Por Hernán Andrés Kruse.-
THE AGE OF HOBSBAWM
“Eric Hobsbawm creó una generación de historiadores, hombres y mujeres, que maduraron en los años sesenta del siglo pasado y que fueron influidos por sus trabajos seminales Primitive Rebels, Labouring Men y Captain Swing, además de la trilogía sobre el siglo xix ya mencionada. Con otros historiadores marxistas, Hobsbawm inició la revista Past and Present, que introdujo en Gran Bretaña la noción de “historia de la gente” —“people’s history”—, no sólo de la historia de la clase obrera o de las luchas populares, sino la idea de que cada clase hizo su historia para satisfacer sus necesidades. Hobsbawm develó la protesta rural en Europa y fuera de ella, las condiciones de vida y las experiencias de los obreros y los artesanos británicos, y refundó la historia económica de Gran Bretaña del siglo xix. El siglo xix fue su siglo y, al igual que Marx, logró diseccionar los patrones ocultos en el surgimiento e influencia de la burguesía sin esconder su admiración por la rápida acumulación de la riqueza y el conocimiento, promesas y visión optimistas del radiante y mejor futuro, junto al reconocimiento del costo en el sufrimiento de la población trabajadora.
Por tanto, no dejó de sorprender el hecho de que Hobsbawm añadiera The Age of Extremes sobre el corto siglo xx a la trilogía sobre el siglo anterior: nacido Hobsbawm en 1917, aquél fue largo en su propia experiencia en gran parte de los procesos que analizó. Hobsbawm había escrito sobre el pasado revolucionario y radical, pero no sobre el tiempo contemporáneo que presentaba retos profesionales y personales diferentes, pues ese siglo terminó con el colapso de los ideales políticos, sociales e institucionales a cuya defensa Hobsbawm dedicó gran parte de su vida. Los problemas de interpretación del pasado reciente se combinaban con el hecho de que la línea del Partido Comunista de Gran Bretaña imponía a sus miembros áreas intocables, lo que era inaceptable para un historiador serio.
Después de analizar la época de las catástrofes de las dos guerras en The Age of Extremes, Hobsbawm trata la Posguerra como “era de oro”: un periodo de crecimiento, de cambio social dramático y de dislocación en Europa y en el mundo colonial, que con la distribución de los beneficios de ese crecimiento entre una mayor cantidad de personas sembró a la vez las semillas de su corrupción y su disolución. Hobsbawm leyó su material a la luz de un marxismo sofisticado, capaz de detectar que con las expectativas e instituciones movilizadas por la experiencia de la expansión rápida y la innovación que produjeron la democratización del conocimiento y de los recursos, incluyendo las armas, éstos se concentraron en manos privadas que amenazaban con la erosión de las instituciones del mundo capitalista que las originó. Sin compartir las culturas y las aspiraciones colectivas, nuestro mundo perdió la estabilidad y cayó en la crisis y el declive de la civilización, lo que traicionó la promesa del potencial material y cultural decimonónico. El siglo xx terminó con grandes avances materiales, pero con regresión moral en términos de la solidaridad social, un abismo entre los ricos y los pobres y un exaltado nacionalismo.
Antes de que Hobsbawm escribiera su autobiografía Interesting Times, The Age of Extremes fue su libro más personal. Hobsbawm estudió el siglo xx observando y escuchando, y el libro combina la perspectiva interpretativa con las experiencias de su propia vida. La inflación posterior a la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, es descrita como una calamidad para su abuelo austriaco, quien tuvo que redimir su vencido seguro y tener con ello apenas lo suficiente para comprarse una bebida en su cafetería preferida. Para poner de manifiesto el cambio social en Palermo, el desempleo en São Paulo o los riesgos de introducir el capitalismo en China, Hobsbawm se nutre de sus conversaciones con los bandidos sicilianos, con los obreros brasileños organizados y con los burócratas comunistas chinos. Hobsbawm admitió en varias ocasiones que no siempre tenía la razón y que los periodistas a veces detectaron lo que los historiadores, como él, perdieron de vista. Cuando el corresponsal de The Times vaticinó que en el siglo xxi el comunismo en China se convertiría en la ideología nacional, Hobsbawm fue sorprendido y concedió, siguiendo la misma admisión de Marx, que la humanidad no siempre se impone sólo las tareas que puede resolver”.
EL HISTORIADOR COMUNISTA
“El mundo conceptual de Hobsbawm, según un crítico más joven que él, quedó constreñido por la visión binaria que opacó su análisis complejo de algunos fenómenos. El otro brillante historiador inglés, Tony Judt, puso como ejemplo la Guerra Civil española, en la que se jugaron muchos intereses, entre ellos el de Josef Stalin por utilizar la guerra para resolver los conflictos locales e internacionales bajo la apariencia de apoyar el antifascismo. De allí en adelante la unidad antifascista forjó una nueva imagen del comunismo internacional, después del desastre militar, económico y estratégico que significaron las dos primeras décadas del siglo. Sin comprender este rehacer del comunismo no se entendía el siglo xx que Hobsbawm trataba en los términos de los años treinta y la historia que escribió cayó víctima de su memoria. Sin analizar críticamente el fenómeno del bolchevismo del que el comunismo realmente existente fue una de sus derivaciones, Hobsbawm sostenía una interpretación de la experiencia comunista que dejó de ser la adecuada. Al llamar “dorada” la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, Hobsbawm, igual que Marx en el siglo xix, hizo caso omiso de la experiencia de las pequeñas naciones, absortas en la esfera de influencia de la Unión Soviética en el siglo xx.
