Por Hernán Andrés Kruse.-
En su edición del domingo 3 de noviembre La Nación publicó una columna política de Jorge Liotti titulada “En busca de una nueva hegemonía liberal”. Escribió el autor: “En la cúspide del poder de la Casa Rosada se percibe que el clima cambió. Se respira un aire de sosiego mezclado con cierto aroma a triunfalismo (…) “Javier cambió mucho últimamente. –Está envalentonado, agrandado. Te ametralla con los indicadores y te mete miedo. Percibo que en su entorno le tienen pánico”, describió un legislador amigo que habla regularmente con Milei (…) El gobierno vive un momento de prematura euforia, como si las lecciones del pasado no aplicaran simplemente “porque esta vez es distinto”. Incluso coquetean con naturalidad con lo que van a hacer en “los próximos siete años de gestión”, dando por asumida la reelección presidencial (…) “Queremos construir una nueva hegemonía libertaria y una superestructura que la sustente. Suena un poco gramsciano, pero es así”, sintetiza una figura cercana al presidente, como si se tratara de una consigna aprendida de memoria”.
“Esa nueva hegemonía imaginada tiene un plano económico (el dogma del déficit cero y la liberalización de los mercados), uno político (la destrucción de la vieja casta y la reconfiguración del tablero a partir de la polarización entre las fuerzas libertarias del bien y las socialistas del mal) y otro cultural (la batalla por la imposición de las ideas en materia de género, salud, medio ambiente, derechos humanos, aborto). El gobierno entiende que en los dos primeros ya hay progresos tangibles, y que en consecuencia es momento de avanzar hacia el último (…) Natalio Botana establece una diferencia entre la legitimidad de origen de los gobiernos democráticos, donde la Argentina ha dado un salto cualitativo desde 1983, y la legitimidad de resultados, donde el país aparece rezagado desde hace años ante la imposibilidad de satisfacer las principales demandas sociales. En el Salvador, donde en una administración de fuerte impronta autoritaria Nayib Bukele mantiene el 80% de aprobación popular, la percepción social es, paradójicamente, que la democracia se ha fortalecido (…) Es decir, los logros de su política de seguridad le permitieron mejorar la percepción institucional, a pesar de establecer un régimen de restricciones antidemocráticas. Los resultados se impusieron a la legitimidad”.
La hegemonía es contraria a la democracia liberal. La hegemonía implica el poder cuasi omnímodo de una facción política sobre la ciudadanía. El gobierno de Bukele es un claro ejemplo. Ese 80% de imagen positiva pone en evidencia el okey dado por el pueblo salvadoreño a su plan hegemónico. En Argentina, según lo expone Jorge Liotti, el gobierno libertario tiene en mente imponer una hegemonía libertaria, es decir, un sistema de dominación anarcocapitalista. Emerge en toda su magnitud el feroz antiliberalismo de Javier Milei. Porque conviene reiterarlo todas las veces que sea necesario, la concepción hegemónica de la política implica la negación de la democracia liberal. Implica lo que el politólogo estadounidense Fareed Zakaria denominó en 1997 “la democracia iliberal”
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Peter Kramer (Magister en Relaciones Internacionales-Investigador Independiente-Hungría) titulado “La dinámica de la democracia iliberal: un estudio de caso” (Analecta polit.-2022-Medellín-Colombia). El autor analizar el ascenso al poder de Viktor Orbán, el maquiavélico presidente húngaro que construyó sin piedad un régimen político democrático iliberal.
¿QUÉ ES LA LLAMADA DEMOCRACIA ILIBERAL?
“El término democracia iliberal fue acuñado en 1997 por el politólogo estadounidense Fareed Zakaria para referirse al fenómeno de que ciertos gobiernos democráticos, muchas veces populares, utilizaban sus mandatos para erosionar los derechos individuales, la separación de poderes y el Estado de derecho. En aquel momento, era un fenómeno relativamente marginal. Las democracias abundaban, el Bloque del Este acababa de disolverse y muchos de sus países comenzaban a recorrer el camino para convertirse en verdaderas democracias liberales funcionales. La comunidad internacional tenía esperanzas de paz y desarrollo a través de la democracia. Poco se sospechaba que solo unas décadas más tarde el antiliberalismo se convertiría en la fuerte tendencia que representa hoy e, incluso, las democracias más comprobadas del mundo comenzarían a coquetear con ideas antiliberal-autocráticas.
Con una definición simplificada, la democracia liberal es un sistema de gobernanza con elecciones libres, equitativas y multipartidarias, en que existe la separación de poderes y el Estado garantiza ciertos derechos civiles. Su fundamento es la libertad del individuo. En cambio, la democracia iliberal es un sistema de gobierno en el que, aunque se celebran elecciones, el Gobierno limita la libertad del pueblo al que representa. Para describir el fenómeno, varios autores utilizan términos como ideología poscomunista neoconservadora, paternalismo, populismo o elitismo, entre otros (Szelényi y Csillag). Por cierto, no existe una línea de demarcación clara y definida entre las democracias liberales y las iliberales, y la zona gris cada vez más amplia entre la democracia liberal y la dictadura autoritaria es el tema de un interesante y amplio debate académico (…)”.
