Por Hernán Andrés Kruse.-
Hace 43 años los argentinos quedamos en estado de shock luego de que el régimen militar informara de un hecho conmovedor: se habían recuperado las Malvinas, esas islas que habían sido ocupadas por el imperio británico en aquel lejanísimo 1833. El agobio que dominaba a la población fue inmediatamente reemplazado por el júbilo. Miles y miles de argentinos salieron a la calle a festejar y rápidamente la Plaza de Mayo se colmó de enfervorizados argentinos que enarbolaban banderas patrias.
Pasaron 43 años. Es probable que la inmensa mayoría de la población ignore (me incluyo) cómo fue la operación militar que culminó con la recuperación momentánea de las islas. En su edición del 2 de abril, Infobae publicó un artículo de Adrián Pignatelli titulado “2 de abril de 1982: mar embravecido, el cambio de nombre de la misión, el incidente en las Georgias y la muerte de Giachino”. El autor brinda una detallada descripción de ese operativo. Se asemeja a un guión de una película bélica. Lamentablemente, lejos estuvo de serlo.
RECUPERAR MALVINAS
“A las 18 del 1 de abril, luego de oír misa por altavoz, fue el comandante de la fuerza de desembarco que reveló el objetivo de la misión. En la Santísima Trinidad se leyó el mismo mensaje a la misma hora. Hubo emoción, alegría, gritos de júbilo y vivas a la Patria. Esa noche el mar se había calmado, pero nadie durmió. Durante la madrugada del 2 eran incesantes los desplazamientos por los angostos pasillos de las cubiertas bajas. La bodega del buque estaba impregnada del olor a los motores encendidos de los vehículos anfibios. Las órdenes y los gritos se mezclaban con el chillido de las radios buscando las frecuencias. Las luces permanecían apagadas. El subteniente Reyes ordenó a sus hombres colocarse el chaleco salvavidas. Cuando el sargento Colque terminó de repartirlos su mirada lo dijo todo: no había para él ni para Reyes. Rogaron no tener que necesitarlos. A las 5:30 Reyes y sus hombres estuvieron listos. Así se lo hicieron saber a Seineldín, quien los arengó. Sus palabras las interrumpió la orden que vino de los parlantes de la bodega: hora de embarcar (…).
Entre las 6:05 y las 6:10 se abrieron las compuertas de proa, el ruido de los motores pareció atenuarse y el humo de los 21 vehículos se disipó por el cambio de aire. Minutos después los hombres sintieron carretear el vehículo y de pronto se encontraron flotando .Seineldín había ordenado al soldado Juan Pessaresi poner en el grabador Cala Cuerda, una marcha de fusileros ejecutada por los criollos durante las invasiones inglesas. Los vehículos anfibios pusieron proa a “Playa Rojo W”, punto donde desembarcarían y asegurado por los buzos tácticos. Se percataron que no estaban recibiendo fuego, aunque a lo lejos se escuchaban disparos en dirección a la ciudad. Encontraron la pista sembrada de vehículos y de maquinaria dejada por los Royal Marines y además habían apagado el faro San Felipe (…).
Lo primero que hicieron los argentinos fue arriar la bandera inglesa e izaron la nacional, tarea que estuvo a cargo de Sánchez Sabarots y del suboficial Guillermo Rodríguez, comando anfibio. Los 16 comandos que lideraba el capitán Pedro Giachino habían llegado a la casa del gobernador. El oficial se adelantó solo, derribó la puerta y fue herido por el fuego de una ametralladora. El Teniente de Fragata Diego García Quiroga intentó auxiliarlo y también resultó herido, como luego el cabo enfermero Ernesto Urbina. Luego de una débil resistencia, los británicos y el gobernador Hunt se rindieron (…) Tropas del Batallón de Infantería de Marina Número 2 y Reyes y su sección se dirigieron al aeropuerto (…) Se dedicaron a remover una treintena de máquinas y camiones que obstruían la pista (…) Cerca del mediodía se realizó una formación en el patio de la casa para materializar oficialmente la recuperación de las islas (…).
“Buenos días, argentinos”, saludó a las 7:30 el presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri a su gabinete. Minutos antes de las 10 de la mañana, la Junta Militar emitió el primer comunicado: “Las fuerzas Armadas, en una acción conjunta, con el fin de recuperar para el patrimonio nacional los territorios de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, se hallan empeñadas en combate para alcanzar el objetivo señalado”. La gente se dio cita en la Plaza de Mayo y pasadas las dos y media de la tarde, Galtieri se asomó al balcón. “Aceptaremos el diálogo después de esta acción de fuerza, pero con el convencimiento de que la dignidad y el orgullo nacional han de ser mantenidos a toda costa y a cualquier precio”. Luego, salió a la plaza y se mezcló con la gente”.
Había comenzado la tragedia. A comienzos de mayo las fuerzas armadas británicas, que contaron con la ayuda del “país hermano” de Chile, llegaron a Malvinas. Su notable superioridad militar se hizo sentir. Finalmente, el 14 de junio las tropas argentinas se rindieron de manera incondicional. Había comenzado el proceso de transición a la democracia.
Una pregunta que seguramente todos nos hemos formulado es la siguiente: “¿cómo fue posible la guerra de Malvinas? Así titula su ensayo Andrea Belén Rodríguez (docente de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue e investigadora del Conicet en el Instituto Patagónico de Estudios de Humanidades y Ciencias Sociales). Saque el lector sus propias conclusiones.