Hobsbawm llegó a ser comunista en 1932 en Berlín e ingresó al partido en 1936 en Cambridge. Nunca renegó de su compromiso con el comunismo ni abandonó el sueño de la Revolución de Octubre. Si bien en su autobiografía declaraba: “el comunismo ha muerto” —“Communism is now dead”—, ser comunista era uno de los temas centrales de la historia del siglo xx. Sin embargo, la lealtad de Hobsbawm al comunismo, que poco tenía que ver con el marxismo, no afectó su oficio como eminente historiador marxista, pero obnubiló su capacidad de historiar el comunismo. Hobsbawm se negó a ingresar a las legiones de los excomunistas con el argumento de que su lealtad no era hacia el partido, sino hacia “el sueño de la liberación general” y hacia los ejemplos de dedicados y abnegados comunistas.
Tampoco se convirtió en un militante estalinista. La existencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (urss), a pesar de sus debilidades, “fue una prueba de que el socialismo era más que un sueño”, aunque el colapso de la urss y de los países que fueron construidos a su imagen dejó detrás un paisaje en ruina material y moral (Hobsbawm). Pero Hobsbawm no llega al fondo de esa historia. El comunismo al que dedicó su vida envenenó la herencia radical de la que la Revolución de Octubre quería ser el adalid. Hobsbawm terminó sus memorias con el llamado a combatir la injusticia social, que sola no desaparecería, y Tony Judt le reclamó que para combatirla el punto de partida era decir la verdad en el siglo nuevo sobre el viejo: “Hobsbawm se niega a enfrentar el mal y llamarlo por su nombre; no critica la herencia moral y política de Stalin y sus obras”. El horror comunista no lo perturbó de manera igual que el horror fascista sin que eso implicara que los extremos se tocaban y que el comunismo y el fascismo fueron análogos (Judt).
Hobsbawm permaneció en el Partido Comunista durante 50 años, mientras la mayoría de sus camaradas lo abandonaron en los distintos parteaguas de la historia: en ocasión de la firma del Tratado de No Agresión entre Hitler y Stalin en agosto de 1939, después de que los comunistas en el mundo entero habían sido movilizados para la lucha contra el nazifascismo y contra Hitler; cuando los tanques soviéticos ingresaron a Budapest en 1956 para acallar la demanda de los húngaros por democratizar su régimen comunista, o cuando los tanques del Pacto de Varsovia volvieron a entrar a un país vecino y aliado en 1968 para aplastar el movimiento de los comunistas en Checoslovaquia para construir el socialismo con rostro humano. Hobsbawm se mantuvo fiel al partido porque fue allí donde experimentó la fraternidad, la solidaridad, la abnegación y la pertenencia, aunque racionalmente la “línea” del partido no se basaba en un análisis marxista de la realidad sino que se reducía a la retórica.
Hobsbawm admitió que tenía una ventaja: pertenecer a un partido que no estaba en el poder y que su existencia profesional no dependía de la lealtad al partido, como era el caso de todos aquellos, incluyendo colegas suyos, que vivían en los países gobernados por los partidos comunistas. Es cierto que Hobsbawm, el comunista y destacado historiador, pagó un precio por su lealtad, pues en los años cincuenta en la universidad su avance en la jerarquía académica fue detenido. Para Hobsbawm este precio era menor frente a sus certezas del triunfo de la revolución proletaria en la sexta parte del planeta. Tal como había vaticinado Marx, que la clase obrera industrial sería el agente del cambio, no había sacrificio suficiente ni impedimento alguno para no luchar por la utopía. Los comunistas no eran liberales para detenerse ante los sufrimientos de las víctimas del estalinismo. Hobsbawm permaneció en el partido porque allí conoció a hombres y mujeres de excepcional calidad humana, lo que le dio la fe en la posibilidad del comunismo humanizado. O dicho de otra manera: ¿Puede la humanidad vivir sin ideales de libertad y justicia, o sin aquellos que dedican su vida a la consecución de éstos? ¿O quizás hasta sin la memoria de aquellos que lo hicieron en el siglo xx?”.
ENCUENTRO CON AMÉRICA LATINA
“El encuentro de Hobsbawm con América Latina fue diverso, de larga duración, de contacto directo y aprovechamiento mutuo. La influencia de Hobsbawm sobre los científicos sociales fue más palpable en los estudios económicos del siglo xix y en los estudios sobre los bandidos que en la elaboración de una síntesis del siglo xx latinoamericano. Cuando empezó a viajar a América Latina en los años sesenta del siglo pasado, quedó asombrado por los vastos contrastes de todo tipo: económicos entre los pobres y los ricos, de educación entre una elite sofisticada y los analfabetas, pero lo que más llamó su atención fue la vitalidad de los movimientos campesinos en países como Colombia, en la era de la Revolución Cubana, lo que para el europeo fue un descubrimiento. Colombia, que en el papel era una democracia bipartidista, en realidad era “el campo de muerte de América del Sur” —“the killing field of South America”— después de que el fracaso de la revolución social en 1948 dio pie a una constante: la omnipresente violencia en la vida pública por un lado y el surgimiento de la guerrilla rural por el otro lado. Para el historiador y visitante marxista, América Latina se convirtió en el laboratorio del vertiginoso cambio social y de inéditos escenarios. Los movimientos campesinos de Perú y Colombia influyeron sobre la primera edición de Rebeldes primitivos en español y de Bandits.
La impronta de Hobsbawm fue también en otra dirección, sobre todo en los estudios del bandidaje en América Latina. Aparecieron tanto investigaciones que imitaron el análisis de Hobsbawm como trabajos críticos de ese modelo que concibieron a los bandidos no como redentores sino como hombres en busca de su propio beneficio, no la solidaridad de clase sino la adaptación al régimen de explotación, no la resistencia sino la defensa del honor, clanes y familias que forjaban algún tipo de asociación con las elites. Un latinoamericanista, desde la perspectiva del estudio del bandidaje de los cangaceiros, criticó la influencia del marxismo de Hobsbawm sobre su tópico de imputarles a los bandidos motivos prepolíticos por atacar la propiedad y las vidas sin que tuvieran la conciencia de ser rebeldes sociales.
