Por Hernán Andrés Kruse.-
El 9 de junio se cumplió el centésimo octavo aniversario del nacimiento de uno de los historiadores marxistas más relevantes del siglo XX. Eric Hobsbawm nació en Alejandría (Egipto) el 9 de junio de 1917. Se educó en el Prinz-Heinrich-Gymnasium en Berlín, en el St. Marylebone Grammar School y en el King´s College de Cambridge. Fue miembro de una sociedad secreta de la élite intelectual llamada “Los apóstoles de Cambridge”. En 1931 se unió al Partido Socialista y cinco años más tarde, al Partido Comunista. Durante una década (1946-1956) fue miembro del Grupo de Historiadores del Partido Comunista de Gran Bretaña. A diferencia de muchos de sus colegas historiadores, no abandonó el Partido Comunista Británico cuando tuvo lugar, en 1956, la invasión soviética de Hungría. En 1947 comenzó a ejercer la docencia (historia) en el Birkbeck College de la Universidad de Londres. Fue profesor visitante en Stanford en la década del sesenta. En 1978 ingresó a la Academia Británica. Si bien se retiró en 1982, continuó ejerciendo la docencia (como profesor visitante) en The New School for Social Research (Manhattan) hasta su fallecimiento en 2012 (fuente: Wikipedia, la Enciclopedia Libre).
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Daniela Spenser (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Distrito Federal-Desacatos-Número 43-septiembre/diciembre-2013) titulado “Eric Hobsbawm, marxista perseverante”. Su lectura pone en evidencia la relevancia de este intelectual marxista.
“Eric Hobsbawm murió el 1 de octubre de 2012. Hobsbawm llegó a la conclusión de que los problemas del siglo XX no sólo no se resolvieron sino que se potenciaron debido a la catástrofe ambiental del planeta. Un año antes de morir, a sus 94 de edad, el historiador inglés publicó un libro de ensayos en el que quería decir a aquellos lectores que reflexionaban “sobre su futuro y el de la humanidad en el siglo XXI” que en el contexto histórico actual volvieran a prestar atención a la interacción entre las ideas de Karl Marx y las que emanaron del marxismo. Marx y el marxismo, advirtió, seguían siendo los instrumentos indispensables del análisis del capitalismo, si bien dejaron de ser las palancas de la acción política.
El renacimiento del interés por Marx y la actualidad del marxismo se debe a la continua inestabilidad del desarrollo capitalista que genera crisis económicas periódicas con repercusiones políticas y sociales, y a que el mundo capitalista globalizado se parece al mundo que Marx y Friedrich Engels anticiparon en el Manifiesto comunista: la pobreza, la injusticia, la inequidad; y del otro lado el laisser-faire del mercado y la dinámica del desarrollo económico global con su capacidad de destruir todo lo que le precedía, incluso aquellas partes de la herencia del pasado humano del que el capitalismo se benefició, como las estructuras de la familia.
El otro elemento de la actualidad del marxismo es el análisis del mecanismo de crecimiento capitalista que genera sus contradicciones y produce una concentración económica en una crecientemente concentrada economía globalizada. Un factor adicional para la resurrección de Marx es la liberación del marxismo de su identificación con el leninismo teórico y con los regímenes leninistas que hicieron del marxismo la ideología del Estado en la Unión Soviética y los países bajo su hegemonía”.
MARX Y EL MARXISMO
“Cuando Marx murió, en marzo de 1883, no había mucho por lo que se le recordara. Escribió unos brillantes folletos y el torso de una obra sin completar: Das Kapital. La Primera Internacional, que fundó en 1864, fracasó en 1873. Tampoco dejó una impronta en la vida política e intelectual en Inglaterra, donde vivió en exilio durante más de la mitad de su vida. El éxito de Marx es póstumo y en parte se debe a la colaboración financiera y dedicación intelectual de su amigo Engels, quien terminó la obra que Marx había iniciado y accionó su legado político. Unos 25 años después de la muerte de Marx se fundaron partidos políticos obreros que se inspiraron en su obra publicada y traducida a varios idiomas y que participaron en elecciones en los países que las tenían. Muchos de estos partidos llegaron al gobierno, y no sólo a la oposición. En los países no democráticos aquellos que se autodenominaban discípulos de Marx formaron grupos revolucionarios.
70 años después de la muerte de Marx, una tercera parte de la humanidad vivía en regímenes gobernados por partidos comunistas que decían representar sus ideas y llevar a cabo sus aspiraciones. Hasta el magnate y experto financiero George Soros se interesó en Marx y su inusual descubrimiento del funcionamiento del capitalismo. En suma, Marx dejó una marca indeleble sobre el siglo xx. Destaca Hobsbawm que en la vida de Marx y Engels y en las décadas subsecuentes fue el marxismo de el Manifiesto comunista, más que el de El capital, la obra del pensamiento maduro sobre la política económica del capitalismo, que tuvo un impacto provocador sobre sus lectores. El Manifiesto, que consiste en frases lapidarias, en retórica política, libro escrito con convicción apasionada, casi aforístico, atrapaba a los lectores con fuerza bíblica. El Manifiesto se refería a partidos no como organizaciones sino como tendencias y corrientes de opiniones en los que la plusvalía y el origen de la explotación no estaban elaborados. El Manifiesto no contiene análisis económico, sino análisis histórico, en el centro del cual está la demostración del desarrollo de las sociedades por etapas, en el que la anterior crea las condiciones para su inevitable sustitución. Allí, Marx y Engels diagnosticaron el carácter revolucionario de la sociedad burguesa, el estado transitorio del capitalismo, el potencial revolucionario de la economía capitalista a largo plazo con el triunfo eventual del proletariado, el sepulturero de la burguesía.
Advirtiendo contra las posteriores interpretaciones economicistas de Marx, la lectura de Hobsbawm era que el comunismo de Marx no derivó de su análisis del carácter y desarrollo del capitalismo, sino del argumento filosófico, escatológico, sobre la naturaleza humana y su destino. La idea —fundamental en Marx y de allí en adelante— de que el proletariado era una clase que no se podía liberar sin liberar a la sociedad en su conjunto fue una deducción filosófica más que producto de la observación. El análisis económico de la política del capitalismo fue elaborado a partir de los años cincuenta del siglo, cuando Marx se sumergió en los tesoros de la Biblioteca del Museo Británico en Londres. Hobsbawm descubre lo vital y lo obsoleto en Marx, como pocos han podido, recurriendo en los textos originales a las raíces etimológicas de las palabras para entender su significado de entonces y de hoy. Por ejemplo: en el Manifiesto comunista Marx habla de que la sociedad burguesa rescató una parte de la población de la idiotez de la vida rural. Si bien es cierto que Marx compartió el desdén de la sociedad urbana por la ignorancia de la vida rural, la referencia no era a la estupidez, sino a la estrechez de horizontes y al aislamiento de la sociedad en que vivían los campesinos. Marx tomó la palabra de su origen griego, que se refería a persona centrada sólo en sus asuntos privados y no en los de la comunidad. El sentido original se evaporó con el tiempo y quedó la distorsión.
