Por Gustavo Oscar Colla.-

Sr. Director:

A raíz de frases escuchadas en estos días, tanto a favor como en contra del Dr. Raúl Alfonsín, cabe traer a colación algunos recuerdos, como por ejemplo de célebre pacto de Olivos, entre «Afonsín-Menem/Menem-Alfonsín».

La sabia Constitución de 1853 establecía el mandato presidencial por seis años, sin reelección. Ello significaba que el Presidente electo sólo debía pensar en gobernar lo mejor posible, según sus convicciones, sin especular con medidas populistas, planes platita y demás prebendas demagógicas, ya que de nada le serviría electoralmente. Gracias a dicho pacto, Alfonsín le concedió a Menem el mandato por cuatro años, en lugar de seis, pero con posibilidad de reelección, con lo cual aparecieron todas las calamidades mencionadas y muchas más. La sabia Constitución de 1853 también establecía que debían ser dos los Senadores que representarían a cada Provincia. ¿Qué le sacó Alfonsín a Menem a cambio de su concesión mencionada? ¡El tercer Senador! Quisiera que alguien pudiera explicar cuáles fueron las ventajas que ese tercer Senador trajo para mejorar el régimen democrático y, lo que es más importante, la calidad de vida del pueblo. Obviamente, sí contribuyó a «currolandia», generando la contratación de más choferes, más viajes al interior, más secretarias, más asesores y más contribución a ese impuesto denominado inflación.

Poco se habla de esto en relación a los daños causados.

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