LA DICTADURA MILITAR Y LA GUERRA
“La Guerra de Malvinas no se puede comprender si no la situamos en la coyuntura nacional e internacional en la que se produjo. Luego de 6 años de gobierno, la dictadura militar estaba atravesando una profunda crisis económica, social y política. Desde 1980, el descalabro económico había abierto las puertas para que los cuestionamientos al régimen comenzaran a difundirse públicamente. Para 1982 el movimiento obrero ya había comenzado a reorganizarse y se había manifestado en las calles eludiendo o enfrentando los controles policiales, incluso el 30 marzo se había producido una importante movilización obrera que fue duramente reprimida. Los organismos de Derechos Humanos que denunciaban las desapariciones de miles de ciudadanos en el interior y exterior del país habían adquirido cada vez más visibilidad. Los partidos políticos tradicionales se habían agrupado en la Multipartidaria para negociar una transición democrática lo antes posible, e incluso distintas manifestaciones culturales de resistencia habían comenzado a ocupar diversos ámbitos.
En este contexto, distintos objetivos políticos del régimen parecieron unificarse en diciembre de 1981. El general Galtieri, al mando del Ejército, buscó el respaldo del almirante Anaya para concretar un “golpe de estado” contra el presidente de facto Viola. Desde la Armada, Anaya le prometió total apoyo a Galtieri, su amigo desde la época del Liceo Militar, pero a cambio le solicitó que las Fuerzas Armadas llevaran a cabo acciones concretas en el terreno diplomático o militar para recuperar las islas antes de que se cumplieran los 150 años de la ocupación inglesa. En lo concreto, la toma de las islas fue fruto de este pacto entre amigos, y pretendió por el mismo golpe de mano recuperar el archipiélago y a la vez recobrar la legitimidad perdida por el régimen militar, apelando a una causa nacional profundamente arraigada en amplios sectores sociales.
Mientras las negociaciones diplomáticas se sucedían sin lograr ningún acuerdo, los planes del operativo de desembarco comenzaron a tomar cuerpo. El plan consistía en ocupar las islas mediante una rápida y eficaz operación y dejar luego un destacamento mínimo para presionar a Inglaterra a retomar las negociaciones. Pero de ninguna forma preveía que el desembarco en las islas podía desencadenar una guerra. El plan de “ocupar para negociar” se basaba en dos supuestos, que finalmente se revelaron falsos. El primero, que EE.UU. sería neutral; y el segundo, que Gran Bretaña no respondería a la acción argentina. Para que el operativo pudiera llevarse a cabo con éxito, tres requisitos eran necesarios: en primer lugar, debía realizarse luego del 15 de mayo; en segundo lugar, debía ser una operación secreta, para no perder el factor sorpresa; y, en tercer lugar, debía tratarse de un operativo incruento para los ingleses, con el objeto de continuar con las negociaciones y no manchar la imagen ante los organismos internacionales.
Sin embargo, un episodio confuso en las islas Georgias, protagonizado por el empresario Davidoff y por efectivos de la Armada en marzo de 1982, desencadenó una escalada diplomática que condujo a la Junta Militar a adelantar el operativo de desembarco para no perder el factor sorpresa, o, por lo menos, para que los ingleses no reforzaran la defensa de las islas. Así, el 28 de marzo partió la flota de guerra rumbo al archipiélago y el 2 de abril las tropas argentinas desembarcaron en las islas Malvinas”.
03/04/2025 a las 10:05 AM
¿Cómo fue posible la Guerra de Malvinas? Seguramente como toda guerra: supina necedad. ¿Y luego «proceso de transición a la democracia»? Un salto de la sartén a las brasas.
¡Vamos Argentina, todavía!
03/04/2025 a las 12:29 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Un ajedrez inesperado en la lucha por el poder
Carlos Pagni
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
3/4/025
La lucha por el poder está jugando un ajedrez inesperado. El destino de dirigentes que han sido decisivos en los últimos lustros quedó expuesto al destino de dos duelos que, en tiempos más convencionales, carecerían de importancia.
Las elecciones para la Legislatura bonaerense y para la Legislatura porteña. En estas contiendas se decide el lugar que ocuparán de ahora en más en el tablero Cristina Kirchner y Mauricio Macri. Se decide también algo más general: el nivel de inestabilidad que pude afectar a los gobiernos de Axel Kicillof y Jorge Macri. La peripecia de la Nación comienza a estar muy determinada por la escala provincial.
Kicillof debe resolver en las próximas horas el calendario electoral de su distrito. En particular, si los comicios bonaerenses se celebrarán en la misma fecha que los nacionales. Si los adelanta, habrá cruzado el Rubicón. El kirchnerismo ya le avisó que esa medida es una declaración de guerra. Lo hizo a través de un proyecto de ley impulsado por la senadora María Teresa García, que propone que las dos elecciones sean concurrentes. En los fundamentos de esa iniciativa se aclara que, si dispone lo contrario, el gobernador estará demostrando que sólo le interesa su situación personal. Y que manipula las reglas de juego igual que Javier Milei. Es difícil imaginar una comparación más peyorativa para Kicillof.
