Por Hernán Andrés Kruse.-
LA FÍSICA COMO SISTEMA
“La energética de Duhem pretende ser un sistema lógico que proporciona una imagen de las leyes experimentales. Por lo tanto se plantea una adaptación entre el sistema y el conjunto de leyes físicas. Esto es posible gracias a la formalización. Así el sistema es visto como una clasificación que adquiere un carácter natural en la medida en que ordena muchas leyes, en principio inconexas. Duhem se apoya en Pascal, quien plantea que sus teorías son una imagen, cada vez más clara y fiel de un orden real. Se puede adicionar que en el rasgo natural del sistema se nota la posibilidad de prever resultados de experiencias aún no realizadas o de plantear leyes experimentales posibles: “[…] reconocemos en la teoría una clasificación natural, si creemos que sus principios expresan relaciones profundas y auténticas entre las cosas, no nos sorprenderá ver cómo sus consecuencias preceden a la experiencia y provocan el descubrimiento de leyes nuevas; en un gesto atrevido apostaremos a su favor […]. Y cuando la experiencia confirma las previsiones de nuestra teoría, sentimos que nos reafirmamos en esta convicción de que las relaciones establecidas por nuestra razón entre nociones abstractas corresponden realmente a relaciones entre las cosas” (Duhem).
Por lo tanto, se plantea una relación indisociable entre lo fenomenológico y lo estrictamente teórico; referirse al sistema óptico implica no sólo la fenomenología óptica, sino también el conjunto de proposiciones teóricas ligadas a este contexto. Así se hablaría del sistema de la emisión de Newton, Laplace o Biot; o se podrían establecer diferencias entre los sistemas de Newton y de Ampere. Para Duhem: “La física no es una máquina que se pueda desmontar; no se puede probar cada pieza aisladamente y esperar, para ajustarla, a que su solidez haya sido minuciosamente controlada. La ciencia física es un sistema que hay que tomar entero; es un organismo del que no se puede hacer funcionar una parte sin que las partes más alejadas entren también en juego, unas más y otras menos, pero todas en cierto grado. Si en este funcionamiento surge algún problema, alguna dificultad, el físico deberá adivinar, a través del efecto producido sobre todo el sistema, cuál es el órgano que necesita ser corregido o modificado, sin que le sea posible aislar ese órgano y examinarlo aparte. El relojero al que se le entrega un reloj que no funciona separa todos los mecanismos y los examina uno por uno hasta encontrar el que está desajustado o roto. El médico al que se le presenta un enfermo no puede diseccionarlo para establecer su diagnóstico, sino que ha de adivinar el lugar y la causa del mal examinando las alteraciones que afectan a todo el cuerpo. Es a este y no a aquel a quien se parece el físico encargado de reajustar una teoría defectuosa”.
LA IMPOSIBILIDAD DEL EXPERIMENTO CRUCIAL
“El método experimental no puede convertir una hipótesis física en verdad indiscutible, pues nunca se está seguro de haber agotado todas las hipótesis imaginables con respecto a un grupo de fenómenos; el experimentum crucis es imposible; la verdad de una teoría física no se decide a cara o cruz. Quine identifica en el enfoque de Duhem un carácter holista, se refiere al planteamiento de Duhem que va en contra de la concepción de experimento crucial: “[…] la hipótesis no se refuta concluyentemente porque la categórica observacional sea falsa. Lo que resulta refutado es la totalidad de oraciones, unidas mediante conjunción, que en su momento necesitamos para implicar la categórica observacional. Si nos vemos forzados a desdecirnos de esa conjunción de oraciones, las posibles soluciones no se limitan a la consistente en retirar la hipótesis en disputa; en vez de eso, podríamos desdecirnos de alguna otra oración del conjunto. En esto consiste la importante doctrina que llamamos holismo. Pierre Duhem puso gran énfasis en ella hacia comienzos de este siglo, y no se excedió al hacerlo” (Quine).
PERSPECTIVA FENOMENOLÓGICA
“Cassirer sitúa el trabajo de Pierre Duhem en una época de transición y de crítica de lo clásico, del realismo, hacia un fenomenismo. Como se trata de un contexto en el que se discute sobre los fundamentos, hay una proliferación de diferentes modos de ver en física. Para Mach, Planck, Boltzmann, Ostwald, Poincaré, Duhem, entre otros, una teoría física y su aporte, ofrece concepciones distintas, e incluso opuestas. No se trata de un simple cambio de la intención y del designio de la investigación. La teoría es la “adaptación a los hechos” para Mach y Ostwald, plantea Cassirer, y por consiguiente, la simple reproducción de estos. Para ellos: “Una ley física o un principio físico no poseía nunca un valor sustantivo de conocimiento comparable de la percepción directa, ni mucho menos superior al de ella […]. Las leyes no son sino catálogos de hechos sueltos; los principios, simplemente, registros de leyes” (Cassirer).
Mach, según Kragh, desde 1880 defendió una interpretación fenomenológica de la física, según la cual las teorías y conceptos físicos eran formas económicas de organizar sensaciones. Desde Mach, en la experiencia todas las clases de cualidades están entrelazadas. Existen formas de percepción análogas al espacio, como por ejemplo, los sonidos. Si no se plantean suposiciones metafísicas no susceptibles de ser demostradas, se le asigna el mismo valor ontológico. Tenemos las mismas razones para una representación sonora que para una espacial. Mach plantea como único camino seguro “permanecer dentro de la órbita de los fenómenos mismos y describirlos tal y como son, en su pura realidad dada” (Cassirer). Sin buscar fundamentos de explicación “no dados”, propone que la física conozca la interdependencia de los fenómenos que puede “comprobarse directamente”, sin necesidad de ninguna clase de sustrato hipotético. El espacio y el tiempo no requieren, para su definición, ninguna “forma” especial de la intuición, no hay por qué conceder ninguna superioridad sobre los contenidos sensibles: el color, el sonido o la presión (Cassirer). Lo que llamamos tiempo y espacio, dice Mach, sólo puede ser conocido por nosotros por su interrelación con otros fenómenos.