Similares críticas fueron hechas a Hobsbawm y su teleológico, unilineal, punto de vista de la historia al asumir que cada etapa histórica sería reemplazada por otra formación más moderna hasta llegar a una figura marxista-leninista madura. En 1987, por ejemplo, Richard Slatta compiló algunos trabajos, y él mismo escribió varios, y retomó la venerable tesis de Hobsbawm para demostrar las divergencias entre aquel modelo y los casos regionales. El veredicto de Slatta fue que los nexos entre la clase y la camaradería, que según la tesis de Hobsbawm conectaban a los bandidos sociales con los campesinos, estaban ausentes en los contextos latinoamericanos. La disputa del modelo de Hobsbawm dio pie a un fructífero debate entre Slatta y algunos de los otros colaboradores de la mencionada compilación, que fueron criticados por despojar a los bandidos de su carácter social, lo que empobreció los estudios campesinos, de estructuras agrarias y de las relaciones sociales en el campo latinoamericano.
Esta crítica y un análisis del libro de Slatta a la luz de la tesis de Hobsbawm fue el foco de atención de dos artículos de Gilbert Joseph, profesor de la Universidad de Yale, “On the Trail of Latin American Bandits: A Reexamination of Peasant Resistance” y su respuesta al debate que desató el primer artículo, “Resocializing Latin American Banditry”. La recriminación principal de Joseph, que sometió a Hobsbawm a un escrutinio con los materiales de archivos latinoamericanos, fue que basó su investigación en fuentes oficiales, informes administrativos, criminales y policiacos, recreó discursos de poder y de control social, y no las cuestiones sociales relativas a la composición de grupo y la motivación, que eran determinantes para ver si un grupo o un individuo fue un exponente de la protesta social o no. Lo que aquellos científicos sociales escribieron fue historia de las elites, historia de los bandidos como individuos incorporados o sometidos al mundo del poder y a sus intereses, en el afán de demoler la tesis de Hobsbawm de la conexión entre los bandidos y los campesinos que el historiador inglés, era cierto, no documentó empíricamente.
Joseph hace una crítica a Hobsbawm desde la perspectiva de América Latina y un cuestionamiento sobre el papel del bandidaje en los episodios de la insurgencia rural. Los bandidos de Hobsbawm eran campesinos fuera de la ley que representaban formas primitivas inconscientes de protesta popular sin ideología, organización o programa. Sus actividades tenían por blanco a los dueños de la tierra y a los funcionarios del intruso régimen capitalista, y gozaban del apoyo de las comunidades campesinas que se beneficiaban de sus operaciones material y psicológicamente. El bandidaje de Hobsbawm era un fenómeno arcaico, prepolítico, de comunidades aisladas que se extinguían cuando las sociedades se integraban a la economía capitalista y al marco legal del Estado-nación, y cuando perdían su base social y su liderazgo eran reemplazados por el poderoso Estado. Joseph señaló que las fuentes literarias y etnográficas de Hobsbawm para construir esa imagen no fueron complementadas con la investigación en los archivos judiciales y de la policía, que es el otro instrumento en el arsenal de los historiadores sociales.
Hobsbawm aseveró que los bandidos tenían una relación con el campesinado sin haber documentado esa conexión, falta que dio lugar a que fuera soslayada y a que en su lugar, de una manera dicotómica, los bandidos fueran caracterizados como colaboradores de las elites. Joseph se pregunta: ¿cómo colocar al campesinado en el centro de los estudios del bandidaje sin dejar de lado a las elites? Encontró la respuesta en el análisis de la conducta social desde la perspectiva de la conciencia de los actores, sus aspiraciones y los criterios morales que nutrían la acción social. Siguiendo esta búsqueda de resistencia campesina, no como propone Hobsbawm, espontánea, sino difusa, sin programa, los campesinos tienen por blanco la destrucción o erosión de la autoridad de la clase dominante que los ponía en el campo político (Joseph).
En el proceso de esta reflexión, Joseph abrió un abanico conceptual e incorporó al debate de Hobsbawm las contribuciones de Ranajit Gupta, de la corriente de estudios subalternos de la India poscolonial, y de James Scott, de la de las formas cotidianas de resistencia que surgió de los estudios de Asia y África —novedosas entonces y moneda de curso hoy en día—, lo que le permitió trascender la controversia en torno a Hobsbawm sobre el fenómeno del bandidaje y llevarla a un terreno más fructífero, como las múltiples formas de resistencia campesina, recurriendo a los estudios sobre el bandidaje como contribución a una mejor comprensión de las comunidades rurales. Joseph ponderó de una manera elegante el efecto que tuvo el seductivo pero teleológico y monocromático retrato del campesinado tradicional prepolítico de Hobsbawm, inspirado en la experiencia mediterránea, que ha pospuesto la investigación de una variedad de temas sociales en la historiografía del bandidaje en América Latina.
