Por Hernán Andrés Kruse.-
LA GUERRA Y LA SOCIEDAD ARGENTINA
“Por 74 días las islas pasaron al dominio argentino, y durante ese tiempo el régimen gozó de una popularidad inusitada. El contraste entre la movilización obrera del 30 de marzo y la reacción popular tres días después con la noticia del desembarco demuestra una cuestión evidente: el éxito de la estrategia política de la dictadura. Durante esos 74 días, el régimen tuvo un respiro en su deslegitimación social y política mientras promovía todo tipo de campañas para atizar el fervor patriótico. Durante la guerra hubo numerosas movilizaciones populares, algunas convocadas oficialmente –por ejemplo, mediante la propaganda “Argentinos a vencer”–, y otras que provenían espontáneamente de diversas instituciones sociales. Comunicados en la prensa dando su apoyo a la guerra, filas de voluntarios donando sangre, estudiantes escribiendo cartas a los soldados en las islas, mujeres tejiendo ropa de abrigo para los combatientes y colectas que redundaron en éxitos televisivos fueron escenas de lo cotidiano entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982.
¿Cómo explicar ese respaldo masivo a una operación militar llevada adelante por una dictadura en crisis? Si la estrategia política de la Junta Militar fue exitosa se debió al hecho de que el régimen sabía y compartía lo que Malvinas significaba para la gran mayoría de la sociedad argentina. Es que para 1982, Malvinas se había convertido en un símbolo que hacía referencia a una causa nacional profundamente arraigada en la cultura y política argentinas. En términos generales, desde fines del siglo XIX pero principalmente a partir de 1930, el reclamo diplomático por la recuperación de las islas ocupadas ilegalmente por Inglaterra alcanzó la condición de causa nacional y popular de fuerte arraigo en el imaginario nacionalista territorial. En una Argentina inmigratoria, la propagación de un nacionalismo encarnado en el territorio (uno de los pocos elementos comunes a la variopinta población que residía en el país) fue una política fundamental desplegada por el Estado con el objeto de construir una identidad nacional homogénea, y de ese modo evitar conflictos.
Así, las distintas instituciones estatales como la escuela y las Fuerzas Armadas promovieron variadas acciones con el objetivo de incentivar y difundir el “amor a la Patria” encarnado en el territorio: la enseñanza de la lengua, la geografía y una historia común basada en gestas, héroes, los rituales y los símbolos nacionales, fueron algunas de ellas. Viendo la relevancia que cobró el repertorio nacionalista territorial a comienzos del siglo XX, resulta lógico que la recuperación de las islas Malvinas –el territorio “irredento” por excelencia– se convirtiera rápidamente en un símbolo nacional de especial magnitud, en una causa apreciada y apropiada por amplios sectores sociales que le atribuyeron sentidos diversos y hasta opuestos. Desde esa lógica, la República no lograría cumplir con su destino de grandeza hasta tanto no alcanzara su integridad territorial a partir del retorno de las islas a manos argentinas. De allí que la consigna y el mandato “Las Malvinas fueron, son y serán argentinas” se convirtieran en una marca identitaria para gran cantidad de argentinos.
Para 1982, la causa nacional estaba plenamente construida y arraigada en amplios sectores sociales, inclusive las Fuerzas Armadas. Ello explica tanto la decisión de la Junta Militar de ocupar esos y no otros territorios, como el amplísimo respaldo popular del que gozó la iniciativa por parte de sectores de todo el arco político. Sin embargo, es importante incorporar otras variables en el análisis de esas actitudes sociales para que la explicación no se circunscriba a un automático apoyo a una causa nacional. En tal sentido, deberíamos tratar de identificar cuál era realmente el objeto del apoyo popular: ¿la guerra, la dictadura, la causa de soberanía, los soldados en las islas?, ¿el respaldo a la guerra o a la “causa nacional” implicaba desconocer y silenciar los cuestionamientos a la dictadura en otros planos?
Los modos en que los contemporáneos –tanto en Argentina como en el exilio– lidiaron con esa contradicción fueron diversos. Algunos separaron tajantemente la guerra de la dictadura que le dio origen por la legitimidad de la causa, y la concibieron como una “guerra antiimperialista”. Otros, los menos, se opusieron a tal distinción: la guerra no era legítima porque era una “maniobra dictatorial” para perpetuarse en el poder y desnudaron los engaños del patriotismo. Entre ambos extremos existieron los más diversos matices como, por ejemplo, aquellos que continuaron denunciando a la dictadura por la represión ilegal, por su política económica y demandando la urgente normalización institucional, pero defendiendo la causa de soberanía de las islas, o aquéllos que sólo se movilizaban en solidaridad de los soldados apostados en las islas.