LA PRESENTACIÓN DEL CASO
“Hungría celebró sus primeras elecciones libres en 1990, tras cuatro décadas de socialismo y de libertad limitada bajo la fuerte mano política de la Unión Soviética. Por tanto, en una escala histórica, Hungría es una democracia naciente. Las instituciones de la democracia están garantizadas en su constitución y han comenzado a funcionar; pero, como las tradiciones democráticas no se han podido arraigar en la mente colectiva, todavía son débiles. Viktor Orbán fue uno de los personajes importantes del cambio de régimen. Un activista carismático, recién graduado, que organizó a sus amigos de la Facultad de Derecho en un partido liberal y anticomunista (Fidesz-Unión Cívica Húngara), coalición que llegó por elección popular al nuevo Congreso de la República. En las elecciones de 1994, ganó el partido socialista, y Fidesz casi no alcanza el umbral electoral: se quedó con una bancada mínima en el Congreso.
Tras su derrota, Orbán decidió hacer un giro ideológico de 180º: de liberal demócrata se convirtió a un nacionalista conservador cristiano, se adaptó a lo que el pueblo quería escuchar y abandonó su proyecto político original. Su estrategia funcionó. En las elecciones de 1998 ganó Fidesz y Orbán fue elegido primer ministro por primera vez. Sin embargo, contra todo pronóstico, en las elecciones de 2002 su partido perdió el poder. Esta derrota fue un golpe duro para Orbán, por lo que se propuso consolidar su proyecto político. “Estábamos en el Gobierno, no en el poder”, dijo un alto mando de su partido después del fracaso en 2002. A partir de este momento, Orbán se dedicó a estudiar todas las técnicas de ejercicio del poder y juró no volver a permitir que eso se repitiera. En 2010, en medio de la crisis financiera mundial y de una gran inestabilidad nacional, arrasó en las elecciones y obtuvo la victoria que le permitió una mayoría calificada, 2/3 de los escaños. Desde entonces ha llevado a cabo una centralización impresionante en el país y se ha preparado para quedarse en el poder (formal o informal) por muchos años.
En una conferencia en 2014, Orbán declaró que la democracia liberal había sido un fracaso en Occidente. Su propuesta consistía en cambiar la estructura de un Estado compuesto de individuos que gozan de derechos civiles hacia la construcción de una comunidad nacional, tomando como ejemplo a Rusia, Turquía y China, entre otros. El mismo Zakaria escribió en un artículo, en respuesta a la declaración de Orbán, que se sorprendió de que un líder nacional europeo usara el término con orgullo, como una insignia de honor. Nyyssönen y Metsälä definen a Hungría como un ejemplo de autoritarismo blando, y señalan que, si bien el hecho de celebrar elecciones libres puede ser un calificativo suficiente de democracia para el antiliberalismo, es una definición demasiado estrecha para la democracia liberal y constitucional cuando no se respeta el Estado de derecho. De hecho, argumenta Müller, el mero hecho de llamarlas democracias iliberales legitima a los líderes autocráticos que están transformando todo su sistema político en su beneficio, y en su lugar deberían llamarse simplemente antidemocráticas.
Lührmann et al. clasifican a Hungría como una autocracia electoral (un declive de la democracia electoral de hace unos años) según su cálculo del índice de régimen comparativo. Su clasificación se basa en una serie de criterios cualitativos y cuantitativos relativos a las elecciones y al Estado de derecho, según sus amplios datos estadísticos, cuyo Democracy Report 2022: “Autocratization changing nature” concluye que más de 2/3 de la población mundial vive en 87 países clasificados como autocracias. Bozóki y Hegedűs califican a Hungría de régimen híbrido con limitaciones externas, argumentan que la pertenencia de Hungría a la Unión Europea (UE), las competencias de las instituciones de la UE y el alcance de la legislación de la UE han desempeñado un papel crucial en el desarrollo de las características únicas del sistema. Señalan que la hibridación es un proceso bidireccional: no solo puede ser el producto de la democratización parcial de regímenes autoritarios o del estancamiento del proceso de transición, sino que, como en el caso de Hungría, un país con una democracia liberal de tipo occidental consolidada, puede abandonarla transformando su sistema político en un régimen híbrido. Sárosi, al hablar de la externalización de las instituciones y los fondos públicos en fundaciones privadas dirigidas por los aliados cercanos de Orbán, lo llama un sistema híbrido rediseñado (…).