En How to Change the World, el historiador inyecta vida en los escritos de Marx y Engels revelando el drama personal de los autores y la vida de las reimpresiones de los libros ligadas a la fuerza o la debilidad de los movimientos y partidos obreros y socialistas y a las preocupaciones del día. Nos recuerda Hobsbawm que el revisionismo del marxismo, las nociones del imperialismo y del nacionalismo, eran discusiones del siglo XX, no de Marx; que la economía socialista y sus futuros contornos eran discusiones y problemas reales después de la Primera Guerra Mundial y las crisis revolucionarias que la siguieron, no antes; que el socialismo estuvo en el centro del debate del siglo xx, no en los textos de Marx, quien anticipó la crisis de la producción del capitalismo y los conflictos sociales que este sistema no tenía la capacidad de resolver y a los que no sobreviviría. La discusión era de los partidos socialdemócratas que se inspiraron en Marx, o de los partidos comunistas que dijeron haber establecido regímenes marxistas, no de Marx.
La esperanza para el futuro de que los “expropiadores serían expropiados” fue una lectura basada en el análisis económico de producción de la inequidad entre diferentes partes del mundo y entre las clases, no en la observación empírica. Hobsbawm destaca la universalidad del pensamiento de Marx, no como un cientista interdisciplinario sino como alguien que integró todas las disciplinas: la filosofía, la economía, la política y la ciencia. Hobsbawm es enfático cuando afirma que el marxismo de Marx no es un cuerpo de pensamiento terminado, sino en incesante evolución; el haberlo convertido en dogma y ortodoxia fue ir a contracorriente del propio Marx, cuyo método de investigación se prestó a diferentes resultados y perspectivas políticas: una lectura para Gran Bretaña de transición pacífica al poder y otra lectura para la Rusia zarista de transición de la aldea rural al socialismo. Hobsbawm niega la lectura correcta o incorrecta de Marx y aduce que era legítimo que Lenin leyera El capital como la teoría que enseñaba la transición del subdesarrollo a la modernidad por medio del desarrollo económico del tipo occidental, así como Marx especuló sobre la transición directa de la aldea rusa al socialismo.
El argumento de algunos de que el experimento soviético de transición hacia el socialismo no podía construirse sin que el mundo entero fuera capitalista, dice Hobsbawm, no se derivaba de Marx. Rusia era demasiado atrasada como para producir más que una caricatura de la sociedad socialista. Aunque la Revolución Bolchevique de 1917 no hubiera tenido lugar, el capitalismo liberal no se habría producido bajo el zarismo. El marxismo como método de análisis fue abandonado hacia el final del milenio. Hobsbawm arguye que el colapso de los regímenes comunistas y las crisis de las democracias laboristas no son suficientes explicaciones. De manera ostensible, los sistemas y movimientos marxistas que Marx inspiró fracasaron o abandonaron sus objetivos originales, con lo que hicieron innecesario política e intelectualmente dedicar tiempo a la teoría que la historia desacreditó.
La otra fuente para desacreditar el marxismo fue el anticomunismo de la Guerra Fría. Lo que fue denunciado no fueron las teorías y los análisis de Marx, sino la perspectiva de la revolución como desorientadora de la gente joven y como el totalitarismo que desafiaba el liberalismo y la sociedad en el autorregulado y racional mercado. En esta lógica Marx fue identificado con el terrorismo y los campos de trabajo forzado. Paradójicamente, aun sin la Guerra Fría, el anticomunismo continúa, no contra un enemigo que dejó de existir, sino para realzar la supremacía y la superioridad del capitalismo liberal. El inesperado regreso de Marx al mundo en un contexto en el que la existencia del capitalismo está puesto en entredicho se explica no debido a una amenaza de la revolución social sino como consecuencia de las irrestrictas operaciones del capitalismo global a las que Marx fue sensible, más que los creyentes en las decisiones racionales y los mecanismos de la autocorrección del libre mercado”.
UNA INTERPRETACIÓN MARXISTA DE LA GLOBALIZACIÓN
“Desde la perspectiva de hoy, la contribución de Marx a la comprensión de la globalización es invaluable y nadie mejor equipado que Hobsbawm el historiador para recordar lo que otros han olvidado o quieren olvidar. Su libro Globalisation, Democracy and Terrorism no hubiera podido tener la extensión espacial y la profundidad temporal que tiene de no haber reflexionado Hobsbawm sobre el largo camino que llevó a la humanidad de The Age of Revolution a través de Industry and Empire a The Age of Capital y de allí a Age of Extremes.
Al hacer un registro del presente en un contexto amplio y en una perspectiva de larga duración, el historiador se centra en áreas que requerían un claro e informado análisis: la guerra y la paz en el siglo XXI, el pasado y el futuro de los imperios, la naturaleza y el contexto cambiantes del nacionalismo, las perspectivas de la democracia liberal y la cuestión de la violencia y el terror políticos en el contexto de la globalización, entendida como el mundo en el que las actividades están interconectadas sin estorbo de fronteras locales; el mercado libre, que ha causado un crecimiento dramático de las inequidades económicas y sociales dentro de los Estados y a nivel internacional; el surgimiento de la inequidad especialmente en las condiciones de extrema inestabilidad económica que están en la raíz de las tensiones sociales y políticas del siglo XXI; la erosión de la capacidad de los Estados y de los sistemas de bienestar de proteger el nivel de vida de sus ciudadanos en los países industrializados, que compiten con los ciudadanos de fuera de sus fronteras, quienes suelen tener las mismas capacidades pero son pagados por una fracción menor del salario occidental; y finalmente, mas no por ello menos importante, la presión del ejército laboral de reserva de los inmigrantes de los pueblos en las grandes zonas globalizadas de la pobreza sobre el empleo de los ciudadanos en los países de las metrópolis.
Hobsbawm analizó la globalización como historiador y como alguien que era hostil hacia el imperialismo, ya fuera de las grandes potencias que creían que les hacían un favor a sus víctimas conquistándolas, ya fuera de los hombres blancos que asumían su superioridad automática sobre los de otro color de piel. El imperialismo del siglo XXI de Estados Unidos y Gran Bretaña que Hobsbawm resaltó no era sólo la obviamente desdeñable guerra de Iraq, sino la propuesta de la legitimidad, y a veces de la necesidad, de la intervención armada para preservar los derechos humanos en la era de la barbarie, la violencia y el desorden globales. Argumenta Hobsbawm que el imperialismo de los derechos humanos se fundamenta en la creencia de que los regímenes de la barbarie y la tiranía son inmunes al cambio y que sólo la fuerza exterior puede acabar con ellos, difundir los valores y las instituciones políticas o legales aceptables al mundo occidental.
Esta forma de pensar es la continuación de la denuncia del totalitarismo de la Guerra Fría basada en la fe de que la fuerza puede lograr transformaciones culturales. Este imperialismo de los derechos humanos estuvo en la discusión durante la desintegración de Yugoslavia en los años noventa del siglo pasado, que parecía sugerir que solamente la fuerza armada exterior podía acabar con las masacres entre los pueblos de las partes que buscaban su autonomía y la hegemonía que una parte buscaba sobre las otras, y que únicamente Estados Unidos podía y estaba dispuesto a recurrir a ella para poner orden en los Balcanes. Hobsbawm rechazó esta propuesta con la que Estados Unidos, que no tenía intereses históricos, políticos o económicos en la región de Europa del sur, intervino de una manera aparentemente desinteresada. En la visión política e histórica de Hobsbawm, la promoción de los grandes poderes de los derechos humanos era algo incidental a sus intereses fundamentales”.
