Por Luis Alejandro Rizzi.-

“Para Putin, algunas de esas exigencias serían las siguientes: 1) Ucrania debe retirarse completamente de las regiones de Donetsk y Lugansk. A cambio, Rusia propondría congelar las líneas del frente en las regiones de Jersón y Zaporiyia. 2) Rusia estaría dispuesta a devolver minúsculas partes del territorio ucraniano que ocupa al norte de Sumy y al noreste de la región de Járkov. 3) Moscú exige el reconocimiento oficial de la soberanía rusa sobre Crimea. 4) Quiere un levantamiento al menos parcial de las sanciones contra Rusia. 5) Se debe impedir que Ucrania adhiera a la OTAN. 6) El idioma ruso debe recibir un estatus oficial en Ucrania, y la Iglesia ortodoxa rusa debe ser autorizada a operar libremente en el país.” Luisa Corradini, La Nación.

Es obvio que las condiciones de Putin, según Luisa Corradini, significan una lisa y llana rendición de Ucrania, de Europa y de algún modo, esto es lo raro de la cuestión, de EEUU, pero un triunfo para Donald Trump, que habría cumplido con su objetivo de terminar la guerra.

Nunca dijo a qué precio o costo.

Esta sería la versión más perversa del “populismo”; nunca se pierde y Trump cumplió con su promesa, una suerte de sofística surrealista.

A su vez, las condiciones de Putin son inaceptables y obviamente él lo sabe, pasa que la guerra, aunque le cueste mucho más de lo “presupuestado” en febrero de 2022, le conviene, porque mantiene en vilo a Europa y la obliga a incrementar sus gastos en defensa, a la vez que genera descontento e inseguridad en las poblaciones de los países de Europa.

Esto por una sencilla razón: la guerra de Ucrania es más que nada una amenaza a Europa y con eso a Putin le sobra.

Hay otro tema que es mas psicológico. Putin carece de escrúpulos y poco y nada le importa el costo en vidas, de uno y otro bando, en la guerra que afecta sólo a territorio ucraniano.

La dirigencia europea tiene concepciones morales y es mucho más escrupulosa y llegado el caso dudo que manden tropas a Ucrania para colaborar en su defensa.

Es asimismo obvio que ni la población media europea ni la norteamericana darían la vida por Ucrania ni por cualquier otro país.

Putin no tiene ese “problema”, por lo menos por ahora y en los tiempos inmediatos.

Las sanciones económicas no parecen haber afectado a Putin, que además tiene un control total sobre el comportamiento de la población rusa acostumbrada ya a la resignación.

Es sorprendente la última condición de Putin para que la Iglesia ortodoxa rusa deba ser autorizada a operar libremente en el Ucrania, que probablemente fue la que convenció al Papa Francisco de no viajar a Kiev.

“Las fuerzas del cielo” tienen también sus mañas. Y sus castas.

También Putin apela a las “fuerzas del cielo”, quizás más mundanas.

En fin, Ucrania sigue “en manos del destino” y como en su tema musical que hizo famoso Doris Day:

Qué será, será

What ever will be, will be

The future’s not ours to see

Que será, será

Por ahora la guerra seguirá, la paz no le conviene ni le interesa a Putin y sabe que es su arma política más efectiva; la guerra es la continuación de la política por otros medios…

Para nuestra política, el conflicto es sinónimo de política, por eso las alianzas y las candidaturas se inscriben en tiempo de descuento.

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