Por Sebastián Dumont.-

Hasta ahora, la gestión de Cristian Ritondo al frente del Ministerio de Seguridad provincial no es la esperada. Muchos menos coincidente con el discurso de la gobernadora cuando planteó, en su discurso de asunción, que pelearía contra las mafias de la provincia de Buenos Aires. Más que significativo el mensaje de Vidal cuando, tras los episodios en su despacho y en la residencia de Salvai, su mano derecha, trascendió que, en cada conversación telefónica, le mandaba saludos a Hugo Matzkin, el ex jefe de la bonaerense. Más que clarito. Sabe o intuye que la están escuchando, la especialidad del hombre que dirigió la bonaerense y que muchos aseguran que hoy sigue teniendo una fuerte influencia. Pero que se supiera aquello de la gobernadora no deja de ser un mensaje muy fuerte para sus propios colaboradores más cercanos. Algo así como decir: “sé que me están escuchando y nadie se encarga de resolver el tema”. Además, es cada vez más cuestionado el rol del ex Sushi, Lautaro García Batallán, quien está al frente de la comunicación del ministro.

Horas de muchas versiones en torno al manejo de la seguridad en la provincia de Buenos Aires. El delito no parece haber disminuido ni mucho menos y los secuestros express son una constante. Además de todo aquello que no se denuncia. El ministro Ritondo salió a contar la detención de tres efectivos de la fuerza en Malvinas Argentinas que se dedicaban a negocios turbios. Justamente en ese distrito, en 20 días, mataron a dos jóvenes en intentos de robo.

Lo llamativo es que parece difícil seguir la consigna de Vidal de luchar contra un sistema establecido desde hace mucho tiempo, si en definitiva la cúpula de la policía en su gran mayoría responde a la ex conducción. No es tema nuevo para este portal, pero quienes conocen en detalle los temas vinculados con la seguridad y la interna policial aseguran que el 80 por ciento de los superintendentes responden a Maztkin, que es lo mismo que alargar el brazo hacia César Milani, quien además tendría más que fluidos contactos con la ministra de seguridad nacional Patricia Bullrich.

Para graficar esa situación, ponen como ejemplo el caso del actual superintendente de Investigaciones, el comisario Jorge Pissaco, desplazado de la fuerza allá por el 2002 por su presunta participación en una asociación ilícita que protegía prostíbulos en la zona Norte. La causa se conoció como la de “Vicente Serio”, que tenía varios Cabaret, entre ellos uno en San Miguel llamado Imagina. Por ese tema, el ex intendente Oscar Zilocchi y el actual presidente del PJ de dicho distrito, Claudio Pérez, fueron investigados por la justicia, ya que aparecían en una lista como supuestos beneficiarios de coimas.

Jorge Pissaco, quien en 2002, cuando cumplía funciones en la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro, fue procesado junto a varios policías, entre ellos Amadeo D’Angelo, el Jefe de la Policía en ese momento, por integrar una asociación ilícita por cobrar coimas a prostíbulos, en una compleja red de trata de personas, en las localidades de San Miguel, José C. Paz y San Fernando.

Según la investigación judicial, D’Angelo habría recibido coimas de prostíbulos cuando era el titular de la Jefatura Departamental Conurbano Norte, entre 1999 y 2000. Varias escuchas telefónicas fueron los elementos que existieron para imputarlo por el delito de cohecho y acorralado por la Justicia, el funcionario renunció.

La pregunta es quién le permitió volver a Pissaco, como tantos otros a la bonaerense. No muy distinto fue, en su momento, el caso de Matzkin, quien cuando asumió Scioli le recomendaron que lo corriera de la fuerza y así fue. Pero más tarde, una gestión política, sumada a la información que poseía el comisario producto de su especialidad que son las escuchas -su gran debut en la materia fue en el caso Cabezas- le permitieron volver. Hasta llegar a ser el jefe de la policía de Scioli. El mismo que lo había echado.

“En ustedes depositamos mucha esperanza; sean protagonistas de este cambio que empezó hace meses. Siempre dije que no vamos a ser ni duros ni blandos, sino firmes, y en esa firmeza está depositada la vida de todos los habitantes de la provincia de Buenos Aires”, dijo el ministro Cristian Ritondo cuando presentó a los nuevos 24 integrantes de la cúpula de la bonaerense. Toda una expresión de deseos. Quizá aconsejada por el ex sushi, Lautaro García Batallán, quien se encarga de la comunicación del ministro. Y hasta ahora, con resultados no demasiados satisfactorios.

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