BALANCE Y PERSPECTIVAS
“El siglo xx arrojó más muertes que los siglos previos. Las guerras causaron, directa e indirectamente, 187 millones de muertos. A las guerras calientes y frías han seguido guerras locales hasta la fecha. El mundo no ha tenido paz desde 1914 ni la tendrá, vaticinó Hobsbawm. La guerra y la paz en el siglo xxi no dependerán de mecanismos más eficaces para las negociaciones y los acuerdos, sino de la estabilidad interna de cada país. La guerra no surgirá de las disputas entre los Estados, sino del involucramiento de los Estados o los actores militares de fuera en conflictos internos de otros países. Las naciones con economías prósperas y distribución equitativa de los bienes entre los habitantes tendrán menor tendencia a la guerra que las más pobres, donde priva la inequidad y la economía inestable que reducen la posibilidad de la paz.
La otra fuente de violencia armada proviene de la falta de legitimidad y de la carencia de un buen gobierno ante la opinión de los habitantes de un país. El mundo está dividido entre los Estados capaces de administrar sus territorios y ciudadanía con eficacia y Estados cuyos gobiernos nacionales oscilan entre débiles, corruptos e inexistentes, y son estas zonas las que producen luchas armadas internas y conflictos internacionales. Aunque la guerra en el siglo XXI no será de tanta fuerza como en el siglo XX, la violencia armada, pronosticó Hobsbawm, será endémica, y hasta epidémica. Uno de los detonadores de la inestabilidad en el siglo XXI, visto en retrospectiva, es la desaparición de la Unión Soviética, la de su esfera de influencia y el fin de la Guerra Fría. Desde 1989 el sistema de poder internacional dejó de existir por primera vez en la historia de Europa desde el siglo XVIII. Después de la desintegración de la URSS se incrementaron los Estados soberanos, así como los Estados fallidos incapaces de establecer gobiernos centrales o de controlar endémicos conflictos armados internos. Por el otro lado, los intentos unilaterales por establecer el orden global no han prosperado.
Una de las consecuencias de la globalización y de la inestabilidad es la migración de millones de seres humanos cuya identidad principal dejó de ser el acta de nacimiento, que fue reemplazada por el pasaporte. La ciudadanía ha adquirido nuevas características en cuanto una parte de la población no vive en su territorio nacional, donde goza de plenos derechos, sino que reside de manera permanente en territorios nacionales en los que no tiene los mismos derechos que los nativos. Por tanto, los Estados perdieron el conocimiento y el control sobre aquella población que ilegalmente entra en tal o cual país. Un fenómeno que se ha acrecentado con el movimiento global de la población es la xenofobia, como uno de los resultados de la ideología del globalizado libre mercado que privilegia el movimiento internacional de capital y comercio pero que ha fallado en establecer el libre movimiento internacional del trabajo. El evidente aumento de la xenofobia es el reflejo del cataclismo social y de la desintegración moral, que es materia explosiva en los países y regiones étnica, religiosa y culturalmente homogéneos no acostumbrados al flujo de forasteros. La xenofobia refleja también la crisis de la identidad nacional en los Estados-nación. Las identidades nacionales forjadas en el siglo xix se han ido resquebrajando en identidades de grupos como respuesta a la disminuida legitimidad de los Estados-nación y a las demandas que son capaces de ejercer sobre sus ciudadanos.
Desde la perspectiva de la herencia del siglo XX, incluyendo la del gobierno liberal democrático, el desarrollo capitalista global está corroyendo la democracia liberal. Muchas son las razones, pero la común es el debilitamiento del poder del Estado y el regreso de la crítica ultrarradical del papel del Estado que, según ella, debía ser el menor posible porque el funcionamiento del mercado era más eficiente y barato. Adoptada esta fe, el Estado ha dependido de los mecanismos económicos privados, reemplazando la activa y pasiva movilización de sus ciudadanos. Si bien es cierto que en los países ricos la economía puso a la disposición de sus consumidores más que los gobiernos y la acción colectiva, el ideal de la soberanía del mercado no es un complemento a la democracia liberal, sino su alternativa, pues niega la necesidad de decisiones políticas sobre los intereses comunes, a diferencia de las decisiones racionales, o no, de los individuos que buscan preferencias privadas. La participación en el mercado sustituye la participación en la política. El consumidor reemplaza al ciudadano. Y sin embargo, concluye Hobsbawm, por la democracia liberal no han tocado las campanas y la utopía del mercado global sin Estado no llegaría.
En el mundo gobernado por gobiernos populistas que tienen que tomar a la población en cuenta y en el que la población no puede vivir sin los gobiernos, las elecciones democráticas continuarán, pues siguen siendo el mecanismo mediante el cual éstos se legitiman y consultan a la población sin que necesariamente se comprometan a algo demasiado concreto. Sin embargo, los mecanismos políticos que los gobiernos nacionales tienen a su disposición están mal adaptados para tratar los problemas del siglo XXI, cuya solución no se encontrará en el conteo de votos o en la medición de las preferencias de los consumidores. La crisis global de la que la violencia política es expresión refleja una profunda dislocación social causada en todos los niveles de la sociedad gracias a la rápida y dramática transformación de la vida humana y de la sociedad. ¿Por dónde empezar, se preguntó el octogenario Hobsbawm en los años noventa?”
11/07/2025 a las 2:34 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Juan Grabois, el candidato de Cristina y Máximo Kirchner, y la mujer “outsider” que todos quieren
Pablo De León
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
10/7/025
PERONISTAS EN CELO
El peronismo llegó a un trabajoso acuerdo en la provincia de Buenos Aires, territorio donde aún puede mostrar músculo, más allá de que ha perdido todas las elecciones parlamentarias desde 2009 para acá. La desconfianza es y será absoluta entre el cristinismo, el kicillofismo y el massismo pero al menos, consiguieron la conformación de una alianza que se presentó en la Justicia con el mandamiento de que debe contar con la firma de los 3 apoderados, uno de cada espacio, que certifiquen la legalidad de cada acto o conformación de lista desde las diputaciones hasta el último escalón municipal.
Cristina Elisabet Kirchner sigue cada movimiento desde su encierro en el departamento de San José 1111, barrio de Constitución, con directivas a su hijo; conversaciones con Sergio Tomás Massa, y mensajes indirectos al gobernador Axel Kicillof, quien ha perdido todo el afecto político que supo dedicarle. Hoy, es considerado un «ajeno» y la ex Presidenta ha ordenado conservar la unidad pero no le perdona que la consigna «Cristina Libre» no sea un mantra en el lenguaje del mandatario bonaerense.
LA CHICANA DE CRISTINA A MILEI: «ECONOMISTA EXPERTO EN CRECIMIENTO»
Por eso, el cierre para las elecciones legislativas del próximo 7 de septiembre se logró con dificultad, sin definición aún de nombres para la pelea por la renovación de 46 diputados y 23 senadores de la Legislatura provincial, además de concejales deliberantes y consejeros escolares distribuidos en los 135 municipios bonaerenses.
La Provincia se divide en ocho secciones electorales, siendo que se renuevan senadores en la Primera, Cuarta, Quinta y Séptima; y diputados en la Segunda, Tercera, Sexta y Octava. Las miradas principales van hacia las cabezas de la Tercera y la Primera, que son donde estará el foco de la elección, por el peso de esos distritos.