Hasta julio del año pasado, la señora de Kirchner tenía previsto impulsar a su antiguo ministro de Economía para la Presidencia. Pero a él le pareció poco. Quería ser un candidato independiente. O, para utilizar la unidad de medida habitual en estos casos, no quería ser “un Alberto Fernández”. Así imaginó un desdoblamiento electoral que le permitiría dejar claro su liderazgo sobre la provincia de Buenos Aires.
La expresidenta entendió esa estrategia como un desafío. Y se dispuso a contestarlo. Si Kicillof cumple su amenaza, ella competirá como candidata a diputada provincial por la tercera sección electoral. Es decir: irá a buscar al gobernador al terreno en el que él pensaba fortalecerse.
No es indiferente que ella haya elegido la tercera sección, ubicada en el sur del conurbano. Allí están radicados los principales soportes territoriales de Kicillof: Jorge Ferraresi, de Avellaneda, y Mario Secco, de Ensenada. Es natural, entonces, que Cristina Kirchner quiera derrotar a esos dos intendentes. Sobre todo a Ferraresi, a quien ella había halagado con la vicepresidencia del Instituto Patria. Por otra parte, la región que eligió para postularse es la más popular del Gran Buenos Aires. Donde consigue “idolátrico amor en el gauchaje”, como dijo Borges sobre Rosas.
La expresidenta se propone elaborar las listas de todas las secciones, en combinación con Sergio Massa y su Frente Renovador. Tiene la ventaja de controlar el PJ, que preside su hijo, Máximo. Kicillof y los intendentes que lo apoyan deberían ir con su propio sello por fuera de la estructura partidaria. El plan es competir en las ocho circunscripciones de la provincia, ganarlas, y a partir de allí reconstruir el peronismo. Hay que enfatizar el verbo “reconstruir”. Porque lo que está ocurriendo hoy en la provincia de Buenos Aires es la fractura del sujeto político más importante del último cuarto de siglo. El PJ bonaerense que, arraigado en el conurbano, dio su poder a los Kirchner.
En la grieta que se abriría con ese choque entre la expresidenta y su discípulo puede germinar otra variante justicialista. Una tercera opción encabezada por Joaquín de la Torre, desde San Miguel, y Julio Zamora, desde Tigre, que daría un vehículo electoral a intendentes que no comulgan con Cristina Kirchner, con Kicillof, ni con La Libertad Avanza.
Si se retira un poco la lupa de estas querellas coyunturales, se confirma un rasgo cada vez más inquietante de la vida pública de estos días: una tendencia incesante a la fragmentación. Las consecuencias del proceso son todavía misteriosas. Pero puede llevar a que muchos intendentes pierdan la mayoría de la que disfrutan en los concejos deliberantes. Y a que fuerzas que todavía no maduraron, como La Libertad Avanza, mejoren sus chances en algunas comunas. Aquí se vuelve más relevante si Milei y Macri se entienden o si se enemistan.
En la disputa que se está esbozando se decide también si la candidatura presidencial de Kicillof logra sobrevivir. O si sucumbe en homenaje a un proyecto que, o es autónomo respecto de los Kirchner, o no merece ser. El principal interesado en esa incógnita es Massa, que espera relanzar su sueño de llegar a la Casa Rosada sobre las cenizas del de Kicillof. Massa quiere que en octubre la expresidenta, vencedora, lo apoye como primer candidato a diputado nacional.
Si las listas de Kicillof consiguen la mayoría, la noticia sería histórica: Cristina Kirchner ingresaría, por la puerta de una candidatura secundaria, al eclipse que tantas veces profetizaron, en vano, sus detractores. Pero si el gobernador resulta derrotado, se instalará un interrogante al que no debería ser indiferente el resto del país: ¿qué consistencia tendría en adelante la gobernabilidad bonaerense? Con un kirchnerismo prescindente, Kicillof no logró hasta ahora que la Legislatura le apruebe el presupuesto y autorice su endeudamiento. Con ese mismo kirchnerismo en son de guerra, y su jefa sentada en una banca en su ciudad natal, ¿hasta dónde llegaría el conflicto? Lo más grave de ese enigma es que puede permanecer abierto mucho tiempo.
Tal vez no haya que esperar al resultado de las urnas para que esos acertijos empiecen a emerger. ¿El gabinete de Kicillof seguirá siendo el mismo en medio de la contienda? ¿O los ministros ligados a la señora de Kirchner presentarán su renuncia?
La representación de este drama bonaerense se despliega sobre el telón de fondo de los movimientos judiciales. Hoy se podría decidir en el Senado si el controvertido Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla reciben el acuerdo como jueces de la Corte. El gobierno nacional está interesado en que García-Mansilla permanezca en el tribunal en comisión y por eso hasta ayer intentaba, con éxito dudoso, obstruir la formación del quorum. Mientras se movían las piezas en la Cámara alta, trascendieron en Clarín declaraciones atribuidas a Ricardo Lorenzetti, en las que el juez adelantaba que pediría hoy a sus colegas acelerar una definición sobre la situación de Cristina Kirchner.
El lunes pasado ella se dirigió en queja a la Corte para cuestionar el fallo en el que la Cámara de Casación Penal ratificó la sentencia del tribunal oral que, además de condenarla, la inhabilitó para ejercer cargos públicos. Quiere decir que Lorenzetti insinuó, en esas manifestaciones off the record, que el tribunal supremo podría dejar a la expresidenta fuera de la carrera electoral.