Asimismo, es importante poder identificar si existieron cambios en las actitudes de los diversos actores frente a la guerra, al ponerlas en diálogo con la situación bélica en el archipiélago, el avance de las negociaciones diplomáticas, las noticias de los medios de comunicación, entre otras cuestiones. En Neuquén, por ejemplo, la Iglesia Católica –que tenía una trayectoria de oposición a la dictadura y denuncia de las violaciones a los derechos humanos– en un comienzo dio su respaldo al desembarco por la causa justa en la que se basaba, pero al mismo tiempo advirtió que esa causa nacional no fuese usada por el régimen militar para “desviar la atención de los graves problemas internos de desocupación y hambre” y pidió por la paz. Sin embargo, luego de la llegada a la región del cuerpo del soldado Jorge Águila –un conscripto muerto en el enfrentamiento por las islas Georgias el 3 de abril– y a medida que los márgenes de negociación se estrechaban y las pérdidas de vidas aumentaban, los integrantes de la diócesis neuquina radicalizaron su postura y organizaron manifestación públicas contrarias a la guerra y por una paz sin condicionamientos, más allá de la justicia de la causa: lo urgente era frenar la “matanza”.
REFLEXIONES FINALES
“La dictadura militar cayó en su propia trampa tras la derrota argentina en Malvinas. Así como de masivo había sido el respaldo popular el 2 de abril, luego de la rendición ocurrida el 14 de junio los cuestionamientos a las Fuerzas Armadas se profundizaron no sólo por la derrota sino también por su pésimo desempeño. Incluso, se produjeron movilizaciones de ciudadanos que demandaban por la “verdad” de una guerra que se creía ganada hasta el día anterior. El conflicto se había cobrado 649 muertos argentinos y más de 1000 heridos, y muchos comenzaban a preguntarse el sentido de semejante sacrificio. El estupor, la incertidumbre e indignación social se dieron en paralelo a una profunda deslegitimación social y política del régimen. Fue el comienzo del fin de la dictadura militar.
Desde ese entonces, la perspectiva de la guerra de Malvinas como el último recurso que tuvo la dictadura para perpetuarse en el poder se extendió en la esfera pública. Sin embargo, si bien tal afirmación es indiscutible, también es insuficiente. Para comprender la guerra es necesario no sólo considerar la coyuntura inmediata, sino también tener en cuenta la construcción de Malvinas como una causa nacional en la larga duración histórica. Es esa cuestión la que nos ayuda a comprender tanto la estrategia de la Junta Militar como el masivo respaldo al conflicto. Y si bien éste no fue unánime y en ocasiones no implicó dejar en segundo plano otros cuestionamientos al régimen, sí le dio cierto respiro a la dictadura en su profunda deslegitimación social”.
(*) Andrea Belén Rodríguez (docente de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue e investigadora del Conicet en el Instituto Patagónico de Estudios de Humanidades y Ciencias Sociales): “¿Como fue posible la Guerra de Malvinas?” (abril de 2022).
04/04/2025 a las 6:22 AM
Todo fue FRÍAMENTE CALCULADO y no fueron los militares argentinos los del cálculo. Los ingleses son expertos en estas lides. Dominan el mundo a través del MI6 desde hace más de 250 años.
04/04/2025 a las 8:26 AM
Don Juán no anda descaminado. La Cámara Federal que en el año 1988 juzgó a los miembros de la junta que decidieron recuperar las Malvinas, llegó a conclusiones interesantes. La fiscalía – Dr. Luís Moreno Ocampo- expresó » La fiscalía de todos modos acepta expresamente, que la conquista de Malvinas fué un acto de legítima defensa…».
En su fallo la Cámara Federal dictaminó entre otras cosas » De acuerdo a sus afirmaciones y a base de este enfoque, debe necesariamente hallarse en la decisión adoptada por la Junta Militar de ocupar las Islas Malvinas a consecuencia de la necesidad de raccionar frente a una añeja, pertináz y ultimamente intolerable ofensa a la soberanía argentina, circustancias estas que, a modo de abanico, fueron concentrándose hasta conformar una agresión, que no solo justificaba, sinó que imponía una oportuna defensa en aras de proteger los supremos intereses de la nación». ¿ Interesante no?.