Pero la negociación peronista ha incluido la mirada en la elección de octubre, donde la provincia mayor de la Argentina renovará diputados nacionales. Allí, el cristinismo tiene un nombre que ha logrado el aval tanto de Cristina como de Máximo Kirchner: Juan Grabois.
El abogado y dirigente político que fundó la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) y el Frente Patria Grande agrada a los Kirchner por varias razones: su lenguaje duro y su defensa irrestricta a CFK en los temas judiciales. Vale recordar que fue, junto a Eduardo Valdés, uno de los dos abogados que la acompañó a la ex Presidenta la primera vez que debió concurrir a los tribunales federales de Comodoro Py una vez finalizado su segundo mandato, el 13 de abril de 2016.
Además, la posible candidatura a diputado del duro dirigente mostraría una «pureza» de discurso que blindaría el voto propio y al que el cristinismo le habla en cada cita, sea en San José 1111 o en los actos en Parque Lezama, todos relacionados al reclamo de «Cristina inocente».
Pero esta eventual postulación incomodaría fuertemente tanto a Axel Kicillof como a Sergio Massa. El gobernador plantea un eje puesto en la palabra «Futuro», como dejó constatado en el armado de su sector denominado «Movimiento Derecho al Futuro». Y al de Tigre, lo pondría en un brete pues ya fue su contrincante interno en la definición por la candidatura presidencial -en 2023- y porque alejaría potenciales votantes que Massa aún conserva de la «ancha avenida del medio». Postales peronistas…
LA VISITA SORPRESA A CRISTINA
Cristina Kirchner no deja de ocuparse de atender a quienes valora en su armado político. Un ejemplo de sus afectos actuales es la dedicación y tiempo que le dispensa a Mayra Mendoza, la intendenta de Quilmes a la que gustaría empujar hasta la gobernación bonaerense, empresa que hoy asoma dificultosa en virtud del perfil tan duro y confrontativo que lleva adelante la joven alcalde.
De todos modos, un hecho sucedido antes de la detención de la ex jefa de Estado, muestra cómo se ha preocupado por la suerte de su pupila. Como se contó tiempo atrás en esta columna, el crecimiento mediático de la conductora televisiva Mariana Brey sorprendió, pues pasó del mundo del espectáculo a sobresalir en paneles políticos, teniendo discusiones hasta con polemistas curtidos como el ex funcionario K Guillermo Moreno.
El salto profesional de Brey fue tal que se la midió en encuestas y en filas libertarias y del PRO se pensó en ella para disputar la mismísima intendencia de Quilmes, lo que despertó preocupación en el campamento kirchnerista.
Pero consciente de lo potente de la especie, la propia Cristina quiso conocer a Mariana Brey y saber de su boca qué pensaba, si soñaba con una carrera política y en qué distrito podría efectuar su salto a la arena política. Cerca de la ex Presidenta, dicen que quedó sorprendida con la fuerte personalidad de la bella conductora del programa «Indomables».
Todos los sectores políticos piensan hoy en un o una «outsider» y Brey es vista con agrado incluso por los armadores políticos de Javier Milei, quien ya le ha dado una entrevista exclusiva a la joven, que asoma con futuro político en el enredado escenario nacional. Dura de domar…
Javier Milei y Mariana Brey en una entrevista televisivaJavier Milei y Mariana Brey en una entrevista televisiva
DESDE LA PLATEA
Mientras tanto, el cierre del PRO con La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires fue dificultoso para el partido creado por Mauricio Macri pues la lupa estuvo puesta hasta último minuto en la suerte y acuerdo de los intendentes Soledad Martínez (Vicente López), Pablo Petrecca (Junín), María José Gentile (9 de Julio) y Javier Martínez (Pergamino), quienes eran los más relacionados con la influencia del ex Presidente de Cambiemos.
Mientras Soledad Martínez logró finalmente una empatía con el libertario de sus pagos, Juan Palomino, el que más distante de ese acuerdo se ha mostrado es Javier Martínez: el de Pergamino mira con afecto a la familia Passaglia, pues los hermanos Santiago y Manuel gobiernan San Nicolás y no acordaron con ese armado amarillo-violeta y conformaron la fuerza «HECHOS», que se mostró distante tanto del acuerdo con el mileísmo como del kirchnerismo al que siempre criticaron con dureza.
Pero más allá del cierre del frente «La Libertad Avanza» que cerraron Sebastián Pareja con Diego Santilli, Guillermo Montenegro y Cristian Ritondo, quedan aún 10 días más de agonía y definiciones hasta que las listas tengas todos sus nombres y apellidos.
A varios kilómetros de distancia, Mauricio Macri no se desveló demasiado y se interiorizó de las resoluciones del PRO con La Libertad Avanza desde la platea más exclusiva del MetLife Stadium, de Nueva Jersey, viendo la semifinal entre Chelsea y Fluminense. A su lado, sonreía, Ronaldo, el ex delantero brasileño del Real Madrid y de la Selección Verdeamarela. VAR político…
11/07/2025 a las 2:59 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA:ENFOQUES
El Gobierno choca contra su techo operativo
Carlos Pagni
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
10/7/025
Un incidente, el del vuelo no inspeccionado del avión del ya célebre Leonardo Scatturice, convertido en un escándalo.
Los gobernadores desairando al Presidente en la celebración de la Independencia. Un oficialismo acorralado en el Congreso frente a propuestas que amenazan el equilibrio fiscal. Un intento psicodélico de revertir esa amenaza filtrando a través de Alejandro Fantino un alerta apocalíptico sobre el futuro de la economía. La desmentida posterior de esa maniobra. En varios frentes se constata la misma dificultad: el Gobierno encontró un techo operativo.
Es cierto que las encuestas pronostican que a los candidatos de La Libertad Avanza (LLA) les irá bien en las elecciones nacionales. Pero el problema es de otra naturaleza. Si no mejora y reorganiza los recursos para gestionar la administración y la política, a Javier Milei se le multiplicarán las dificultades antes y, sobre todo, después de los comicios. Porque los votantes suelen agradecer los servicios prestados concediendo una victoria, pero después reformulan sus exigencias con nuevos desafíos.
La Justicia será la que decida si quienes desistieron de examinar el equipaje de Laura Belén Arrieta y de los tripulantes del Bombardier matrícula N1BRU, que aterrizó en Aeroparque el 26 de febrero pasado, cometieron un delito. Lo que ya está claro es que, por el modo en que manejó esa novedad, la Casa Rosada incurrió en un enorme error político. El síntoma más inquietante de esta situación es que alguien engañó al Presidente. Es decir, alguien le dijo que ese vuelo había pasado por todos los controles. Y le permitió asegurar, con su particular estilo, que la información que afirmaba que no fue así era una falsedad mal intencionada.
Ayer Milei, en una entrevista con Luis Majul, debió admitir que aquella noticia era verdadera. Es más, se ufanó de que, gracias a que trascendió, su Gobierno pudo disponer una investigación sobre ese viaje. Detalló que el equipaje que se transportó eran 10 piezas: algunas veces habló de “valijas”, otras de “bultos”, otras de “bolsas de compras”.
