carrió plantó el cuestionamiento por corrupción a una serie de dirigentes del PRO por sus supuestos negocios con Sergio Massa mientras que la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado le apuntó simultáneamente a un grupo de abogados colaboradores de Cristian Ritondo por recusarla en sendas causas por narcotráfico y lavado de dinero. La ex esposa del fallecido fiscal Alberto Nisman vinculó directamente por las maniobras a Ritondo, cuando era ministro de Seguridad del gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal. Los dos asesores durante la gestión de aquél en el ministerio de seguridad de Buenos Aires son Marcelo D’Angelo y Marcelo Rochetti. Este último ya había sido nombrado por Ritondo Jefe de Seguridad de la legislatura porteña en el 2012 y luego fue su Jefe de Gabinete en el Ministerio de Seguridad de Buenos Aires. Operación conjunta o no, la ofensiva de Carrió y Arroyo Salgado apunta a poner en tela de juicio la gestión de María Eugenia Vidal como gobernadora a través de los contactos con el narco y el lavado de dinero de su mano derecha Ritondo.

Expuesto

El actual jefe de la bancada del PRO en Diputados es hoy el talón de Aquiles de la oposición y su trayectoria pública no lo ayuda.

Su padrino político es Miguel Ángel Toma, ex Secretario de Seguridad Interior durante el menemismo y exjefe de la SIDE durante la gestión de Duhalde. Ambos recorrieron un camino bastante común en la mayoría de los políticos peronistas más de derecha, fueron menemistas, luego duhaldistas y terminaron en el PRO.

Pero sus relaciones con personajes oscuros de la política no terminan ahí. Quien lo inició en la política fue Carlos Grosso -intendente de la por entonces de Capital Federal entre los años 1989 y 1992-, que lo nombró Secretario de Juventud de su gobierno. Ahí conoce a Toma, quien lo adopta y lo lleva a la SIDE. Fue viceministro del Interior en el gobierno de Eduardo Duhalde (2001-2003) y luego, ya enrolado en las filas del PRO, diputado nacional (2006-2007). Y en el 2007 es elegido legislador porteño pasando en el 2011 a ser Vicepresidente Primero de la legislatura porteña.

En 2013, la AFIP posó sus ojos sobre él y decidió investigar una serie de sociedades pertenecientes a él y su familia. Ese es el caso de Emprendimientos Rivadavia S.A., firma en la que comparte directorio con su madre Zulma Robles y que es investigada por tener a su nombre más de una decena de inmuebles en situación de irregularidad, como subvaluación fiscal. Dicha empresa no presentó sus últimas declaraciones juradas de ganancias, no posee sus ingresos bancarizados y, si bien maneja ventas por un monto que ronda los 6,4 millones de pesos, tiene blanqueada apenas una empleada, que casualmente trabajaba como secretaria de Ritondo en la Legislatura. Otra empresa vinculada a su nombre es Maderera San Agustín S.A., a quien la AFIP le canceló el CUIT, también por irregularidades.

La conexión de Ritondo con los negocios grises del fútbol se inició en Nueva Chicago y se profundizó en Independiente.

Colaboradores de Carrió sostienen que tirando del hilo de Ritondo saldría a relucir el lado oscuro de la gestión Vidal. Por lo pronto, la tensión que se vive en el PRO por este caso es máxima. Horacio Rodríguez Larreta, abriendo el paraguas antes de que llueva, cortó por lo sano y le ordenó a sus subordinados que anulen todos los contratos que Ritondo aún administraba en el gobierno de la Ciudad. Éste se abraza ahora al padrinazgo de Mauricio Macri pero se trata de una protección política muy relativa. El expresidente habría avalado las denuncias de Carrió antes de que se difundieran y ahora no estaría dispuesto a seguir prohijando la candidatura de Ritondo a gobernador de Buenos Aires.

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