“Las determinaciones en el espacio no son, por tanto, tampoco, más que determinaciones de unos fenómenos por otros” (Cassirer). Así, Mach enfatiza que en la física actual todo fenómeno es una suma de funciones de otros fenómenos y de ciertas situaciones en el espacio y el tiempo. Concluye que si se representa esto mediante ecuaciones; entonces, cada fenómeno será función de otros fenómenos. De esta manera la física fenomenológica de Mach se opone a la física mecánica. Boltzmann y Planck rechazan enérgicamente esta concepción y ven en ella una “inadmisible restricción de la idea del conocimiento físico” (Cassirer). Mach eliminó el concepto metafísico de sustancia y con ello, dice Cassirer, descargó a la física de muchos problemas. Para Mach, determinadas ecuaciones o relaciones “(…) representan lo que hay de verdaderamente constante en las cosas (…)” (Cassirer) y en la experiencia puede atribuirse cierta “sustancialidad” a estas relaciones constantes.
También en contraste con la perspectiva mecanicista, Duhem ve la necesidad, en su física, de establecer relación con la experiencia. Así, reconoce una variedad fenomenológica, siendo los fenómenos mecánicos sólo una clase de tal multiplicidad. De aquí que le incomoden los modelos, tanto matemáticos como mecánicos, en tanto se alejan de las sensaciones, de lo fenoménico, de lo físico. Se comprende que las denominadas apariencias desde el discurso mecanicista adquieren un lugar importante en Duhem, pues se constituyen en el punto de partida y en el referente necesario a la hora de indagar por la pertinencia de las conclusiones teóricas. Lo sensible, las percepciones, y las leyes experimentales no son considerados como apariencias de la verdad que se oculta tras ellas, pues no interesa la indagación por las causas últimas, sino que nuestro conocimiento se limita a los efectos, a lo observable, a lo medible. Aquello que no tenga asidero en la experiencia pierde sentido lógico.
Según Duhem, es necesario cambiar las causas por los efectos para comprender que gracias a los procesos de medida es posible construir las magnitudes físicas; en otras palabras, se tendrá una representación completa del estado del atributo si se conoce el patrón asociado a la cantidad y si, para los diversos estados de la cualidad, es decir, diferentes intensidades, se conoce la escala. Así, la medida permite dar un carácter físico a la magnitud, es a través de efectos que se tiene la fenomenología. Las nuevas experiencias con relación a las cualidades hacen posible extender el campo sensible desde aquello que es geométrico espacial a aquello que es térmico, eléctrico, químico y magnético. Es en este sentido extendido que Duhem hablará de físico y es a partir de esta extensión que la magnitud debe ser significada.
La categoría de sistema también cambiará porque las cualidades no se geometrizarán más, no se reducirán más a las propiedades del prototipo predeterminado de los sistemas mecánicos. Desde esta nueva mirada, las propiedades y las magnitudes físicas son las que construyen el sistema; es decir, no hay objetivación a priori, la realidad física es construida fenomenológicamente a partir de relaciones entre los efectos. De aquí que la indagación por la esencia de las cosas ahora se cambia por “la necesidad práctica de actuar sobre los cuerpos del mundo exterior y de modificarlos según nuestras necesidades” (Duhem).
Necesidades que en el terreno de la construcción de las teorías físicas, sin lugar a dudas, resultan ser cognoscitivas. Las cualidades son identificadas como sensaciones y con ello es claro su contexto físico experiencial: La sensación de calor que probamos tocando las diversas partes de un cuerpo nos hace percibir una cualidad de ese cuerpo; esto es lo que expresamos diciendo que este cuerpo está caliente. Dos cuerpos diferentes pueden estar igualmente calientes; ellos poseen a una misma intensidad la cualidad considerada. De dos cuerpos, el uno puede estar más caliente que el otro; el primero posee la cualidad considerada con más intensidad que el segundo.
Sin profundizar antes en la naturaleza de la cualidad que expresa el adjetivo caliente, sin intentar sobretodo descomponerla en elementos cuantitativos, podemos muy bien concebir que se haga corresponder un número a cada uno de sus estados, a cada una de sus intensidades; que dos cuerpos igualmente calientes sean caracterizados por el mismo número; que, de dos desigualmente calientes, el más caliente sea caracterizado por el número más grande; los números así elegidos serán grados de temperatura. (Duhem).
¿Podría plantearse que la física de Duhem es una generalización de la mecánica? Duhem planteará que usando una misma manera de formalizar, en su caso la forma lagrangiana analítica, es posible organizar los fenómenos termodinámicos, electromagnéticos, químicos y electrodinámicos; en este sentido hay una extensión del campo fenoménico, no se reduce solo al mecánico. Hadamard plantea que Duhem retoma los dos principios de la termodinámica como hipótesis, al igual que tomó otras hipótesis físicas; de allí infiere efectos en campos muy diversos; llega hasta las últimas consecuencias, confronta con los hechos observados u observables. Considera que todo desacuerdo es una objeción grave contra las hipótesis iniciales y todo acuerdo una confirmación. Así, Hadamard reconoce que debe haber acuerdo experimental desde la perspectiva de Duhem.
La paradoja duhemnina a la que se refiere Stoffel: realismo vs. fenomenalismo, se disuelve cuando se confiere un estatus al fenomenalismo en la propuesta física de Duhem y se deslinda del terreno metafísico. Esta salida fue planteada por el mismo Duhem, al ubicar el realismo en el plano metafísico y el fenomenalismo en el plano de la ciencia; concluye entonces que por pertenecer a planos distintos no pueden compararse ni juzgarse mutuamente sus enunciados. Stoffel también plantea que Duhem utiliza su trabajo histórico para hacer evidente la existencia de una tradición fenomenalista, paralela a la mecanicista”.
(*) Olga Luz Dary Rodríguez (Grupo ECCE-Estudios Culturales sobre las Ciencias y su Enseñanza-Universidad de Antioquía-Medellín-Colombia-2014) titulado “La cosmovisión de Pierre Duhem. Una perspectiva fenomenológica”.
14/07/2025 a las 10:10 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Entran las balas
Javier Calvo
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
13/7/025
El cachetazo final lo recibió el jueves 10, en el Senado. Fue cuando se aprobaron leyes que implican aumentos en las jubilaciones, el regreso de la moratoria y la emergencia en discapacidad. El Presidente anunció con una sonrisa, en un acto posterior en la Bolsa de Comercio, que serán vetadas. O trabadas judicialmente.