LA ELIMINACIÓN DE PESOS Y CONTRAPESOS
“Muchos de los pesos y contrapesos que regulan una democracia funcional no son leyes o normas precisamente definidas, sino tradiciones o leyes no escritas. Por tanto, es fácil desmantelarlos sin técnicamente violar la ley o la Constitución. Los líderes de ciertas autoridades e instituciones estatales importantes, y que potencialmente puedan ejercer algún control sobre el Gobierno, son nombrados por mutuo acuerdo de todos los partidos representados en el Congreso, según la proporción de sus escaños. Estas autoridades incluyen la Comisión Electoral Nacional, la Oficina de Contratación Pública, la Autoridad Antimonopolio o la Comisión Nacional de Medios Audiovisuales. Estas instituciones son fundamentales para el funcionamiento básico del sistema democrático, y la lógica dicta que se debería mantener un equilibrio en su liderazgo para asegurar su funcionamiento en beneficio del bien común.
Pero la mayoría calificada parlamentaria húngara puede cambiar a los líderes de estas autoridades estatales sin considerar las otras fuerzas políticas, nombrar amigos, familiares o a otros aliados, y eliminar todo elemento de control exterior. Una de las primeras medidas legislativas de Orbán en 2010 fue cambiar la ley del fiscal general: su mandato fue alargado a nueve años (más de dos ciclos electorales) y se limitó la posibilidad de su supervisión por el Parlamento. Desde el nombramiento de Péter Polt, un viejo y leal aliado de Orbán, al cargo de fiscal general el mismo año, el número de procesos penales en casos de corrupción política se ha desplomado, y los casos comenzados han sido descontinuados a casi el doble de la tasa de antes. La Fiscalía General cerró las investigaciones en varios casos en los que la Oficina Europea de Lucha Contra el Fraude (OLAF) detectó graves irregularidades, entre ellos varios contra familiares del primer ministro.
Similarmente, todos los líderes de los entes judiciales nacionales han sido reemplazados por personas leales al partido, incluso varios jueces en la Corte Constitucional. La abolición de la independencia judicial pone en peligro el valor más importante del Estado de derecho, que es el de pesos y contrapesos. Sistemáticamente, Orbán y su partido Fidesz han cooptado las instituciones de justicia y de control, y transmitido la idea de que la ley no aplica de igual manera a todos, y que es posible desdoblar las leyes sin violarlas si es necesario. A largo plazo esto puede causar una crisis de confianza en las instituciones estatales”.
20/12/2024 a las 7:51 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El canciller Werthein intimó a una periodista de Clarín a que no informe sobre el caso del gendarme detenido en Venezuela
Escrito por Clarín
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
19/12/024
Por medio de una carta documento enviada con su firma, el canciller Gerardo Werthein «exigió» que la periodista de Clarín Natasha Niebieskikwiat «cese de manera inmediata» con la difusión de información sobre el caso del gendarme Nahuel Gallo -que según informó la Casa Rosada está retenido ilegalmente por el aparato de inteligencia del chavismo en Venezuela- y sobre los opositores al gobierno de Nicolás Maduro refugiados en la embajada argentina en Caracas.
Según sostiene Werthein, las notas que Niebieskikwiat viene haciendo en Clarín en las últimas semanas sobre esos dos asuntos contienen información «inexacta, especulativa y no corroborada».
El Canciller, a su vez, sostuvo que las publicaciones de Niebieskikwiat en Clarín «ponen en riesgo la integridad de personas y afectan directamente las negociaciones diplomáticas en curso». Por eso mismo «bajo apercibimiento de iniciar acciones legales» intimó a la periodista a que «se abstenga de seguir difundiendo información» sobre esas cuestiones.
(*) Niebieskikwiat cubre desde hace casi treinta años la información de la Cancillería argentina y de la política exterior en Clarín.
20/12/2024 a las 7:54 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El oscuro trasfondo del salto de Kravetz
Carlos Pagni
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
19/12/024
Hay decisiones específicas que, en su pequeñez, encierran innumerables significados. La transferencia de Diego Kravetz desde el gobierno porteño a la administración nacional es una de ellas.
Kravetz abandonó la Secretaría de Seguridad de la ciudad para secundar a Sergio Neiffert como subdirector de la SIDE. Su incorporación a esa agencia es muy reveladora de las prioridades políticas de Javier Milei y de su estilo en el manejo del poder.
Al designar a Kravetz en la SIDE, Las Fuerzas del Cielo se inoculan una megadosis de pragmatismo. Opositor al gobierno municipal de Mauricio Macri en nombre del kirchnerismo, el nuevo subjefe del espionaje ejerció tal fascinación sobre sus rivales que el ministro de Hacienda de esa gestión, Néstor Grindetti, lo convirtió en su mano derecha cuando conquistó la Intendencia de Lanús. Allí Kravetz gestionó la seguridad con todo el éxito que se le puede exigir a quien se encarga de esa tarea en tierras donde la vida no vale nada.
Kravetz fue el jefe de la campaña de Grindetti a la gobernación. A la cabeza de ese emprendimiento político estaba Patricia Bullrich, frustrada aspirante a la presidencia. Estos datos se vuelven relevantes cuando se recuerda que el marketing electoral de esa aventura de Grindetti estaba a cargo de Move, la consultora de Rodrigo Lugones, Derek Hampton, Guillermo Garat y, este es el nombre clave, Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”.