04/04/2025 a las 12:11 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Derrota inapelable con serias consecuencias
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
4/4/025
Sin atenuantes. Debieron pasar 352 días para que, al fin, el pleno del Senado tratara los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla enviados por el Poder Ejecutivo para integrar la Corte Suprema. Y después de más de una decena de horas de debate y duras críticas, el gobierno de Javier Milei sufrió una de las derrotas legislativas más resonantes (y probables) desde que asumió hace 16 meses.
El fracaso se magnifica ante los esfuerzos, coacciones y otras acciones menos nobles del oficialismo para tratar de sumar (o torcer) la voluntad de dos tercios de los senadores. Fueron maniobras que rodearon de incertidumbre hasta último momento la realización misma de la sesión y, por supuesto, su resultado.
Las reuniones previas en dependencias oficiales con senadores de varios espacios para evitar lo que al final ocurrió le impide ahora a los libertarios sostener la simulación de indiferencia que se intentó para minimizar el resultado, así como las acusaciones a quienes por abrumadora mayoría no le dieron acuerdo a los candidatos oficialistas.
También resalta la oposición transversal que el Presidente y su gestor principal en el tema, Santiago Caputo, consiguieron fraguar al unir en el voto a libertarios críticos, macristas, peronistas kirchneristas y no kirchneristas y radicales que en pocas cosas pueden y se animan a coincidir. Solo pueden arrogarse las sugestivas, pero insuficientes, fugas registradas en varias bancadas.
La demora en el tratamiento y el destino final de estos pliegos reflejan mucho más que las dificultades o la tozudez y la incapacidad del oficialismo para obtener el apoyo del número mínimo de los senadores para integrar el máximo tribunal.
Primero, se destaca que a lo largo de estos casi 12 meses estuvo bastante más cerca de lo lejos que quedó ayer de lograr la aprobación de, al menos, uno de los dos candidatos.
Durante ese período, el Gobierno no solo empeoró su posición inicial sino que, además, nunca articuló en público una argumentación sólida y una narrativa consistente en defensa de su intención y sus candidatos. En especial de Lijo, cuyos pergaminos estaban muy ajados y ahora lo están mucho más. Eso dice demasiado. No obstante, seguirá siendo juez federal, a pesar de todas las manchas que este proceso dejó expuestas sin posibilidad de blanqueo.
Sólo le puso cara, cuerpo y energía a las negociaciones y presiones en las sombras emprendidas por Caputo (el consejero), por los agentes de este, como el viceministro de Justicia, Sebastián Amerio, por el propio juez federal, por su principal mentor y espónsor, el juez y expresidente de la Corte Ricardo Lorenzetti, algunos espías de nota y ciertos empresarios. Eso ya dice mucho. Tanto del Presidente y su asesor como del frustrado aspirante.
Exhibió el Gobierno, por sobre todas las cosas, haber aprendido poco de los golpes acumulados en este año y cuatro meses que lleva de mandato a la hora de enviar al Congreso sus proyectos y pretender imponerlos. A cualquier costo.
Al final, la administración de Javier Milei consiguió, en contra de su propósito, que muchos senadores hicieran lo que eran reticentes a hacer por convicción o por falta de coraje. Es decir, rechazar al más cuestionado por la sociedad de los dos postulados, el juez federal Ariel Lijo, a quien le temían y le temen.
Lo han reconocido obscenamente varios legisladores ante numerosos periodistas y dirigentes sectoriales para justificar la dificultad que encontraban para votar en su contra y ser consecuentes con las convicciones que decían profesar y que entraban en contradicción evidente con la trayectoria, el currículum y el estilo de vida del magistrado.
La designación por decreto presidencial de Lijo y de García-Mansilla al borde de la finalización del receso parlamentario, o sea más que al límite de una interpretación ya de por sí forzada de la Constitución Nacional, fue el precipitador o la gran justificación para que se rechazaran los pliegos, aún cuando la trayectoria de los dos postulados ofrecían notables diferencias. Lo destacó el libertario disidente Francisco Paoltroni.
La derrota del Gobierno y, en particular, del Presidente y de su súper asesor es solo el final de un proceso que nunca consiguió explicar por qué se empecinó en iniciar y continuar cuando todo le decía que tenía demasiada probabilidad de terminar mal. Y no es la primera ocasión en la que adopta ese temperamento tan poco exitoso.
Un año y medio atrás, o, mejor dicho, antes de la elección presidencial habría sido inimaginable (o suicida) que alguno de los principales candidatos anunciara durante la campaña que si llegaba a la Presidencia propondría para integrar la Corte a Lijo. De hecho, nadie lo hizo. Ni siquiera Milei. Y eso que no se privó de hacer promesas que entonces (aún más que ahora) se consideraban políticamente incorrectos.