También en la Cámara alta obtuvieron media sanción los proyectos para que el Ejecutivo esté obligado a distribuir entre las provincias los ATN (aportes del tesoro nacional) y el impuesto a los combustibles, que recauda para obras viales que evita hacer.
Según los números oficiales, las erogaciones de estas medidas significarían 2,5 puntos del PBI, lo que consumiría el superávit fiscal del que la administración mileísta suele jactarse.
A este estado de situación se arribó no solo por la motosierra libertaria. Se sumó, sobre todo en las últimas semanas, una sucesión de mala praxis política que exacerbó a los gobernadores dialoguistas, que decidieron rebelarse al triste papel de meros acompañantes mal pagos de la Casa Rosada.
Tal como se viene contando en este espacio, varios de ellos tuvieron hasta la delicadeza de avisar que se iban a sumar al reclamo unánime a Nación por el reparto de fondos. “Tienen superávit con la nuestra”, ejemplificó un mandatario amigable que emplea mordazmente la fraseología libertaria.
Como si no bastara con la motosierra y la licuadora, el Gobierno además aplica látigo electoral. En muchos distritos administrados por aliados, Karina Milei y sus brazos ejecutores de la familia Menem (Lule y Martín) arman listas en contra. Esa estrategia es resistida sin resultados por el asesorísimo Santiago Caputo y el hastiado jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Esa interna en lo alto del desacomodado triángulo de hierro conspira para llegar a algunos acuerdos sostenibles entre la Nación y las provincias. De hecho, el pasado lunes 7, Caputo prefirió abstenerse de participar en la habitual reunión de mesa chica política. “No tengo nada que aportar ahí”, dicen que esgrimió ante una consulta.
Algunos mandatarios provinciales remarcan el corrimiento del asesorísimo como interlocutor válido. “Él y Francos prometen cosas que no cumplen y después le echan la culpa a Lule o a Economía”, comenta con enojo otro jefe de Estado provincial.
En tono de otra señal previa a la sesión del Senado del jueves de que estaba todo mal, la inmensa mayoría de los gobernadores decidió vaciarle al Presidente el acto nocturno en Tucumán para recibir el 9 de Julio. Eso contrastaba con la foto de exactamente un año atrás, cuando en la cuna de la independencia todos firmaron el inabordable Pacto de Mayo.
Desde Balcarce 50 evitaron asumir el desplante, al sostener que Milei suspendía su viaje a Tucumán por culpa de la niebla. Pero al día siguiente, Milei resolvió visitar a Luis Majul para ser entrevistado en su programa radial. Allí se despachó con que los gobernadores “quieren destruir al gobierno nacional”. “¿Todos?”, consultó Majul. “Todos”, fue la respuesta.
Acaso esa generalización belicosa motivó que los gobernadores que llegaron al poder de la mano del extinto Juntos por el Cambio improvisaran ese 9 de julio por la tarde un encuentro por Zoom. Allí se acordó que sus representantes en el Senado solo iban a convalidar la media sanción de ATN y combustibles, no jubilaciones.
Más allá de que en ese grupo de mandatarios hay varios que no tienen incidencia en sus senadores (electos antes que ellos), quienes sí influyen cumplieron con el compromiso. Salvo uno. El radical Gustavo Valdés fue desairado por la hermanísima Karina y LLA le disputará su sucesión en Corrientes. Votaron por mejorar las jubilaciones los tres senadores correntinos, ya que Valdés sumó al exfrentista Carlos ‘Camau’ Espíndola, de aceitados contactos con el asesorísimo Caputo.
El resto de quienes ocupan las bancas dialoguistas en el Senado eligieron ausentarse de la votación, siguiendo al bloque libertario, con el argumento de que la sesión era inválida. El Gobierno enfrenta ahora otro dilema: mientras analiza una presentación en la Justicia para que la considere ilegal, si Milei avanza con el veto (tiene diez días) ese acto avala la decisión legislativa que pretende judicializar.
Para agregar otro plato al menú de torpezas políticas, el Presidente volvió a embestir contra la vice, Victoria Villarruel. La trató de “traidora” por habilitar la sesión del jueves. Siempre presta para subirse a estas batallas sin que la llamen, se anotó la ministra Patricia Bullrich. Repetido e innecesario espectáculo oficialista.
Con menos ruido, Lule Menem, el desgastado Francos y el negativo Carlos Guberman (el secretario de Hacienda de Luis “Toto” Caputo que dice a todo que no) reactivaron en las horas recientes sus llamados a gobernadores acuerdistas. La idea es volver a sentarse con ellos para tratar de blindar en Diputados los renovados vetos presidenciales. ¿Más promesas sobre el bidet?
Los hornos provinciales no están para bollos. Aun entre los dialoguistas cayeron mal las acusaciones de Milei y, en especial, las del ministro Caputo. En el modo bravucón que cree salirle bien, azuzó en un off con Alejandro Fantino el cataclismo económico que sobrevendría si el Senado aprobaba las iniciativas y se ponía en riesgo el equilibrio fiscal. A la luz de las controversias, debió salir a aclarar y calmar las aguas en una nota de apuro con Majul por LN+. También fue a cenar a Olivos con Milei, donde coincidieron en cebarse contra todos.
Por si quedaba alguna duda de la patinada ministerial, y ya con la luz verde de los senadores a los proyectos, Caputo redobló en redes sociales su apuesta “tranquilizadora”. “Lo que pasó en el Congreso es excelente para el país de cara al futuro, si entendemos sus implicancias económicas y políticas. Desde el punto de vista económico, no tendrá ningún impacto, porque hay CERO probabilidad de que nuestro presidente/nuestro gobierno lo convalide. El equilibrio fiscal NO SE NEGOCIA”, escribió el ministro de Economía en una parte de su posteo.
A tres meses de las elecciones de medio término, tal vez estos episodios no impacten en un previsible triunfo oficialista. Contribuyen a ello dos liderazgos en crisis: Cristina Fernández de Kirchner, presa en su casa, y Mauricio Macri, de visita en EE.UU. para ver el Mundial de Clubes.