El jefe de la SIDE, Neiffert, está allí por haber sido amigo de su padre, el escribano Claudio Caputo. Todo nació en la negociación por la adjudicación de unas tierras de Malvinas Argentinas para el Tenis Club Argentino. Neiffert en aquel momento colaboraba con el intendente Jesús Cariglino. Fue con esas manualidades que nació una hermosa amistad.
Con Kravetz, Neiffert suma ahora a alguien que debutó en la política bajo la sombra de Néstor Kirchner, militó al lado de Alberto Fernández y prestó servicios en el Pro. Es decir, un dirigente pragmático y audaz, que conoce muy bien la estructura del poder. Kravetz encarnaría de este modo el sueño de Caputo: un gobierno libertario que, para hacer triunfar al capitalismo, necesita operar las palancas del Estado con una metodología inspirada por los Kirchner. Cesarismo de mercado. Con énfasis en “cesarismo”: el Mago cultiva un exótico fetichismo por el Imperio Romano, que desemboca en la exaltación de “Milei Emperador”.
Si hacía falta otro puente, Kravetz tiene una vieja relación con Manuel Vidal, “Trapito”, uno de los más estrechos colaboradores en el Ministerio de Educación porteño de Soledad Acuña, la esposa del nuevo funcionario de la SIDE. Tiempos de Larreta. Ahora “Trapito” cumple funciones importantísimas a las órdenes del “Mago”. Por ejemplo, es su enlace con la agencia de recaudación, ARCA y, sobre todo, con el titular de la DGI, el controvertido Andrés Vázquez. SIDE y ARCA son dos piezas claves en el aparato de inteligencia y control que organiza el joven Caputo. La libertad, ¿avanza?
El otro rasgo de Kravetz es que, como Neiffert, proviene del conurbano. Será interesante observar qué papel juega esta nueva adquisición en la formación de un aparato electoral en la zona sur de esa región. Como toda fuerza no peronista, La Libertad Avanza debe librar allí su gran batalla. Por el desafío político del kirchnerismo y por la presencia, para Milei muy amenazante, de movimientos sociales que hoy parecen aletargados. Kravetz es un especialista, sobre todo desde aquel ácido enfrentamiento con Juan Grabois, que se mantiene hasta estos días.
La llegada de este dirigente experto en Seguridad a la SIDE produjo cierta inquietud en el bajo fondo del espionaje. Sucede que el nuevo subdirector ha sido víctima de algunas operaciones desagradables surgidas del subsuelo. Una tuvo que ver con un incidente callejero: Kravetz, que es cinturón negro de karate, enfrentó a un delincuente que le quiso robar el celular a su pequeño hijo. La pelea se filmó y alguien intentó judicializar ese video.
El paso siguiente, como de costumbre en esas tribus, fue un amago de extorsión. Quedó en la nada. Pero al agente de todo este movimiento, Lucas Nejamkis, ayer se lo veía preocupado. Es el secretario privado del tenebroso Antonio “Jaime” Stiuso. Ofendidos con los cambios en el organigrama, los espías ligados a este dúo, que prestan servicios en el área de Interior del organismo, insinuaban que podrían renunciar. “Lo bien que nos vendría”, reaccionaron en la Casa Rosada.
La designación de Kravetz parece ser una saludable señal de rompimiento con un orden que, con avances y retrocesos, intentó dominar el aparato de Inteligencia con prácticas deplorables desde hace más de dos décadas.
En la operación Kravetz anida otra jugada del Gobierno: es una agresión a los Macri, sobre todo a Jorge, el alcalde. El secretario de Seguridad venía meditando desde hacía tiempo su salida del cargo, en especial por diferencias con su superior, el ministro Waldo Wolff. Se le atribuye a Wolff filtrar ese movimiento al periodismo. Fue la hendija por la que entraron los asistentes de Milei.
Desde el entorno más íntimo del “Mago” Caputo alguien se comunicó con Kravetz para decirle: “¿Por qué no visitas a Neiffert?” Se hizo la reunión y el jefe de la SIDE le propuso: “¿Querés ser el Señor 8″? Kravetz pidió tiempo para pensar. Pero no se lo otorgaron. Entonces aceptó el cargo. Minutos después, Manuel Adorni divulgaba la comunicación oficial. Jorge Macri se enteró por X. “Le avisó Elon Musk”, bromeó un libertario.
La transversalidad de las fuerzas de derecha agrega agresividad a los conflictos. A los Macri los dañan provocándoles desprendimientos en su propia feligresía. El caso pionero, el más importante, fue el de Patricia Bullrich y Luis Petri: apenas llegó a la Casa Rosada, Milei cooptó a la fórmula presidencial del Pro y le dio dos ministerios. Kravetz es, en otra escala, parte del mismo tratamiento.