Ahora, antes que cerrarse se abren nuevas y mayores preguntas que las que ya había cuando Milei y Caputo se obstinaron por sostener la continuidad de una postulación inviable y llevarla al borde de la ilegalidad. Y mucho más allá de la legitimidad.
En primer lugar, lo que queda en cuestión es qué pasará con García-Mansilla y con las decisiones de la Corte Suprema si el jurista decide seguir allí hasta que termine el actual período legislativo o empiece uno nuevo (otra circunstancia de tiempo que está también en discusión). Esta tal vez sea la incógnita más relevante por la inseguridad jurídica que genera. Los fallos del máximo tribunal con su voto, que ya ha emitido en numerosas causas, quedarán observados.
Desde el entorno de García-Mansilla dejaron trascender que en lo inmediato no renunciará y que “como asumió una responsabilidad institucional hará una presentación formal para consultar con sus colegas de la Corte en qué estatus queda su investidura como juez”.
Las principales objeciones a su candidatura estaban concentradas en cuestiones político-ideológicas, no sobre su idoneidad o integridad, sobre las que había una mayoría de opiniones positivas.
Por eso, muchos no entienden por qué aceptó jurar ante la Corte en comisión por decreto presidencial luego de haber respondido a una pregunta hipotética que no vería con agrado asumir en esas condiciones, citando lo ocurrido cuando Mauricio Macri hizo lo propio en 2015 con Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti.
Sobre esto se pararon los senadores que justificaron en sus intervenciones la razón por la que votarían en su contra. Lo resumió con mordacidad la presidenta de la Comisión de Acuerdos, la senadora larretista Guadalupe Tagliaferri, al preguntarse: “¿García Mansilla nos mintió o es manipulable por el Poder Ejecutivo y por eso asumió? En cualquier caso, se demuestra la falta de idoneidad.”
Sobre eso abundaron los legisladores que lo objetaron y varios de los que rescataron sus cualidades para llegar a la Corte no encontraron argumentos contundentes para salvarlo de ese cuestionamiento y de la inconsecuencia de su palabra.
CONTRA LA FORMA, NO CONTRA LIJO
La designación en comisión por decreto fue, por otra parte, el atajo brindado por el Gobierno el que le facilitó a varios senadores justificar el rechazo a los dos postulados sin expresarse deliberadamente sobre Lijo, el más objetado de los dos.
Lo dijo expresamente, el radical Martín Lousteau: “No es contra los pliegos, sino contra el mecanismo adoptado. Y para que García-Mansilla se vaya a su casa”.
Fue un favor explícito a su principal soporte partidario, el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, y hacia quien, a su vez, esponsorea a este, el empresario del juego y operador judicial Daniel Angelici, quienes desde hace demasiado tiempo mantienen relaciones demasiado estrechas con el juez federal y su entorno.
La sesión del Senado no solo dejó golpeado al Gobierno y al Presidente, que vienen sufriendo daños severos en el último bimestre en dos de los atributos principales que llevaron a Milei a la presidencia: la autenticidad y la autoridad.
La autenticidad está vinculada a su diferenciación de “la casta corrupta e incapaz”, resumida en la frase de sus seguidores: “Javier es así. Como se lo ve. No miente ni esconde, como los demás. Es distinto”.
Pero nadie lo alejó más de tal premisa y la acercó más a “la casta” que la postulación y el sostenimiento obcecado de Lijo, así como la forzada interpretación de la Constitución para nombrarlo a él y a García-Mansilla por decreto, contra el espíritu de elementales principios republicanos.
En tanto, la autoridad fue dañada por dos vías. Primero, por la incapacidad para llevar a cabo sus propósitos, con el rechazo y el desafío que le imprimieron senadores que llegaron por su espacio o aliados que se desgañitan por ayudarlo. Ya sea por convencimiento, como el cordobés Luis Juez, de Pro; o por conveniencia explícita, como los radicales Eduardo Vischi, de Corrientes, y Víctor Zimmerman, de Chaco, cuya palabra había sido empeñada en la Casa Rosada sin garantía de rescate. Los aportes y préstamos para pagar sueldos, jubilaciones u obras pueden costar caro y tener efectos efímeros.
En segundo lugar, el daño al atributo de autoridad provino de la falta de consistencia de sus propuestas y de conocimiento de las dinámicas parlamentarias que se suman a los tropiezos en el ámbito preciso del autoproclamado saber de Milei, en materia económico-financiero. El Criptogate abrió la primera grieta en el blindaje del que gozaba en esta temática y en el plano de la ética (o la honorabilidad).