Como Lorenzetti es el padrino de la candidatura de Lijo, en el círculo más estrecho de Cristina Kirchner se interpretó ese trascendido como un intento de condicionar lo que se votará hoy en el Senado. Imposible saber si esa fue la intención del magistrado. Además, desde la Corte aclararon que el tribunal no alterará sus ritmos tradicionales para tratar los casos que se someten a su consideración. Lo que sí está claro es que, desde ayer, la expresidenta se empecinó más en cortarle el camino a Lijo quien, por otra parte, tiene un conflicto antiguo con Máximo Kirchner.
Los expedientes judiciales se están transformando cada vez más en armas arrojadizas de las disputas de poder. En estos días reapareció el otrora polémico juez Guillermo Tiscornia, denunciando a Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda por la administración de la obra social judicial. Tiscornia se basa en pronunciamientos en los que Lorenzetti disintió con sus tres colegas. La causa fue asignada por sorteo a la jueza Eugenia Capuchetti.
Pero otro funcionario escandaloso, el fiscal Ramiro González, célebre por su opulenta fiesta de cumpleaños, reclamó que el caso pase a manos de Lijo, que ya investiga otra denuncia por las mismas disidencias de Lorenzetti. Más allá de la combinación, que hay que presumir azarosa, Lorenzetti-Lijo, en relación con la Corte, hay un detalle muy llamativo: el fiscal González tiene en la Oficina de Violencia Doméstica del máximo tribunal un expediente abierto a raíz de una denuncia de sus hijas por acoso sexual.
La peripecia judicial de Cristina Kirchner cobra vigencia en estos días no sólo por la condena en la causa de la obra pública santacruceña. También hay una controversia alrededor de una investigación en la que ella es víctima: la del intento de asesinato por parte del “copito” Fernando Sabag Montiel. La jueza Capuchetti retomó la investigación, desplazando al fiscal Carlos Rívolo. Apenas lo hizo, Capuchetti dispuso medidas que obligan a funcionarios de la Policía Federal a dar explicaciones por algunas desidias muy sospechosas en el esclarecimiento de aquel crimen.
Todo gira alrededor de la pésima custodia que tuvo aquella tarde la expresidenta; el destino del celular de Sabag, que fue “incautado” por militantes de La Cámpora; la negligencia, que podría ser deliberada, en capturar a Brenda Uliarte, cómplice e instigadora del atacante; la baja calificación del perito que investigó aquel teléfono; y la inutilización del aparato por parte de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
La jueza también es motivo de denuncias. Le atribuyen haber manipulado ese móvil, en custodia en la caja fuerte de su juzgado. Uno de los declarantes que se hizo cargo esa versión es Juan Martín Mena, ministro de Justicia bonaerense y colaborador principal de la expresidenta en cuestiones tribunalicias. Capuchetti formuló a Mena una denuncia por falso testimonio, que duerme en el despacho de Lijo.
¿Otra prenda de negociación de ese magistrado con el kirchnerismo para condicionar el voto en el Senado? Si esa fue la intención de Lijo, hasta ahora tuvo efecto cero. En cuanto a Capuchetti, ayer en Comodoro Py se comentaba que sus custodios estaban siendo presionados para que declaren en su contra. El destino es imprevisible: Capuchetti, hija de un viejo comisario de la Federal, tiene en jaque a esa institución. Más curiosidades: el destino del teléfono forma parte de una causa que sigue María Servini de Cubría. Y el destino de Servini de Cubría depende de una causa por delitos de lesa humanidad, en la que está acusada de entregar bebés a los represores en tiempos de la dictadura. La investiga Capuchetti. El fiscal es también el juerguista González, quien se declara admirador de Servini, la imputada.
Así como en la provincia de Buenos Aires se dirime la trayectoria de Cristina Kirchner, en la Capital se libra la de Mauricio Macri. Su primo, Jorge, adelantó la elección, como podría hacer Kicillof en estas horas. Pero, a diferencia del gobernador, el impulso del alcalde fue defensivo: un intento de sustraer la política local a la embestida de Javier Milei sobre Pro. Jorge Macri no previó que, recortándolo, nacionalizaría este torneo.
La división de cada fuerza política es más aguda en el paisaje porteño que en el bonaerense. El viejo Cambiemos está desgajado en innumerables piezas: Pro, La Libertad Avanza, que contiene a Patricia Bullrich; la secesión libertaria de Ramiro Marra; la de Yamil Santoro; el larretismo; la UCR; la Coalición Cívica de Paula Oliveto; y el MID, legendario partido de cuadros que postula a Caruso Lombardi.
En este panorama astillado saca ventaja el PJ, liderado por Juan Manuel Olmos, quien se postuló en el undécimo lugar de la lista de legisladores que encabeza Leandro Santoro. Es una señal de optimismo y también una amenaza. Si Olmos consigue entrar a la Legislatura quiere decir que los Macri podrían perder la presidencia del cuerpo. La pregunta por la estabilidad del jefe de Gobierno asoma con igual e inclusive más fuerza que en la provincia.
En este contexto de fragilidad, cobra una relevancia deplorable la conferencia de prensa preventiva de la lista de Pro, que reclama una campaña limpia. En la clase política metropolitana no hay quien no sepa que se trata de una advertencia para el gobierno nacional, que anteayer adquirió un documento muy agresivo para Jorge Macri. Fiel a su estilo, el comando libertario adelantó la amenaza con un tuit de Gordo Dan. La decadencia política que condujo a Milei hasta el poder parece acelerarse, ahora con el impulso de Milei.