Golpeado, Jorge Macri respondió reemplazando al funcionario saliente por Ezequiel Daglio, un colaborador del ministerio con buena relación con Patricia Bullrich. Ayer por la tarde el alcalde transformó el desgarro en una amputación: desplazó de la jefatura de Gabinete al jefe y garante de Kravetz, Néstor Grindetti, y lo destinó a una gaseosa oficina de relación con el mundo circundante. En su lugar destinó a Gabriel Sánchez Zinny. Un avance de Mauricio sobre la corte de Jorge.
Por debajo de los enroques burocráticos se mueven algunos poderes permanentes. En el aparato policial mantiene su influencia Daniel Angelici. Íntimo de Jorge Macri, el binguero gravita también sobre los adversarios del Pro. Esta semana su delegado en la UCR porteña, Martín Ocampo, encabezó un acto de la línea “Radicales x Argentina” en el que se destacaba la presencia de Martín Lousteau, el presidente del partido a nivel nacional.
La celebración se realizó en Morocco, el boliche que Angelici administra en Costa Salguero. ¿Es verdad que a los simpatizantes que asistieron se les pedía, sin compromiso alguno un aporte de 20.000 pesos por persona? Las instalaciones son parte de una polémica porque no cumplen con la reglamentación que exige que estén a una distancia de entre 15 y 50 metros del río.
La concesión de Costa Salguero, que está a cargo de la empresa Telemetrix, vence el próximo 31. Se viene prorrogando año a año, con un canon generosísimo para los concesionarios: pagan por 185.000 metros cuadrados, que subalquilan, apenas 18 millones de pesos por mes. El encargado de renovar el contrato o llamar a licitación es Guillermo Sánchez Sterli, un seguidor de Cristian Ritondo, el entrañable “Pucho”. Radicales x Argentina termina siendo, en realidad, Argentinos x Angelici.
El ataque de Milei a los Macri es sistemático y se ejerce, sobre todo, en la Ciudad. En especial, en la Legislatura, donde el bloque que dirige Pilar Ramírez, y que reporta a Karina Milei, entorpece o vota en contra las iniciativas más importantes del Ejecutivo. La hermana del Presidente encabezó ayer un acto en el cine Gran Rivadavia. Allí se exhibieron las principales figuras de La Libertad Avanza en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires.
La propia Karina Milei; el responsable de la campaña bonaerense, Sebastián Pareja; el proto-candidato porteño Manuel Adorni; y Martín Menem, el político preferido por la señora Milei. En esa reunión se destacó un objetivo: elaborar planes de gobierno para cuando La Libertad Avanza se haga cargo, en 2027, del Ejecutivo bonaerense y del Ejecutivo porteño. El que avisa no traiciona.
La presencia destacada de Martín Menem es la pista para entender otros enredos de estos días. Por ejemplo, el malestar de Karina Milei con el Pro de la Cámara de Diputados por la pretensión de encaramar a Emilio Monzó a la presidencia del cuerpo. Malestar más agudo si se tiene en cuenta que para el entorno de Milei el destinatario final de la jugada era “Pucho” Ritondo. Para La Libertad Avanza esa escaramuza tuvo un costo considerable. Para sostener a Menem, la hermana del Presidente debió pactar con el kirchnerismo la obstrucción a la ley de Ficha Limpia.
Sería un error, de todos modos, imputar a estas rivalidades las revelaciones sobre el desarrollo patrimonial de los Ritondo, “Pucho” y Romina Diago, en el mercado inmobiliario de Miami. Ahora esas adquisiciones deben ser investigadas por el fiscal Eduardo Taiano, papá de un colaborador de Ritondo en el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Taiano tuvo oportunidad de departir con su “justiciable” en fecha muy reciente: ambos bailaron en la pista del fiscal Ramiro González, protagonista de una fiesta que ya se convirtió en efemérides de Comodoro Py. Fue al son de las canciones de Cristian Castro, cuyo show fue una donación del alegrante Guillermo Coppola, otro asistente personal de Stiuso. Como Nejamkis.
Del video que González encargó para divulgar su costosa celebración fueron expurgadas las escenas más comprometedoras. No aparecen Ricardo Lorenzetti, Ariel Lijo, María Servini, Nejamkis ni Coppola. Pero se filtró la imagen de Romina Diago, frenética bailarina, célebre por sus divertidos estallidos: el genial Roberto Moldavsky recuerda todavía uno de ellos, con Romina haciendo un aporte desopilante desde la platea del teatro Apolo, cuando el show estaba a punto de arrancar.
El fiscal González está contento con su fiesta. Es verdad que el Colegio de Abogados, que preside Alberto Garay, emitió una declaración ejemplar condenando su comportamiento. Pero, al menos hasta ahora, González está seguro de que su superior institucional, Eduardo Casal, no abrirá un sumario para examinar su proceder. El cumpleañero sigue satisfecho, a pesar de que el exceso de exposición sacó a la superficie algunos episodios escabrosos que él mantenía en la penumbra con cuidado. El más inquietante: esa denuncia por abuso sexual agravado por el vínculo llevada a tribunales por su exesposa, Mariela Zaldúa, en defensa de sus hijas, por entonces menores de edad.