El debate también volvió a desnudar miserias de casi toda la dirigencia política. Los discursos no se agotaron en las referencias a Lijo y García-Mansilla ni en la hipercuestionada designación por decreto.
Abundaron las acusaciones cruzadas por intentos o casos concretos de manipulación de magistrados, por la violación de la independencia de poderes, por la politización de la Justicia y la judicialización de la política y hasta por la utilización de jueces amigos contras adversarios políticos.
Ese cruce a cielo abierto tan poco edificante como esclarecedor, no impidió que una mayoría de senadores defendiera la seguridad jurídica como argumento para justificar el rechazo de los pliegos fundamentalmente por haber sido designados jueces de la Corte en comisión por decreto presidencial.
El impacto que esa inseguridad tendría en la economía fue uno de los argumentos que utilizó la senadora cristinista Anabel Fernández Sagasti. Toda una paradoja dada la saga de casos multimillonarios que se dirimen en tribunales internacionales por decisiones políticas adoptadas durante el kirchnerismo sin reparar en limitaciones contractuales o jurídicas. Todo puede cambiar.
Al final la votación fue contundente: los dos tercios se reunieron para no darle acuerdo a Lijo y García-Mansilla. Exactamente lo opuesto a lo que soñó el Gobierno.
Podría ser una buena noticia para la institucionalidad, dadas las mayoritarias objeciones con las que llegó Lijo o la forma en la que se animó a asumir en el máximo tribunal García-Mansilla, contra la que había dicho que haría ante el Senado.
Sin embargo, quedan demasiados interrogantes abiertos y un gobierno nuevamente dañado cuando la estabilidad escasea. En el país y en el mundo. Una derrota inapelable y con serias consecuencias.
04/04/2025 a las 12:15 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
A sangre fría
Ignacio Fidanza
Fuente: La Política-Online
(*) Notiar.com.ar
4/4/025
Era un gobierno débil que eligió el riesgoso camino de llevarse todo puesto para parecer fuerte. Ahora es un gobierno débil que parece débil. En lugar de buscar los consensos que ampliaran su base política, Milei sucumbió a los delirantes consejos de Santiago Caputo y los enconos personales de su hermana.
Trasladó primero a la política y luego al plano institucional la idea maximalista de la motosierra, un vamos por todo libertario con muy poco apego liberal por las libertades civiles y el sistema republicano. Pero su mayor error fue romper con Macri, que los salvó demasiadas veces de un desenlace como el de este jueves.
El riesgo estaba a la vista de todos. Sólo faltaba que Macri acordara de manera tácita o explícita con Cristina para que Milei perdiera el control del Congreso. Lo corrieron durante un año y medio con el cuco del kirchnerismo, hasta que le armaron lista en la Ciudad y ya no tuvo nada para perder. Un Adorni por dos jueces de la Corte, no parece el mejor negocio.
Cristina impuso su línea: Hay que voltear a los dos jueces -incluido el amigo Lijo- para ocasionarle un daño político a Milei en su peor momento. Necesitaba además dar un golpe de poder que retumbara en la Corte Suprema, que tiene que analizar su condena. Macri, que no tiene entre sus defectos la falta de sangre fría, le dio el tiro del final: cuando el quórum pendía de un hilo ordenó a sus senadores que acompañen al peronismo. Y ya está.
Milei se jactaba en entrevistas que a él no le interesaba la política que de eso se ocupaban su hermana y Santiago, porque claro, él estaba para cosas más importantes como la economía. Nunca entendió que su cargo es político. Y como dice un refrán vasco: «Si no haces política, te la hacen». Este martes LPO reveló que el jefe de bloque radical, Eduardo Vischi, fue a la Casa Rosada a pedirles que retiren los pliegos para evitarle una derrota al Presidente. No lo escucharon. Karina y Santiago chocaron el gobierno por su odio personal a Macri. Punto.
Ahora Milei va a tener problemas políticos y económicos. Le tocará aprender por la vía dura que la economía se subordina a la política y no al revés. Le bastaría mirar el desastre en la economía global que están generando las convicciones políticas de su admirado Trump, para darse cuenta.
La estupidez de los trolls, Palaviccini, exactamente lo que vote, todo ocurre según lo planeado, lo domó, el Chad y toda esa jerga de adolescente con exceso de pantallas, no es más que eso: una estupidez. Yendo a lo que importa, Milei como presidente entregó equilibrio fiscal y una baja de la inflación a cambio de fijar el dólar, que es una receta conocida que suele terminar mal. Y no mucho más.