03/04/2025 a las 12:33 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Una reunión crucial para Milei
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
2/4/025
Por primera vez en mucho tiempo, varios senadores no están dispuestos a vaticinar definitivamente nada sobre el caso de los dos candidatos a jueces de la Corte, aunque la mayoría estima que, si se concretara la reunión del cuerpo prevista para mañana, los pliegos de esos magistrados propuestos serán rechazados. Un alto funcionario oficial señaló ayer que no se trata de evitar una derrota política, porque esa derrota ya existe, y agregó: “Pasó casi un año desde que el Gobierno envió al Senado los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla y no pasó nada. Solo recibimos propuestas de negociaciones con el kirchnerismo para que les entreguemos a ellos [o a ella, precisó] la Justicia”. A ella se refiere, desde ya, a Cristina Kirchner. Funcionarios oficiales viborearon en los últimos días por el Senado explorando la posibilidad de que no haya quorum para sesionar mañana. “Fueron gestiones sutiles, apenas perceptibles, con poco entusiasmo”, señaló una senadora del bloque de los opositores dialoguistas. Nadie sabe si esa falta de arrebato se debe a que el Gobierno guarda sus últimos recursos para una gestión a todo o nada en las horas previas a la reunión de mañana, prevista para las 14. O si, en cambio, es el resultado de posiciones encontradas dentro del oficialismo. Dicen, por un lado, que el propio Presidente se cansó de que lo “extorsionen” con el acuerdo a los dos jueces, pero otras voces agregan que el Gobierno necesita a esos magistrados sentados en el máximo tribunal del país. Existe la experiencia de un caso en el que el Gobierno forzó una decisión del Senado en la mañana de una sesión clave y pudo torcer la posición prácticamente adoptada del cuerpo. ¿Podría repetirse ese caso en la mañana agónica del jueves? Hay diferencias. Aquella experiencia pasada se refería a una propuesta de la oposición para crear una comisión investigadora sobre el escándalo de la criptomoneda $LIBRA. Eran el Presidente y su hermana los que estaban jugando un partido complicado. Tan complicado que algunos analistas de opinión pública establecen que ese escándalo fue el comienzo de una caída en la imagen presidencial. Esta vez se trata de dos candidatos a jueces de la Corte que el jefe del Estado ni siquiera conoce. Ninguna ráfaga estremece la cima.
De todos modos, una sesión fallida por falta de quorum no sería una mala noticia para el Gobierno. Perdido por perdido, podría defender la permanencia de García-Mansilla, el más cercano ideológicamente al mileísmo, en el único tribunal inapelable del país. Las situaciones de Lijo y de García-Mansilla no son la misma. Mientras García-Mansilla ya está integrado a la Corte por un decreto presidencial que lo designó en comisión, Lijo no pudo acceder a un lugar en el tribunal porque se negó a renunciar a su cargo actual de juez federal. La Corte le rechazó un pedido de licencia a Lijo como juez de Comodoro Py y le negó el derecho que sí le concedió a García-Mansilla. No hubo discriminación ni arbitrariedad: García-Mansilla no tiene ningún cargo en la Justicia, mientras Lijo es uno de los pocos y poderosos jueces federales de la Capital, cargo que el magistrado se negó a abandonar, seguramente porque no confía que el Senado le termine dando el acuerdo. No se recuerda un caso parecido al de Lijo en la historia de la Justicia: fue duramente cuestionado desde la ética y por sus condiciones intelectuales por organizaciones que bregan por una gestión eficaz, honesta y rápida de los tribunales. También lo impugnaron públicamente las más importantes entidades empresarias del país. García-Mansilla, que, al revés, tiene prestigio académico, hizo hasta ahora una alianza de hecho con los jueces supremos Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, y, por lo tanto, dejó en minoría al juez Ricardo Lorenzetti, que fue quien propuso a Lijo como integrante de la Corte.
La falta de quorum de mañana podría, en efecto, beneficiar objetivamente al Gobierno. La oposición kirchnerista pidió la sesión especial para tratar el acuerdo de esos candidatos a jueces supremos. La vicepresidenta, Victoria Villarruel, que es también presidenta del Senado, se la concedió en solo cinco días, aunque la convocó para dos semanas después. Villarruel evitó embarrar el recinto del Senado mezclando el acuerdo a los jueces con el proyecto de ficha limpia, que ya tiene media sanción del Senado y que solo requiere la aprobación de la Cámara alta. Cristina Kirchner se hubiera ofendido de nuevo. En definitiva, Villarruel convocó la reunión de mañana solo para tratar el acuerdo a los jueces. Si la sesión se cayera por falta de quorum, el Gobierno podrá decir que hizo lo que le pidieron, que la oposición no tuvo los números suficientes y que, por consiguiente, no puede pedir otra reunión en los próximos tiempos. ¿Cuál sería, en tal caso, el beneficio del Gobierno? Que García-Mansilla quedaría como juez de la Corte, porque puede serlo en comisión durante el actual período legislativo que vencerá el 30 de noviembre. En caso de que el pliego de los dos fuera rechazado mañana, García-Mansilla adelantó que renunciará como juez de la Corte porque habrá perdido legitimidad para seguir ocupando el cargo. Es previsible, además, que si continuara ocupando sus actuales funciones en la cresta de la Justicia, las decisiones de la Corte sean impugnadas y haya pedidos de nulidad, sobre todo en los casos en los que el voto de García-Mansilla sea clave para la decisión final del tribunal.