Pero si el Gobierno sostiene su mala praxis política, se expone a que le entren más balas en su gobernabilidad. Aun en el escenario de una victoria electoral, requerirá de acuerdos en el Congreso para conseguir reformas comprometidas con el Fondo Monetario y los mercados, que miran de reojo los acontecimientos. Y con esos sí que no se jode.
14/07/2025 a las 10:12 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Cinco lecciones del conflicto creciente entre Javier Milei y el Congreso
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
13/7/025
Lo que está sucediendo en el Congreso en estos días es fruto de un proceso que se inició a fines del año pasado, y puede que algunas de sus consecuencias se hagan sentir por bastante tiempo. El Presidente tomó una serie de decisiones que tenían ventajas y desventajas, y algunas de las desventajas se van haciendo visibles, tal vez antes y más intensamente de lo que él esperaba. Pero en lo que más importa, el manejo del dinero y el tiempo, puede de todos modos su estrategia no falle.
Veamos entonces cuáles fueron las decisiones estratégicas que adoptó Milei frente al Congreso, cómo reaccionaron los legisladores y demás actores institucionales involucrados, en particular los gobernadores, y cómo sigue esta historia, es decir, qué pueden conseguir unos y otros a medida que avance este proceso.
Primera lección: el Presidente decidió a fines del año pasado no negociar el Presupuesto, volver a gobernar todo este año con el de 2023, por las ventajas que eso le daba para no distribuir más recursos a las provincias, seguir sosteniendo en gran medida el superávit fiscal con esos recortes (más los practicados sobre las jubilaciones), y ganar tiempo hasta que avanzara la desinflación y las urnas ratificaran el apoyo social a su gestión.
Todo eso tenía su lógica, pero tuvo un costo, que tal vez no se previó o minimizó: lo mostró como un mal pagador, porque era muy mezquino con los jefes distritales que más habían colaborado con su programa en lo peor de la emergencia, cuando más los necesitó; así que alentó la formación de un frente federal en su contra.
Ese fue el primer error de cálculo del gobierno: su propia estrategia fiscal dinamitó las relaciones radiales que el Ejecutivo nacional había ido tejiendo con las provincias, para hacerse de aliados en el territorio y el Congreso, y facilitó la coordinación entre todos los demás, dialoguistas y opositores duros, contra él.
Segunda lección: los 24 miembros de ese frente federal tuvieron cada vez más despejado el camino para cooperar entre sí a lo largo de este año debido a que ninguno dio el salto al mileísmo, pero los proyectos y liderazgos nacionales a los que todos están vinculados son cada vez más débiles y difusos. Eso minimizó las diferencias entre peronistas, kirchneristas, radicales y macristas, y entre todos ellos y las fuerzas provinciales. Porque, finalmente, ninguno de ellos tiene mayores chances de llevar agua a su molino a costa de los demás. Así que todos pueden unir esfuerzos frente a un gobierno nacional que está jorobándolos todos los días, sin temer que de esa cooperación resulte particularmente favorecido alguno de ellos en sus pretensiones de reemplazarlo, y jorobarlos en el futuro próximo.
En suma, es por la común debilidad de todos los demás actores frente a Milei, porque ni Macri ni Cristina cuentan ya realmente, por más que sobre todo esta última se resista a reconocerlo, y porque no despunta nadie con suficiente arrastre como para reemplazarlos, ningún gobernador, ni siquiera Kicillof, aparece hoy con reales chances de convertirse en un candidato presidencial competitivo, que el frente federal se conformó mucho más rápido de lo esperado. Y por lo mismo, y mientras Milei no consiga que algunos de esos mandatarios se sumen a su proyecto, lo más probable es que siga activo por un buen tiempo.
Este fue el segundo error de cálculo del Gobierno: su carencia de apoyos territoriales, combinada con las tradicionales ventajas con que los gobernadores cuentan para negociar recursos frente a la nación, iba a conducirlo tal vez más temprano que tarde a un choque abierto con todos ellos. Y fue lo que sucedió, paradójicamente, cuando el fortalecimiento del liderazgo de Milei fue opacando más y más a sus contrincantes nacionales.
La tercera lección es que si el gobierno nacional no le da trabajo al Congreso, el Congreso se lo busca por su cuenta, y ganan peso entonces las agendas de los dos actores que más influyen habitualmente sobre los legisladores, los jefes de bancadas y de los partidos, y los caudillos territoriales.
Otra decisión estratégica complicada y arriesgada que adoptó Milei a fines del año pasado fue reducir al mínimo su agenda legislativa: durante 2025 no presentaría a las cámaras ningún proyecto sobre reformas impositivas, ni sobre la previsional o laboral, ni sobre ningún otro tema realmente importante. Con la idea de que era mejor concentrarse en la reducción de la inflación, la recuperación económica y las elecciones de medio término. Y dejar para cuando tuviera más controlada la macro y contara con más apoyo social y una representación legislativa ampliada la negociación de aquellos asuntos.
La consecuencia fue que el Congreso empezó a escapar de su control, en mucha mayor medida que en su primer año en funciones, cuando mal o bien la agenda la supo controlar, y logró aval para sus iniciativas más vitales.
Sumado a lo anterior, la inesperada formación del frente federal en su contra redundó en un costo político mucho mayor al esperado. Porque la agenda legislativa se pobló de proyectos que conspiran contra el plan de estabilización. Y legisladores hasta entonces dialoguistas se tornaron más opositores.
Cuarta lección: si a los diputados, senadores y gobernadores que están dispuestos a colaborar con el gobierno no se les garantiza la continuidad de sus posiciones en el sistema político, aunque sea con un poder recortado, a menos que se incorporen plena y sumisamente al proyecto oficial, estarán tentados de volverse menos colaborativos si al hacerlo tienen iguales o mayores chances de sobrevivir. Porque un poder autónomo es siempre más valorado que uno que depende de la buena voluntad de otros. Más todavía cuando esa buena voluntad es manifiestamente escasa, por estar gobernada por el capricho y fantasías autocráticas.