No es el mejor gobierno de la historia ni de cerca. Frondizi, por citar un caso, le pasa el trapo de manera apabullante: bajó la inflación y el gasto, pero también industrializó el país, desarrolló el petróleo y construyó 20 mil kilómetros de rutas, mientras hacía un equilibrio imposible entre Perón, los militares y buena parte de su partido.
Cómo sigue un Presidente que el Senado humilló? Depende de él. En un gobierno normal, Santiago Caputo, responsable de la fallida operación, ya estaría afuera. Pero el precipitado comunicado que sacó la Presidencia, no presagia nada bueno. Negación y más delirio autoritario. Mala combinación cuando hace falta templanza para asimilar el golpe.
Y como los problemas en la Argentina nunca vienen solos, esto le ocurre en el punto crítico de una negociación con el FMI a la que llega con el agua al cuello y con la campaña electoral lanzada.
Mauricio Claver Carone, el funcionario más importante de Trump para América Latina acaba de echar sal en la herida: conminó a Milei a romper con la asistencia financiera de China si quiere contar con la ayuda de Estados Unidos en el FMI. De los 25 mil millones de reservas brutas que tiene la Argentina, 17 mil millones son de China. El FMI en el mejor de los casos promete enviar 20 mil millones, de los cuales 14 mil millones vuelven al organismo para repago de vencimientos. No hay que ser un genio de la economía para entender la gravedad de lo que dijo el ex presidente del BID.
La palabra que anda dando vueltas se llama devaluación, no de jodidos ni golpistas, sino porque no hay dólares. Una palabra que le cae al Gobierno en un muy mal momento porque la inflación está repuntando, aunque haya emisión cero, ponele.
A mediados del año pasado pudo hacer una devaluación compensada del 10% y avanzar hacia un régimen cambiario más flexible, pero se engolosinó con la estabilidad fácil del dólar planchado. Nada nuevo, el mismo populismo cambiario que cultivaron Cristina, Macri y Massa, hasta que ya no se pudo.
Milei dilapidó su momento dorado en auto celebraciones desbordadas. Le faltó esa percepción de riesgo que separa al político experimentado de aquel que tuvo un golpe de suerte. La Argentina es una máquina perfecta de destrucción de sus líderes, tendencia que se agravó con el malestar de su larga decadencia.
Ahora, es posible que Milei ingrese en la tortuosa normalización de los últimos gobiernos: aguantar, aguantar, aguantar.
04/04/2025 a las 12:18 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La era de las batallas inútiles
Ignacio Miri
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
4/4/025
En su primer año largo de mandato, Javier Milei enunció decenas de batallas. Es una lista larguísima, sólo accesible a través de un esforzado estudio de las publicaciones de la cuenta de X presidencial. Aun así, corriendo el riesgo de dejar algunos cabos sueltos, se pueden agrupar en dos grandes categorías.
Algunos anuncios, algunos proyectos de ley, algunas decisiones administrativas, le permitieron al Presidente llevar adelante cambios que él considera necesarios para encaminar las variables económicas hacia donde él cree que deben dirigirse o para implementar reformas que cree indispensables. Son las peleas que da cualquier Gobierno.
Otras escaramuzas, e incluso algunas que terminaron en derrota, fueron iniciadas bajo una premisa que el Gobierno considera central: conformar a la opinión pública. En estos casos, el mero hecho de portar el escudo y la lanza le sirvieron al Presidente para mostrarse ante su electorado como un cruzado anticasta. Se perdieron en el momento, pero le sirvieron a La Libertad Avanza para mejorar sus chances para el año electoral.
Y después está la guerrita que el Gobierno quiso dar para imponer dos miembros de la Corte Suprema, primero enviando los pliegos al Senado sin intentar abrir ninguna negociación seria con los bloques mayoritarios y luego nombrando por decreto en comisión a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla. Esta última decisión fue instrumentada de modo tan deficiente que el primero ni siquiera asumió en ese puesto porque prefirió mantener su lugar en Comodoro Py y el segundo pudo disfrutar sólo de algunas semanas en el tribunal más importante del país antes de quedar sepultado por una carrada de votos en contra.
¿Por qué hay que separar esta última iniciativa de las otras que dio el Gobierno? Porque fue una pelea que no consiguió su objetivo y que tampoco le generará ningún rédito político al Presidente. No habrá gente indignada por la caída de los pliegos de Lijo y de García Mansilla y, por el contrario, habrá una oposición que podrá decir que en este caso jugó para defender la institucionalidad.