¿Qué posibilidades hay de que no haya quorum mañana? Teóricamente, ninguna. Cuidado: la teoría choca con la praxis política casi siempre. Veamos la teoría: el kirchnerismo afirma que pondrá los 34 senadores que tiene para que la Cámara logre reunirse, pero necesita 37 (la mitad más uno de todos los senadores) para iniciar la sesión. También adelantó que dará quorum la presidenta de la Comisión de Acuerdos, la senadora de Pro de la Capital, Guadalupe Tagliaferri, una legisladora eficaz y trabajadora a la que se le niega la posibilidad de la reelección –su mandato vence en diciembre– por las públicas disputas entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta; Tagliaferri se inscribió siempre en el espacio político de este último. La senadora explicó que su condición de presidenta de la Comisión de Acuerdos le impide su ausencia en una reunión convocada precisamente para tratar el acuerdo de dos jueces de la Corte, que son los acuerdos más importantes que debe decidir el Senado. Ya se cuentan 35 senadores. Faltan dos. Podrían agregarse el senador radical Pablo Blanco, que anunció desde el principio que votará en contra de Lijo, y Francisco Paoltroni, un exmileísta que también se opuso al actual juez federal desde el momento inaugural. Es probable que Luis Juez también ayude al quorum porque, a pesar de su amistad personal con Javier Milei, siempre le anticipó al Presidente que no está de acuerdo con la nominación de Lijo. Habría, según la teoría, entre 39 y 40 senadores dispuestos a dar quorum.
Pero ¿cuántos senadores peronistas están dispuestos a darle la espalda al Gobierno? ¿Cuántos, cuando hay gobernadores del peronismo que hablan y negocian con el oficialismo y en cuyos liderazgos se referencian algunos senadores? Por eso, y excepcionalmente, el bloque peronista abrirá las puertas de sus oficinas el miércoles, feriado, para reunirse y establecer de una buena vez qué harán el jueves todos sus integrantes, si es que todos hacen lo mismo. El trance del bloque radical no es distinto. El presidente del bloque del radicalismo es el correntino Eduardo Vischi (“Peteco”, según lo llaman los senadores de su partido), quien depende políticamente del gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, obsesionado con que Lijo salga del Senado con el acuerdo en la mano. Valdés es un dirigente radical que antes logró hacerse de cierto prestigio en círculos políticos y empresarios nacionales, pero está a punto de perder esa reputación para quedar bien con el gobierno de Milei. Ocurre que Corrientes elegirá gobernador durante este año; Valdés anunció que estará en la boleta del oficialismo provincial, pero él no puede ser candidato a gobernador. Los ahijados políticos que suenan para candidatos a gobernar Corrientes son un hermano de Valdés (el nepotismo es una enfermedad grave en la política argentina) y el propio Peteco Vischi, a quien ayer se lo vio cerca de las oficinas de Milei. Ni Valdés ni Vischi quieren luchar en su provincia contra la popularidad de Milei. Vischi ya cometió varios papelones haciendo y deshaciendo lo que había hecho, tal vez por influencia directa de su gobernador. Valdés suele hablar con los senadores como si estos fueran empleados suyos, según denunciaron varios miembros del bloque del radicalismo. “El mandato popular lo tenemos los gobernadores”, los zamarrea. Es un error de Valdés. Los senadores son elegidos por el voto de la sociedad y ellos cuentan de igual modo con mandato popular. En cambio, el mandatario de Mendoza, el también radical Alfredo Cornejo, prefirió aconsejarle al Presidente, con el que tiene más coincidencias ideológicas que Valdés, que retire los pliegos de los dos candidatos a jueces antes de que sean rechazados. Los estilos describen a las personas.
Entre los votos de los senadores kirchneristas (basta con que sean 15 o 16, aunque ellos dicen que tienen por lo menos 25) más varios radicales y otros de Pro asegurarían el rechazo de los dos candidatos a jueces, según los cálculos previos a la reunión. Cristina Kirchner no está en condiciones anímicas de votarle los candidatos a Milei, a quien le atribuye, segura como nunca, la autoría intelectual de que le hayan retirado la visa para ingresar a los Estados Unidos. A su vez, la senadora radical Carolina Losada anticipó, por ejemplo, que está dispuesta a votar en contra de los dos candidatos, aunque le gusta la postulación de García-Mansilla, si ese es el requisito para que Lijo no llegue a la Corte.
La pregunta que nadie responde es cuánto influirán los gobernadores peronistas y radicales en sus senadores y a cuánto de estos los llevarán de las narices. El número mágico es 25. Esa es la cantidad de votos en contra que necesita Lijo para que su acuerdo no alcance los dos tercios. García-Mansilla tiene objeciones ideológicas de parte de los senadores, no éticas ni intelectuales, aunque algunos senadores, como Tagliaferri, lo objetan más por haber incumplido la promesa de no aceptar una designación en comisión (la terminó aceptando) que por sus ideas. García-Mansilla está más desprotegido que Lijo; él no es juez federal.