Este fue el criterio que fue primando entre los gobernadores colaborativos a medida que el oficialismo nacional mostró el grado de sumisión que pretendía imponerles. Cuando derrotó al macrismo porteño, pese a todo el esfuerzo que este había hecho por mostrarse colaborativo, y ni siquiera fue magnánimo en la victoria, porque después de arrastrarlo por el fango no se dignó siquiera saludar al derrotado, adelantándole a Jorge Macri que no tenía papel alguno que cumplir dentro de su esquema de poder, les dio toda una señal al respecto, que se ratificó y reforzó cuando traicionó al gobernador correntino, Gustavo Valdés, en medio de la negociación de las listas de candidatos, sin previo aviso.
Los Milei parecen actuar en estos casos con el convencimiento de que en el futuro próximo podrán someter a los jefes distritales más o menos afines a una disyuntiva de hierro: sometérseles por completo o perecer. Y que lograrían entonces, tal vez en forma inmediata después de las legislativas, o bien contar con algunos distritos propios, o bien pavimentar el camino para conquistarlos en 2027.
Pero la política territorial tiene sus complejidades: los votantes suelen discriminar entre sus preferencias distritales y las nacionales, como se vio en 2023, cuando muchos gobernadores de distintas orientaciones compartieron votos con Milei. Y además los jefes territoriales tienen recursos a su alcance para preservar o aumentar esas diferencias: por ejemplo, desdoblar las elecciones provinciales, para asegurar su propia reelección, o la elección de sus delfines, en caso de que el electorado de sus distritos vuelva a respaldar a Milei en 2027.
En ese sentido, en la apuesta de los 24 jefes distritales por un frente federal, podría advertirse un proceso de cambio de más largo plazo, consecuencia inesperada y duradera de la propia irrupción del mileísmo, y también de un cuarto error de cálculo, de su negativa a conformar una coalición con los actores disponibles: la política argentina podría estar ingresando en una dinámica nueva, en que a nivel nacional gobierna un proyecto que carece de bases territoriales, y en los distritos gobiernan líderes que carecen de proyecto nacional; lo que limitaría fuertemente las posibilidades de negociar reformas estructurales por parte del gobierno nacional, al menos durante el actual mandato, y hasta que consiga mayorías legislativas propias.
Lo que nos lleva a la última lección: el oficialismo es mucho más fuerte en la opinión pública que en las instituciones, salvo el propio Ejecutivo nacional, y seguirá apostando a usar estos dos recursos contra las barreras institucionales que se levantan contra su voluntad, lo que tiene mucha lógica.
En ese sentido, es muy razonable que el presidente esté contestando a las presiones de los gobernadores para sentarlo ya mismo a negociar recursos, que va a “estar esperándolos el 11 de diciembre”. Es decir, una vez que haya hablado la sociedad, y previsiblemente, una buena parte de ella le haya ratificado su apoyo. Y los gobernadores lo entienden de la misma manera: por eso quieren obligarlo a negociar antes de que él se fortalezca y ellos se debiliten.
Se trata, en suma, de una puja por controlar los tiempos, y la secuencia de las decisiones. En la que el presidente lleva, además, las de ganar. Tendrá que vetar algunas leyes, y en el peor de los casos, recurrir a la Justicia para dilatar las cosas, todo lo cual es obviamente un disgusto y genera más incertidumbre. Pero a la hora de convocar a las urnas todo esto le ayudará a validar su ya conocido argumento polarizador: o se está con su proyecto de reforma y ordenamiento económico, o se quiere volver al caos inflacionario, algo que además la principal oposición ratifica cada vez que abre la boca. Así que el resultado está asegurado, seguirá contando con el apoyo, si no de la mayoría, al menos sí de una contundente primera minoría de los votantes.
Pero esto no quita que al apostar a sacar la mayor ventaja posible de los recursos que mejor controla, en particular del deseo de cambio de la sociedad, el presidente esté subestimando, e incluso echando a perder, recursos institucionales también muy valiosos para los cambios que pretende generar.
En particular, es el caso con las disposiciones a colaborar con al menos algunos de esos cambios que existen en buena parte de los partidos, los legisladores y los gobernadores. En vez de usarlas en su favor, tiende a aumentar las resistencias contra sus políticas incluso de actores institucionales que, si se mostrara un poco más colaborativo y menos autocrático y agresivo, las avalarían sin mayor problema.
Y en caso de que esta tendencia se profundice, se podría terminar dando la paradoja de que el año próximo, con más legisladores propios, Milei logre aprobar menos proyectos que los que hizo pasar el año pasado, con muchos menos.
Querer ir por todo a veces tiene ese inconveniente. Ya lo vimos con Cristina: perdés la oportunidad de conseguir hasta lo imprescindible, y te quedás con las manos vacías.
14/07/2025 a las 10:15 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Resistir, ganar y alinear, la ilusión de un gobierno asediado
Jorge Liotti
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
13/7/025
Nunca como en la sesión del Senado del último jueves el Gobierno había evidenciado tanta orfandad. Fue el corolario de un proceso de tres semanas, que se había iniciado con la reunión de los gobernadores en el CFI y con la ofensiva legislativa de los días previos, cuando le habían tomado el control de las comisiones. Estaba en preaviso de que se avecinaba una jornada catastrófica, pero no hubo capacidad de maniobra ni recursos para torcer el rumbo. Los mecanismos que en el pasado le habían permitido obtener sorprendentes victorias en el Congreso, o que le habían evitado sonoras derrotas, estaban desactivados.
En la desesperación de último momento se multiplicaron los llamados de distintos funcionarios a los gobernadores, todos con pedidos distintos. La descoordinación fue completa. El viceministro del Interior, Lisandro Catalán y Lule Menem fatigaron los teléfonos con reclamos de moderación en el temario. Al final apareció también Guillermo Francos. Por otro lado Luis Caputo y su secretario de Hacienda, Carlos Guberman, encarnaron las posturas de máxima.
Los gobernadores escuchaban las demandas cruzadas sin entender cuál era la línea oficial. Santiago Caputo, el interlocutor habitual de los mandatarios, estuvo de teléfono caído. A diferencia de lo que siempre hizo, esta vez no llamó a nadie, en el entendimiento de que ya era tarde para reacciones de último momento. Sin embargo, se reunió en secreto con algunos de ellos para mantener abierto el puente, pensando en sostener los eventuales vetos presidenciales.