Ésta apenas se iniciaba cuando Joseph escribió su artículo. Y una vez que se documentó el bandidaje en diferentes regiones, se amplió el abanico de la composición social de los grupos de bandidos, disputando la noción de Hobsbawm de que éstos pertenecían a las filas de los desempleados, que eran jóvenes y sin compromisos. La investigación en los pueblos y en las haciendas de América Latina ha revelado una activa participación de pequeños agricultores con familias en las diferentes operaciones del bandidaje y se ha extendido a las relaciones de parentesco, de género y de redes dentro y fuera de las comunidades. En suma, siguiendo a Hobsbawm en los estudios de los bandidos y de la sociedad rural en América Latina y abriendo el campo a las nuevas corrientes conceptuales, la agenda del estudio del Hobsbawm de Rebeldes primitivos y de Bandits fue ampliada, enriquecida y puesta en una perspectiva comparativa para el bien de la investigación latinoamericana en los años subsecuentes”.
EL INDISPENSABLE HOBSBAWM
“Hobsbawm fue y sigue siendo una inagotable fuente de inspiración para los historiadores. Sus estudios sobre el siglo xix, escritos de una manera elegante, sin ser cargados de erudición y verborrea, meticulosamente investigados, de claro pensamiento y exposición, son un ejemplo a seguir. La metodología marxista que subyace a sus libros se acompaña de un conocimiento de un hombre renacentista, a lo que hay que agregar su aguda capacidad de observación y de almacenamiento de información. Hobsbawm es también un sujeto de historia. Sus experiencias de Viena en los años veinte, de la República de Weimar en Berlín en los años treinta y del ascenso de Hitler al poder en 1933 lo hicieron testigo de la historia y explican su conversión al marxismo y al comunismo. Sus convicciones políticas le impidieron ser reclutado, como quería, por la inteligencia británica durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que su independencia de pensador marxista imposibilitó que sus libros fueran publicados en la Unión Soviética. Es esta conjunción del intelecto y el compromiso con la historia y el tiempo del historiador la que constituye el legado de Hobsbawm para el siglo xxi.
(*) Daniela Spenser (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Distrito Federal-Desacatos-Número 43-septiembre/diciembre-2013): “Eric Hobsbawm, marxista perseverante”.
12/07/2025 a las 10:31 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El predicador evangélico de Javier Milei y la UCR y el PRO más separados que Wanda e Icardi
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
11/7/025
Hubo un Señor que multiplicó los panes, fundó una religión y conservó por siglos un dominio espiritual. En la Argentina disparatada, hubo otro señor (Eduardo Duhalde) que prometió: “Al que depositó dólares, se le van a devolver dólares”. Devolvieron pesos: un enorme fraude. Ahora apareció otro señor que produce milagros opuestos al de Duhalde: el predicador evangélico Jorge Ledesma, quien recibió a Javier Milei hace una semana para inaugurar un gigantesco templo en Resistencia, Chaco. Logró introducir 100 mil pesos en una caja fuerte y, luego de unos días, esos billetes se transformaron en dólares. No se sabe si cara chica o cara grande. Como se sabe, a los políticos les importan en esa zona los votos evangélicos, gente de fe y creyentes en esos mágicos malabares de Ledesma, que hasta logró —dicen— que a una mujer que había perdido un dedo le apareciera otro como suplente, y con la uña pintada.
Parece que el Presidente no solo se aventuró al viaje para acompañar el estreno del enorme sitio de culto, que permite albergar a 15 mil devotos, hasta ahora solo cultivados por el radicalismo y el peronismo. En el vecino Brasil, esas almas evangélicas se han desarrollado económicamente en grado superlativo y son determinantes el día de las elecciones, con el agregado de que responden en forma obediente al candidato que les sugiere un pastor capaz de transformar pesos en dólares o recuperar dedos o brazos, quizás como los personajes del Hombre Araña en el cine.
Además de atrapar voluntades místicas para los comicios, tal vez Milei se interesó por el secreto proceso de convertir pesos en dólares, activos externos que requiere para acumular reservas, por ahora un agujero negro en el programa de Luis Caputo. Ni el mandatario ni su ministro han logrado lo que sí los alquimistas del pasado perseguían: la fórmula para mudar el hierro en oro. Se duda, sin embargo, que vayan a incorporar para una prueba al predicador Ledesma, más conocido por los trucos que Houdini o Fu Manchú.
En el desatino del país, mientras tanto, a Milei se le enrareció la climatología por turbulencias varias, sean económicas o políticas. Y lo que parecía una razonable estabilidad hasta las elecciones de octubre por lo menos —incluyendo un triunfo holgado, según las encuestas—, de pronto se complicó porque hubo menos liquidaciones que las esperadas, dejaron de creer los del carry trade, mientras los planes del Rigi se taponaron igual que las reformas imprescindibles para consolidar el proceso. Y encima, Federico Sturzenegger se quedó sin facultades extraordinarias.
Por ejemplo, el proyecto laboral: cualquier iniciativa se demora en los tribunales; al Congreso no se le puede acercar por tóxica ninguna propuesta oficial; y cuestiones menores, como la suspensión o supresión del “Día de los empleados”, un juez o jueza del rubro lo tacha con un plumazo, cargado por uno o dos gremios. De productividad no se habla, ni siquiera, con una paga doble.
Igual, los sindicatos no son la voz más disonante contra el gobierno. Por un lado, compensan salarios con bonos no remunerativos y, fundamentalmente, han descubierto las ventajas de la baja inflacionaria: los trabajadores se sienten más aliviados con ingresos que en general navegan con un índice de precios estable, en lugar del cardiograma de un enfermo del corazón por la inflación desbocada.
Empresarios de todos los gustos, en cambio, se mantienen al acecho; generan ambiente de fronda, aunque juran que el programa Milei es la libertad prometida. Y se extasían con pormenores de la intriga entre personal de inteligencia sobre presuntos delitos en el vuelo de un avión negro, privado, que desde un aeropuerto de los Estados Unidos partió con 10 valijas con plata, drogas o materiales sospechosos rumbo a un país corrupto como la Argentina. Aunque el caso revele conductas anómalas en Aduana o PSA, más fácil de creer es que el predicador evangelista transforme pesos en dólares.