Como dictaminaron los fiscales Claudio Navas Rial y Sergio Rodríguez, apenas se declararon cinco. Aparece aquí otro indicio de que al Presidente lo cuidan poco. Él aseguró conocer la cantidad de valijas o bolsas que venían con Arrieta. Pero los fiscales dijeron que no podrían determinarlo. Que las que aparecen en las filmaciones son, por lo menos, diez. Acaso sería más prudente que Milei no se exponga con justificaciones demasiado minuciosas. No vaya a ser que en cualquier momento lo llamen a declarar porque, como le dijo Majul algo sorprendido, “usted conoce todo esto con mucho detalle”.
Milei desarrolló varios argumentos para justificar que el vuelo no hubiera sido supervisado por la Aduana. Por momentos afirmó que no se trataba de un delito, pero también alegó que, por cierto, cabe la presunción de inocencia. El Gobierno ya había consumido capital institucional cuando, al conocerse por primera vez la noticia, le ordenó decir a Manuel Adorni que el equipaje de Arrieta era sólo un carry on y que se habían agotado las revisiones: “Es fácticamente imposible que hayan visto a alguien con diez valijas, porque las valijas no bajaron del avión”, le hicieron decir al pobre Adorni.
Muchísimo más grave que el desgaste de Adorni es que la Casa Rosada haya resuelto que Juan Pazo, el titular de ARCA, saliera a dar la cara. No sólo porque Pazo, a pesar de ser el superior de la Aduana, ignora buena parte de lo que sucede en los estamentos inferiores del organigrama. Lo delicado es que este funcionario representa al ministro de Economía Luis “Toto” Caputo. Es decir, involucraron en el escándalo del avión al equipo económico, cuya credibilidad el Gobierno debería tasar como su activo más valioso.
Ayer Economía agravó sus problemas de comunicación con un mensaje terrible sobre el futuro, emitido a través de Fantino, para desbaratar la sesión parlamentaria de hoy, en la que se aprobarían leyes peligrosas para la estabilidad fiscal. La conducta de Caputo sirvió para que un gracioso comentara: “No hay problema. Toto ya tiene reemplazante. Javier piensa recurrir a Jorge Ledesma, el pastor evangélico del Chaco, que convierte los pesos en dólares”. Las fuerzas del cielo.
Sobre el avión que trajo a Belén Arrieta desde Miami, Milei pasó de decir que se había controlado todo, a afirmar que hay veces que no se controla nada. El viaje de la joven fue una de esas veces. De todos modos, aseguró el Presidente, no hay que intranquilizarse porque la carga que entró por Aeroparque salió de los Estados Unidos, “donde te controlan todo; es decir, lo que venía, venía de un lugar donde tenía un control serio”. Eso sí, no pudo explicar por qué la Justicia no determinó todavía de dónde salió el avión de la polémica. Si de Fort Lauderdale o de Opa-locka. Como es obvio, tampoco puede informar qué traían las valijas. ¿Dinero? ¿Tecnología? ¿Ropa de cuero? Imposible saber.
La laguna más importante que dejó Milei en su larga justificación está referida a la comunicación que se produjo a través del teléfono celular que intercambiaron Arrieta y una agente de Aduana al lado del avión. ¿Quién estaba del otro lado? Majul se lo preguntó, pero el Presidente evitó detenerse en el asunto.
Milei aclaró también que él se fotografió con Arrieta, pero que no es amigo de ella. Precisó, además, que sabía de la existencia de Scatturice. Pero que, si se lo cruzara, no lo reconocería. Dada la defensa que realizó sobre la corrección del vuelo de la polémica, esas prevenciones tal vez fueron exageradas. O ingratas.
Arrieta y, sobre todo, Scatturice, trabajan para la C-Pac, ahora rebautizada C-Pack, la convención conservadora donde el Presidente milita junto a Donald Trump. Scatturice pertenece a esa liga desde antes de que Trump ganara por segunda vez la presidencia. Más aún, su intervención fue crucial en el acercamiento de Milei con Trump. Mantiene, además, un vínculo muy estrecho con el entorno del presidente norteamericano, en especial con Barry Bennet, su principal estratega de marketing. Un protagonismo que no deja dormir al responsable de las relaciones exteriores Gerardo Werthein, quien se frota las manos con la controversia por la Aduana.
A propósito de Werthein y Washington: ¿qué hay de cierto sobre un conflicto entre la poderosa Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR) y la Cancillería argentina, por las reglas sobre propiedad intelectual, que afectan a la industria farmacéutica? El diferendo, que comenzaba a resolverse con Diana Mondino, se reabrió con Werthein, a quien se reconoce como gran amigo de los laboratorios nacionales.
Al tomar distancia de Scatturice, Milei abrió una herida en su vínculo con Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”. Caputo es el principal nexo entre el Gobierno y Scatturice. Esa relación es muy anterior a la asociación entre el Presidente y el “Mago”. Scatturice tiene varios negocios de tecnología arraigados en el área de Educación desde la gestión de Mauricio Macri. Tiempos en que el ministerio era conducido por Alejandro Finocchiaro. El encargado de asignar esos negocios era Manuel Vidal, hoy mano derecha del joven Caputo. Esas contrataciones se fueron renovando hasta el año pasado. En vez de hacerse con la Secretaría de Educación, pasaron a la empresa Educ.ar.
Según el informe del Monitor de Transferencias a Empresas Públicas de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), Educ.ar S.A.U. recibió el año pasado un incremento interanual real del 1.825% (mil ochocientos veinticinco por ciento). Gran parte de ese aumento fue destinado a la contratación directa con OCP Tech, la empresa de Scatturice en la que trabaja Arrieta, que habría cobrado más de 70 millones de dólares. En OCP Tech aclaran que esa operación fue recomendada por la Universidad Tecnológica Nacional debido a que ofrece tecnología de CISCO, ya adoptada por el Estado, a un precio más barato que el de la competencia. Más allá de esa justificación, el sagaz Scatturice no sólo zafa de la Aduana; también evitó la motosierra. Cuánto que aprender.
Scatturice se ganó, a través de Vidal, la confianza del “Mago”, quien lo consultó para cubrir la jefatura de la DGI. Así llegó a ese cargo Andrés Vázquez. Este funcionario está hoy muy expuesto por una batalla judicial alrededor de sumas fabulosas: la sanción a Pablo Otero, el “señor del Tabaco”, por un reclamo de la DGI por más de 1000 millones de dólares. Vázquez promete, y hasta ahora está cumpliendo, que el organismo seguirá en litigio con Otero. El caso está en la Corte, que decidirá de un momento a otro. Otero busca con ansiedad que la DGI se flexibilice. Dicen que tocó todos los timbres. Entre ellos el de Santiago Viola, cercanísimo a Karina Milei y, al parecer, al “fuerza del cielo” José Luis Manzano. Habladurías.
Scatturice está en el centro de una trama de hilos transversales. OPC Tech ganó un contrato de provisión de tecnología con la UBA. Allí el contacto sería el radical Emiliano Yacobitti, jefe político de Martín Lousteau. Un detalle interesante: con Yacobitti trabaja, o trabajó hasta hace muy poco, el encantador “Manu” Vidal. Es un dato relevante porque Vidal es alter ego de Santiago Caputo, quien es el responsable político de la SIDE. Y Lousteau es el presidente de la comisión bicameral de control de los organismos de Inteligencia. “Todo tiene que ver con todo”, dirían en San José 1111.