Mañana se jugará un partido crucial para el Presidente: el Senado decidirá si el mandatario tendrá en lo inmediato una Corte Suprema en condiciones de tomar decisiones rápidas o si los trámites serán más lentos. Por lo pronto, el jefe del Estado decidió hacer un viaje no previsto para visitar a Donald Trump en su residencia privada. Ni siquiera estará en el país cuando el Senado se reúna para resolver los acuerdos de los dos candidatos a jueces. ¿Necesidad? ¿Indiferencia? La necesidad de un acuerdo con el Fondo Monetario, donde Trump tiene una influencia decisiva, existe; la indiferencia con respecto del destino de los dos candidatos a jueces supremos es lo único que se destaca de Milei desde hace casi un año. Quizás porque nunca le gustó alistarse en causas perdidas de antemano.
03/04/2025 a las 12:38 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La guerra total de Macri con la mujer de hierro (Karina)
Eduardo van der Kooy
(*) La Nación
(*) Notiar.com.ar
2/4/025
Los retazos que el sistema político exhibe en la Ciudad y en Buenos Aires reflejan el nivel de profundidad de la detonación que causó la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada. Ese cuadro suma otra particularidad. El líder libertario, contra lo que podía suponerse, no atinó a ensayar ninguna recomposición. Pareció dejar fluir un estado de caos. Se multiplicaron las internas en La Libertad Avanza, su partido. Resolvió además minar los cimientos del PRO, el partido que lo ayudó a ganar el balotaje y apuntaló en momentos cruciales en el Congreso.
Existe la tentación de comparar la conducta de Milei con la que supo tener Néstor Kirchner cuando se convirtió en mandatario después de la gran crisis del 2001. El ex presidente buscó en su primera ocasión, las legislativas del 2005, romper la tutoría política que en hipótesis ejercía Eduardo Duhalde, el caudillo bonaerense. Lo consiguió cuando Cristina Fernández doblegó a Hilda Duhalde en la lucha por una senaduría. Los sesudos estrategas libertarios transpolan esa experiencia al presente. Sería momento de romper las ¿ataduras? con Mauricio Macri.
Las diferencias entre aquel ejemplo y la pelea actual entre libertarios y el PRO resultan enormes y con aristas riesgosas. De forma y de fondo. Kirchner libró aquella batalla teniendo el control de más de la mitad del PJ bonaerense. Había establecido un sistema de vínculo radial con los intendentes que soslayaba la multimillonaria caja que manejaba el ex ministro de Planificación, ahora condenado por corrupción, Julio De Vido. La Argentina venía, por otra parte, en una fuerte recuperación económica que concedía al ex presidente generosos márgenes de acción ante la sociedad.
La realidad de Milei es distinta. Con una mínima representación institucional y sin anclajes territoriales se las ingenió para construir expectativas populares a partir del éxito inicial en la lucha contra la inflación. Parece colgado de ese logro, como de un pincel. Atraviesa un momento de permanentes turbulencias financieras y desconfianza de los mercados que aguardan la letra chica del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La actividad económica muestra una recuperación muy dispar. La pobreza en el segundo semestre del 2024 bajo a 38.1%. El 52.7% abarca a menores. Ese contexto rodea su decisión de avanzar por la jubilación anticipada de Macri. Como Kirchner hizo con Duhalde.
El sitio elegido para la disputa es la elección legislativa en la Ciudad que el jefe porteño, Jorge Macri, resolvió desdoblar respecto de las nacionales de octubre. ¿Había necesidad objetiva para adoptar esa decisión? . El alcalde adujo que deseaba que la campaña local no terminara por contaminarse con polémicas ajenas. Sucedió todo lo contrario. La votación del próximo 18 de mayo ha adquirido una dimensión –y factibles consecuencias– como jamás poseyó una elección de legisladores porteños.
Basta con observar, para comprenderlo, quienes son los aspirantes que ha lanzado cada fuerza. El portavoz Manuel Adorni por los libertarios. El peronista Leandro Santoro por la oposición peronista. Nombres que, por su musculatura política, en condiciones de alguna racionalidad, hubieran peleado por una senaduría en octubre. Macri sacó a una de sus tres principales espadas en Diputados, Silvia Lospennato, para volcarla en la competencia. Habrá otros trece postulantes, entre ellos Horacio Rodriguez Larreta, el ex jefe porteño, con un perfil picante que no se le conoció antes.
Puede que a Macri, Jorge, se le pueda cargar la responsabilidad política de un anticipo electoral inconveniente para el interés general. No es menos cierto que desde el primer día de su gestión sufrió el acecho libertario simbolizado por Karina Milei, la poderosa hermana de Javier. El ariete de esa ofensiva fue siempre la legisladora Pilar Ramírez.
Macri, Mauricio, ha terminado de entender, luego de hacer una inútil disección intelectual entre Milei, su hermana, y el joven Santiago Caputo, que el propósito libertario consiste en la disolución del PRO. Como suele decir Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad, “los votos ya están aquí”. Sólo faltaría apropiarse del territorio y el sillón que el macrismo ostenta desde hace décadas en la Ciudad.
En poquísimos días la contienda tomó temperatura. El lunes a la mañana le acercaron a Macri, Mauricio, la fotografía en la cual Karina, Adorni y compañía posaron frente a la sede porteña de la calle Uspallata exhibiendo con orgullo una motosierra. “Mirá el regalo que te manda la repostera”, alertaron al ex presidente. La pastelería fue, en otras épocas, una de las varias actividades que desempeñó la hermanísima.