El patrocinante del fiscal fue Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia del gobierno que llegó para liberar a la Argentina de la “casta”. La Cámara de Casación exculpó a González asignándole el beneficio de la duda. Pero ahora, cuando se exhuman los detalles de esa causa, sobre todo las pericias pediátricas y psicológicas, aparecen gigantescos interrogantes sobre el comportamiento de los tribunales cuando se trata de investigar a un funcionario judicial. Esa dificultad se extiende en el tiempo: las hijas de González, que ya son mayores, recurrieron a la Corte para denunciar violencia doméstica, pero todavía no tuvieron respuesta alguna. El reproche no tiene que ver con aquellas dolorosas experiencias de la infancia, sino con vulgares cuestiones económicas.
No siempre, debe reconocerse, los magistrados se benefician con la complicidad de sus colegas en el tratamiento de un expediente. La jueza Eugenia Capuchetti, por ejemplo, no ha conseguido todavía que Ariel Lijo, con quien convive en Comodoro Py, preste atención a la denuncia por falso testimonio que ella formuló contra Juan Martín Mena. El acusado por Capuchetti es nada menos que el ministro de Justicia de Axel Kicillof. Mejor dicho: es, acaso, el más discreto y eficaz gestor de cuestiones judiciales de Cristina Kirchner.
El conflicto entre Capuchetti y Mena es delicadísimo. Se refiere a las manipulaciones que terminaron arruinando el teléfono celular de Fernando Sabag Montiel, el “copito” que quiso asesinar a la expresidenta. Mena afirmó que, según infidencias de un secretario de la jueza, fue ella la que no garantizó la custodia del aparato, que estaba depositado en una caja fuerte de su juzgado. El secretario desmintió a Mena y, por eso, Capuchetti hizo abrir una causa por falso testimonio. Un dolor de cabeza para el intrépido Taiano, que debió declarar en contra de Mena.
Para Lijo, el juez que debería investigarla, la causa es una brasa incandescente. Supone enemistarse con una figura clave del entorno institucional de la señora de Kirchner, en un momento en que necesita de los votos kirchneristas en el Senado para convertirse en ministro de la Corte. Como con tantos casos, Lijo canta el arrorró sobre el expediente. Tiene una excusa aceptable: Capuchetti recusó al fiscal Franco Picardi por haber trabajado en otros tiempos a las órdenes de Mena en el Ministerio de Justicia. Lijo espera que se resuelva de una vez por todas su carrera hacia la Corte.
En la Corte, en cambio, prevén otro futuro: a última hora de ayer el tribunal dictó una acordada agilizando y mejorando las garantías de los procesos en los que intervienen conjueces. Para Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, que está retirándose, el futuro tiene otras ideas: prevén por bastante tiempo un tribunal de tres ministros.
20/12/2024 a las 7:58 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Kueider es una anécdota
Vicente Massot
Fuente: Prensa Republicana
20/12/024
En punto a la corrupción de la clase política rige, entre nosotros, una ley de hierro: pocos están dispuestos a enjuiciar a un presidente, gobernador, senador, diputado, intendente o quien fuere, si su nivel de gastos, ingresos o declaración jurada no llaman la atención, puestas al descubierto por una investigación periodística o por un paso en falso del funcionario que se trate. En nuestro país se habla mucho de los vicios de los gobernantes pero los jueces y los fiscales se hacen olímpicamente los desentendidos a la hora de investigar y de procesar a los corruptos, salvo honrosas excepciones. Al senador Edgardo Kueider lo pescaron in fraganti cuando quiso entrar con su secretaria al Paraguay con U$ 200.000 no debidamente declarados. Si no hubiese sido entregado por alguien —algo que cae de maduro respecto de una frontera tan porosa y de aduanas tan ineficientes— habría seguido disfrutando de los millones que tiene en su haber, sin inconvenientes. Una nota periodística, firmada por Alconada Mon en LaNación, puso al descubierto algo que era un secreto a voces: las propiedades que Cristian Ritondo tiene en Miami y también en el Uruguay. Por su parte, sólo la inaudita torpeza de José López, revoleando unas bolsas que contenían una millonada de dólares, lo puso ante un tribunal y lo condujo a la cárcel. A Cristina Kirchner le llego su hora porque la impunidad es una mala consejera. Si hubiera cuidado con más celo em inteligencia la fortuna mal habida que acumuló con su marido en tantos años de gobierno, ahora podría estar disfrutando de ella a sus anchas, en cualquier parte del mundo.