Al revés, parece, la investigación del Caso “Libra” exhibe otros condimentos. Nadie sabe aún si se constituirá una comisión legislativa, si esta citará a declarar a la hermana del Presidente, Karina —como si fuera una intocable—, tema en el que algunos diputados huelen rancias derivaciones. Olor a estafa, dicen, pero ni una prueba pecaminosa hasta el momento: en todo caso, la certeza de que en la Casa Rosada hubo procedimientos torpes.
Dolor de cabeza para gobernar, como antes le pasó a cualquier otro jefe de Estado, al que se suma la neblinosa campaña que desde el 9 de julio abrió las compuertas de la provincia de Buenos Aires con la presentación de las coaliciones. Dos estaban cantadas: la falsa unidad del peronismo —Kicillof con Cristina y Máximo Kirchner—, también el connubio entre La Libertad Avanza y el PRO, que se conformó con un 20% del reparto de candidaturas. Otra fue más sorpresiva, pero imaginada: un cóctel de figuras sin domicilio fijo en la política (Monzó, Zamora, Massot, Randazzo, Schiaretti, los radicales, quizás Pichetto) se ofrece como alternativa por el esfuerzo de jefes municipales que no encontraron lugar en los otros dos frentes. Piensan que pueden sacar dos o tres concejales en septiembre, objetivo imposible si se integraban a los otros dos núcleos.
A simple vista, parece una operación contraria a Milei, del fantasmal Sergio Massa, a quien siempre le atribuyen —quizás por su influencia sobre Monzó— capacidad para organizar mejor a los ajenos que a los propios.
En el nuevo entrenamiento comicial, los gobernadores se han complotado para reclamar más plata. Junto a los intendentes ningunean a Milei: cada uno atiende su juego, quiere cuidar su territorio en los comicios de septiembre y octubre. Y necesitan un nutritivo adicional, como los bebés.
El Presidente jura que le quieren voltear el plan económico con nuevas leyes que alteran el presupuesto provocando inflación —recordar que las provincias ya consiguieron ese objetivo cuando sacudieron el árbol de la convertibilidad en tiempos de Domingo Cavallo—, y bajo ningún aspecto dará su brazo a torcer. “Quieren pan, no les dan; quieren queso, que les corten el pescuezo”, rezonga un Milei con reminiscencias infantiles.
Ya no se trata en las próximas elecciones de que uno u otro alcance la mayoría legislativa, sino de que el gobierno mejore su posición en el Parlamento: lo que se arbitra, en todo caso, es que el mileísmo alcance suficiente número de voluntades para instalar una fábrica de vetos a las leyes que le van a votar en su contra.
Todo tan raro que, después de siete elecciones consecutivas, es la primera vez que la UCR irá sin la compañía del PRO a las elecciones. Más separados que Wanda e Icardi.
12/07/2025 a las 10:35 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
¿Un golpe autoinfligido por Milei o una torpeza política?
Walter Schmidt
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
11/7/025
El Gobierno acaba de autoinfligirse una dura derrota legislativa. El Senado no sólo convirtió en ley un aumento para los jubilados, la emergencia en la discapacidad y la asistencia a Bahía Blanca. También aprobaba más fondos para las provincias, que ahora deberá ser tratado por Diputados.
La Casa Rosada podría haberlo evitado, pero no quiso. El cambio de la lógica que envuelve a la gestión de Javier Milei acorde a los nuevos tiempos permite dudar si es consecuencia de la impericia política o siempre fue una intrépida estrategia electoral.
A último momento el oficialismo ya preveía lo que iba a suceder. Un día antes lo alertó el propio Milei cuando en una amena charla radial aseguró que todos los gobernadores querían destruir a su Gobierno. Ese mismo miércoles, el ministro Luis Caputo cambió el verbo “destruir” por “romper” para apuntar a los legisladores que se animaran a votar con la oposición.
Hasta se permitió el mileísmo jugar con un confuso episodio en el que un conductor cercano al mandatario hizo el acting de romper una charla off the record con Toto Caputo para contar, palabras más, palabras menos, que se vendría en los próximos tres meses una suerte de apocalipsis económico si se aprobaba lo que este jueves finalmente aprobó la Cámara Alta.
La teoría del “golpe autoinfligido” responde a que el Ejecutivo jamás se sentó a negociar con los mandatarios provinciales un mayor envío de los fondos que le quitó desde que asumió. Distintas consultoras estiman en un 75% el recorte de dinero de la Nación a las provincias en el rubro de fondos discrecionales o ATN de los que el Gobierno debiera disponer para asistir en casos de emergencias. Lo único que hizo a través del Secretario de Hacienda, Carlos Guberman, fue formular una propuesta pero el funcionario nunca tuvo mandato para negociar.
A sabiendas que los gobernadores por primera vez se habían plantado en su reclamo y no viajarían a Tucumán para celebrar con el presidente el 9 de julio, Milei prefirió suspender el viaje bajo la excusa de la neblina convencido de que el costo político lo pagarían los gobernadores.
La respuesta en el Senado fue contundente. Por unanimidad, sin votos negativos, avalaron el aumento a los jubilados, la emergencia en discapacidad y la emergencia de Bahía Blanca. Lo que refleja que ninguno de los gobernadores que cuenta con senadores que le responden rechazó las iniciativas. A lo sumo, algunos promovieron abstenciones o ausencia de sus legisladores.
¿Creerán Milei, Karina Milei y Santiago Caputo que hoy en el Senado quedaron expuestos “los malos” y que la gente irá a votar masivamente a “los buenos”, es decir, a los libertarios?
