Por Luis Alejandro Rizzi.-

Es muy variado el menú de encuestas que están a disposición de la gente; algunas son reservadas y generan alguna preocupación.

Si a las elecciones del 7.S les damos un valor testimonial, hoy parecería que habría un alto nivel de abstención y los “barones” de la provincia de Buenos Aires le darían ventaja al peronismo amontonado, se estima en 10 puntos.

Esa elección se podrá leer de diferentes modos: por secciones electorales, son ocho, por diputados y senadores logrados, pero en perspectiva con la elección del 26.O interesan los votos totales generales.

Para la elección nacional, la cosa sería más pareja, los “barones” no tienen alicientes y en caso de movilizarse, podrían perder.

Una cosa es pelear por los porotos propios y otra por los ajenos; como en la canción de Atahualpa Yupanqui, “El arriero”, “las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”.

El jefe de gabinete, Guillermo Francos, socio honorario del triángulo fundido, como dice Jorge Asís, fijó un piso del 40%. Esto significa que LLA incrementaría su núcleo duro del 29% de la primera vuelta de “octubre violeta” del 23, en poco más de 10 puntos.

Sin embargo, se empieza a notar que el gobierno estaría a perdiendo confianza y la gente comienza a mirar los matices.

Días pasados escuchaba decir que hay mucha gente que en los peores momentos de la inflación llegaba a fin de mes y ahora con menos inflación apenas llega al día 20.

Los temas macro, superávit fiscal, con ¿déficit de caja?, cuentas supuestamente ordenadas, felicitaciones del FMI y un nivel de obsecuencia en segmentos sociales que ignoran las consecuencias de esta macro, que se ubicaría en el noveno y décimo decil, se benefician con un dólar barato, se han convertido en dogma, se cree sin entender, de un gobierno al que se considera meritorio.

Las consecuencias las sufre el resto.

Para un segmento social mayoritario que se empobreció, la macro le importa muy poco y un incremento miserable para los beneficios previsionales puede decidir la posibilidad o no de comprar remedios o un kilo del corte de carne más barato.

Lo mismo pasa con la discapacidad: deben eliminarse los beneficios fraudulentos, pero no suprimirlo o congelarlo, porque así se promueve el “mal común”.

Otro segmento social con sentido crítico advierte que hay un sutil manejo de las variables, el plan “sin platita”, que lleva a resultados “administrados”, si se aspira dinero, como dijo Pablo Wende ayer en Infobae, y nosotros en la nota del domingo pasado.

Si se sube la tasa, secando la plaza es obvio que el precio del dólar bajará y su demanda aumentará, pero a la vez caerá el consumo y la actividad económica, con lo cual lo supuestamente meritorio de los resultados serían consecuencia de procedimientos tramposos.

No se falsifican las estadísticas como en época “Moreno”, sino se administran algunas variables; el resultado es el mismo, uno es real y el otro no lo era, pero los dos son equívocos, por esas diferentes razones.

Personalmente me animo a pensar que si el gobierno no da un volantazo en dirección a la mesura, en octubre podría salir primero, pero sin llegar al 40%.

Pero el 40% de Francos tampoco le serviría, sólo superando el 50 y pico podría recuperar poder, no sé si “autoridad”.

Share