Los ejemplos mencionados —apenas unos pocos de los cientos que podrían traerse a comento— demuestran que las posibilidades de reducir a su mínimo grado la corrupción pública son mínimas. Salvo —claro— que los corruptos cometan un error de bulto o que el periodismo saque al sol sus paños sucios, lo cual sucede en escasas oportunidades. Imaginar que la empresa de adecentar la política se podrá acometer sentando en el banquillo de los acusados a funcionarios y a ex–funcionarios, con la obligación de probar su culpabilidad, es de una candidez conmovedora.
Si es la presunción de inocencia la base del proceso para determinar el acto delictivo, por uno dos evasores o coimeros que sean hallados culpables, miles se reirán a carcajadas de la justicia. Y, sin embargo, existe en la Argentina la tipificación del delito de enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos, regulado en el Código Penal —articulo 268(2)— con base en la sentencia de que aquel imputado que “… al ser debidamente requerido no justificare la procedencia de un crecimiento patrimonial …”. En una palabra: que conforme a la figura jurídica predicha no es la acusación la que tiene la obligación de probar el delito sino el imputado el que debe establecer las pruebas suficientes para demostrar su inocencia. Después de todo, si un servidor público no ha cometido delito ninguno y nada debiese ocultar, qué razones tendría para escudarse en que “nadie está obligado a declarar contra sí mismo”, a los efectos de no dar cuenta de sus actos. En su momento, Eduardo Angeloz adujo la inconstitucionalidad del aquel artículo para salvarse de ofrecer explicaciones respecto de negocios nada claros durante su larga gestión a cargo de la gobernación cordobesa.
No hay dudas acerca de los actos de corrupción de Edgardo Kueider, José López, Julio De Vido y Cristina Kirchner. Pero detrás de ellos hay infinidad de otros delincuentes que han pasado por o se hallan hoy en la función pública —el jefe de la DGI, Andrés Edgardo Vázquez, es un evasor serial— que hicieron su entrada a la misma como pobres de solemnidad y salieron forrados en billetes de color verde. Sería sencillo obligarlos a declarar si se echara mano a la figura de la inversión de la carga de la prueba y se procediera a enjuiciarlos con arreglo a su letra y espíritu. Pero eso no sucederá por un motivo muy sencillo: la judicatura, en virtud de su proverbial cobardía, de su complicidad con los poderes de turno o por sus propias miserias, no está dispuesta a avanzar en este camino. Son contados los magistrados y fiscales del fuero penal que representan un ejemplo de lucidez y honradez.
El escándalo que protagonizó el senador proveniente de la provincia de Entre Ríos no llamó tanto la atención por el ilícito cometido como por la comedia de enredos del oficialismo y sus aliados en la cámara alta. Desde el punto de vista específicamente político —es decir, haciendo a un lado la corrupción— el saldo que dejó el episodio resultó netamente favorable al kirchnerismo. Kueider quedó preso en Asunción y expulsado del Senado, sin que tenga demasiado sentido discutir la legalidad o constitucionalidad de la sanción. Como en toda instancia igual o semejante a la tratada, una mitad de la biblioteca dirá blanco mientras la otra mitad proclamará negro. Jurídicamente, los expertos en la materia podrán discutir hasta el fin de los tiempos. Entre tanto, asumirá en reemplazo del peronista litoraleño su coterránea Stefanía Cora, que completará el periodo hasta diciembre del año próximo. De más está decir que la nueva senadora es una defensora fervorosa de Cristina Fernández. La conclusión, pues, es que Unión por la Patria recuperó una banca —la que ocupaba Kueider, aliado del oficialismo— y ahora suma 34 senadores. Los que se encolumnan detrás de la jefatura del formoseno José Mayans en la camara alta —ahora envalentonados por su triunfo— intentarán avanzar a expensas de la banca del correntino Camau Espínola —otro justicialista que abandonó el bloque en 2022— para sentar en su lugar a la oriunda de la ciudad de Paso de los Libres, Ana Claudia Almiron. Que tengan pocas chances de lograrlo no disuadirá a los K a la hora de intentarlo.
En realidad y bien miradas las cosas, el kirchnerismo ganó como fruto de la casualidad. A Kueider lo vendieron y, a partir de la madrugada en la cual no pudo justificar el ingreso de ese monto de dólares ante las autoridades paraguayas, en el gobierno actuaron con una torpeza notable. En buena medida, lo que explica las pifias de la Casa Rosada en el Senado es consecuencia directa de la forma que llevan su relación Javier Milei y Victoria Villarruel. Entrar en consideraciones acerca de a quién le corresponde la culpa o quién inició un camino de agravios que parece sin retorno, es cuestión que alguna vez deberán tratar los historiadores. Está fuera de discusión que la pelea llego a un límite insoportable, más por las embestidas del presidente —convencido de que la vicepresidente lo ha traicionado— que por cualquier otro motivo. El destrato a que ha sido sometida la cabeza del Senado no tiene antecedentes en la larga serie de desencuentros que han tenido lugar entre los integrantes de distintos binomios presidenciales victoriosos: Frondizi Gómez; Menem-Duhalde; De la Rúa-Alvarez; Kirchner-Scioli y Fernández-Fernández, para mencionar los más conocidos. A Villarruel le han dicho de todo los trolls que responden a Balcarce 50. Y lo han hecho con saña, amenazándola con tirarle un par de carpetas por la cabeza. Se sabe que el estilo presidencial está reñido desde siempre con la elegancia de los modales, pero parece inconcebible que no perciba el espectáculo desgraciado del que es protagonista. En todo caso, los conflictos de familia se discuten entre cuatro paredes.