La prueba del golpe autoinfligido lo dio el propio Milei en su exposición en la Bolsa de Comercio, cuando el Senado ya había votado. “Nosotros estamos preparados para esto y vamos a ser exitosos. Ya lo sabíamos ayer (que esto iba a ocurrir)”. Las acusaciones de Guillermo Francos y de la siempre lista Patricia Bullrich para hablar de «un golpe institucional», fueron fuego de artificio.
Por las dudas, el Presidente volvió a reiterar el sentido de la decisión para dejar que la oposición hiciera lo que hizo. “Lo mas importante es que sepan que están desesperados porque saben que en octubre La Libertad Avanza arrasa”. Nosotros o ellos. Esa es la elección que propone. Una grieta más profunda.
La Casa Rosada puede haberse metido sin ayuda de nadie en un callejón sin salida. Porque buscará judicializar una ley del Congreso apostando a que el Poder Judicial se tome su tiempo y trascienda la elección de octubre. Pero algunos especialistas vaticinan pocas probabilidades de que algo así prospere por tratarse, el Judicial y el Legislativo, de dos poderes independientes.
A tal punto llega el convencimiento libertario de que la estrategia es la correcta, que el Gobierno está dispuesto a pagar los efectos de las leyes de la oposición en las arcas del Tesoro si la Justicia avala lo actuado por el Congreso. Porque está convencido que las urnas se llenarán de votos libertarios.
Quizás esta sea una audaz y brillante movida de ajedrez electoral que nadie está viendo. Lo cierto es que faltan más de tres meses para el 26 de octubre. Ese día no sólo se dilucidará cuántos diputados y senadores propios tendrá Milei para iniciar el segundo tiempo de su mandato sino también si eso le alcanza para aprobar las leyes que necesita y no solo para sostener vetos presidenciales. Ese es el poder real. Lo demás, los agravios y la intolerancia solo son muestras de debilidad.
12/07/2025 a las 10:37 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Neblina mental
Luis Bruschtein
Página/12
12 de julio de 2025
Desde el “no fui por la neblina”, hasta el hurto de fusibles del tablero del Senado, más tuiteros empleados por el gobierno pidiendo que “saquen los tanques a la calle” y que “dinamiten el Congreso”, todo fue mugriento y tosco. Fantino y JP Morgan empezaron la escalada que aisló al gobierno en sus limitaciones y vilezas destinadas a ahogar a las provincias, saquear a los jubilados y abandonar a enfermos, discapacitados y a víctimas de la tragedia de Bahía Blanca.
Javier Milei decidió no concurrir al acto central por el 9 de Julio en Tucumán cuando se enteró que no irían los gobernadores. Pero como no podía confesarlo, dijo que no iba por la neblina. Hizo un día espectacular y para que se notara más, la vicepresidenta se tomó un avión y llegó con pleno sol.
Victoria Villarruel puso en evidencia a Milei —quien la considera una “traidora”— y puso en un aprieto al ubicuo gobernador tucumano, Osvaldo Jaldo, interesado en reclamar lo que incumplió el gobierno nacional, pero poco dispuesto a intervenir en la interna entre el presidente y su vice.
Lejos quedó la imagen de la doble fila de gobernadores serviciales que recibió a Milei en la Casa Histórica de Tucumán el año pasado. Le votaron poderes especiales, una inconstitucional ley bases y el RIGI que entrega riquezas. A cambio recibieron promesas de financiamientos e inversiones que nunca llegaron.
La rebelión de los gobernadores un año después de aquel acto de sumisión demostró la explosión de la crisis en sus provincias con descalabros en las economías regionales, en las rutas, la educación o la seguridad. Pero también fue un indicio de que las expectativas de la sociedad en el gobierno se redujeron con respecto al 2024.
Tras ganar las elecciones, las expectativas de la sociedad en el gobierno de Milei crecieron más que los votos con los que había ganado. Los gobernadores miden esos climas y por eso se sumaron al circo del año pasado. Ahora le dijeron que sin ellos no puede ganar porque esas ilusiones están a la baja.
Pero, horror, los gobernadores radicales y del PRO iban a coincidir con sus colegas del kirchnerismo, que resistieron desde el primer día el saqueo a los jubilados y la crueldad de desfinanciar el sistema de atención a la discapacidad o abandonar a las víctimas de tragedias como la de Bahía Blanca.
El acuerdo era dar quórum para iniciar la sesión. Los senadores kirchneristas informaron que además de la devolución de los ATN y de lo que les corresponde del impuesto a las naftas, iban a plantear el aumento a los jubilados, la declaración de emergencia en discapacidad y el rechazo del veto presidencial a la asistencia de las víctimas en Bahía Blanca. La noche previa, los gobernadores radicales y los del PRO dijeron que solamente aprobarían la devolución de los fondos a las provincias.
Como los puntos que le interesaban a estos gobernadores quedaron al final de la agenda porque serían tratados sobre tablas, sin pasar por comisión, los senadores que les respondían se quedaron hasta el final y algunos de ellos, incluso, votaron junto al kirchnerismo los temas sobre Bahía Blanca, jubilaciones y discapacidad.
Este gobierno jugó al borde del precipicio desde que asumió. Zafó al principio con una devaluación que demolió salarios, después con un blanqueo exitoso y luego con la ayuda esclavizante del FMI. El plan libertario fue: sufrimiento en los dos primeros años, con ajustes a fondo y después dos años para recibir los beneficios de la exportación de petróleo, gas, litio y otros minerales.
