Por Guillermo Cherashny.-

En un famoso tango de Carlos Gardel llamado «Esta noche me emborracho», hay una frase que describe la situación del ex comisionado Manuel García Mansilla, ya que la letra habla de quien se encuentra «solo, fané y descangayado», porque sólo tuvo el apoyo de Santiago Caputo, el mago del Kremlin, dado que 51 senadores votaron en contra de su acuerdo y, si bien dijo que consultaría a sus supuestos pares, está claro que Rosatti y Rosenkrantz le dijeron que tenía que renunciar porque no tenía ningún margen y que, pese al apoyo del gobierno, cada fallo que firmara sería cuestionado por nulidad.

Tan unánime fue la exigencia de su renuncia que nadie declaró que debía permanecer como juez, e inclusive su honestidad personal -que se le reconoce- quedaba en duda.

Ahora el gobierno dice que esperará el resultado de las elecciones -donde creen tendrán más senadores- para imponer dos nuevos ministros sin consenso, una palabra que significa debilidad para el presidente. No entiende el presidente que el Senado actuó en defensa propia, porque la Constitución establece claramente que sin acuerdo del Senado no se pueden nombrar jueces para la Corte Suprema.

Share