A pesar de que buena parte de la administración de LLA está a cargo de expertos en comunicación como el “Mago” Caputo, el escándalo del avión se debió más a las declaraciones de los funcionarios que a lo que, hasta ahora, se verificó sobre la carga. Si, cuando se publicó la información sobre el avión de Scatturice por primera vez, no hubieran reaccionado negando lo ocurrido, tal vez no habría tanto revuelo. Pero la torpeza armó el escándalo que ocupa hoy a los diarios. Con un inconveniente: en el Departamento de Estado, en los fondos de inversión, en los bancos, todavía leen los diarios. No se informan por las redes sociales. Un dato que debería contemplar “Toto” Caputo, el profeta del fin del periodismo.
El juez Pablo Yadarola avanza con la investigación. Quiere saber, entre otras cosas, quiénes se comunicaron a través de ese teléfono que pasó de las manos de Arrieta a las de un agente de la Aduana. También pidió información al país de origen del vuelo, y al del destino final: Estados Unidos y Francia. Hay alguien que presiona a Yadarola: Yadarola. Sencillo: cómo no ser severo con el caso si él fue quien procesó a Julio De Vido, Claudio Uberti, Ricardo Echegaray y Exequiel Espinosa, entre otros, por el misterioso viaje de Guido Antonini Wilson en 2007. Una curiosidad: para procesarlos esperó hasta el 19 de diciembre de 2018. Pasaron 11 años. Lijo style.
El Gobierno presenta un deterioro de su instrumental político. El triángulo de hierro se oxida. Santiago Caputo queda dañado con el affair del avión. El otro lado, Karina Milei, carga con la cruz del caso $Libra, más pesada desde ayer, cuando Hugo Alconada Mon reveló que Hayden Davis, el inventor del memecoin, transfirió 500.000 dólares a una cuenta anónima antes de reunirse con Milei, y 1 millón de dólares antes de lanzar su moneda digital.
Desde que se conoció el informe de los fiscales Navas Rial y Rodríguez sobre el misterioso vuelo de Arrieta, en la intimidad del Gobierno se expande una pregunta: ¿Qué estará pensando Karina? Alguien que la conoce muy bien, describe: “Ella es viva, es perspicaz. Tiene sus ideas muy claras. Además, controla todo. Armó su propio grupo: los dos Menem, Lule y Martín; Pilar Ramírez; Viola; y Sebastián Pareja, que tiene cada día más poder. Entre ellos crecen cada vez más las prevenciones sobre “Santi” Caputo. Sobre todo porque da órdenes, pero no firma. No es funcionario. Un día agarra el pendrive de las cripto, se muda a Montana, y no lo vemos más”.
El déficit político que se advierte en el oficialismo se proyecta sobre el Congreso. El conflicto con los gobernadores está entrelazado con las iniciativas de la mayoría parlamentaria que amenaza la política fiscal. Milei argumentó ayer que se debe a una voracidad de recursos. Es posible. Pero con los jefes provinciales hay también una guerra de poder. Desde La Libertad Avanza han instalado en muchas provincias candidaturas para competir por la legislatura local, que es el reducto que interesa a los gobernadores. Los que se postulan suelen adoptar el tono altisonante, por no decir insultante, del Gobierno. Los caudillos agredidos reaccionaron vaciándole al Presidente el acto del 9 de julio. Y respaldando propuestas legislativas de reparto de recursos.
Milei dijo que los gobernadores quieren destruir su gobierno. Por la tarde, su mejor amigo en el periodismo, Fantino, reveló una conversación off the record con el ministro de Economía. Aseguró que Caputo le dijo que, si se vulnera el equilibrio fiscal, todo se va a desmadrar hasta las elecciones: el precio del dólar, el riesgo país, la inflación, el nivel de empleo. Caputo aclaró después que había hablado con Fantino, pero que no fue en esos términos. Más aún: aventuró que el video del periodista revelando esa charla fuera falso. Sin embargo, parecía verdadero, en especial porque nadie pudo mostrar una versión distinta de esa parte del programa.
En el mercado circulaba ayer una explicación tan insólita como verosímil. Un financista la formulaba de este modo: “’Toto’ quiso hacer la picardía del off con Fantino. La ilusión era frenar la sesión del Congreso. O que los gobernadores cargaran con el peso de un desastre. Pero, cuando Fantino lanzó semejantes pronósticos, ‘Toto’ dio marcha atrás y dijo que todo era falso. Si se mira el original de Fantino, es tremendo. Y es difícil creer que inventó las explicaciones de ‘Toto’”.
Si esta narración fuera cierta, la imagen de un oficialismo sin prudencia ni brújula política se consolidaría. El ministro Caputo le dio verosimilitud al episodio corriendo al programa de Majul en LN+ para dar explicaciones de lo que, un rato antes, había dicho que era una fake news. En esa entrevista, además, acusó a los gobernadores de querer “seguir robando miles de millones de dólares”. Alguien debería avisarle que, aunque La Libertad Avanza arrase, como había vaticinado por la mañana Milei, el Gobierno seguirá estando en minoría en el Congreso. Es decir: el acuerdo con las provincias seguirá siendo indispensable.
El programa económico plantea varios interrogantes. El volumen del déficit de cuenta corriente; la falta de reservas; el peso de la deuda. Sin embargo, Milei puede ufanarse de un éxito contundente en el principal, y acaso único, objetivo que se fijó: el retroceso de la inflación.
El techo operativo que aparece en estos días revela que todos los percances que afectan al Presidente son políticos. Por eso suena muy interesante la reflexión del célebre cientista político del barrio Santa Bárbara: “A su propio plan, Milei tiene que agregarle, después de las elecciones, el ‘plan Larreta’. Tiene que armar una alianza que represente al 70% de la política. La solución está en la casta”.
11/07/2025 a las 3:02 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Joaquín Morales Solá: “Prematura decisión del Presidente de romper con los gobernadores”
Fuente: La nación
(*) Notiar.com.ar
10/7/025
El presidente Javier Milei, en un reportaje con Luis Majul, prácticamente rompió con los 23 gobernadores y el jefe de Gobierno de la Capital. Con todos.
Llama la atención que haga esto ahora. Estaba enojado por lo de este martes; no porque le hayan vaciado el acto de Tucumán, porque es cierto que no viajó porque había niebla, pero la mayoría de los gobernadores no había confirmado asistencia. Con o sin niebla, iba a tener un vacío. Parece que eso le dio mucha bronca y dijo que todos los gobernadores querían quebrar la situación actual. Los desafió a esperarlo el 11 de diciembre.
¿Qué quiso decir? El 26 de octubre van a ser las elecciones nacionales de diputados y senadores, y los nuevos van a asumir el 10 de diciembre. El Presidente supone que va a haber una gran victoria del oficialismo. Debo reconocer que todas las encuestas marcan hoy que el Gobierno está ganando, ahora, habrá que esperar a ver si gana, por cuánto, y por cuánto pierde la oposición.
Hay algo muy distinto al Poder Ejecutivo porque, cuando éste cambia, cambia todo. Pero cuando se trata del Congreso es un cambio lento. De hecho, en cada elección se renueva solo la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Los cambios son muy lentos. Para modificar de una manera significativa la relación de fuerzas tienen que pasar varios años, por más que se ganen las elecciones.