Por eso hubo un enfoque triunfalista —también mesiánico— de la política. En ese cálculo, el desgaste de las alianzas en estos dos años se recuperaría como fuerza propia en los dos últimos. Esta visión de un país colonizado masivamente por las banderas libertarias estuvo arraigada en la estrategia de Karina y los Menem. Despreciaron las alianzas con otras fuerzas y presentaron listas propias incluso en las provincias que tienen gobernadores cercanos.
El negociador con los mandatarios opoficialistas fue el jefe de Gabinete Guillermo Francos, que tiene muy poca capacidad de decisión en el gobierno nacional. Prometió mucho y no cumplió casi nada. Si quiere reabrir la negociación tendrá que mostrar antes que puede cumplir sus promesas. El negociador de fondo era en realidad Santiago Caputo. Pero en los armados territoriales de Karina y los Menem quedaron fuera las “fuerzas del cielo”, seguidores de Caputo. En esa puja, Caputo terminó desplazado y eso también se reflejó en los últimos días en la poca llegada a los gobernadores.
Pero la base de la crisis no está en la visión mesiánica de la política, sino en el programa económico sobre la cual se basó. Un día antes de que cayeran las facultades especiales que le otorgaron muchos de esos gobernadores que ahora le reclaman, Milei y su ministro Federico Sturzenegger desmantelaron cinco hospitales nacionales, el INTI y el INTA, las fundaciones para combatir el cáncer y la hemofilia, Vialidad Nacional, la Agencia de Seguridad Vial y otros organismos estatales.
Lo único que funcionó ha sido la destrucción porque después de un año de aplicación del RIGI no se produjeron movimientos importantes en las explotaciones mineras. Y los réditos del petróleo y el gas se limitan a los que dejó el kirchnerismo con la nacionalización de YPF, Vaca Muerta y los gasoductos. No hay reactivación de la economía, por el contrario numerosas corporaciones anunciaron su retirada y el consumo sigue a la baja. El flanco financiero está siempre a punto de explotar.
Los cinco funcionarios que manejan las finanzas del país, empezando por el ministro Luis Caputo, tienen domicilio en Nueva York, y han sido empleados de fondos de inversión que tienen influencia concreta sobre el JP Morgan. Por eso la salida de esta banca del carry trade fue una luz roja. Es muy fuerte que una institución que tiene tanta cercanía con estos funcionarios no pueda garantizar que siga la fiesta. Lo que dijo el JP Morgan fue que se llegó a un límite donde son más grandes los riesgos que los beneficios.
En el plano de la política, los resultados que obtuvo hasta ahora La Libertad Avanza en las elecciones no fueron malos pero tampoco muy buenos y están lejos de lo que necesitan y de lo que esperaban según la visión mesiánica que los guía.
El Mesías, o quien se crea tal, podrá esperar un milagro. Pero el resquebrajamiento de los mecanismos que administraban las decisiones en el mileísmo es un síntoma de la economía. El Mesías ni siquiera pudo operar el milagro de apagar el tablero del Senado para evitar las votaciones desfavorables. Tiene que haber un pícaro que meta la mano. Siempre hay un pícaro cuando alguien se cree el Mesías.
12/07/2025 a las 10:44 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La neblina que cubre al gobierno de Milei
Gabriel Solano
Prensa Obrera
9/7/025
Este 9 de julio distó mucho de aquel que el gobierno festejó el año pasado en la provincia de Tucumán. Mientras que en el 2024 la inmensa mayoría de los gobernadores se hizo presente en el acto oficial para firmar el “pacto de mayo”, en esta oportunidad casi todos los mandatarios provinciales habían anunciado un faltazo. Llamativamente los únicos confirmados eran los peronistas del NOA, que a la sazón se han transformado en los mayores colaboradores del gobierno libertario. Para evitar el papelón el gobierno invocó que el presidente no viajaba por la niebla, pero para su mala suerte este fenómeno meteorológico se terminó disipando en la mañana del 9 de julio. La mala pasada obligó a Milei a reconocer el fracaso de su convocatoria y terminó atacando a los propios gobernadores, a quienes acusó de querer “destruir al gobierno”. La ingratitud salta a la vista. Más cuando fueron los gobernadores un pilar de la gobernabilidad libertaria, sea por la “motosierra” aplicada en sus propias provincias o sea porque le ordenaron a sus diputados y senadores acompañar las leyes del gobierno y bloquear los rechazos a los vetos de Milei.
La acusación de Milei, sin embargo, va más allá del faltazo al acto oficial que no fue, si no que refiere a una serie de iniciativas y pronunciamientos que los gobernadores han realizado en las últimas semanas. En un texto firmado por los 24 jefes de Estado provinciales, que van desde Kicillof a Jorge Macri, reclamaron más fondos para las provincias, restituyendo los ATN que el Estado nacional manda a las provincias y la coparticipación del impuesto sobre los combustibles. Junto con esto, varios de los gobernadores de las provincias agrarias protestaron por la cancelación de la reducción de las retenciones al capital sojero y agrario, haciéndose eco de la Sociedad Rural y de las demás organizaciones de las patronales del campo. Para darle a este programa capitalista un barniz popular se sumaron a las presentaciones en el Congreso de proyectos de ley como el reajuste jubilatorio, la restitución de la moratoria previsional, la emergencia pediátrica y de discapacidad y proyectos que plantean aumentos para las universidades nacionales. En función de forzar una negociación con Milei, además de anunciar el voto de sus diputados y senadores, amenazaron con que rechazarían los vetos que anticipó el gobierno. Estas maniobras parlamentarias, en manos de los gobernadores del ajuste, están lejos de constituir una barrera contra el Milei y su motosierra. Más bien estamos ante una maniobra de negociación en función de intereses opuestos a las mayorías populares.