Es imposible saber hoy si el Gobierno se resignará a dejar libres las vacantes en la Corte o si abrirá una negociación con la oposición para ocuparlas, un diálogo que podría incluir también a otros centenares de nombramientos en el Poder Judicial.
Lo único que salva al Gobierno del papelón completo es que la principal fuerza de la oposición, el kirchnerismo, también está embarcado en una batalla incomprensible y con rédito imposible en la provincia de Buenos Aires.
Cristina Kirchner y Axel Kicillof, de ellos se trata, no tienen diferencias ideológicas, ni programáticas, visibles. A pesar de eso, llevan meses trepándose a una pelea que les interesa sólo a ellos dos y a los cuatro o cinco miembros de sus siempre raleados entornos íntimos y que busca dirimir quién de los dos manda.
Por alguna razón que se desconoce, Kicillof esperaba que Cristina se retirara de la política y le cediera el mando del kirchnerismo. La ex presidenta, a su vez, consideró, contra toda lógica, que Kicillof está dispuesto a ser candidato a la Casa Rosada con un esquema parecido al que entronizó a Alberto Fernández. Como todo el mundo imaginaba, las dos pretensiones resultaron equivocadas.
04/04/2025 a las 12:23 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Cristina y Kicillof, dos caras del desdoblamiento electoral
Daniel Bilotta
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
4/4/025
La especulación sobre quién pagará el costo político de poner en riesgo una victoria sobre Javier Milei en la provincia de Buenos Aires por la división del kirchnerismo es lo que demora el anuncio del desdoblamiento que Axel Kicillof blande como un hecho inminente. Al menos en lo inmediato, esa propuesta aísla al gobernador dentro de Unión por la Patria y divide opiniones en su equipo más íntimo de colaboradores.
No solo porque las autoridades competentes la desaconsejan por impracticable sin el acopio previo de recursos humanos y materiales de los que no dispone en la actualidad el Estado bonaerense y que no fueron procurados por el gobernador. También por el riesgo de sepultar su proyecto presidencial si ese proceso termina por favorecer un triunfo de La Libertad Avanza. Kicillof se muestra decidido a desoír las advertencias de la tormenta perfecta que contribuiría a cernir sobre su futuro.
Cristina y Máximo son los únicos que podrían persuadirlo de no atarse a ese mástil y atravesar la tormenta con incertidumbre. El detalle de esta paradoja es que hacerlo desistir implicaría aceptar la validez del derecho que reclama: ser socio activo en la conducción de la alianza que lideran. Sus voceros describen ese espacio con llamativa precisión topográfica. El mismo que se le concedió a Martín Insaurralde entre 2021 y 2023, lapso en el que el exintendente de Lomas de Zamora fue jefe de Gabinete del gobernador, y en el que pretendió sucederlo y obturar su reelección con el aval de Máximo. El jefe de La Cámpora y titular del PJ bonaerense propuso la candidatura presidencial que rechazó Kicillof. El valor argumental de esta cronología sería nulo si la credibilidad en la política no estuviese en niveles tan bajos.
La Libertad Avanza se contagió de la parálisis que conmueve a todo el arco político. Contribuyó a la falta de quorum que hizo fracasar las dos sesiones convocadas ayer en la Legislatura para suspender las PASO, a causa del desacuerdo entre La Cámpora y Kicillof. Al mando de los bloques legislativos, La Cámpora exigía un artículo que rechazara el desdoblamiento.
El resto se abstuvo de tratar los proyectos que Rubén Eslaiman y Teresa García presentaron en las cámaras de Diputados y Senadores. Eslaiman responde a Sergio Massa, y se le atribuye ser uno de los “santos patronos” del legendario Julio “Chocolate” Rigau. Las probabilidades de que Massa relance su candidatura presidencial son inversamente proporcionales a las de Kicillof. Retrocede cuando el gobernador avanza, y viceversa.
Massa no fue invitado al asado de Ezeiza, el domingo, donde Cristina adelantó que sería candidata a diputada provincial por la tercera sección si Kicillof desdobla. Tal vez la secuela de su ambición de sustituir a la expresidenta como candidato a primer diputado nacional si queda firme la condena judicial en su contra por la causa Vialidad.
Federico Otermín lo informó del desarrollo de ese encuentro. Massa y el intendente de Lomas de Zamora intentaron mediar entre Cristina y Kicillof antes de que los dos conversen por teléfono este lunes. Una desilusión en la que coinciden quienes están a favor de un enfrentamiento entre ellos y quienes lo resisten. El ministro de Gobierno y el de Desarrollo, Carlos “Carly” Bianco y Andrés “el Cuervo” Larroque, militan entre los beligerantes. Se les oponen Federico Thea, titular del Tribunal de Cuentas, y la secretaria general, Agustina Vila.