Con la sesión a punto de comenzar hubo dos gestiones más desde la Casa Rosada, ambas frustradas. Francos llamó a Victoria Villarruel para pedirle que no bajara el recinto y así quitarle legitimidad a la convocatoria, un reclamo que la vicepresidenta desoyó en el entendimiento de que no podía hacerlo por razones reglamentarias y de que en el fondo era irrelevante.
La segunda fue el intento por imponer un plan de sesión en el cual se trataran primero los dos proyectos impulsados por los gobernadores (ATN e impuesto a los combustibles) y después las iniciativas sobre jubilación y discapacidad, que ya tenían media sanción de Diputados. Supuestamente así, había una instancia para dejar sin quórum el tramo de las normas que se convertirían en ley.
En el Gobierno le apuntan otra vez a Villarruel por este tema, porque de entrada en vez de darle la palabra al jefe oficialista, Ezequiel Atauche, le cedió la palabra a José Mayans y así le habilitó el plan de sesión que había diseñado el kirchnerismo (los gobernadores estaban divididos con esta agenda) y le facilitó la aceptación de los dictámenes de los proyectos previsionales por mayoría simple. Tecnicismos mínimos para frenar una enorme embestida que ya estaba en marcha.
Todo lo que vino después fue pornografía política. La sesión se transformó en un paseo rampante, con Mayans como mariscal de la ofensiva ante la absoluta ausencia de La Libertad Avanza (dejaron el recinto y se fueron a un bar de los alrededores), con aliados cercanos al Gobierno aprobando propuestas con la oposición y con votaciones abrumadoras para todos los proyectos.
Incluso el proyecto de emergencia para Bahía Blanca quedó cerca de transformarse en la primera insistencia a un veto presidencial en al menos veinte años. El Gobierno había perdido completamente el control de una de las cámaras legislativas y el Senado se había transformado en el escenario de una avanzada que ponía en jaque el corazón del programa económico de Javier Milei.
Hacia el interior del Ejecutivo se produjo una revisión introspectiva que cada actor del poder procesó en soledad. No hay en el Gobierno una verdadera mesa de discusión estratégica, y esa falencia se siente ante las situaciones más críticas. Todo queda reducido al contraste entre la postura acuerdista de Santiago Caputo, que prioriza la gobernabilidad a través de ciertos entendimientos, y la posición partidista de Karina Milei y los Menem, que enfatizan la construcción política de LLA.
“Necesitamos articular mejor esas dos vertientes, pero no hay un ámbito de debate. Hoy tenemos desordenada la interlocución política, y eso se está notando”, sintetiza una figura del poder que busca hacer equilibrio interno. Milei sólo intervino para pedir que trabajen en forma coordinada su hermana, el asesor y Francos, a quien le delegó implícitamente la tarea de amortiguación. “Les pidió que trabajen alineados, que vayan a las reuniones juntos y que resuelvan ellos. Y que si hay problemas mayores, le avisen”, explicaron en la cúspide del poder. Saben que al Presidente estas cuestiones le retumban como minucias.
Ante la debacle legislativa, la Casa Rosada apeló a una estrategia a la que muchas veces recurrió: el caos. Buscó licuar la dura derrota con una discusión sobre la validez reglamentaria de la sesión (sobre la que tienen poca expectativa de éxito), la amenaza de judicialización (un último recurso basado en el principio de ausencia de financiamiento) y la acusación a Villarruel por “traidora”, un calificativo que ayer, después de la dura réplica de la vicepresidenta, quedó al nivel de un cumplido (Milei bajó la indicación de no escalar el cruce porque entiende que se perjudica sola y hay quejarla en evidencia).
En lo comunicacional volvió a activarse Santiago Caputo, con el objetivo de generar un marco de interpretación más confuso y no tan negativamente lineal de lo que ocurrió en la sesión. Apenas un paliativo frente a la magnitud del impacto.
De allí partió la idea, que expusieron Milei y el ministro de Economía, de que en realidad al oficialismo le venía bien el traspié porque le servía para revalorizar sus logros. Supuestamente al atacar el ordenamiento de la macroeconomía y el equilibrio fiscal, la oposición no hizo más que ponerlos en valor frente a la sociedad.
Como se jactó el propio presidente en la intimidad: “Marcó una línea divisoria; juntó del otro lado a los que son el partido del Estado, los que representan el riesgo país y la pobreza”. El principio de revelación que tantas veces les sirvió a los libertarios para amontonar al establishment y, simbólicamente, quedarse del lado de las demandas de la gente. También para disimular sus déficits.
EL DESAFÍO DE LA SEGUNDA PARTE
Sin embargo, en esta semana de adversidad se aceleró en el Gobierno una definición mucho más profunda. Es la línea de razonamiento que encadena la transición de los próximos tres meses hasta las elecciones, con el futuro de Milei en la segunda mitad de su mandato. Un planteo que podría sintetizarse con una trilogía: resistir, ganar y alinear.
El primer término alude al difícil interregno que le espera hasta octubre, cuya mejor expresión se vio esta semana en tres episodios. El miércoles se produjo un inédito vacío de los gobernadores al acto de 9 de Julio en Tucumán, al que iba a ir el Presidente. No fue casualidad, hubo coordinación.
El fin de semana pasado ya había estallado el chat que comparten los mandatarios y se había impuesto la idea del boicot. Encima, a ninguno los llamaron para invitarlo, sino que simplemente les mandaron un mail de Ceremonial. Cuando se confirmó que Milei no iría, un irritado Osvaldo Jaldo clausuró definitivamente su adolescencia libertaria: “Podría haber venido igual, me dejó plantado con todo lo que habíamos preparado”.
El reclamo por fondos unifica a la totalidad de los gobernadores de un modo inusual, aunque haya una discordancia absoluta en los números: ellos plantean que por falta de caja hasta tuvieron que pagar el aguinaldo en cuotas, mientras que el Gobierno sostiene que sus ingresos crecieron el 8%. Hasta anoche, ninguno de ellos había recibido señales desde la Casa Rosada y persistían en la idea de avanzar con sus proyectos en Diputados.
A eso se suma la falta de incentivos electorales, porque incluso los exaliados perciben que no habrá coordinación posible. El caso de Corrientes fue determinante, porque Gustavo Valdés había sido el mejor alumno y al final la relación se rompió cuando no cedió a la demanda de correr a su hermano como candidato a sucederlo. De hecho ni siquiera participó del Zoom del miércoles a la noche que comunicó a todos los mandatarios de lo que en vida fuera Juntos por el Cambio, para coordinar la estrategia del día siguiente.