Por eso, la primera conclusión de esto es que el Presidente tomó la prematura decisión de romper con gobernadores, a quienes va a necesitar de acá a octubre. De hecho, este jueves habrá en el Senado una reunión autoconvocada por la oposición con varios proyectos. Uno de ellos fue presentado por los gobernadores, donde piden más aportes del Tesoro y coparticipación. Seguramente sea aprobado. Tengamos en cuenta que los senadores y diputados nacionales tienen mucha más relación con sus gobernadores que con el gobierno nacional. Eso pasa en la mayoría de casos.
A todo esto, no hay ninguna posibilidad de que el Gobierno tenga a partir del 11 de diciembre mayoría absoluta en las cámaras. Va a seguir necesitando el apoyo de los gobernadores y de los aliados históricos si es que quiere que le apoyen las decisiones.
Además, los gobernadores están pidiendo más recursos porque dice que se terminó el periodo de “no hay más plata”. Sirvió al principio para poner fin al despilfarro del kirchnerismo. Pero ya no puede ser un programa de gobierno ni económico. El Estado lo tiene que resolver y que haya recursos para lo que tiene que hacerse cargo. Obviamente no para financiar la militancia y medidas populistas como hacia el kirchnerismo, pero sí para las cosas que se tienen que hacer.
Por ejemplo, este martes el Gobierno decretó la muerte de Vialidad Nacional, el organismo encargado de la construcción y preservación de rutas nacionales, que son muy importantes porque este es un país con extensos territorios. El Gobierno lo cerró aprovechando un momento político muy importante: que acaba de entrar a prisión domiciliaria Cristina Kirchner, precisamente por haber cometido hechos de corrupción en Vialidad, en lo que fue la causa en la que la Justicia la encontró culpable. Entonces, se vincula a Vialidad con corrupción y es cierto que muchos gobiernos la usaron, no solo el kirchnerismo, pero no fue el que lo creó al organismo. Fue en 1932 por un gobierno militar conservador que se inspiró en una idea que tuvo Hipólito Yrigoyen en 1929. Es una idea de conservadores y radicales, entonces, yo digo que hay que separar la paja del trigo.
El Presidente también se quejó de que lo están culpando de este avión privado misterioso que venía de Estados Unidos y aterrizó en Aeroparque. Tenía una sola pasajera, además de la tripulación, y todos ellos pasaron por la Aduana pero ninguno pasó su equipaje por un escáner. Este avión es propiedad de una empresa de un argentino radicado en Miami: Leonardo Scatturice, que es un hombre con mucha vinculación con el gobierno de Trump y le hizo a Milei algunos favores políticos para acercarlo al presidente estadounidense. Dicen que la última foto de los mandatarios la promovió él. Todo es relativo con este hombre. Aparentemente tendría relaciones con el servicio de inteligencia.
A todo esto, el director de ARCA, Juan Pazo, dijo algo que no es cierto. Él dijo que no todos los pasajeros que llegan a aeropuertos internacionales pasan por escáneres porque hay inspectores de la Aduana que saben ver arbitrariamente y deciden quién pasa. En mi experiencia y la de mucha gente no es así. Hace muchos años que todos los equipajes pasaron por el escáner. La gente común pasa siempre.
Nadie está culpando a Milei de nada, solo se está señalado las muchas irregularidades que hubo en este hecho. El avión llegó y después se fue a París, los que bajaron no escanearon su equipaje y no se sabe si quedó algo en la aeronave. Todo fue muy raro, como si hubiera una influencia que privilegió eso.
En el reportaje, el Presidente dijo que desconfiaba de una conspiración y, si bien no lo nombró, dibujó a Sergio Massa y sus funcionarios, que estarían en una maniobra contra él a través de este episodio. Pero el que controla el Estado es él. Si hoy Massa tiene el poder para hacerle un complot al Presidente, estamos en un problema muy grande.
11/07/2025 a las 3:20 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Una derrota previsible que se dejó potenciar
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
11/7/025
Solo era cuestión de tiempo y de que no se quisiera cambiar el curso de las cosas, sin escuchar alertas emitidas, incluso, desde muy cerca del Presidente.
Al final, los legisladores que responden a varios gobernadores que le habían dado soporte y viabilidad a los objetivos del oficialismo hasta muy poco, asociados a los opositores más cerriles, terminaron por avanzar, al mismo tiempo, con una serie de proyectos parlamentarios que para el Gobierno constituyen “una especie de golpe institucional”.
Lo sucedido adquiere relevancia tanto por el impacto fiscal que tendrán esas iniciativas así como por el hecho de que sus impulsores hayan burlado el cerrojo que por decisión de la Casa Rosada senadores y diputados libertarios intentaron imponer para evitar el debate y sanción de proyectos muy sensibles políticamente, como es la recomposición de los haberes jubilatorios sancionada ayer en el Senado.
La decisión de vetar esas leyes y exponerse a que el Congreso desbarate luego esa potestad presidencial para dejarlas en vigor sería otra gran derrota, que complicaría aún más las cosas para el Gobierno. Expondría una nueva y mayor fragilidad política, que no pasará inadvertida para los tomadores de decisiones económicas que tanto importan para la gestión libertaria.
La calificación de maniobra golpista a la sesión de ayer del Senado fue hecha, notablemente, por alguien tan moderado como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien se esforzó por circunscribirla al kirchnerismo, en un intento por relativizar la mayoría de más de dos tercios del cuerpo alcanzada.
También fue una forma de reinstalar el temor al fantasma desestabilizador del espacio que lidera Cristina Kirchner, al que se ha buscado potenciar como rival excluyente luego de que la expresidenta fuera condenada por corrupción y quedar fuera de combate electoral (aunque no político).
El efectista reduccionismo, cargado de connotaciones negativas, sin embargo, no impide advertir a simple vista que el abanico de senadores reunidos ayer y de diputados congregados el martes pasado para tratar otros proyectos que el Gobierno rechaza (destinan fondos para el Hospital Garrahan y para las universidades) excede largamente la capacidad de representación que hoy tiene un kirchnerismo menguado y en faz aún más menguante.
Acusar a sectores irreductibles impulsados por motivos espurios, para Francos también resultó una forma de atenuar su frustración y fracaso en las gestiones llevadas a cabo para evitar este desenlace. El umbral de tolerancia y la abnegación del jefe de Gabinete está a punto de romper varios récords. Mucho de lo que él arma políticamente es sistemáticamente desarmado en la Casa Rosada, en Olivos o en el Palacio de Hacienda. A pesar de que el ministro coordinador es responsable de la administración y jefe de los miembros del Gabinete. En el papel de la Constitución.
Detrás de las sesiones y tratamientos que, con razón, tanto incomodan al Gobierno hay mucho más que la oposición cerril de las huestes parlamentarias de Cristina Kirchner, dispuestas a dañar los inocultables logros del Gobierno en materia de ordenamiento macroeconómico, como dicen Milei, sus colaboradores y sus publicistas. En realidad, es también el fruto de una sucesión de decisiones de gobierno y formas de hacer política del mileísmo.
Son acciones que no se adoptan sin el aval, las directivas y convicciones del propio Presidente, acicateado por la influyente hermanísima Karina, su simbiotizado ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y (en algunos casos) por el otro Caputo, el superasesor Santiago. Probablemente, sin reparar en las consecuencias indeseadas o solo atendiendo a objetivos aislados sin perspectiva panorámica ni visión política.