Más allá de todo lo explicado antes, y sin quitarle entidad a lo que significa la corrupción en general y el caso Kueider en particular, mientras el riego país siga en descenso acelerado —el lunes perforó la barrera de los 700 puntos básicos y se clavó en 667—, las acciones argentinas sigan volando alto en Wall Street, la inflación continúe con su curso declinante y el Poder Ejecutivo, como consecuencia de la imposibilidad de votar un nuevo presupuesto, pueda de manera discrecional disponer de seguros excedentes en la recaudación y recortar las partidas que le parezcan necesarias en un año electoral, Javier Milei no tendrá de qué preocuparse. Que el kirchnerismo haya retenido una banca que creía perdida y el gobierno haya salido derrotado es una anécdota. Los planetas están alineados en favor del líder libertario. La suerte no hace más que sonreírle. A la par, el viento sopla de cola. ¿Qué más se puede pedir?
20/12/2024 a las 8:01 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Con Milei crece el desempleo y el deterioro del trabajo
Marcelo Mache
Prensa Obrera
19/12/024
El gobierno difundió los datos del empleo del tercer trimestre de 2024, indicando una leve mejoría respecto al desempleo del segundo trimestre, pasando del 7,6% al 6,9%, aunque con una reversión de la tendencia interanual a la baja de la Tasa de Desempleo (comparando mismo trimestre de los últimos años) y con un marcado deterioro del empleo, creciendo el trabajo precario, “autónomo” y la demanda de un segundo empleo entre los ocupados por la caída de los salarios.
El dato fue publicado por el Indec con el informe del tercer trimestre de Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos, donde se expresa una desocupación del 6,9%, superior en términos interanuales al último registro del 5,7% y revirtiendo la tendencia bajista de la pospandemia.
Lo que está en claro con la estadística oficial es que incluso considerando la mejora del tercer trimestre respecto a su antecesor inmediato tenemos un crecimiento del segmento de “ocupados demandantes”, que implica a aquellos trabajadores que buscan otro empleo debido a la caída del poder adquisitivo de sus salarios por el ajuste en marcha. Se trata de un 17,6% de la población económicamente activa, contra un trimestre anterior del 16% y, un año atrás, del 15,2%.
Esta misma realidad es la que empuja a una mayor presión sobre el mercado de trabajo, pasando del 26,8% en el tercer trimestre del 2023 al 30,2% actual. Todo esto explicado por el deterioro económico y de los ingresos de las familias obreras.
La Tasa de Desocupación crece en el segmento de mujeres hasta el 7,9%, y se dispara particularmente entre la juventud, alcanzando la alarmante cifra del 14,9%, lo que revela que las medidas oficiales no han servido para introducir a los más jóvenes al mercado laboral, en un contexto de despidos y ajuste.
Otro dato significativo es que a nivel interanual cae la cantidad de trabajadores registrados (-3,8%), mientras que el trabajo no registrado pasó del 35,8% en 2023 al 36,7% actual. Además, crece el trabajo autónomo y monotributista, como fraude laboral y precarización contra los trabajadores. Esto se refleja también en el crecimiento interanual de la tasa de subocupación, que ascendió 1,1 puntos porcentuales.
La política del gobierno de Javier Milei de extender garantías a las patronales para que realicen sus negocios y amplíen sus ganancias a base de destruir y atacar conquistas obreras (Ley Bases, reforma laboral, etc.) no ha repercutido en una mejora del empleo y la actividad económica, pero si en el deterioro de las condiciones de vida y empleo de los trabajadores, obligando al pluriempleo y una mayor flexibilización y precariedad laboral.
Más aún, con Milei se extiende el proceso de cierre de lugares de trabajo, suspensiones, despidos, rebajas salariales y convenios a la baja, con la colaboración de una burocracia sindical servil que sostiene un pacto con el ajuste oficial para garantizar sus propios privilegios de casta.
Si vemos el proceso en su conjunto tenemos que la leve mejoría trimestral del desempleo solo puede ser considerada en relación a un agravamiento previo de dicho indicador por parte del gobierno nacional, consolidando una tendencia hacia el crecimiento del desempleo y no a su disminución.
El programa económico de ajuste de Milei trae consigo estas consecuencias nefastas: menos empleo, empleo peor pago, precario y flexible, desocupación, pobreza y miseria. Hay que sacarse de encima a Milei y derrotar su ajuste antiobrero, para garantizar el trabajo y el salario, en el marco de un programa propio de los trabajadores.