Ya tenía preparada su vendetta: los tres senadores de su provincia votaron en contra del oficialismo el jueves, en la sesión que terminó constituyendo el segundo episodio adverso de la semana. Este cuadro fue completado por un tercer factor, el económico, expresado en la inquietud latente de los mercados, con una suba del dólar y la caída de los bonos y acciones. El mundo financiero ya está en la actitud de esperar a las elecciones antes de tomar decisiones.
Toda esta secuencia instaló definitivamente la idea de que el tránsito hasta octubre será pedregoso y no un camino pavimentado como se pensó tras la salida del cepo. Lo admitió el propio Milei, quien repitió que “era esperable” lo ocurrido. Por eso en su mensaje en la Bolsa de Comercio habló de “riesgo”, un factor que se puede medir, en contraposición con la “incertidumbre”, que no es mensurable. También uso la metáfora del “chaleco protector” que representa el ordenamiento de la macroeconomía. Es como el piloto del avión que anuncia con naturalidad que van a atravesar una zona de turbulencia para desdramatizar. Nunca los pasajeros sabrán cuántas certezas maneja en realidad.
La consigna en este período es resistir, intentar recomponer vínculos para sostener los vetos a los proyectos jubilatorios y dar señales de previsibilidad a los mercados (hacia adentro del oficialismo algunos admitieron como un error la extraña operación “Apocalipsis Now” de Luis Caputo vía Fantino).
Pero en la ilusión del Gobierno, esa resistencia tendría un carácter temporal porque después sería reemplazada por una amplia victoria electoral, que abriría las puertas a una fase expansiva. No hay rastros en la Casa Rosada de otro cálculo que no sea el que prevé un triunfo arrollador en octubre.
A partir de entonces, operaría lo que Milei suele definir como “efecto alineamiento”, es decir, el natural incentivo que tras una victoria libertaria sentirían los posibles aliados para acompañar la futura etapa reformista, que se iniciaría con los cambios laborales y seguiría con los impositivos (la ley jubilatoria quedaría para un eventual segundo mandato, porque admiten que no darán los tiempos).
“Voy a tener más volumen y mayor alineamiento. Va a ser más fácil que hasta ahora, cuando ya logramos sacar leyes muy importantes. Es el efecto ganador, porque saben cómo viene el panorama para 2027”, se entusiasmó el Presidente en charlas reservadas. De allí parte el mensaje, con aroma a revancha, que les pasó esta semana a los gobernadores: “Los espero el 11 de diciembre”.
Y en este punto reside el interrogante principal de la etapa que se abre a partir de octubre: ¿tendrá la victoria electoral la contundencia suficiente como para convencer al sistema político y a los mercados de que el proyecto de Milei es sustentable en el tiempo? ¿No va a requerir, además, de un ajuste en la estrategia oficial y de una recomposición del equipo ministerial? ¿El Gobierno contará con la sabiduría suficiente como para hacer una administración eficaz de un eventual triunfo y entender que tiene que fortalecer su estructura de poder para no dilapidar el capital político que obtenga en las urnas?
En un escenario favorable, LLA podría llegar a sumar alrededor de 80 diputados y a lo sumo una quincena de senadores. Parte de ese crecimiento será a expensas de sus aliados/nuevos rivales de Pro y la UCR, así que no le quedarán bloques tan grandes para seducir. Es decir que seguirá requiriendo de consensos, aunque con la necesidad de articular un mecanismo más estable que el que utilizó hasta acá.
¿Está en el ADN de Milei, un líder unipersonal que moldeó su fuerza política sobre su figura, la disposición para pasar a una fase más aperturista después de un eventual triunfo electoral? ¿O como sostiene el espíritu libertario, los acuerdos políticos entrañan siempre concesiones que desvían los objetivos trazados?
La Argentina ha ingresado a una nueva fase de construcción política. En la restitución democrática prevalecían los partidos, en particular el PJ y la UCR, que se alternaron entre los 80 y los 90. Después el desgaste de los aparatos clásicos que se evidenció a nivel mundial derivó en una segunda etapa más frentista, que fue inaugurada por la Alianza de Fernando de la Rúa y Chacho Álvarez, y retomada por la transversalidad de Néstor Kirchner, aunque se potenció sobre todo con el bicoalicionismo del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio.
Las bajas prestaciones de este esquema, con internas imposibles y falta de gimnasia consensual, abrieron las compuertas para este período de liderazgos personalistas, que tiene en Milei un exponente claro.
Este cambio de ciclo libera al mandatario del peso de la estructura partidaria y de las concesiones a los aliados, porque no debe responder más que a sus convicciones, a sus intereses o sus caprichos. Pero al mismo tiempo, diluye la vía de la ampliación de su poder a través de acuerdos o pactos propios de la política. Todo el respaldo lo debe conseguir en las urnas. Por eso es tan decisivo para la construcción de Milei el apoyo electoral, mantener la expectativa social de mejora.
El problema para este modelo reside en que en un período de la historia en el que prevalecen una mayor fragmentación, demandas cambiantes e interacciones fugaces, es cada vez más difícil lograr mayorías propias. Les pasa a muchos gobiernos democráticos en el mundo.
Entonces, ¿cómo se completa esa brecha entre el apoyo electoral y las mayorías necesarias para gobernar? Hasta ahora la respuesta de Milei fue establecer una hegemonía minoritaria, que sostuvo con baja inflacionaria, equilibrio fiscal, pragmatismo y disrupciones propias de un outsider agresivo y contestatario. Quizás a la receta haya que agregarle otros ingredientes para la nueva época que se avecina.
14/07/2025 a las 10:18 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Luis Caputo atiza la intransigencia, aliado con Karina; Milei, Villarruel y las traiciones
Ricardo Kirschbaum
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
13/7/025
El razonamiento es simple, mirando las encuestas. Hasta aquí, el gobierno precisó de alianzas tácticas -efímeras o algo más estables- para resistir desde la minoría en el Congreso. Esas coincidencias le dieron número para aprobar leyes importantes, impedir el rechazo de vetos, pero sobre todo bloquear cualquier aventura de juicio político con el que siempre soñó el kirchnerismo. Así, la “oposición dialoguista” y los gobernadores le sumaron el poder decisivo de obturar cualquier intento contra Milei.