Sin embargo, en la cima no todas son coincidencias. Hay discordancias que empiezan a hacerse públicas. Como suele ocurrir cuando se repiten y se agravan los problemas.
“Si encima que les cortamos los fondos y las obras, pretendemos coparles el territorio por las malas, en lugar de buscar algunas alianzas, es imposible que nos apoyen o que no nos quieran facturar lo que nos dieron y cobrarse lo que les hicimos”. Según fuentes confiables, esa frase dicen habérsela escuchado hace menos de dos semanas en la Casa Rosada al gurú libertario.
No habría sido la primera vez que lanzaba esa advertencia. Dicen que ya lo había hecho sin lograr cambiar el curso de las cosas, que vislumbraba con destino de colisión, en reuniones de la hermética mesa chica del poder.
También es cierto que no son días fáciles para el único integrante del triángulo de hierro que no tiene lazos familiares con los dos accionistas mayoritarios de la empresa.
A las diferencias (y derrotas) con la hermana Karina y su íntimo colaborador Eduardo “Lule” Menem por las construcciones políticas y armados electorales, se le sumó en las últimas horas la reactivación del escándalo del avión negro de la dupla ídem Scaturicce-Arrieta que lo tiene por principal salpicado.
En contra del asesor opera, además, que no se ha logrado articular una comunicación efectiva (rubro en el que Caputo es experto) para reducir los daños. Por el contrario, se recurrió a explicaciones chapuceras, como la de que no se inspeccionó todo el equipaje porque el vuelo provenía de Estados Unidos (para peor de un aeropuerto distinto del declarado) donde las valijas habrían sido controladas.
Los miles de pasajeros comunes que llegan a diario a la Argentina desde aquel país y deben hacer colas en los scanners de los aeropuertos nacionales para que se revise el contenido de sus maletas no pueden sentirlo sino como un insulto a su inteligencia. O como una confirmación de que “la casta” (en sus muchas manifestaciones) sigue gozando de muy buena salud. Se puede elegir más de una opción.
Si se trata de escándalos, tampoco son días sencillos para los hermanos Milei y, en particular, para la secretaria general de la Presidencia por la reposición del LibraGate en la agenda pública. La revelación de que se hicieron dos extrañas transferencias de cientos de miles de dólares por parte del creador de la maniobra, luego de una reunión en la Casa Rosada, en un caso, y poco antes de que el Presidente “difundiera” (sic) el lanzamiento del criptoactivo, que dejó miles de damnificados, en el otro, suma suspicacias.
Las diferencias entre esos dos lados del triángulo de hierro, que tiene réplicas más intensas bajo la superficie de cada uno de ellos, se solapa con el agravamiento de otra vieja discordia. En este caso, con la vicepresidenta Victoria Villarruel.
Ayer, su antigua rival, Patricia Bullrich, la acusó por las redes de “ser cómplice del kirchnerismo” por presidir la sesión del Senado autoconvocada por los opositores. La publicación de la frontal ministra de Seguridad fue avalado en X desde la cuenta del Presidente.
A diferencia de otras ocasiones, la presidenta del Senado no se llamó a silencio y respondió con singular dureza: “Ministra Bullrich, la democracia fue denigrada cuando personas que integraron orgas terroristas como en su caso, manejaron durante décadas el destino del país”, publicó en redes sociales.
Villarruel no se quedó en la réplica a Bullrich y también apuntó al Presidente: “Me votaron para defender la institucionalidad y hacerla respetar, no para levantarme cuando las papas queman o cuando el Ejecutivo recuerda que soy Vicepresidente (sic)”. Como si al oficialismo le faltaran problemas y adversarios, mientras se dilatan algunas soluciones demandadas por la sociedad y reduce el número de amigos y aliados.
LAS ELECCIONES TAMBIÉN JUEGAN
En ese contexto, al que deben agregársele la nueva vida propia de la cotización del dólar y mucha prevención manifestada por inversores extranjeros (entre otras señales poco halagüeñas), el intento por circunscribir al “enemigo” kirchnerista la sucesión de derrotas parlamentarias y sus consecuencias sobre el orden fiscal puede resultar estéril y peligroso. Al menos, no alcanzará para mitigar los efectos negativos en términos políticos, electorales y económicos de esta deriva. Y hasta podría agravarlos.
El proceso electoral en marcha también aporta lo suyo y muestra signos de un reordenamiento que no es el que imaginaba hasta hace muy poco el oficialismo.
Hay una escena que está en revisión. Es la que proyectaba una superpolarización de la elección bonaerense, prevista para el 7 de septiembre, entre un oficialismo ampliado (con la absorción del macrismo) y una oposición circunscripta al perokirchnerismo. O (en el mejor de los casos para el Gobierno) una disputa entre un oficialismo en pleno ascenso y una oposición hiperfragmentada y en declive.
Todo es demasiado dinámico y provisional en la Argentina. El despeje de una variable no suele acercar a una solución sino abrir paso a una nueva incógnita.
La inscripción del Frente La Libertad Avanza (FLLA), tras el pacto firmado entre el karinismo, en representación de los libertarios, y los embajadores macristas, liderados por Cristian Ritondo, tiene tantos matices y puntos frágiles como la forzada unificación del perokirchnerismo en una coalición con nombre de pretensiones épicas (Fuerza Patria), de cuya fortaleza y representación patriótica no abundan certezas.
Por lo pronto en el espacio oficialista, no todo el Pro se siente contenido por el FLLA. Al menos cuatro intendentes y varios referentes territoriales amarillos miran hoy con recelo la abdicación macrista y siguen abiertos a evaluar armados diferenciados en sus distritos y a formar alianzas regionales en sus respectivas secciones electorales para las candidaturas a diputados y senadores provinciales.
A eso hay que sumar la distancia física y simbólica que puso el fundador de Pro a la firma del acuerdo. Mauricio Macri no solo estaba en ese momento en el Mundial de Clubes en Estados Unidos, sino que se ocupó de subir cuatro fotos a sus redes sociales para difundirlo. Justo cuando su partido se rendía ante las fuerzas del cielo.
Por otra parte, la inscripción de la alianza armada entre lo que quedó de Juntos por el Cambio sin el macrismo, más distintos peronismos no kirchneristas (con la singular presencia del cordobesismo) y el neurodiputado Facundo Manes apunta a captar a votantes de Milei en el balotaje, así como a algunos electores históricos peronistas hartos del cristicamporismomassista. La hiperpolarización, al igual que la superfragmentación pronosticadas, no son horizontes asegurados.
Lo cierto es que hasta la medianoche del sábado de la semana próxima, cuando vencerá el plazo para la presentación de listas y candidaturas bonaerenses, habrá tantas discusiones, negociaciones y disputas como traiciones y defecciones. Serán ocho días de extrema tensión político-electoral, en un escenario que a cada solución le surge una nueva complicación.
La gran duda es si en este lapso y en el que media hasta las elecciones bonaerenses de septiembre y las legislativas nacionales de octubre el Gobierno seguirá desoyendo alertas y sin evitar tropiezos previsibles. El empecinamiento y la torpeza no suelen ser buenos consejeros. Mucho menos las disputas internas y el maltrato a los que quieren ayudar. Quedó en evidencia ayer en el Senado y hace tres días en la Cámara de Diputados.