«DESTRUIR EL GOBIERNO»
Por más que las partidas presupuestarias involucradas en estos proyectos estén lejos de ser significativas, lo cierto es que el gobierno no puede darse el lujo de parar por un momento la motosierra sobre el gasto del Estado. Esto por sobre todo cuando el capital internacional anuncia por boca de la JP Morgan que “se toma un respiro de la Argentina” y resuelve su salida del carry trade por considerar que el esquema económico armado por la dupla Milei-Caputo está condenado al fracaso. El endeudamiento sideral impulsado por el equipo económico para mantener el dólar artificialmente bajo y favorecer un negocio apelando a la diferencia de la tasa de interés se asemeja a un esquema Ponzi que solo funciona en tanto un nuevo endeudamiento permita pagar los vencimientos. Consciente de esta situación el FMI reclamó un incremento de las reservas del Banco Central, algo que no solo no ha ocurrido, sino que por el contrario la sangría se ha acelerado. La “formación de activos externos” en los primeros 45 días desde que se levantó el cepo para las personas físicas rondó los 5.000 millones de dólares. A lo cual se suma la reducción drástica del superávit comercial, como resultado del incremento de las importaciones y de la caída -por primera vez después de mucho tiempo- de las exportaciones. El salto operado en el resultado negativo de la cuenta corriente en el primer trimestre, que rondó los 5.500 millones de dólares, encendió las alarmas. El riesgo país, que sigue rondando los 700 puntos, impide financiar este agujero negro que amenaza con hacer estallar el plan del gobierno antes o después de las elecciones.
Ante este panorama tan frágil, los pocos fondos que están en juego en el paquete de leyes “populares” pueden ser la chispa que produzca el estallido de la política oficial. Pero una administración que caracteriza que su gobierno sería destruido por darle fondos al Garrahan o las personas con discapacidad confiesa, aun a su pesar, su incompatibilidad con las aspiraciones populares más elementales. La actualidad de la consigna “fuera Milei” queda así completamente confirmada.
LA CASA NO ESTÁ EN ORDEN
La repentina «valentía» de los gobernadores del ajuste no solo coincide con las declaraciones de la JP Morgan y los reclamos del capital agrario. A la vez, el imperialismo aprieta al gobierno para imponer sus intereses. El fallo contra la Argentina por la expropiación parcial de las acciones de YPF ampara los intereses de los fondos buitre que quedaron fuera de las restructuraciones de la deuda y más en general del capital financiero internacional. Llevado hasta el final, el fallo de la jueza Preska equivale a una reprivatización total de la principal petrolera instalada en el país. En este cuadro, el FMI ha postergado el desembolso del segundo tramo del préstamo y surgen denuncias de corrupción que golpean a la camarilla presidencial. La amplia difusión que le otorgaron a la denuncia el grupo Clarín y La Nación es realmente sintomático. Anticipa sino un cambio de frente, al menos un intento de forzar un cambio de rumbo del gobierno tanto en el campo político como en el económico.
Ante esta situación la camarilla libertaria debate qué rumbo tomar. De acuerdo con la información periodística una parte prefiere un acuerdo con los gobernadores que asegure una gobernabilidad, mientras otra parte prioriza un armado propio con la confianza de que se impondrán en las elecciones de octubre. Sin embargo, la profundización de una política bonapartista supone riesgos muy serios, especialmente en un cuadro económico delicado. Las últimas informaciones, al menos, debieran poner en guardia a los hermanos Milei: la inflación vuelve a subir, la fuga de capitales se acelera, la economía muestra signos claros de retracción, la desocupación se acerca al 10% en el Conurbano, el consumo popular cae con fuerza como resultado de una política que ha puesto como «ancla» al salario y también a las condiciones de trabajo. Un cuadro de este tipo, por más crisis que tenga la oposición patronal, plantea el serio riesgo de una derrota electoral o al menos de un resultado que no puede leerse como un éxito.
DESARROLLAR LA ACCIÓN POLÍTICA DE LOS TRABAJADORES
Si por arriba se avizoran signos de crisis, por abajo tenemos un crecimiento de las luchas obreras y populares que, aun sin ser generalizadas, cobran importancia porque chocan de frente con la política oficial. Estas luchas, además, no solo confrontan con el gobierno de Milei sino también con los gobernadores del ajuste y con los capitalistas que mandan a unos y otros. La lucha por el salario, los puestos de trabajo, la salud y la educación adquiere una importancia estratégica que debe ser asumida como bandera por el activismo en los lugares de trabajo y de estudio y en las barriadas populares. La marcha de Congreso a Plaza de Mayo el próximo 17 en defensa del Garrahan ocupa un lugar central en la agenda, por cuyo éxito hay que esforzarse.
La inacción colaboracionista de la CGT y las CTAs, que adquiere dimensiones escandalosas, plantea como nunca la responsabilidad en el activismo independiente clasista y de izquierda. De acá la enorme importancia del plenario obrero que se realizará el 16 de agosto y que cuenta con la presencia de los sindicatos combativos y de las grandes luchas del momento, con el Garrahan a la cabeza.
En este cuadro también se realizarán las elecciones provinciales de la provincia de Buenos Aires en el mes de septiembre y las nacionales de octubre en todo el país. Se trata de una batalla de fondo contra el gobierno liberfacho y contra el conjunto de un régimen y sus partidos cómplices de la ofensiva capitalista que encarna el gobierno nacional. Llevar adelante esta pelea requiere una impugnación de fondo del peronismo, que en sus distintas alas y fracciones le disputa a Milei el apoyo de la clase capitalista, haciendo suyo el programa de la reforma laboral, previsional y de agravios contra el pueblo argentino. Ante esto, el Frente de Izquierda debe hacer una campaña de movilización y organización de los trabajadores sobre la base de un programa obrero y socialista.