La influencia de Larroque sobre Kicillof irrita a La Cámpora. El gobernador contactó al menos dos veces a Juan Manuel Olmos para garantizar, con efecto relativo, la reelección de Berenice Iáñez como legisladora porteña. Iáñez responde a Larroque y quedó en un incómodo décimo lugar en la lista de Unión por la Patria. Olmos preside el PJ porteño y es interlocutor habitual de Cristina. Su preferencia por la tercera sección apunta a explotar las tensiones entre los intendentes aliados a Kicillof.
Este año vencen los mandatos de los cinco que representan a Larroque, La Cámpora y a los intendentes de La Matanza y Ensenada, Fernando Espinoza y Mario Secco. Jorge Ferraresi no estuvo en la reunión que convocó Kicillof el martes luego del acto que compartió con Julio Alak y en el que se enfrentaron las barras de Estudiantes y Gimnasia en la remodelada Plaza San Martín.
La exigencia del intendente de Avellaneda por el primer lugar en la lista de Kicillof provoca roces con Secco, que tiene otros con el de La Plata: lo acusa de apropiarse de los recursos destinados a obras públicas por el gobierno bonaerense. Alak confió a sus amigos que está dispuesto a terminar con el delito luego de los incidentes entre esas barras.
Debería correr para eso el manto protector tendido sobre Iván Tobar gracias a su influencia en la Justicia y en la policía. Seguramente habladurías. Tobar es el jefe de la barra de Estudiantes y se le atribuye liderar bandas vinculadas al narcomenudeo y al delito común.
Alak habría hecho lo suficiente para que sea detenido por el juez federal de La Plata, Ernesto Kreplak, y no por su aparente ahijado. El fiscal platense Gonzalo Petit Bosnic. A Kreplak se lo asocia con la expresidenta, con quien Alak dialoga con frecuencia. El juez ordenó detener a Tobar por amenazas en las redes a magistrados que investigan por corrupción al exdelegado de la Uocra, Juan Pablo “el Pata” Medina.
Kreplak habría concluido que las imágenes difundidas coincidían con las de un inmueble de Tobar. Un trabajo pericial extraordinario para quien no ordenó medidas de prueba mientras subrogó el expediente donde se investigaba a Insaurralde por enriquecimiento ilícito.
La oposición asiste impotente al desafío de Kicillof a Cristina. Especulan que el gobernador aprovecha su debilidad. Lo mismo que harían ellos con la de él si no se los impidiera la que padecen. Kicillof les aseguró el lunes a Maximiliano Abad y Miguel Fernández que desdoblaba. Abad es senador nacional y lidera la UCR bonaerense, que preside Fernández. A cambio de su solidaridad, Kicillof se comprometió a destrabar la vacante que la UCR reclama en la Corte. El pleno de ese cuerpo y el del Tribunal de Casación Penal se excusaron anteayer de presidir el jurado para enjuiciar a Víctor Violini por liberar presos peligrosos en la pandemia.
Violini fue suboficial de la policía bonaerense e integra el Tribunal de Casación Penal. La decisión adoptada por sus pares y los vocales de la Corte es la misma a la que apelaron para no presidir el jurado que destituyó a Claudio Scapolan, el exfiscal de Tigre acusado de liderar una asociación ilícita dedicada al narcotráfico. El de Daniel Soria es el caso más llamativo. Dilató su decisión hasta que finalizó su mandato como presidente de la Corte.
Manuel Alberto Bouchoux presidirá el jury contra Violini, que prescribirá en junio de 2025. Si Bouchoux constituye el jurado antes, esa fecha carecerá de validez para suspender el proceso y continuará su marcha. Preside el Tribunal de Casación Penal y asumió como juez en julio de 2024. De sólidos antecedentes académicos y en la Justicia, Bouchoux aceptó presidir el jury. Es el único de ese cuerpo que no trabajó con Violini.
Alak entorpeció el avance contra Violini mientras fue ministro de Justicia. Mucho antes intervino para que su exfuncionario, Soria, fuera designado en la Corte. Alak desea suceder a Kicillof. La UCR de Abad propuso a Bouchoux como juez. Kicillof habría desistido de desdoblar antes del 10 de abril, el plazo que se había autoimpuesto. Las negociaciones para definir el rostro del opositor a Javier Milei continuarán este fin de semana.