Macri, Mauricio, atravesó por un momento de sulfura hasta que tomó un par de determinaciones. Será la cabeza de la campaña en la Ciudad para darle todo el apuntalamiento necesario a Lospennato. Su principal rueda de auxilio será Vidal. Ese equipo tiene un banco dotado. Por otro lado, el ingeniero dejó de hacer distinciones entre los hermanos, aunque la mira la colocó sobre Karina. La mujer de hierro en el Triángulo tan mentado recibió el correo más directo: “Para nadie es entendible que en el diario se lea todo el día que la obsesión de Karina es ir por el PRO”, señaló. Informó que nunca “El Jefe” (como Milei llama a su hermana) accedió a tener una conversación privada con él.
El entredicho se extendió con mensajes todavía indirectos hacia el Presidente. Macri empezó por expresar que la falta de institucionalidad estaría afectando la marcha de la economía. Agregó “que las exportaciones están sufriendo y que podría arreglarse bajando impuestos o con otro tipo de cambio”. Un puntazo que hizo saltar a Milei y a Luis Caputo, el ministro de Economía. Se trata de la discusión que da vueltas en el mercado y forma parte de las negociaciones que todavía se llevan adelante con el FMI, a la espera de algún desembolso que sosiegue el paisaje.
La onda expansiva de lo que está sucediendo en la Ciudad puede dejar más adelante secuelas imprevisibles. Resulta difícil imaginar que después de semejante vehemencia se recomponga alguna armonía para la batalla en Buenos Aires. ¿Qué pasaría si Santoro gana en la Ciudad? Idéntica pregunta cabría ante un eventual triunfo de Lospennato o de Adorni. La situación sería de mayor gravedad si el postulante oficialista sale segundo o tercero. Se trata de uno de los hombres fuertes del Gobierno. Obligaría a Milei, tal vez tardíamente, a un reseteo total.
Los libertarios se conforman, por ahora, con observar el desbarajuste peronista en Buenos Aires. Después del 18 de mayo definirán como afrontar ese desafío. Aunque no ignoran que una derrota de Adorni, contra el PJ o el PRO, constituiría un pésimo anticipo.
03/04/2025 a las 12:41 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Ultima versión de la grieta
Sergio Crivelli
Fuente: La Prensa
(*) Notiar.com.ar
2/4/025
La ruptura entre Javier Milei y Mauricio Macri que abrió la puerta a un eventual triunfo del kirchnerista Leandro Santoro en CABA encaja perfectamente en el fenómeno libertario que es tóxico para todo el “establishment” político sin distinguir ideologías ni partidos. Generó, además, una situación sin precedentes: el Gobierno competirá al mismo tiempo contra el antiperonismo en la ciudad y contra el peronismo con solo cruzar la avenida General Paz.
Se podría atribuir esta rareza a que LLA padece un problema de identidad, pero implicaría juzgar al oficialismo actual con la lógica de la “vieja” política. La explicación más probable parece otra: la de la conexión directa de Milei con los votantes prescindiendo de las burocracias partidarias, lo que ya ocurrió notoriamente en 2023.
En este punto resulta inevitable recordar a políticos y politólogos la famosa advertencia de Hamlet a Horacio, “hay más cosas en el cielo y la Tierra de las que ha soñado tu filosofía” o la reflexión de Alexis de Tocqueville después de comprobar en el terreno el desarrollo de la democracia en América: “Se necesita una ciencia política nueva para un mundo totalmente nuevo”.
El enfrentamiento entre LLA y el macrismo se blanqueó el día en el que el primo del expresidente anunció la separación de las elecciones porteñas de las nacionales. Esa decisión ratificó la determinación del macrismo de luchar por el control de la ciudad aun a costa de facilitar un triunfo del kirchnerismo.
Macri y Milei chocaron en una natural disputa de poder, pero el resultado del conflicto tendrá consecuencias dispares. Si Macri pierde será su problema personal: deberá mudarse a Cumelén. Si pierde Milei, el problema será general: la gobernabilidad quedará dañada en forma irreparable y la estabilidad macroeconómica naufragará.
Los discursos de campaña de ambos también son dispares. Como en materia económica sus objetivos casi no difieren, los asesores de Macri han tenido que esforzar la imaginación. Su último argumento es atribuir la incertidumbre en el mercado cambiario al poco apego del Gobierno a los procedimientos institucionales, una cuestión abstracta y de incidencia mínima en las decisiones de los operadores.
Milei la tiene más simple. Hizo que su candidato, Manuel Adorni, se fotografiara con una motosierra frente a la sede del gobierno porteño, lugar en el que el empleo público prolifera con la misma intensidad que donde mandan el peronismo o la UCR. El mensaje fue transparente: Juntos por el Cambio no pudo cambiar nada porque era más de lo mismo, aunque en menores dosis. La motosierra es el único instrumento capaz de remover la principal causa de la decadencia, pero la “casta” nunca la va a usar en su contra.
De esa manera, Milei pone en pie de igualdad a sus dos adversarios más peligrosos -Macri y Cristina Kirchner- e intenta polarizar con ambos simultáneamente. Esta versión de la grieta no requiere un disfraz ideológico como la anterior y se expresa con un mensaje simple resumido en una imagen. El Presidente acaba de instalarla desde el primer día.