En estas elecciones de octubre, el ala más dura del gobierno está segura de que ya no necesitará aliados porque obtendrá, por su propio esfuerzo, los legisladores necesarios para ese blindaje que ahora es prestado o alquilado.
Karina Milei es la punta de lanza de esa estrategia y los hermanos Menem la ejecutan, dejando heridos en el camino. Aliados como el correntino Valdés, por ejemplo, quedaron azorados por la intransigencia electoral libertaria. No solo en Corrientes sino en otras provincias, se nota la mano de la hermana del Presidente para no pactar salvo que se trate de una rendición incondicional.
La demostración más evidente fue en la provincia de Buenos Aires donde el PRO se sometió a ese potro de tormentos y se entregó a la Libertad Avanza. Todavía puede haber sorpresas de algunos intendentes díscolos que pretenden resistir y votar por fuera de la formalidad partidaria, en octubre, pero la mayoría se plegó a Ritondo, Santilli y Montenegro.
En síntesis, si las encuestas para octubre dicen la verdad, en diciembre el gobierno tendría los legisladores necesarios para bloquear intentos de rechazos de vetos presidenciales y de cualquier otra jugada contra Milei.
Esto explica la intransigencia con los gobernadores en todos los terrenos. Uno de ellos se confesó diciendo que si al abandono económico del gobierno de Milei se añade el desapego político, la reacción de las provincias se explica por sí misma.
Esa dureza se anticipó ahora cuando la oposición y otros que nada tienen de opositores -como Luis Juez- lo pusieron al gobierno en un brete difícil con el aumento de las jubilaciones, la extensión de la moratoria y la media sanción de dos leyes impulsadas por los gobernadores, apretados por la insuficiencia de recursos y el incumplimiento de promesas anteriores.
Que los 24 gobernadores se hayan puesto de acuerdo para avanzar con estos proyectos es un dato inocultable de la falta de diálogo fructífero con la Casa Rosada. Una reacción de esta magnitud denota falta de gestión política o impotencia de quienes son interlocutores de los gobernadores y no pueden cumplir los compromisos contraídos.
Luis Caputo, el ministro de Economía al que se responsabiliza en el propio gobierno de hacer caer los acuerdos que alcanzan otros, ha tenido mucho que ver con la decisión de los senadores y la rebelión de los gobernadores. Ha disfrazado la derrota del gobierno en el Senado con una frase que bien podría decirla un trotskista: cuánto peor, mejor.
“Lo de ayer es lo mejor que pudo haber pasado”, sentenció con la misma canchereada de otra frase sobre el dólar barato – “compra campeón…”- que ya quedará acuñada junto a aquellas que forman parte de las boutades argentinas.
Caputo está convencido, en su narrativa endogámica, que el voto masivo del Senado favorece al Gobierno porque mostró que el Gobierno no cederá. Son guiños al FMI, que es moroso en la revisión de las metas del acuerdo, y al mercado, que tiene su propia lectura y temores.
Ese relato victorioso, en cambio, trata de desconocer las dificultades políticas que tiene enfrente y que no solo son leídas en clave doméstica sino que tienen repercusión más allá de la frontera. Que Luis Caputo tiene un diálogo muy intenso e influyente con Milei no hay duda alguna y que haya reforzado la idea de romper puentes con los gobernadores, tampoco, como se notó en una operación política que fue torpe y que necesitó luego que el propio ministro saliera a aclararlo en un “reportaje” concesivo.
Con el resultado en la mano, ahora dicen que quieren hacer lo que impidieron hacer antes. Mandan de nuevo a la cancha a Guillermo Francos, que hace de policía bueno, tratando de recomponer un diálogo para reparar en parte el daño. Quizá lo logre porque todavía no levantó el teléfono, pero solo para impedir el rechazo del veto a la extensión de la moratoria. Es mucho más difícil con el aumento a las jubilaciones y, si la aprueban los diputados, con las otras dos leyes que impulsaron los gobernadores. El rechazo al veto de Milei parece asegurado.
El gobierno amenaza con judicializar: es más expresión de deseos que de realidad. Para vetar tienen que dar por buena la sesión en la que se aprobaron las leyes y es difícil que los jueces se metan en las cuestiones políticas de otro poder.
La pregunta crucial es: ¿El gobierno dará el aumento a jubilados si le rechazan el veto y fracasa en su estrategia judicial?
Así como Luis Caputo que viene del PRO, Patricia Bullrich, excandidata a presidenta por el macrismo, también se siente obligada a dar muestras de lealtad extrema. Se metió en una embestida contra la vicepresidente Villarruel, que no se quedó callada y le sacó a ventilar el prontuario político de la actual ministra. ¿Acaso lo que discuten es la ascendencia política de una u otra sobre las fuerzas de seguridad? No hay que olvidar que Karina está apareciendo cada vez más como figura central en los actos de esas fuerzas, ya sea para que el interés no se centralice en Villarruel o en Bullrich, que tiene intactas sus ambiciones presidenciales.
El Presidente ya le ha dicho a Villarruel que es una traidora con lo que ha puesto a la vicepresidenta fuera de su espacio político, añadiendo un fuerte elemento de tensión al escenario electoral.
La vice, ahora, ha decidido contestar sin eufemismos y tiró a pegar: “No traiciono pero no convalido mentiras ni decisiones que perjudiquen a los argentinos”. En otras palabras, se puso del lado de los gobernadores y del moderado -y justo- aumento a los jubilados.
El peronismo bonaerense, en tanto, se ha amontonado más que unido. Su suerte electoral, aseguran, depende del grado de participación de la gente. Los antecedentes de abstención de las últimas elecciones no lo favorecen pero confían en que encontrar un motivo de motivación para fomentar la concurrencia a las urnas.
La prisión de la ex Presidenta no será, en los hechos, el planteo central de los estrategas electorales.
¿Cristina?, se preguntó un importante referente del PJ. Y se respondió a sí mismo: “Es una vela que se está apagando…”